24 abril Oscar

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HISTORIA DEL 24 DE ABRIL DE 1808 Óscar González García. Historiador. Las tropas francesas campaban a sus anchas por España. El 23 de marzo había llegado Joaquín Murat, gran duque de Berg, a Madrid para dirigir a los franceses. Al día siguiente entró en la capital un Fernando VII alabado por el pueblo, que le veía como el soberano destinado a terminar con el despotismo de Godoy. A pesar de esto, el Emperador tenía otros planes para el trono español, por lo que mandó reunir a los Borbones en Bayona. El rey Fernando abandonó Madrid el día 10 de abril, lo que se sumó a la propaganda francesa a favor de Carlos IV y Bonaparte, para provocar el descontento de la ciudad, manifestado en un fuerte tumulto que tuvo lugar el día 20 como nos cuenta Toreno. Del mismo modo, el día 21, extendida la noticia de la intención de Napoleón de restablecer al anterior Rey (Carlos IV, que había abdicado en su hijo tras el motín de Aranjuez) en el trono, estalló también una revuelta ciudadana en Toledo con gran virulencia[1]. Aunque el suceso de la capital manchega probablemente no fue conocido en León, si lo fue el de Madrid, que sirvió como detonante de la asonada del 24 de abril, y por lo tanto, anterior. Como acertadamente ha señalado García Gutiérrez, muchas han sido las voces que, desde prácticamente la época del conflicto hasta la actual, han querido destacar a León como la primera ciudad en levantarse contra la invasión francesa aquel día, pero sus afirmaciones distan mucho de la realidad ya que no se dio grito alguno de independencia[2]. Don Luis de Sosa fue protagonista de los hechos y encargado de redactar una representación destinada al rey explicando lo ocurrido. De aquel texto se deduce que hacia las diez de la mañana, hora de la llegada del correo, comenzó a correr el rumor de lo ocurrido en Madrid el día 20. Ante aquellas habladurías, los leoneses fueron reuniéndose en las calles y, alentados en un momento dado por “…un compatriota fiel…” que estaba entre ellos, comenzaron a gritar vivas al rey y muerte a los conspiradores y malvados. Son estos los términos que usa Sosa en su escrito y no se ve por ninguna parte alusión a los franceses, sino más bien a Godoy, a quien se refiere como “…un Balido que avusó de la notoria xurisdición y beneficencia de vuestros Padres Augustos”. La multitud recorrió las calles agrupándose en torno al Ayuntamiento, pidiendo los pendones de la ciudad para proclamar el nombre del Soberano; los regidores se sumaron al entusiasmo popular y encabezaron una procesión con los estandartes y con un retrato de Fernando VII de pequeño tamaño que colocaron entre ellos, quedando pendiente para las tres de aquella tarde la colocación de un retrato mayor en el balcón


principal del Consistorio. Sosa finaliza la nota al rey informándole del entusiasmo de muchos mozos que quisieron inscribirse en listas de voluntarios dispuestos a sacrificar sus vidas por él. (De aquí procede la afirmación de la formación de un ejército de voluntarios en León aquel día de cuya existencia no queda ningún otro rastro. Si se formó este ejército...¿por qué al formarse la Junta Suprema de León a finales de mayo de 1808 procedió a reclutar los cuerpos de voluntarios de León sin mencionar en ninguna parte a los voluntarios del 24 de abril? Tal vez el PAL o la UPL tengan la respuesta). El mencionado escrito le fue encargado por el Municipio y, además de ser enviado a la Corte, fue incluido en el acta municipal[3]. Cien años después fue reproducido por Honorato García Luengo en una obra en la que afirmaba –aparte de que el “compatriota fiel” era el propio Sosa– que había sido León la primera ciudad en lanzar el grito de independencia, citando testimonios de Clemente Bravo Guarida[4]. Ambos autores se basaron en el argumento que dio don Luis en un escrito suyo titulado: Manifiesto dirigido por el Coronel D. Luis de Sosa a la Junta Superior del Reyno de León en Septiembre de 1809, donde planteaba la siguiente pregunta: “¿Cuál de todas las célebres provincias de España podrá disputar á la de León la gloria de haber sido la primera en alzar el grito del patriotismo y de la libertad?”[5]. En aquella ocasión, Sosa trataba de volver sobre su texto del día 24, en el que nunca usó la palabra “francés”, añadiendo que los jóvenes “…llenos de fervor y ardimiento repetían incesantemente, mueran los traidores, que era equivalente a mueran los franceses, lo que también se oyó clara y distintamente más de una vez”. Sin duda buscaba legitimar para León, y por consiguiente para sí mismo, el mérito del primer alzamiento contra los invasores, contribuyendo así a la creación de un mito histórico absolutamente erróneo. En este momento, cabe que nos preguntemos si eran ciertas las afirmaciones de García Luengo respecto a que don Luis hubiera sido el incitador de la algarada. Sosa no era un engreído, pero desde luego, tampoco era modesto. Por esta razón no sería arriesgado afirmar que si realmente él hubiera sido el principal protagonista, lo habría hecho constar en su declaración y no se habría disfrazado como un compatriota fiel. Tampoco a lo largo de sus días, en sus múltiples solicitudes de reconocimiento de méritos, llegó a reivindicar para él aquel galardón, sino solamente un elevado protagonismo en los hechos. ¿Quién fue entonces el compatriota al que aludía en su escrito? ¿Qué personaje exaltó el ánimo del pueblo en aquella mañana de Abril? La respuesta la encontraremos en las actas de la Junta. Don Valentín González Mérida, escribano hijo del futuro vocal de la Junta y secretario del Ayuntamiento don Félix


