Ekele 36

Page 1

Ekele

Edición 36

Ushuaia, capital de la Provincia de Tierra del Fuego, A. e Is. del A. S. República Argentina

Ekele

“El zorro antiguamente era doméstico como el guanaco, la foca, todos los peces y los pájaros, y cantaban al unísono ekelé, ekelé, ekelé.”

Pioneros Fueguinos, Tira 6B, Piso 1º, Dpto C, Barrio Mirador de Los Andes, Tel.54-02901-435954. Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina www.manekenk.org.ar • educacion@manekenk.org.ar

RIO + 20

Otra oportunidad perdida


Ekele

A 20 años de Río 92

Marchamos a una nueva conferencia signada por el incumplimiento por parte de los Gobiernos del mundo, de la mayoría de los acuerdos y compromisos establecidos en la Declaración de Río (1992), el Programa 21, el Plan de Implementación de la Cumbre de Johannesburgo y las Metas de Desarrollo del Milenio. Un claro ejemplo del mencionado incumplimiento lo constituye la falta de resultados y el estado de estancamiento en que se encuentran las negociaciones relevantes que se vienen desarrollando dentro de los acuerdos ambientales internacionales. La Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, debe confrontarse con emisiones antropogénicas de gases efecto invernadero que superan en un 40% la meta de reducción prevista por su Protocolo de Kyoto. Otro tanto acontece con el Convenio sobre Diversidad Biológica y sus Protocolos, donde la falta de cumplimiento del objetivo de reducción de pérdida de la biodiversidad establecido para el 2010, imposibilitará cumplir con los objetivos establecidos en la materia por las Metas de Desarrollo del Milenio para 2015. Mientras tanto, la multiplicación de situaciones de crisis, entre otros, en los ámbitos financiero, económico, social, ecológico, climático, energético, alimentario, democrático, institucional, ético, existencial, van configurando una época de crisis múltiples que se superponen las unas a las otras, reforzándose mutuamente, definiendo en conjunto una crisis sistémica, una crisis de valores y de civilización, que estaría indicando que nos aproximamos al fin de la sociedad moderna emergida de la revolución industrial y que nos obliga a plantear propuestas para iniciar la transición hacia otro mundo posible y deseable. Para hacer frente a la crisis socio-ambiental, debe cambiarse sustancialmente la estructura económica actual y nuestro insostenible “estilo de vida”, enfrentando las crisis y problemas que generamos en lugar de huir hacia adelante. No podemos continuar atenazados por la inconducente dialéctica establecida entre los países en desarrollo y los desarrollados, que ha reducido la problemática del desarrollo sostenible a una lucha por recursos financieros (nuevos, adicionales, suficientes y no condicionados) y a la falsa dicotomía entre protección ambiental y restricciones al comercio, dejando de lado el debate sobre las cuestiones de fondo que siguen ausentes en la agenda de negociaciones. La experiencia acumulada durante las últimas cuatro décadas -desde la Cumbre de Estocolmo hasta nuestros días–, indica que con la excepción del desarrollo y reforzamiento de indicadores que completen el Producto Bruto Interno y un nuevo convenio sobre el acceso a la información y a la justicia, el resto de las iniciativas que se proponen para Rio+20, resultan insuficientes para dar respuesta a los graves problemas socio-ambientales que enfrentamos. La propuesta de una “economía verde” se afirma en las declaraciones de las cuatro Cumbres de Jefes de Estado realizadas por el G20, como una respuesta a la crisis financiera iniciada en 2007 y desde entonces, en los documentos del G20 y otros foros,

la economía verde y el concepto de sostenibilidad quedaron restringidos al crecimiento económico, asociados exclusivamente con la rentabilidad económica, no enfocados conjuntamente con las dimensiones sociales y ambientales, exigiendo un firme compromiso con los principios del libre mercado, la propiedad privada, el comercio y las inversiones libres. Resulta paradójico que en los últimos veinte años tales condiciones y exigencias siempre estuvieron presentes y la pobreza no ha retrocedido, el ambiente no se ha protegido y la economía se ha sumergido en una grave crisis global. Por todo ello, Los Verdes proponemos que la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible alcance los acuerdos y motorice los mandatos necesarios para: 1. Erradicar la pobreza y el hambre, alcanzar la equidad social y proteger los sistemas de la Tierra. 2. Alcanzar mecanismos de gobernabilidad que permitan enfrentar conjuntamente las causas y consecuencias del cambio ambiental global -particularmente las acciones destinadas a prepararnos para los cambios inevitables- en beneficio de todas las sociedades, presentes y futuras. 3. Evolucionar hacia una economía ecológica junto al desarrollo de una cultura de autocontención. 4. Avanzar hacia una profunda reforma del sistema financiero internacional para que el crédito deje de estar orientado hacia la maximización de las rentas y sea considerado un servicio público para apoyar las inversiones que requeri-

