Curso Básico Bíblico LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
CLASE 02A: EL ESPIRITU SANTO –Primera Parte© La Familia Internacional Editado por http://audioconectate.net
Junio de 2011
―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 1
Las 12 Piedras Fundamentales El Espíritu Santo, 1ª parte: HECHOS 1 - 4 Oración: Querido Jesús, te damos gracias por tu Palabra, gracias a ella podemos medir todo lo que hacemos, es nuestra guía para así poder saber el camino a seguir. Ilumina nuestras mentes, Jesús, a través de tu Palabra. Tú dijiste: la fe viene por el oír la Palabra de Dios. Aumenta nuestra fe hoy, por medio de tu Palabra. Amén.
1ª PARTE: ESTUDIO BÍBLICO SOBRE EL ESPÍRITU SANTO. HECHOS 1-4 Nuestro estudio de hoy versará sobre el Espíritu Santo. Estudiaremos Hechos, capítulos 1 al 4 y centraremos la atención en lo que dicen esos capítulos sobre el Espíritu Santo. La clase esta presentada como una prueba, ¡síguela en tu Biblia! (¡Tal vez prefieras leer el capítulo primero y después volver y leer las preguntas presentadas aquí y ver si logras contestarlas!)
Hechos, capítulo 1. Pregunta: El capítulo empieza con un recordatorio del mandato que Jesús les hizo antes de ascender al Cielo. ¿Y qué fue? Respuesta: Que esperaran. Hechos 1:4-5. Les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre. P.: ¿Obedecieron? ¿Esperaron? R.: Sí. P.: ¿Dónde? R.: En Jerusalén. P.: ¿Por qué? R.: Fue un mandato de Jesús. P.: Aquel mandamiento, como sucede con casi todos los mandatos bíblicos, iba acompañado de una promesa. Toda promesa tiene su condición. Si guardaban lo prescrito, ¿qué pasaría? ¿Cuál es el versículo clave de todo el libro de los Hechos de los Apóstoles?
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Hechos 1:8. Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. P.: ¿Por qué creen que les dijo que esperaran en Jerusalén? ¿Por qué no esperaron en el campo? ¿Por qué no esperaron en Samaria? R.: En primer lugar, porque valga la obviedad en aquel momento se encontraban allí; estaban delante mismo de los muros de Jerusalén cuando Jesús les dio aquel mandamiento, en el monte de los Olivos. Estaban ayudando, orando y sirviendo al Señor. Hechos 1:14. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con Sus hermanos. El principal motivo, sin embargo, por el que Jesús les pidió que esperasen en Jerusalén fue que estuvieran donde debían estar, en el debido momento. De ese modo estarían presentes en el escenario donde estaba a punto de producirse un gran milagro. P.: ¿Cuántos eran en total? R.: 120. Todo un gentío para un aposento alto, ¿no? Dice: «[Allí] moraban... con las mujeres» (Hechos 1:12-14).
Hechos, capítulo 2. Este capítulo nos revela el motivo por el que Dios dispuso que en ese momento se hallaran en Jerusalén: Hechos 2:1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Estaban unánimes, juntos; eran de un solo sentir. Si no estamos unidos nos perdemos la bendición. P.: ¿Alguien sabe en qué consistía el día de Pentecostés? R.: En el Antiguo Testamento Pentecostés se celebraba 50 días después de la Pascua, la fiesta de las primicias o fiesta de la siega. El término griego pentekostós significa quincuagésimo. Así pues, se celebraba el quincuagésimo día después de la Pascua. Era una fiesta judía periódica que tenía lugar desde hacía cientos de años. Lo que llevaban cientos de años celebrando estaba a punto de suceder. El cumplimiento de lo que esta fiesta anunciaba. Pentecostés era la fiesta de la cosecha. P.: ¿Fue casualidad que el Señor derramara su Espíritu el día de Pentecostés? ¿Por qué hizo que estuvieran reunidos en Jerusalén? ¿Por qué les dijo que se quedaran allí unánimes y juntos? ¿Sólo para derramar Su Espíritu? ¿No hubiera podido derramar Su Espíritu sobre los 120 exactamente igual en algún otro lugar? ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 3