González Mérida, colaboró activamente en la resistencia contra los franceses y escribió una relación de servicios prestados que presentó a la Junta el 26 de noviembre de 1809. Aquel día solicitó además un atestado que certificara que había sido él el primero en tomar las armas en aquella famosa jornada. La Junta se lo concedió sin dudarlo e hizo elogios de su conducta[6]. No sabemos lo que opinaría don Luis al respecto ya que entonces ya no se hallaba reunido con los vocales, pero la unanimidad de los mismos en otorgar el mencionado atestado parece certificar que, efectivamente, Mérida decía la verdad. Sin embargo, es evidente que el protagonismo de Sosa, a pesar de exagerado, no dejaba de ser cierto, lo que le granjeó las simpatías del pueblo y de algunos notables de la ciudad, como lo demuestra su elección posterior como vocal en la Junta Suprema. No perdería en otras ocasiones la oportunidad de utilizar aquel episodio en su favor, como hizo en 1815 al solicitar al Ayuntamiento que diera fe de lo sucedido[7]. Bernardo Escobar declararía entonces que “…don Luis de Sosa fue uno de los sujetos que en la mañana del veinticuatro de abril de 1808 se presentaron en mi casa manifestando su odio al gobierno intruso, su decidido amor al verdadero soberano, y su deseo de que se le proclamase, que habiendo salido yo enseguida con un retrato de nuestro amado Rey y dirigiéndome a las casas consistoriales de San Marcelo y desde allí a las de la Plaza(Mayor), me acompañó constantemente y procuró exaltar a todos para que lo hiciesen y vitoreasen a S. M.; que en la Proclamación que se hizo por la tarde, llevando yo el retrato de nuestro rey que Dios Guarde, según el acuerdo del Ayuntamiento y deseo del pueblo, desde las casas de San Marcelo por las calles más principales hasta colocarle en las de la Plaza, fue uno de los que me acompañaron de a caballo manifestando el mayor entusiasmo y alegría, y que habiéndole por lo mismo encargado pusiese el parte de lo acaecido lo hizo, y fue el que yo, de orden del Ayuntamiento remití a la Regencia del Reyno, cuyo presidente era su alteza, el Señor infante Don Antonio, el que ella mandó insertar en la Gaceta del Gobierno, y mandó suprimir Murat haciendo recoger las anteriores”[8]. Respecto a la orden de Murat a que se refiere el regidor, don Luis dejó escrito que el francés, al ver publicado el parte referido, mandó que se quemasen todas las gacetas de aquel número y se reimprimiesen con supresión de dicha noticia. La intención del general sería la de evitar la propagación de un espíritu levantisco y que en la capital se supiera que también en provincias había agitación[9]. Es fácil imaginar al antiguo Guardia de Corps cabalgando con aire solemne acompañando a Escobar y a Mérida flanqueando el retrato del Deseado, a quien tanto amaba y de quien tan poco recibiría. El griterío de las gentes y la solemnidad que


aportaban los estandartes les hicieron creer que protagonizaban un episodio mucho más importante de lo que en realidad fue, pues los hechos del 24 de abril –que tuvieron como precedentes al menos los de Madrid y Toledo– fueron simplemente una mas de las revueltas populares de esos días surgidas frente a la posibilidad del retorno del viejo monarca y de su impopular ministro, Manuel Godoy. Luis de Sosa no era ningún héroe militar como ya he demostrado en mi artículo “Los Voluntarios de León bajo el mando de Luis de Sosa: marzo-agosto de 1809”, en El comienzo de la Guerra de la Independencia, Actas Editorial, Madrid, 2009. ISBN – 978-84-9739-079-8, sin embargo, fue uno de los personajes más importantes de la primera mitad del siglo XIX en León, y merece ser recordado por sus méritos, no por invenciones.


