PERSONAJE
M
e ha soprendido, usted que vivió en zonas selváticas, que sea tan crítico con la idea de la huida a la naturaleza...
La huida a la naturaleza tuvo un auge muy fuerte con el Romanticismo, pero lo curioso es que ellos no vivían en la naturaleza. Eso le pasó a Rousseau, que levantó el mito del buen salvaje. Elogiar a un buen salvaje se me hace una visón arcaica, retardatoria. Yo jamás he conocido a un buen salvaje. ¿Qué hacía en la selva?
Fui a la selva para tener la vida en la mano. Creo que solo puedes hablar de lo que vives, desconfío del conocimiento abstracto. Es una de las grandes mentiras, la teoría sin la experiencia. No fui huyendo. La huida es la peor forma de búsqueda. Yo buscaba con calma, tenía horas y horas, leía un libro diario. Pues suena bien...
Pero lo que yo viví en casi tres décadas en la selva es que te haces guerrero y te crece la soberbia que creías haber dominado en la urbanidad. Y toda regresión, para mí, es una perdida. Que yo haga una crítica a la tendencia a ese ecologismo que tiene nostalgia de los orígenes es para que no cometan los mismos errores que yo cometí. ¿Considera un error su fascinación por la naturaleza?
La fascinación siempre es engañosa. Más en este tiempo de caída.
LEONARDO
DA JANDRA Ni derecha ni izquierda... ¡cosmocentrismo! Frente al egocentrismo imperante, propone dar el paso de consumidores a ciudadanos de un mundo interconectado. Sus ensayos apasionados inspiraron al efervescente movimiento zapatista de Chiapas e incluso se llegó a pensar que era el hombre bajo el pasamontañas del subcomadante Marcos. Él sigue en su lucha, armado de la palabra. Se publica en España “Filosofía para desencantados” (Atalanta). texto ANTONIO ITURBE foto MILO J. KRMPOTIC’ 70
QUÉ LEER
¿Una caída hacia dónde?
La condición del hombre como lo percibo hoy día bandea de manera irracional entre los extremos. Por eso he desarrollado la teoría de los complementarios: no buscar la oposición, sino la cooperación. ¿Para que sirve hoy día un filósofo?
La función del filósofo es mediar. Es fundamental que la filosofía sea materia obligada en la secundaria. Porque lo que estamos viviendo es una imposición absurda y torpe del objeto sobre el sujeto. Nos estamos cosificando. Y, al hacerlo, te conviertes en un ente sujeto a las leyes del mercado. Los valores no pueden estar sujetos a la oferta y la demanda. Nos convertimos en mercancías y nos desligamos de nuestras tareas cívicas. Hay que romper con eso. Hay que intentar que los chicos reflexionen qué quieren hacer