R.: El Señor los puso allí para que dieran testimonio. La finalidad principal del Día de Pentecostés no fue el despliegue de grandes señales, prodigios y manifestaciones sobrenaturales, como suele creer la mayoría de la gente. Las manifestaciones del Espíritu Santo no fueron más que un medio. La finalidad era dar testimonio a las multitudes que asistieron a Jerusalén para la fiesta. P.: ¿Qué fue lo más importante que sucedió aquel día? Si no fue la efusión del Espíritu Santo, entonces ¿qué fue? R.: La respuesta está en el versículo 41 del capítulo 2. Hechos 2:41. Los que recibieron su palabra [de Pedro] fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Tres mil personas aceptaron a Jesús y se salvaron. Eso fue lo más importante que sucedió el Día de Pentecostés. No fue el derramamiento del Espíritu, aunque no se lo crean. De todos modos, lo primero fue esencial para que ocurriera lo segundo. Lo uno no puede ocurrir sin lo otro. Lo fundamental que sucedió aquella mañana no fueron las profusas muestras del poder de Dios ni el que muchas personas se pusieran a hablar en lenguas. Aquella oración no fue todo; no constituyó más que el resultado final. Lo más importante fue lo que se consiguió, el efecto totalmente irreversible de aquellas oraciones y alabanzas, es decir, lo que se conoce como el derramamiento y el poder del Espíritu Santo. La finalidad que perseguía Dios con todo aquello que ocurrió fue: Nuevos conversos o almas salvadas. El versículo más importante del capítulo dos es Hechos 2:41 [arriba]. En los versículos 14 al 39 encontramos un magnífico sermón de Pedro: Fue una especie de explicación para los oyentes, a fin de que comprendieran lo que estaba ocurriendo. Al predicar el Evangelio a la gran multitud que acudió atraída por el milagro, los discípulos obtuvieron resultados fabulosos. ¿Por qué estaban reunidos en Jerusalén? El Señor les mandó que lo hicieran, y en este pasaje, ya empiezan a comprender por qué Dios les había pedido aquello. P.: ¿Por qué creen que estaban allí todas las personas mencionadas en los versículos 9 y 10? R.: Ese día se celebraba una importante festividad y en la ciudad había mucha gente de paso, personas que venían de otras tierras. A esas fiestas famosas asistían judíos procedentes de muchas partes del mundo. Para dar a la iglesia de los primeros cristianos un buen lanzamiento y ponerla en marcha, Dios hizo que predicaran un par de sermones con los que se convirtieron unas 8.000 personas (V. Hechos, capítulo 3). P.: Eso no fue lo único que ocurrió el día de Pentecostés; ¿qué más sucedió? R.: Leamos los versículos 1-4. Los discípulos «comenzaron a hablar... en otras lenguas».
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Hechos 2:1-4. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. La gente los oyó hablar en muchas lenguas. Hechos 2:6-8. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Hay quienes afirman: «En realidad, los discípulos no hablaron en ninguna lengua sobrenatural: se expresaron en idiomas que ellos ya conocían». En tal caso, ¿cómo se explican que la gente haya quedado asombrada? ¿Por qué todos se maravillaron, si era evidente que ya sabían esos idiomas? Fue un milagro, de lo contrario, la gente no habría acudido corriendo. Por eso se congregó una gran multitud. Jesús prometió en Hechos 1:8: «Recibiréis poder... y me seréis testigos». Lo más importante no es que el creyente hable en lenguas, sino que reciba el influjo para ser testigo; ese es el objetivo substancial. Si se tiene bastante poder como para tomar la iniciativa y hacer algo para servir a Jesús, entonces no importa que la persona hable en lenguas o no. Algunos dan testimonio de manera contundente mucho antes de llegar a hablar en lenguas. Jesús afirmó que el Espíritu Santo les daría poder para testificar. La primera vez que los discípulos recibieron ese poder, testificaron y consiguieron resultados acordes con la finalidad que el Señor perseguía: 3.000 conversos.
Analicemos un poco más el término «testificar» Ya hablamos de que el propósito principal de la venida del Espíritu Santo es que los discípulos testifiquen. Una de las acepciones del término «testificar» es «declarar como testigo». ¿Cómo dar entonces testimonio de la fe que se profesa? Entre nosotros, no hay muchos que están preparados o en condiciones de ponerse de pie delante de 3.000 personas, pero ese no es el único método para testificar. Hay muchas otras formas de comunicar nuestra fe a los demás y eso es lo que el Señor espera que. ¿Puedes contribuir alguna idea al respecto? --------------------Hablar con los integrantes de nuestra familia sobre lo que estamos aprendiendo. Hablar de Jesús y la salvación con los compañeros de trabajo o estudio.
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Cuando salimos de compras o trámites, hablar con la gente y hacerles saber que Dios los ama. Repartir folletos. Al escribir cartas, incluir frases o párrafos que contengan el mensaje y dar testimonio de nuestra fe. Invitar a la gente a ir a conocer a otros creyentes (como por ejemplo en reuniones de fraternidad). Ofrecer suscripciones de Conéctate.