rá la transición hacia la sostenibilidad. 5. Adoptar un Sistema de Cuentas Nacionales y Globales basado en el concepto de Huella Ecológica con el objeto de establecer mecanismos para alcanzar un equilibrio global. 6. Establecer ya mismo metas cuantificadas de incorporación de fuentes renovables y limpias a las matrices energéticas nacionales de tal forma de estabilizar el clima global a no más de2ºCpor encima de los niveles pre-industriales. 7. Extender la agro-ecología y garantizar la soberanía alimentaria para evitar que los alimentos se transformen en el eslabón débil de nuestra civilización. 8. Establecer los acuerdos necesarios sobre el acceso a la información y al sistema judicial para los ciudadanos como forma de hacer operativo el Principio 10 de la Declaración de Río 92. 9. Aprobar una declaración universal de los derechos de la naturaleza. Los Verdes proponemos que Río+20 se transforme realmente en un punto de inflexión en las negociaciones que se desarrollan en el marco del sistema de Naciones Unidas en materia de desarrollo sostenible, dando inicio a una etapa de cumplimiento efectivo de los compromisos reiteradamente asumidos desde Río92 a la fecha. Fuente: http://losverdes.org.ar/ nuevo/category/noticias/


Río+20, otra oportunidad perdida

La segunda Cumbre de la Tierra dejó la sensación de que la clase política mundial no tiene interés real en salvar el planeta La semana pasada, en medio de fuertes críticas y protestas por la falta de ambición del acuerdo alcanzado, culminó en Brasil la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20 con la aprobación de un tibio plan para frenar la degradación del medio ambiente y combatir la pobreza. La cumbre ha sido la mayor en la historia de la ONU: durante diez días reunió a líderes y representantes de 191 países, 20 años después de la histórica Cumbre de la Tierra de 1992, también en Río de Janeiro, que tomó decisiones para combatir el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación. En esta oportunidad, los líderes mundiales, junto con miles de participantes del sector privado, las ONG y otros grupos, se han unido para analizar cómo se puede reducir la pobreza, fomentar la equidad social y garantizar la protección del medio ambiente en un planeta cada vez más poblado. Cualquier persona medianamente razonable diría que una reunión de estas características, que tiene por objetivo construir un horizonte común de bienestar, resulta imprescindible: somos ya 7000 millones de habitantes y, para 2050, se estima que la población mundial ascenderá a 9500 millones de personas.

Lejos de estar a las alturas de aquel Río de 1992, en esta conferencia se firmó un documento lleno de generalidades, titulado “El futuro que queremos”, que expresa el compromiso del mundo de adoptar un plan de producción y consumo sostenible para la próxima década, pero que no define el polémico concepto de “economía verde” que los países desarrollados promovían y muchos veían como un nuevo colonialismo. Es que para acordar el documento final se eliminaron los párrafos que provocaban mayor controversia y se hicieron tantas concesiones que se llegó a una declaración sin metas ni plazos concretos, que no conformó a nadie, aun cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se esforzó en calificarlo de un “muy buen documento, una visión sobre la cual podemos construir nuestros sueños”, a pesar de que antes había destacado que “para 2030 necesitamos 50 por ciento más de alimentos, 45% más de energía y 30% más de agua sólo para vivir como vivimos hoy”. Quizá lo más movilizador haya sido algunos encuentros paralelos como la Cumbre de los Pueblos y la Cumbre Empresarial, en las que se produjo un intenso intercambio de experiencias y cientos de

compromisos voluntarios anunciados por empresas para reducir sus emisiones de dióxido de carbono Es cierto que, antes de comenzar, ya se conocía la pobreza del documento que se iba a firmar y la atención de los políticos estaba centrada más en la crisis del euro y la elección presidencial en los Estados Unidos que en el medio ambiente. Corresponde preguntarse si los representantes políticos tienen la preparación necesaria para señalar un camino para el futuro de nuestro planeta: se ha perdido una oportunidad histórica para definir las vías hacia un futuro sostenible, con más empleos, más energía limpia, mayor seguridad y un nivel de vida digno para todos. “Este documento es un punto de partida, no un punto de llegada. Lo que tenemos que exigir es que los países avancen a partir de él”, indicó Dilma Rousseff, al clausurar los tres días de sesiones en el centro de convenciones Riocentro. En una postura más cercana a las teorías conspirativas -que desvelan permanentemente a nuestro gobierno nacional- que a un análisis ambiental responsable, la posición de nuestra autoridad ambiental fue oponerse a la “economía verde” por entender que ésta “avanza sobre nuestra soberanía” y permite que ciertos países definan “qué productos consumir bajo ciertos estándares de producción”. Sin duda, la autoridad ambiental, de escasa independencia e imaginación en su materia, continúa manteniendo distancia de las organizaciones de la sociedad civil que han cuestionado algunas de sus posiciones y que a su pesar han contribuido no sólo a una mayor conciencia sobre la problemática ambiental, sino que han impulsado las políticas de protección de bosques nativos, la promoción de las energías renovables, la gestión de residuos, y que han defendido la ley de glaciares cuando ésta fue vetada por la Presidenta de la República, quien interpretaba que la ley perjudicaba los intereses de las empresas mineras. En el final de Río+20 se tiene la sensación de que no hay un interés real en llegar a un acuerdo y que los propios ciudadanos del planeta deberán ser los arquitectos de un verdadero cambio. Es una tarea difícil, pero imprescindible. Hasta ahora, la clase política parece estar pensando en otra cosa que no excede lo meramente coyuntural. FUENTE: http://www.lanacion.com. ar/1485486-rio20-otra-oportunidad-perdida


