Curso Básico Bíblico LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
CLASE 03A: LA ORACION –Primera Parte© La Familia Internacional Editado por http://audioconectate.net
Junio de 2011
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Las 12 Piedras Fundamentales clase 3A) La oración, primera parte: PRINCIPIOS Y APLICACIÓN
SECCIÓN 1.
PRINCIPIOS DE LA ORACIÓN ALABANZA, PETICIÓN, PRESTAR ATENCIÓN.
Demos comienzo a nuestro estudio sobre la oración sopesando nuestra relación con el Señor. La oración no es un rito. La posición de tu cuerpo no tiene mayor importancia. Lo que cuenta es la posición de tu corazón. Cuando hablamos de la oración, nos referimos al vínculo y la comunicación que estableces con el Señor, y los que Él establece con contigo.
Nuestro constante Compañero Dios envió a Jesús al mundo para que fuera nuestro Salvador. Él es el Hijo de Dios. Además, Dios envió a Jesús al mundo para que por medio de Él, pudiéramos forjar una relación con el Creador. El concepto de Dios es demasiado grande, demasiado infinito para que lo podamos entender. No sabemos qué aspecto tiene. Nos cuesta visualizarlo porque se trata de un ente demasiado vasto. Pero sí que podemos pensar en Jesús. Podemos comprender y visualizarlo porque Él cobró forma humana y vivió aquí en la Tierra. Jesús vino para salvarnos por la eternidad, y también vino para ser nuestro compañero a lo largo de la vida. Puedes verlo como un Compañero constante que siempre está a tu lado y a Quien puedes acudir en busca de consejos y consuelo. A continuación reproducimos una pequeña anécdota acerca de esto:
«Manuel, soy Yo, Jesús».
Se cuenta que cierto cura se empezó a preocupar de un viejo mendigo que todos los días a las doce del mediodía entraba a la iglesia y a los pocos minutos volvía a salir. ¿Qué intenciones podía tener? Decidió informar al portero y le pidió que la próxima vez interrogara al anciano. Al fin y al cabo, en la iglesia había bastantes objetos de valor. Vengo a rezar respondió el anciano al portero cuando este lo interrogó. Hombre, no me tome el pelo. Usted nunca se queda en la iglesia el tiempo necesario para rezar. Lo que pasa continuó el andrajoso anciano es que no sé hacer una oración larga, pero todos los días a las doce vengo y digo: «Hola, Jesús, soy Manuel». Espero un rato y luego me voy. Es una oracioncita nomás, pero yo creo que Él me escucha.
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Poco tiempo después, cuando Manuel sufrió un accidente y fue hospitalizado, ejerció una estupenda influencia en los enfermos de su sala. Los pacientes quejumbrosos se volvieron alegres y con frecuencia se escuchaban risas en la sala. Manuel le dijo un día la enfermera que lo atendía, todos dicen que a usted se debe el cambio que ha ocurrido en la sala. Dicen que usted siempre está contento. Sí enfermera, es verdad. ¿Y cómo no voy a estar contento? Es mi Visitante, que todos los días viene a alegrarme la vida. ¿Su visitante? preguntó la enfermera confundida. En los días de visitas siempre notaba que no había nadie en la silla del pobre Manuel, pues era un viejito solitario que no tenía familiares. ¿Su visitante? Pero, ¿cuándo viene? Todos los días respondió Manuel, al tiempo que se le iluminaba la mirada. Todos los días a las doce del mediodía Él viene y se pone a los pies de mi cama. Lo miro; y Él a Su vez me mira sonriente y me dice: Hola Manuel, soy Yo, Jesús.
Orar consiste en alabar, pedir y prestar atención. Ya hemos visto que la oración constituye nuestro vínculo con el Señor. El captar bien estos tres principios de la oración profundiza nuestra relación con el Señor: 1) alabanza, 2) petición, 3) prestar atención. Ya hablaremos más en detalle de ellos en las próximas clases, pero sucintamente podemos decir lo siguiente:
Alabanza El Señor instruye repetidas veces a lo largo de Su Palabra en el sentido de que deberías venir ante Su presencia con acción de gracias y entrar en Sus atrios con alabanza. ¡Agradece y alaba al Señor! Prodíguele la alabanza y el honor que se merece Salmo 100:4. Entrad por Sus puertas con acción de gracias, por Sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid Su nombre.