Hechos 2:17-20. En los postreros días, dice Dios, derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) y de cierto sobre Mis siervos y sobre Mis siervas en aquellos días derramaré de Mi Espíritu, y profetizarán. (19) Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; (20 ) el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto. Hechos 2:42. Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Ese versículo nos enumera cuatro cosas que necesitan los nuevos conversos: 1. «Doctrina»: buenas enseñanzas. 2. «Comunión unos con otros»: Fraternizar, reunirse con otros creyentes, como lo que hacemos ahora mismo. 3. «El partimiento del pan»: compartir los alimentos, las bendiciones materiales. 4. «Oración». P.: ¿Cuáles fueron los resultados? R.: Temor, maravillas y señales. Hechos 2:43. Sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Hechos 2:46. Perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, (47) alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos. Después del día de Pentecostés los apóstoles se pusieron a trabajar arduamente. No redujeron su religión a un culto en un templo. «Perseverando unánimes cada día» (2:46). Advirtamos que en este pasaje la palabra iglesia describe a un grupo de creyentes y no una construcción o edificio. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 6
El significado de la palabra «iglesia» Aunque la palabra «iglesia» suele hacernos pensar en un edificio, no es ese su significado real. En casi todos los versículos del Nuevo Testamento en que aparece dicha palabra, se tradujo del griego ecclesia, que es sinónimo de la palabra hebrea kahal del Antiguo Testamento. Ambos vocablos significan simplemente «asamblea». No hay ninguna instancia clara en que se haya usado para referirse a un lugar de reunión o de culto. En los primeros días de la Iglesia, los creyentes mayormente se reunían en sus casas para rendir culto. Romanos 16:5a: Saludad también a la iglesia de su casa. No es necesario estar en un edificio especial para adorar a Dios. Para el Señor es más importante nuestra actitud que el lugar donde estamos. Juan 4:24 : Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Hechos 7:48: Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano. P.: ¿Cómo pudo el Señor añadir cada día a la iglesia, si sólo iban a la iglesia los domingos?
Hechos, capítulo 3. Leyendo los capítulos 3 y 4 del libro de los Hechos observamos otras consecuencias de haber sido investidos los discípulos por el Espíritu Santo. Hechos 3:1. Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Hechos 3:2-3. Era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. (3) Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Entonces ocurrió algo que Dios había preparado: Un cojo estaba sentado a la entrada del templo. El día de Pentecostés fue la primera situación que el Señor preparó para que la Palabra llegara a mucha gente. En ese momento, Dios se disponía a hacer otra cosa para que un mayor número de personas escuchara la Palabra. Para ese fin, escogió a alguien a quien la gente había visto día tras día en la puerta del templo. Todos los habitantes de la ciudad lo conocían. Sabían que era cojo y que pedía limosna en el templo. P.: Cuando llegaron Pedro y Juan, ¿qué sucedió? R.: Pedro dice algo así: «Lo siento, amigo, no tenemos ni un centavo. Pero oraremos por ti. Si confías en el Señor y en nosotros, Dios te dará algo mejor que el dinero». Y ocurrió un gran milagro: aquel mendigo se curó, y la gente quedó atónita. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 7
Hechos 3:4-10. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. P.: Al darse cuenta Pedro de lo ocurrido, ¿se marchó del templo dejándolos en la incertidumbre? R.: No. A la gente le intrigaba lo que había sucedido y Pedro se quedó para informárselo. Aprovechó la oportunidad para echarles sermón, tal como lo hizo el día de Pentecostés. Hechos 3:12. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste? Descubramos cuáles fueron los resultados en el siguiente capítulo
Hechos, capítulo 4. P.: Lo más importante no fue la curación del mendigo, sino que el apóstol Pedro aprovechó la oportunidad para comunicar el Evangelio. ¿Qué ocurrió? Predicó un contundente sermón. ¿Y cuál fue el resultado? R.: Hubo otros cinco mil conversos; es decir, se salvaron otras 5.000 personas. Hechos 4:4. Muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. P.:Y ¿qué ocurrió después? R.: Metieron a la cárcel a Pedro y a Juan. Hechos 4:1-3. Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. P.: ¿Acaso el motivo de todo lo sucedido y de que Pedro predicara tan elocuentemente fue que había recibido una educación muy buena? R.: Todo fue obra del Espíritu Santo. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 8
Hechos 4:13. [Los líderes religiosos:] Viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. P.: ¿Pensaba el concilio religioso que los discípulos eran personas muy cultas y educadas? R.: No. Se maravillaron porque vieron en Pedro y Juan el mismo poder que Jesús tenía cuando anduvo en la Tierra. Eran denodados. A pesar de que no eran personas cultas o con mucha educación formal, se pusieron a testificar, y con gran elocuencia. Era evidente que habían estado con Jesús: Tenían el poder del Maestro para hacer Su obra. Los dirigentes religiosos que los observaban no entendían de dónde sacaban los discípulos tanto valor y arrojo; se dieron cuenta de que habían estado con Jesús. Los discípulos conocían bien lo que Jesús les habían enseñado y había practicado. Conocían bien a Jesús. Valiéndose únicamente de la ayuda de Jesús y de su resolución, lograron grandes resultados. P.: Al final, ¿a qué conclusión llegaron sus enemigos? R.: No pudieron negarlo, pues allí estaba la prueba. Hechos 4:14. Viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Allí estaba la prueba y no lo podían negar. Aquellos hombres estaban llenos del poder de Jesús, de valor, y junto a ellos estaba la evidencia de ese poder. Hechos 4:16. [Decían:] ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. En este capítulo vemos que la primera crisis que atravesó la iglesia estuvo motivada por el encarcelamiento de Pedro y de Juan. P.: ¿Cómo fue esa crisis? ¿Un conflicto interno o externo? R.: Fue una agresión ejecutada por personas ajenas a los discípulos, una persecución. P.: ¿Qué consecuencias trajo aquella crisis? ¿Por qué permitió Dios que los metieran a la cárcel? ¿Por qué no los salvó de una aparente derrota y de semejante vergüenza y oprobio? R.: Reflexionemos un poco acerca del apóstol Pedro. Se trata del mismo que unas pocas semanas antes había negado que conocía a Jesús. En este pasaje, Pedro está resuelto a dar testimonio, cueste lo que cueste. Habla con elocuencia delante de las multitudes. ¿Cómo se produjo semejante transformación? Definitivamente fue obra del Espíritu Santo. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 9
