Anfora
Un belenista ecléctico Llevo muchos años, más de cuarenta, metido en el mundo del belenismo, lo he vivido prácticamente en todas sus facetas: desde esperar a unos señores muy serios que venían a ver el nacimiento de casa para decidir si era merecedor de una medalla del concurso de belenes, hasta perderme una cena, o casi, en un congreso belenísta discutiendo los entresijos de la UN-FOE-PRAE con su secretario, pasando por la organización de un congreso internacional y otro nacional así como numerosas exposiciones, en todos los puestos posibles, desde currante de a pie o simple colaborador, hasta jefe indiscutible. También he probado casi todas las técnicas en la realización de belenes, pequeños dioramas, montajes sobre peanas, belenes de escayola, corcho, papel…Lo que puedo garantizar es que soy aprendiz de todo (lo de maestro de nada no soy yo el que lo debe juzgar. Pero porfa, sed generosos.) En las tareas administrativas y de gestión, he escrito muchas cartas pidiendo ayuda y accediendo a colaborar, he asistido a muchas reuniones (con y sin corbata). Incluso he imprimido los recibos de la cuota anual. Todo esto y mucho más Y además no tengo abuela. Lo anterior me lleva al tema principal del artículo: el eclecticismo o el no creerse nada y no dogmatizar. Las cosas nunca son blancas ni negras, el bien absoluto no existe y siempre hay matices en lo malo. El problema en este caso es que tienes que pensar las cosas y siempre es bueno (debería serlo) ser coherente en la actuación. Asique aquí estamos, jugando a las paradojas, que si nos dejamos de maniqueísmos no lo son. Por ejemplo, no me gustan los belenes con movimiento, pero no me duelen prendas al poner un molino con sus aspas dando vueltas o un rio con sus cascadas y todo en un belén ¿Por qué? No tengo ni idea pero me gusta o me parece bonito y con eso me vale. Tampoco me preocupa para nada la iluminación del belén, para mí lo más importante es que se vea, que el conjunto sea, en la medida de lo posible, un luminoso día de Navidad, lo cual no obsta para que me pase, a veces un buen rato, colocando una bombilla de modo que el efecto sea bonito ¿? A fin de cuentas esto del belenismo es una afición y los que estamos en ella, lo estamos por que nos gusta y nos divierte, a lo mejor hay algún masoquista que se mete en esto para sufrir, todo es posible Entonces lo más importante del belenismo es que lo disfrutemos, cada uno a su manera, unos haciendo un belén en navidades y otros hundiéndose hasta el cuello en problemas para organizar un congreso, cosa que siempre pone a prueba los límites de cada uno.
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