Petición Después de agradecer al Señor lo que ya haya hecho por ti y lo que ya ti haya concedido, puedes orar por lo que todavía te hace falta. Él nos insta a presentarle nuestras peticiones: Juan 16:24b. Pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
Prestar atención La oración no es un monólogo en el que te limitas a pedirle favores al Señor, sino un diálogo. Consiste en tener comunión con el Señor y conversar con Él. Muchas personas conversan con el Señor pero en realidad se trata de un monólogo. Basic 03a, Prayer, Part 1, page 3
Le hablan y le dicen todo lo que quieren, pero nunca le dan ocasión a Él de decirles algo. Eso sí, esperan que apruebe sus peticiones. Tal vez esperan hasta el final mismo para oír eso. Después de presentarle una larga lista, esperan que él la apruebe. ¡No debería ser así! Tu relación con el Señor también entraña que le escuches. Orar no consiste solamente en decir lo que quieres, sino más que nada en dejar que Dios te diga lo que Él quiere, esperar en quietud y confianza hasta que te responda. Si tomas tiempo para escuchar a Dios, Él se tomará tiempo para resolver tus entuertos. Marcos 4:2-3. Les decía en Su doctrina: «Oíd». Marcos 7:14b. Les dijo: «Oídme todos, y entended».
Concentrarse y visualizar a Jesús Juan 4:24. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Cuando oras, conviene pensar en el Señor y visualizarlo si puedes. Es recomendable cerrar los ojos. No es que sea indispensable cerrarlos para rezar, ni siquiera tiene uno que inclinar la cabeza, pero normalmente, ayuda. El hecho de cerrar los ojos te aísla de todo lo que pueda resultar una distracción y te abre los ojos internos de la mente y el corazón, permitiéndote así concentrarte en Jesús. Procura hacer a un lado todo lo demás, cualquier pensamiento que te distraiga. Si haces un esfuerzo por concentrarte en el Señor, será menos probable que pienses en otras cosas o te distraigas al rezar, pues estarás pensando en Jesús. Isaías escribió: Isaías 26:3. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, pues en Ti ha confiado. No se puede pensar en varias cosas a la vez. Puede que haya unas cuantas cosas merodeando en la periferia de tu atención, pero tu concentración solo puede aplicarse a una sola cosa a la vez. Al orar, el centro de tu atención debe ser el Señor. Jesús sentado en la silla Se cuenta de un viejo escocés que se hallaba muy enfermo. El pastor de su iglesia vino a verlo. Al sentarse en una silla junto a la cama del hombre, notó que al otro lado de la cama había otra silla, ubicada de tal manera que daba la impresión de que alguien más lo había visitado antes. —Qué bien, Donald —dijo el pastor—, veo que no soy el primero que viene a visitarlo. El escocés lo miró un tanto sorprendido, ante lo cual el pastor señaló la silla. —Ah —dijo el enfermo—, déjeme explicarle lo de la silla. Hace muchos años me resultaba imposible orar. Muchas veces estaba tan cansado, que me Basic 03a, Prayer, Part 1, page 4
quedaba dormido de rodillas. Y si conseguía mantenerme despierto, no lograba concentrarme en la oración. Tanto me preocupaba la situación, que un día decidí conversarlo con mi pastor. Me dijo que no hacía falta que me arrodillara. "Siéntate", me dijo, "pon una silla frente a ti, e imagínate que Jesús está sentado en ella, y háblale como hablarías con cualquier amigo". El escocés agregó: —Lo vengo haciendo desde entonces. Ahora ya sabe por qué está ahí esa silla. Una semana después, la hija del anciano escocés llamó a la puerta del pastor. La hicieron pasar al estudio, y al aparecer el pastor ella casi no pudo contenerse. —Mi padre murió por la noche —dijo sollozando—, no me imaginaba que su muerte estuviera tan cercana. Me había ido a descansar un rato, en vista de que parecía dormir plácidamente, y al volver lo encontré en la misma posición en que lo había dejado, sólo que tenía la mano sobre la silla que había junto a su cama. ¿Comprende usted? —preguntó la hija. —Sí —respondió el pastor—, comprendo perfectamente.
SECCIÓN 2:
12 PASOS PARA ORAR CON EFICACIA
¡La oración da resultado! Enseguida algunos testimonios de cómo responde Dios a las oraciones.