(Encontrarán más detalles en La transformación de Pedro, revista nº 2 de Conéctate.) Hechos 4:24. Ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: «Soberano Señor, Tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay». Los discípulos se reunieron para hablar de lo ocurrido y alabaron al Señor. Hechos 4:31. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios. P.: ¿Se quedaron muy asustados porque les habían mandado que no hablasen en ese Nombre, que no predicaran a Cristo? R.: No. Comunicaron la Palabra de Dios con audacia. Hechos 4:32. La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Dios tenía un plan maravilloso para los creyentes, el cual se hace patente en el libro de los Hechos. Este texto es un modelo de vida. Es el dechado para establecer una obra misionera. Así deberían actuar y vivir los seguidores de Cristo. Así deberían divulgar Su mensaje. Este libro es un patrón, un arquetipo, nos pone un ejemplo, que sigue aún vigente. Dios tiene un plan espiritual para Sus seguidores: Oración, alabanza, estudio, clases, disciplina, doctrina y testificación. P.: Económicamente, ¿qué consecuencias tuvo para los creyentes? R.: Es posible que no tuvieran todo lo que querían, pero a ninguno le faltaba nada que necesitara. Hechos 4:34. Así que no había entre ellos ningún necesitado. Hechos 4:33. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Los apóstoles dieron testimonio de manera contundente gracias a todas las experiencias que habían vivido y a que el Espíritu Santo se había manifestado en la vida de ellos.
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¿Qué es Un apóstol? Un apóstol es un mensajero, un enviado. El término, en general, designa al primer grupo de discípulos a quienes Jesús confió la organización de los creyentes y la divulgación del Evangelio. También se les conoce como «los doce» (Mateo 10:1-5; Marcos 3:14; 6:7; Lucas 6:13; 9:1). Al salvarse, al aceptar a Jesús, se recibe automáticamente el Espíritu Santo? Es recomendable que cuando la persona ora para recibir a Jesús y aceptar la salvación que Él brinda, pida al Señor que la llene también del Espíritu Santo. Por otra parte, el bautismo del Espíritu Santo podría ser una experiencia aparte posterior a la salvación Hechos 19:1-7 Y aconteció que mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, habiendo pasado por las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído que hay Espíritu Santo. Entonces les dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Y Pablo les dijo: Juan bautizó con el bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en Aquél que vendría después de él, esto es, en Cristo Jesús. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. Y eran por todos unos doce varones.
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2ª PARTE: EL BAUTIZMO DEL ESPIRITU SANTO Plegaria para pedir al Señor una mayor medida del Espíritu Santo Todos los presentes ya han recibido el Espíritu Santo, pero a veces, cuando nos falta un poco de inspiración o nos sentimos con necesidad espiritual, conviene orar para recibir una nueva infusión. Una mayor medida del Espíritu Santo sin duda nos hará bien. Si les parece, podemos hacer la oración al unísono. Te damos gracias, Señor, por enviarnos el Espíritu Santo. Te pido, Jesús, que me concedas una «renovación en el Espíritu Santo» (Tito 3:5). Te ruego que me des Tu Espíritu en mayor medida y que con ello me inspires y me llenes de Tu gran poder. No puedo hacer todo lo que Tú me pides valiéndome de mi propia fuerza o voluntad. Sé, sin embargo, que puedes obrar por medio de mi, tal como lo has hecho a lo largo de los siglos. Nos aconsejaste: «No con ejército, ni con fuerza, sino con Mi Espíritu» (Zacarías 4:6.) Dame Tu poder. Inspírame. Concédeme una mayor medida de amor y un mayor vigor para testificar. Amén.
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12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 2A
Hechos 1–4 El Espíritu Santo, 1ª parte Objetivo: Recibir el poder que otorga el Espíritu Santo.
Versículos clave Hechos 1:8a. Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos. Juan 14:26. El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que Yo os he dicho. Juan 15:26. Cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí. Lecturas recomendadas de la Biblia El Evangelio de San Juan, capítulos 15–21
Otras lecturas recomendadas Los dones de Dios (libro de la serie Actívate)
PLEGARIA Y ALABANZA: «PERMANECED EN MÍ» Juan 15:4-5. Permaneced en Mí, y Yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en Mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en Mí, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mí nada podéis hacer. Es sorprendente la forma en que velas por mí, Señor. Tus fuertes brazos se extienden para ayudarme en las dificultades que surgen a lo largo del día. Hay cantidad de veces en que ni se me ocurre hablarte de lo que me sucede. No se me ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 13
cruza por la cabeza presentarte mis problemas y dejar que los resuelvas. Creo que ello se debe a que me dejo llevar por la vida y por los acontecimientos y tengo la tendencia a querer encargarme de todo sin ayuda. Sin embargo, sé que Tú quieres estar muy junto a mí. Eres el rey de las soluciones. Conoces la respuesta a toda pregunta y el remedio para todo mal. Tienes el amor y la comprensión que necesito para llevarme bien con los demás. Esto supone un cambio para mí, me exige un esfuerzo detenerme a hablarte de distintas cosas. Ayúdame, pues, a detenerme y tomarme un rato para conversar contigo. Amén.