[1] TORENO, CONDE DE, Historia del levantamiento, Guerra y Revolución de España, B. A. E. Madrid, 1953, pp. 40-41. JIMÉNEZ DE GREGORIO, F., El motín de Toledo en 1808, I. P. I. E. T., Diputación Provincial de Toledo, 1989. Los vecinos de Toledo sumaron a su descontento el hecho de haber tenido que albergar a tropas francesas desde primeros de mes. [2] GARCÍA GUTIÉRREZ, P., op. cit., p. 164. [3] AML. Caja 81, nº 100, sesión de 24 de abril de 1808. [4] GARCÍA LUENGO, H., León y su provincia en la Guerra de la Independencia Española, Diputación de León, 1908, pp. 13-18. [5] ASI-LS. Caja 315, leg. 48, p. 23. [6] ADL. AJSL. T. IV. Sesión de 26 de noviembre de 1809. Se incluyó que Valentín González Mérida había sido “…el primero que irritado al ver la felonía, la negra conspiración que se tramaba contra la augusta persona de nuestro joven y amado Monarca, en 24 de abril de 1808 tomó las armas, y despreciando los peligros que por todas partes nos rodeaban y el atroz terrorismo que sofocaba al valor y a la constancia, salió a la Plaza Mayor de la capital fiel de esta desgraciada Provincia, y con enternecimiento de todas las personas sensibles, aunque con burlas y desprecio de las infames y malvadas, dio principio al armamento de toda ella, y tuvo la incomparable satisfacción de proclamar entre sus decididos y armados compañeros el dulce y seductor nombre de Fernando, de tremolar sus augustos estandartes y de jurar la defensa de su sagrada persona la de sus legítimos e inviolables derechos y la de nuestra sacrosanta Religión”. [7] Debido a la persecución que sufrió tras la guerra, don Luis se vio obligado a mandar redactar un documento que nos ha sido de gran utilidad: Relación de los méritos y premios del coronel de los reales exércitos D. Luis de Sosa, Natural del reyno y provincia de León…, Imprenta de la viuda de Rivero, León, 1816. Para poder acreditar estos hechos e incluirlos en aquel texto, solicitó en 18 de diciembre de 1815 al Ayuntamiento “… certificación o en su defecto un oficio con que pueda acreditar haber yo extendido el parte oficial, que ese Ayuntamiento dirigió a la Corte el 24 de Abril de 1808, sobre los sucesos ocurridos en esta Ciudad, en aquel glorioso día en que se proclamó por el Pueblo con regocijo universal á nuestro amado Monarca EL SEÑOR D. FERNANDO VII, cuya extensión del mencionado parte se sirvió encargarme el Ilustre Ayuntamiento por la circunstancia (entre otras que me hizo el honor de manifestar) de que yo mas que nadie estaba enterado de los precitados sucesos, por la grande influencia que había tenido en ellos…”. A esta solicitud respondió el consistorio cuatro días después diciendo que, aunque no se contaba con un documento oficial, daban por valido el testimonio de Bernardo Escobar, testigo ocular de los hechos, por lo que declara “…ser cierto y constante haber hecho D. Luis de Sosa todo lo que expone…”. Se recogen estos testimonios en Relación de los méritos…, pp. 19-20 y pp. 45-46. AML. Caja 83, nº 106, sesiones de 18 y 22 de diciembre de 1815. [8] AML. Caja 83, nº 106, sesión de 22 de diciembre de 1815. [9] Relación de los méritos…, p. 45. GARCÍA GUTIÉRREZ nos apunta –op. cit., p. 164– que en el ejemplar nº 43 de 25 de abril de 1808 conservado en la B. N. aparece la noticia del levantamiento leonés, pero que dicho número no existe en la colección de la Hemeroteca Municipal de Madrid, sin que se aprecien vacíos anteriores, por lo que esta falta podría, efectivamente, responder a la orden del general galo.


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