Ekele

Asociación Mane´kenk se suma al Comunicado

El rol de las ONGs ambientalistas Las organizaciones firmantes expresamos nuestro desacuerdo con las opiniones vertidas por funcionarios del gobierno argentino en relación a las organizaciones no gubernamentales ambientalistas de la República Argentina. A su vez, solicitamos se respete el derecho a opinar libremente sobre las posiciones y gestión del Estado, como siempre lo hemos hecho, ya que es un derecho fundamental en el marco de la institucionalidad democrática. Manifestamos nuestro rechazo al planteo realizado por la llamada posición “acrítica” de las organizaciones ante “discursos de los países del norte”, y además consideramos que lo que parece molestar es la posición critica de las ONGs en vinculación a políticas públicas ambientales en nuestro país, y la falta de transversalidad de la cuestión del desarrollo sustentable en vinculación al modelo extractivo imperante. Asimismo, la declaración del supuesto “condicionamiento” de las organizaciones no gubernamentales por recibir financiamiento

externo, no tiene en cuenta que las organizaciones son autónomas e independientes en su pensamiento y acción, y que además existen organizaciones que apoyan las políticas del gobierno que reciben estos mismos financiamientos. Además, las organizaciones cuentan con diversas fuentes y formas de financiar su trabajo. Finalmente, queremos ratificar nuestro compromiso en línea con los logros alcanzados por nuestra sociedad y en los que las organizaciones no gubernamentales hemos contribuido con nuestra parte. En tal sentido, no podemos dejar de reconocer que muchas de las políticas legislativas ambientales claves, como así también causas judiciales que impactaron de manera determinante en la gestión ambiental y fomentaron una conciencia ambiental creciente en la población, como la Ley de Protección de Bosques, la Ley de Protección de los Glaciares o la sentencia por la Causa Riachuelo, fueron promovidos e impulsados por las acciones de las ONGs. Por esta causa, y teniendo en cuenta la trayectoria de nuestras organizaciones solicitamos a nuestras autoridades se nos respete y escuche

en nuestro ejercicio de opinar libremente sobre las acciones y gestión del Estado, actividad que seguiremos realizando para lograr la construcción de una política de ambiente y desarrollo sustentable democrática y participativa. FIRMAN:

Cumbre Río+20

Sensación de fracaso El final de la Cumbre Río+20 reflejó las contradicciones entre los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y las distintas corrientes sociales. Las delegaciones oficiales de los 193 países que participaron de la Conferencia de Naciones Unidas, en la capital carioca acallaron sus inquietudes por las indefiniciones de la declaración final y cerraron filas para defender ese documento. Desde el secretario general de la ONU Ban ki-Moon, quien había ensayado un tímido cuestionamiento, hasta europeos, norteamericanos, japoneses y sudamericanos, expresaron su “satisfacción” con el resultado final de la conferencia. Pero el texto fue recusado por las grandes ONG’s y la Cumbre de los Pueblos, que se organizó en forma paralela y que convirtió en territorio propio un amplio parque en Flamengo. Después de 10 días de debates, las organizaciones suscribieron una declaración alternativa que entregaron a Moon. En ella se afirma que

hubo “retrocesos significativos en relación a los derechos humanos ya reconocidos. La Río+20 repite el libreto de las falsas soluciones defendidas por los mismos actores que provocaron la crisis global”. Integrantes de Climate Action pidieron que no se habla de “acuerdo con la sociedad civil” y exigieron que esa alusión fuera retirada de la declaración ofi-

cial de la cumbre. Desde luego, la solicitud no fue atendida. Las críticas se referían a la falta de objetivos y metas cuantificables, como también a la retirada del borrador original de los capítulos que se habían revelado conflictivos. Desapareció así una de las reivindicaciones feministas: la de los derechos reproductivos de la mujer. Del lado gubernamental, defendieron los avances y los cuantificaron. Fueron firmados entre gobiernos 50 acuerdos; entre la ONU y las ONGs se celebraron 72 convenios; entre las empresas hubo 226; entre las universidades y escuelas fueron 243. El Banco de Desarrollo Asiático y los multilaterales cerraron tratos por 175 millones de dólares para transporte. Otros 50 millones serán invertidos en la iniciativa que encabeza el propio Ban ki—Moon de “energía sustentable para todos”. Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/salud/Cumbre-Rio20-criticassensacion-fracaso_0_724127754.html

Quienes hacemos Ekelé Fernández, Nancy / Ekelé : suplemento Ambiental / Nancy Fernández; Susana Sosa. - 1a ed. - Ushuaia : Manekenk, 2012. / Part-work (fascículo). ISBN 978-987-27600-0-7 / 1. Educación Ambiental. I. Sosa, Susana II. Título. / CDD 577


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.