MEDITACIÓN: EL ESPÍRITU SANTO Y LA TESTIFICACIÓN El principal objetivo del Espíritu Santo es conferir poder a los seguidores de Jesús. Muchas personas se sienten un poco nerviosas y tímidas a la hora de hablar a los demás de Jesús. Es natural; por eso no se preocupen si no se consideran muy audaces o valientes. El Señor lo comprende. De todos modos, independientemente de cómo nos sintamos, Jesús necesita que demos a conocer Su amor y el mensaje de salvación al mundo. Si tan sólo hacemos la parte que nos corresponde, Dios nos ayudará. A lo mejor les parece que no saben bien qué decir ni cómo testificar. No se preocupen; no hace falta ser muy elocuente para ser un buen testificador. Ni siquiera importa mucho qué clase de personalidad se tenga. Tanto si somos tímidos como si somos valientes, lo principal que tienen que ver las personas es el amor de Dios reflejado en nosotros. Si no saben qué decir, miren a la gente a los ojos y sonrían, denle un folleto, un afiche o una revista Conéctate y dejen que Dios se encargue de hablarle. Al entregarle las Palabras de Dios —un texto que la gente pueda llevar consigo—, estas llegan lejos y obran en su corazón mucho después que nosotros nos hayamos marchado. Si alguien se muestra interesado y con ganas de hablar, préstenle oídos y háganle saber que se interesan por él. No tienen por qué preocuparse ni desanimarse pensando que no saben testificar. Si son diligentes comunicando el mensaje del amor de Dios mediante los volantes y afiches, entregan a la gente un regalo maravilloso y la oportunidad de conocer a Jesús y de recibir el don que Él les da: la salvación. <Reflexión> De sus amigos o familiares ¿a cuáles piensan que deberían hablarles de Jesús?
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CONOCIMIENTOS DE LA BIBLIA: EL ESPÍRITU SANTO Capítulos clave acerca del Espíritu Santo Juan 14 Hechos 2 Romanos 8 Casos de personas que han recibido el bautismo del Espíritu Santo Éxodo 31:2-5 (Bezaleel) Mira, yo he llamado por su nombre a Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, y en inteligencia, y en ciencia, y en todo artificio, para inventar diseños, para trabajar en oro, y en plata, y en bronce, y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para obrar en toda clase de labor. 1Samuel 10:6,9,10 (Saúl) Y el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Y sucedió que cuando él volvió la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios vino sobre él, y profetizó entre ellos. 1Samuel 16:13 (David) Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió de entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. Lucas 1:15 (Juan el bautista) Porque será grande delante del Señor; y no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Lucas 1:41–42 (Elisabet) Y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. Lucas 1:67 (Zacarías) Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó. Lucas 2:25,26 (Simeón) Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 15
Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor. Lucas 4:1 (Jesús) Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto Hechos 2:1-4; (los cristianos en el día de Pentecostés) Y cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes en un mismo lugar. Y de repente vino un estruendo del cielo como de un viento recio que corría, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 6:3-7 (diáconos de la iglesia primitiva) Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes pongamos sobre este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración, y en el ministerio de la palabra. Y lo dicho agradó a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, y a Prócoro, y a Nicanor, y a Timón, y a Parmenas, y a Nicolás, un prosélito de Antioquía. A éstos presentaron delante de los apóstoles, quienes orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra de Dios, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; y una gran multitud de los sacerdotes obedecía a la fe. Hechos 9:17 (el apóstol Pablo) Y Ananías fue y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Hechos 11:22-24 (Bernabé recibe ungimiento para enseñar) Y la noticia de estas cosas llegó a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. El cual, cuando llegó y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen en el Señor. Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe; y mucha gente fue añadida al Señor.
