DE SUR A SUR ANDALUCÍA
www.aspa-andalucia.org
Nº 26
diciembre 2013
Visita a la Comunidad Llanchama en el Parque Nacional Yasuni (Ecuador) El puerto de Francisco de Orellana (Coca para los nativos) es el sitio de partida. Tenemos por delante doce horas de navegación en canoa por los ríos Napo y Tiputini hasta llegar a la comunidad Llanchama, última comunidad kichwa antes del territorio waorani, dentro ya del Parque Nacional Yasuní. A lo largo del Napo nos vamos cruzando con enormes barcazas que trasladan trailers llenos de crudo y maquinaria pesada de unos campamentos petroleros a otros y hasta Coca. Un triste presagio de lo que puede ser el Yasuni si no paramos la entrada de las petroleras. Tras dejar el Napo y remontar durante una hora el río Tiputini nuestra canoa llega a la comunidad de Llanchama. En este momento la comunidad está viviendo en una situación de resistencia frente a las presiones y engaños que están ejerciendo Petroamazonas y el Gobierno ecuatoriano para que firmen los acuerdos que permitirían la explotación petrolera en su territorio. Según nos relatan, como la comunidad no quiere firmar con Petroamazonas, su estrategia ha sido llevar a las asambleas a los médicos de la compañía, ofrecer dinero a los pobladores, o decirles que todas las otras comunidades ya habían firmado, cosa totalmente falsa. Las comunidades indígenas del Yasuni tienen miedo y hay factores que les hace firmar sin conocer bien los acuerdos: es el no comprender el lenguaje técnico con el que les hablan ni los documentos de estudios de impacto ambiental que a veces les presentan. Y están más expuestos porque las petroleras no les dejan negociar con asesores externos, agrega Enrique Morales (de la Prefectura de Orellana), quién da capacitación en temas ambientales a estas comunidades. El negocio se hace directamente con los dirigentes o grupos de colonos, quienes en algunos casos no han terminado la secundaria. La comunidad de Llanchama sabe muy bien cuál es su tesoro: la belleza de la enorme biodiversidad y vigorosidad de la naturaleza. De la mano de sus habitantes pudimos apreciar la riqueza que supone la selva para su forma de vida: hay árboles que sirven para curar el “mal aire”, para rallar los alimentos, hacer canastos, como anticonceptivos, para hacer artesanías, curar una mordedura de serpiente, o hacer instrumentos de viento. Todo lo necesario para la vida está en la selva a la que pertenecen. Sin selva, dejan de ser quienes son. La comunidad de Llanchama, por tanto, tiene claro por qué no quiere la explotación petrolera en su comunidad, así lo han decidido en sus asambleas, y el relato de sus habitantes es casi unánime contra la llegada de las compañías petroleras. Estas personas mantienen gran parte de su forma tradicional de