La dilatada carrera literaria de William Somerset Maugham estuvo colmada de triunfos, en las primeras décadas del siglo XX como autor teatral en Londres, donde llegó a tener hasta cuatro obras en cartel al mismo tiempo –algo
que ni siquiera Oscar Wilde logró nunca–, y más tarde como novelista, con éxitos a escala mundial que hicieron que varios de sus libros fueran llevados al cine. Sin embargo, su verdadero talento cristaliza en sus cuentos, en los que a un amplio conocimiento de la vida mundana cosmopolita se unen sus enormes y minuciosas dotes de observación, salpicadas
de aguda malevolencia.