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Suplemento
LO QUE DICE LA BIBLIA ACERCA DEL ESPÍRITU SANTO En el capítulo 14 del Evangelio de San Juan, Jesús prometió a Sus discípulos que después que Él se hubiera marchado de este mundo el Espíritu Santo vendría a ayudarlos: Juan 14:16-17. Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. Después de resucitar Jesús, se apareció a Sus discípulos y les aseguró: Lucas 24:49. Yo enviaré la promesa de Mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Hechos 1:8. Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos. La obediencia atrae las bendiciones de Dios: En el capítulo 1 de Hechos, nos damos cuenta de que los discípulos obedecieron a Jesús. Esperaron y oraron juntos. Al leer Hechos 2:1-4 vemos las consecuencias de que los apóstoles hubieran obedecido: Hechos 2:1-4. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. ¿Por qué mandó el Señor el Espíritu Santo? El propósito esencial del Espíritu Santo es capacitarnos para hablar a los demás acerca de Jesús; es decir, para ser testigos, para dar testimonio de Él. Hechos 1:8. Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Juan 15:26-27. Cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio. La infusión del Espíritu Santo puede transformar nuestra vida. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 17
Hechos 4:31. Todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Cuando queramos hacer algo para Dios, el Espíritu Santo puede ayudarnos a lograrlo. Lo ilustraremos de esta sencilla manera: Un niñito se esforzaba mucho por levantar un objeto pesado. El padre, al entrar al cuarto donde estaba el pequeño advirtió el gran esfuerzo de su hijo y le preguntó: —¿Utilizas toda la fuerza de que puedes valerte? —¡Claro! —exclamó el muchachito con impaciencia. —No lo creo —señaló el padre—. No me has pedido que te ayude. El Espíritu Santo es, además, consolador y maestro: Juan 14:26. El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que Yo os he dicho. En griego, la palabra que se empleó para traducir consolador es parakletos y quiere decir: «llamado a estar junto a uno». Se empleaba en un tribunal de justicia para señalar a un abogado, consejero de la defensa o defensor; genéricamente, alguien que intercede en favor de otro. En un sentido más amplio podría ser intercesor o consolador. El Espíritu nos guía a la verdad y nos ayuda a entender la Palabra de Dios: Juan 16:13. Cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad. Se ha dicho que «la mente de Dios se revela a través de las Escrituras, pero puede resultar bastante borrosa sin los anteojos del Espíritu Santo». El Espíritu Santo es el que hace que cobre vida la Palabra de Dios. El Espíritu Santo nos reviste de poder para cambiar lo que necesitamos cambiar. Los frutos del Espíritu Santo nos llenan la vida de cosas buenas: Gálatas 5:22-23a (NVI). El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
Lleno hasta rebosar Toda persona que haya recibido a Jesús en su corazón, es decir, que sea salva, ha recibido cierta medida del Espíritu Santo, el Espíritu de Dios. Es lo que se denomina: «nacer de nuevo del Espíritu» (Juan 3:8). Pero el sólo hecho de haberse uno salvado no quiere decir que haya recibido un ungimiento cabal o lo que la Biblia llama bautismo del Espíritu Santo (Marcos 1:8), que haya sido lleno del Espíritu, lo cual generalmente sucede después de recibir a Jesús. Se puede ilustrar el concepto con un vaso de agua: Si un vaso contiene algo de agua, aunque no esté lleno, por lo menos no está del todo vacío. Es un vaso de agua. Pues bien, muchos cristianos son como vasos que no tienen más que un poquito de agua, un poco del Espíritu de Dios; apenas lo suficiente para ser salvos. ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 18
Pero el bautismo del Espíritu Santo es como echar agua en el vaso hasta que se llene y rebose. Es un derramamiento. Se recibe el Espíritu Santo en tal medida, que la persona se llena hasta rebosar. Es decir, el Señor le otorga poder desde lo alto y a tal punto, que desborda. Jesús lo explicó así: Juan 7:38-39. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él.
LA TRANSFORMACIÓN DE PEDRO La vida del apóstol Pedro es un ejemplo excelente de lo que ocurre a alguien al recibir el ungimiento del Espíritu Santo. Aunque ya creía en Jesús, antes de recibir el ungimiento del Espíritu, Pedro cometió muchas equivocaciones. Siguió a Jesús durante tres años, luego de los cuales se produjo en él una transformación patente y radical.
Primero pecó de exceso de confianza y luego negó a Jesús Pocas horas antes de ser detenido, Jesús dijo a Sus discípulos: Mateo 26:31. Todos vosotros os escandalizaréis de Mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. Pedro respondió jactanciosamente: Mateo 26:33. Aunque todos se escandalicen de Ti, yo nunca me escandalizaré. Jesús, sin embargo, sabiendo lo que habría de suceder, le respondió: Mateo 26:34. De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Pedro todavía estaba plenamente convencido de que no lo negaría e insistió: Lucas 22:31:33: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Aquella noche, al ser Jesús arrestado, Pedro huyó. Cuando se llevaban al palacio del sumo sacerdote, Pedro lo siguió de lejos. Lucas 22:54. Pedro le seguía de lejos. Al preguntársele si era seguidor de Jesús, Pedro lo negó tres veces:
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Lucas 22:55-60. Habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con Él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con Él, porque es galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.
El cobarde se vuelve valiente. Cómo se operó la transformación de Pedro Más o menos una semana después de ascender Jesús al Cielo, Pedro y los otros discípulos se llenaron del Espíritu Santo mientras esperaban orando en un aposento alto de Jerusalén. Aquel día, Pedro habló delante de la multitud y con audacia dio testimonio y divulgó el mensaje de Jesús. En consecuencia, 3.000 personas recibieron la salvación. Hechos 2:14; 38, 40-41. Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. No había transcurrido mucho tiempo cuando un cojo de nacimiento fue sanado instantáneamente por Pedro y Juan ante una sorprendida multitud. Al dirigirse Pedro a la muchedumbre que se había congregado para ver el milagro, otras 5.000 personas se unieron a las filas de los discípulos. Las consecuencias del mismo aparecen en el capítulo 4: Hechos 4:4. Muchos de los que habían oído la Palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. En los días que siguieron Pedro y Juan tuvieron que hacer frente a una oleada de persecución instigada por los mismos dirigentes religiosos que habían crucificado a su Salvador. Pero en esta ocasión no hubo temor, cobardía ni negaciones. Luego de que lo arrestaran y lo llevaran ante el sumo sacerdote, Pedro habló con el poder del Espíritu Santo: Hechos 4:8-10. Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 20
nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por Él este hombre está en vuestra presencia sano.