Testimonios de cómo responde Dios a la oración Testimonios de curación De Manuel: «Una noche, hablábamos de Jesús a una chica muy amiga nuestra que nos visita con frecuencia y a quien le encanta la Palabra de Dios. Había traído a una amiga suya para que le testificáramos. El Señor nos indicó que le habláramos de la curación y la importancia de la oración. Al regresar a casa vieron que el bebito de la aquella chica estaba enfermo y tenía una fiebre muy alta. Ambas rezaron por el bebé y el Señor hizo el milagro de sanarlo allí mismo delante de sus ojos. Demás está decir que aquello convenció a las dos chicas de que vale la pena poner nuestra confianza en el Señor». De Nigel: «Un amigo peluquero, al comienzo se mostró bastante frío ante nuestro mensaje y nuestra obra. Oramos que el Señor lo transformara. Al cabo de un tiempo fuimos a visitarlo y lo encontramos llorando. Nos contó que había contraído cáncer a la garganta. Le testificamos y aceptó a Jesús como Salvador. Oramos concretamente por su curación y nos dijo que sentía que el Señor lo había tocado. Cuando lo volvimos a visitar al cabo de unos días, los médicos no le habían encontrado nada anormal. Actualmente, persevera en el estudio de la Palabra». De Alison: «Un día recibí una llamada telefónica de mi hermana que me pedía desesperadamente que fuera a rezar por su bebita de apenas dos semanas, que estaba en el hospital muriéndose de bronconeumonía. Los Basic 03a, Prayer, Part 1, page 5
médicos dijeron que era demasiado tarde, que se trataba de un caso terminal y que la niña moriría sin remedio. Mis padres y mi cuñado eran ateos declarados en aquella época, así que les expliqué que mis oraciones no salvarían a la niña si ellos no se enmendaban con Dios y oraban con fervor para que ocurriera un milagro. Le dije a mi cuñado que tal vez el Señor quería demostrarle que sí existía y que lo amaba, y que si oraba de todo corazón, Dios podría sanar a su hija enseguida. Por fin, sintió que necesitaba mucho del Señor, así que se humilló y rogó a Dios para que obrara un milagro. Al día siguiente, los médicos le iban a hacer unos exámenes para determinar con más precisión cuál era el estado de la niña. Así que oramos en concreto que cuando los facultativos hicieran los exámenes, descubrieran que la niña se había sanado del todo. ¡Y eso fue lo que sucedió! ¡Ni más ni menos! ¡Al día siguiente la bebita estaba completamente sana sin que hubiera una explicación clínica posible! ¡Fue un milagro! Después de aquello, mi cuñado empezó a dar testimonio ante todos sus amigos y compañeros de trabajo de que Dios sí existe y le salvó la vida a su hija». ¡Transformado! Emma y Corrie (Rusia): Fuimos a visitar a una amiga nuestra, pero no se encontraba. En cambio, estaba Olga, su mejor amiga. Al darse cuenta de que éramos los cristianos de los que su amiga le había hablado, Olga comenzó a hacernos preguntas acerca de Dios y si Él era capaz de proteger a Sus hijos. Nos contó que su marido se había dado a la bebida y que por momentos parecía casi sicótico. Aquel esposo tierno y amoroso se convertía en un monstruo violento. Para colmo de males, ella había encontrado un arma en la casa que no sabía de dónde había salido. Añadió: «Estoy tan desesperada que estoy dispuesta a intentar lo que sea».. Le hablamos a Olga de la eficacia de la oración y de lo había hecho por nosotras. Luego le aconsejamos que se sincerase con su esposo y le dijese cómo se sentía. Rezamos con ella y le aseguramos que el Señor era capaz de transformar a su marido y su situación. Cuando nos volvimos a encontrar con ella un par de días después, nos echó los brazos al cuello y nos abrazó profusamente. Nos contó que había seguido nuestro consejo, le había dicho a su esposo cómo se sentía y había escuchado lo que él tenía que decirle. A consecuencia de ello, había dejado de beber y su relación había mejorado de un modo ostensible. Le contó a su marido que habíamos orado con ella. Los dos reconocen que fue el Señor Quien transformó sus vidas. Ahora quieren aprender más acerca de Dios, de la Biblia y de la oración. Examinemos ahora 12 pasos fundamentales para que nuestras oraciones tengan la debida eficacia.
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1. Adoptar una actitud de agradecimiento y alabanza. Principio clave: ¡Complácelo alabándolo! Antes de empezar a enumerar todas las cosas que te gustaría que Dios hiciera por ti, tómate un rato para alabarlo y agradecerle todo lo que ya hecho por ti. Filipenses 4:6. Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (En la próxima clase ahondaremos más en el principio de la alabanza.)
