DE SUR A SUR ANDALUCÍA
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Nº 103 diciembre 2016
Hambrientos, mojados y ateridos de frío Así nos describía Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, su impresión de aquellos hombres y mujeres, escondidos en los montes de Berliones o Belyounech, cuando acaba de regresar de entregarles mantas aquel lunes lluvioso, 5 de diciembre. Día en que llegamos a Tánger Silvio, Carmen, Amparo, Rosa y yo, con el encargo del Observatorio Frontera Sur (OFS) de ver in situ la situación de las personas migrantes en el norte de Marruecos y afianzar contactos con las organizaciones que trabajan la acogida.
Cuando nosotros le interrumpíamos reiteraba “Hay que verlos para impresionarnos y entonces cambiaría nuestra actitud”. Sus palabras traducían un sentimiento de indignación.
profundo
Le escuchábamos con suma atención y sobretodo le pedíamos consejo para nuestro trabajo en el Observatorio de la Frontera Sur, dándonos tres propuestas, tres objetivos muy claros: informar, denunciar y escandalizar. En cierto momento se levantó y nos entregó, como recuerdo y testimonio, su libro “Emigrantes: el color de la esperanza”, pero que en un principio quiso llamarse “Emigrantes, el color de las lágrimas” o “Emigrantes, el color de la noche”.
“Es inhumano “insistía. Con cierto temblor de la experiencia vivida, enfatizaba “tenían que venir los ministros del Interior de Marruecos y de España para que vieran cómo están estas personas y seguramente su actitud cambiaría”. “Hay, Santiago, a quien se lo ocurre entregarles mantas un día tan lluviosos sin haberlas envuelto en un plástico”. Se le veía muy afectado “Del bosque salían mojados, muy mojados, algunos con simples sandalias”. Y añadía “Yo me pregunto cómo pueden vivir ahí, empapados por la lluvia y ateridos de frío”.
De nuevo volvía a relatar sus impresiones en Beliones “Era tan horrible lo que veía, que en algún momento me sentía culpable”. Y hacía extensiva si indignación a no hacer nada de los políticos, ni de la Iglesia con sus conventos y huertas vacíos. Le contamos brevemente los objetivos del OFS y le referimos la saludable anécdota del envío a Melilla de 500 pares de botas de la guardia civil para pasarlos a los inmigrantes del Gurugú. Nos abrazó con afecto en la despedida y manifestando su complicidad con nuestro proyecto de OFS, nos animó a seguir.