Otros vieron la transformación: El poder y ungimiento que tenía Pedro daba testimonio del cambio que se había efectuado en él: Hechos 4:13. Viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. ¿Por qué se maravillaron? Porque vieron en los seguidores de Jesús el mismo poder que Él tenía estando en la Tierra; ese mismo poder está al alcance de todos los creyentes por medio del Espíritu Santo. Reflexión ¿De qué manera te identificas con las experiencias del apóstol Pedro? Luego de que Pedro se llenara del Espíritu Santo, se transformó. Dejó de ser un cobarde y se convirtió en un valiente. A tu juicio, ¿cómo puede transformarte a ti el Espíritu Santo? La promesa del Espíritu Santo Lucas 11:9-13. Yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
CONOCIMIENTOS DE LA BIBLIA: LOS SALMOS El libro de los Salmos es una colección de 150 himnos y poemas que se emplean para alabar al Señor, ya sea en público o en privado. Si quieren leer algo de corte devocional, el libro de los Salmos es una excelente opción. Contiene muchísimos consejos que se pueden poner en práctica hoy día en la vida cotidiana y espiritual. Asimismo, allí se encuentran enseñanzas espirituales, cantos de alabanza al Señor y bastantes profecías acerca del futuro. Es, además, un libro de gran contenido de profecías mesiánicas (profecías acerca de Jesús), pues además de Isaías, el profeta mesiánico más prolífico de la Biblia fue el rey David. Una persona que hizo un comentario acerca de La Biblia describió los Salmos de manera cautivadora: ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 21
«El rey David escribió la mayor parte de los salmos, pero resulta claro que algunos son de otros autores. Sin embargo, todos fueron escritos por inspiración del Espíritu Santo; ningún otro pasaje del Antiguo Testamento se cita con tanta frecuencia o se menciona en el Nuevo Testamento igual número de veces. Cada salmo señala directamente a Jesús, a Su persona, Su carácter y oficios; o bien, lleva los pensamientos del creyente hacia Él. Los salmos son el lenguaje con el que se expresa el alma del creyente, ya sea que se lamente del pecado, tenga sed de Dios, o se regocije en Él. Ya sea que esté abrumado por la aflicción o enfermedad, que combata la tentación, que triunfe en la esperanza o se regocije de haber sido librado. Ya sea que admire las perfecciones divinas, que dé gracias a Dios por Sus misericordias, medite en Sus verdades o se deleite en Su servicio. Los salmos conforman una serie de experiencias designadas por Dios y por las que podemos juzgarnos a nosotros mismos. Salmos que conviene leer Salmos importantes que tocan una variedad de temas: 1, 2, 8, 15, 19, 24, 27, 32, 34, 37, 42, 46, 51, 91, 100, 103, 121, 127, 133, 139, 150 Salmos seleccionados por tema Cantos de alabanza y de acción de gracias: 21, 46, 48, 65, 66, 68, 76, 81, 85, 98, 100, 105, 121, 124, 126, 129, 135, 136, 145, 148, 149, 150 La Palabra de Dios: 1, 19, 119 Promesas de protección: 23, 46, 91 Salmos mesiánicos: 2, 16, 22, 41, 45, 68, 72, 110 Experiencias de la vida Arrepentimiento: 25, 38, 51, 130 Perdón: 32 Conversión: 40 Consagración: 116 Confianza: 3, 16, 20, 23, 27, 31, 34, 42, 61, 62, 91, 121 Enseñanza: 25 Aspiraciones: 42, 63, 143 Oración: 55, 70, 77, 85, 86, 142, 143 Aflicción o enfermedad: 6, 13, 22, 69, 88, 102 Vejez: 71 Vanidad de la vida: 39, 49, 90 Hogar: 127 Atributos de Dios Sapiencia, majestad y poder: 18, 19, 29, 62, 66, 89, 93, 97, 99, 118, 147 Misericordia: 32, 85, 136 Conocimiento infinito: 139 Poder creativo: 33, 89, 104
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LA FE EN ACCIÓN: «EN LAS MANOS TE LLEVARÁN» Relato de un hecho verídico. Da un ejemplo de cómo el Espíritu Santo inspira nuestras oraciones. Shirley Halliday abrió su biblia. Era parte de su rutina diaria y aquel día en particular pensaba en la necesidad de que Dios le dirigiera unas palabras. Su labor de enfermera le brindaba muchas satisfacciones, pero era a la vez muy agotadora. En ocasiones como esa, extrañaba aún más a su marido, quien había fallecido apenas tres meses antes. Aquella tarde la casa estaba en silencio. Janie, su hija de 13 años, había salido de vacaciones con su hermano mayor, la esposa de éste y sus dos hijos. Shirley leyó el Salmo 91 en su desgastada biblia. Llegó hasta los versículos once y doce: «A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra». Dejó de leer y se le saltaron las lágrimas. Sollozó de manera casi incontrolable. Presintió que Janie estaba en peligro. No sabía