DE SUR A SUR ANDALUCÍA
www.aspa-andalucia.org
Nº 85
abril 2016
Acuerdo UE-Turquía, una decisión ilegal y nada ética Los fenómenos migratorios han sido una constante en la historia humana. Sus flujos han podido variar en dirección o en intensidad con el transcurrir de los siglos, pero siempre han sido un elemento fundamental a la hora de explicar los procesos históricos y la configuración de las sociedades del presente. Por ejemplo, si el ‘homo sapiens’ no hubiera migrado del continente africano, posiblemente los europeos seguiríamos siendo neandertales.
Pero sorprende la esquizofrenia o fractura ideológica con que se ven en la actualidad, en amplio espectro del discurso político, los fenómenos migratorios. Mientras por un lado defiende la libertad absoluta del Capital para migrar de un país a otro, por otro juzga ahora que este principio no sirve para el factor Trabajo –al contrario que durante el siglo XIX-. Además, en la práctica política, mientras se habla de cosmopolitismo y de internacionalismo, en la realidad se levantan barreras y concertinas, se suprimen visados y se multiplican los efectivos policiales en un claro ejemplo de nacionalismo económico. Mas el hecho más relevante es que, en aras de los dioses del mercado, se tira por la
borda buen parte del andamiaje de protección de inmigrantes y refugiados. El caso más significativo ha sido la entrada en vigor del acuerdo ente la UE-Turquía del 18 de marzo de 2016 para expulsar a todos los refugiados que lleguen a Grecia. Los cientos de refugiados que han arribado a las islas griegas a partir de esa fecha pasarán a formar parte del proceso de expulsión que, según las previsiones europeas, comenzará en las próximas semanas. El primer paso para ponerlo en marcha consiste en la evacuación de los miles de refugiados y migrantes que permanecían en sus campos, aquellos que alcanzaron suelo heleno antes del pacto y no serán expulsados. Cerca 3.700 personas han sido trasladadas de Lesbos al puerto de Kavala, para dejar espacio a los solicitantes de asilo recién llegados, que serán devueltos a Turquía. El objetivo inmediato ha sido, pues, vaciar los campos de las islas de Lesbos, Quíos, Kos, Samos y Leros para convertirlos en centros de detención de todas las personas que vayan llegando a partir de la fecha del acuerdo. Las personas que requieren protección internacional y alcancen suelo heleno a partir de ahora, deberán permanecer en las islas, hasta el estudio de su caso y su previsible devolución al punto de partida. Los migrantes y refugiados deberán optar o bien por solicitar asilo en Grecia o por ser devueltos a Turquía. Aquellos que pidan protección, aunque provengan de países en conflicto como Siria, podrán ser