cómo ni dónde, sólo sabía que su hija estaba en peligro de muerte. Rogó al Señor: «Nunca nos das más de lo que podamos soportar, eso no lo dudo. Pero no podría soportar perder a mi hija poco tiempo después de la muerte de mi esposo. Encomiendo a Janie a tu cuidado». Continuó su plegaría añadiendo: «Pongo a todos mis seres queridos a Tu cuidado, en Tu amor los encomiendo, tanto en esta vida como en la venidera, pues Tú sabes mejor que Yo lo que más les conviene. Dios mío, de verdad pongo a mi hija en Tus manos.» Aquel ruego tenía todo el fervor de una madre que sabe que la vida de su hija está en juego. Seguidamente, invocó el Salmo 34:4: «Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores». En ese instante sintió que se le quitaba un peso de encima y la paz invadió todo su ser. Sabía que el Señor había oído sus ruegos y que había respondido a sus plegarias. Continuó la lectura del Salmo 91. Unos versículos más adelante decía: «Me invocará y Yo le responderé». Aquello le pareció una confirmación absoluta. La paz le había llegado aún antes de leer la promesa de que Dios respondería. En vista de ello, alabó a Dios de todo corazón. A miles de kilómetros de distancia, Janie —la hija de Shirley— sacaba fotos de los paisajes del Gran Cañón del Colorado, en EE.UU. Ansiosa por tomar una foto en la zona del bosque petrificado, se apartó del resto del grupo familiar y saltándose una barrera se dirigió hacia el borde de un precipicio. El suelo estaba cubierto por lo que, al parecer, eran cenizas negras. Janie se resbaló y cayó en picada por precipicio. Frenéticamente trataba de asirse a algo —a cualquier cosa— mientras caía, pero no había nada. Las paredes del cañón eran negras y parecían no tener fin. A la chica le dio la impresión de que quedaría gravemente herida. En ese instante sintió una presencia. De golpe la caída de Janie se detuvo como si algo la hubiera atajado. Estiró la mano y palpó la pared resbalosa del cañón. Intentó darse la vuelta, pero al hacerlo, sentía que caía un poco más. Cautelosamente, intentó subir por la ladera, pero sólo conseguía resbalarse más ―The Holy Spirit‖, Part 1, pg 23
hacia abajo. Aquello parecía no tener escapatoria. No había forma de trepar y corría peligro de caer hasta el fondo. Janie sintió que aquella presencia la envolvía. De repente, sin saber cómo, se vio de vuelta en la cima. No había subido por sus propios medios, de eso estaba segura. Habría sido imposible. La única explicación de la que se convencía era que un ángel había detenido su caída sosteniéndola en sus fuertes brazos. Alas de ángel la habían remontado hasta la cima. Más tarde, no queriendo asustar a la madre, Janie no le mencionó nada de aquel incidente cuando la llamó por teléfono esa noche. —Lo estamos pasando de maravilla —le dijo— y estamos bien. —Sé que estarás bien —le aseguró su madre—, pues te he puesto en las manos del Señor. En ese momento madre e hija no mencionaron nada de las experiencias que habían tenido poco tiempo antes. Al regresar la familia a casa, contaron las aventuras del viaje. Al pasar una foto a su madre, Janie le contó acerca del incidente en que casi había perdido la vida y el misterioso rescate. —¿Cuándo ocurrió? —preguntó la madre. —El día que visitamos el Gran Cañón. ¿Recuerdas que te llamé esa noche? —Pero exactamente a qué hora sucedió —insistió Shirley. Los veraneantes recordaron la hora del accidente. Había sucedido precisamente a la misma hora en que Shirley había elevado aquellos ruegos fervientes a Dios. Shirley siempre recordará ese día. —No fue una coincidencia —asevera—. El Espíritu Santo me lo advirtió. Me informó que la vida de Janie estaba en peligro. Cuando clamé a Dios, Él envió a Sus ángeles para que la rescataran. Contribuido por Marilynn y William Webber
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PRUEBA DE LA CLASE 2A, «EL ESPÍRITU SANTO: HECHOS 1-4», DE LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES NOMBRE:
FECHA:
1.
¿Qué capítulo de la Biblia detalla cómo recibieron los primeros discípulos el Espíritu Santo?
2.
¿Qué dice Hechos 1:8?
3.
¿Cuál fue la consecuencia inmediata de que los discípulos recibieran el Espíritu Santo?
4.
¿Cuál es la función principal que cumple el Espíritu Santo?
5.
¿Cómo puede recibir alguien el Espíritu Santo?
6.
¿Has recibido tú el Espíritu Santo?
¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO ENTENDISTE BIEN O QUE TE SUSCITÓ INTERROGANTES? DE SER ASÍ, EXPLÍCALO A TU GUÍA.
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