2. Comenzar con un corazón limpio. Principio clave: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio» (Salmo 51:10). Para poder tener fe en que el Señor responderá a tus plegarias hay que estar seguro de que las cuentas están claras entre tú y Él.
1 Juan 3:20-22. Si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y Él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos Sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Salmo 32:5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y Tú perdonaste la maldad de mi pecado. Selah Si has obrado mal, lo que tienes que hacer para enmendarte es admitir tu culpabilidad, pedir al Señor que te perdone y comprometerte a rectificar el asunto o reconciliarte con los afectados. Una vez cumplido eso, el Señor es presto a perdonarte y a escuchar y responder a tus oraciones. 1 Juan 1:9. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Dios no nos exige perfección. Solamente nos pide que pongamos nuestra voluntad de Su lado; que con todo el corazón pongamos el máximo de nuestro empeño. Oremos como David de antaño: Salmo 51:10. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. Salmo 139:23. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos.
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3. Orar para que se haga la voluntad de Dios Principio clave: Valga la redundancia,la clave para conocer la voluntad de Dios es tener la voluntad para cumplir Su voluntad. Cuando te esfuerzas al máximo por complacer al Señor, a Él le complace concederte los deseos de tu corazón. Salmo 37:4. Deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá las peticiones de tu corazón. 1 Juan 5:14-15. Esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
4. Anteponer las necesidades de los demás a las nuestras.
Principio clave: Primero Jesús; luego los demás, y el último yo. Dios espera que recemos por los demás y no solo por nosotros mismos. Job 42:10. Quitó el Señor la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job. 1 Tesalonicenses 1:2. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones. Salmo 41:1. Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará el Señor.
(En la próxima clase hablaremos más del deber que tenemos de orar por los demás.)
5. Ser concretos. Principio clave: Ser concretos en la oración garantiza que obtengamos respuestas concretas. Jesús quiere que seamos concretos en nuestras peticiones. Él nos pregunta:
Juan 15:7. ¿Qué queréis que haga por vosotros? Las oraciones concretas obtienen respuestas concretas. Las plegarias elevadas en forma vaga y generalizada normalmente son indicativas de una de tres cosas: O no estás demasiado preocupado por el asunto; o no sabes qué es lo que quieres que el Señor haga; o, por último, no tienes fe en que sea capaz de hacerlo. De modo que te conviene ser tan claro y concreto como si estuvieras firmando un cheque a cobrar en el Banco del Cielo. Llénalo con la cantidad exacta que quieres, hazlo a tu nombre o del de otra persona que lo necesite, ponle fecha y será tuyo. En los negocios que llevamos a cabo con otras personas solemos ser muy concretos, sobre todo si se trata de un asunto importante que entraña una transacción monetaria. Somos muy cuidadosos de entender bien lo que pactamos. Basic 03a, Prayer, Part 1, page 8
Afirmamos que estamos «haciendo un trato» o «cerrando un trato» con una persona. Ello significa que en algún momento estampamos nuestra rúbrica en la línea punteada y de forma muy concreta y con gran prudencia, cerramos el trato. En nuestros tratos con Dios, tenemos que ser igual de concretos. Hay un momento en que firmamos —por así decirlo— debajo de Sus promesas, tomamos a pie juntillas Su Palabra y cerramos el trato.
6. Poner todo el corazón. Principio clave: Ni la extensión ni el número de tus plegarias revisten importancia. Lo que cuenta es la fe con que las elevas. Es cierto que Dios sabe de qué tienes necesidad aun antes de que le pidas, pero de todos modos, espera que ores, pues eso demuestra que dependes de Él, que lo necesitas. Le complace que declares concretamente que tienes fe en que responderá a tus oraciones. Dios quiere que demuestres interés y ores por las cosas. Y cuando se trata de algo grave o importante, Él quiere que le pidas asistencia con toda seriedad. Si te despabilas, Él hará lo propio. Jeremías 29:13. Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
7. Ejercitar tu fe. Principio clave: Cuando la fe va al mercado, siempre lleva consigo una cesta. ¿En qué consiste la fe? En tomarle la Palabra a Dios. Consiste en creer que cumplirá lo prometido. Si tienes fe, poco importa si la lógica o la razón no apuntan en la dirección de lo que quieres; sabes que se cumplirá porque Dios lo prometió, ya sea que tu mente humana lo entienda o no. Cuanto mayor es tu fe en la capacidad del Señor para responder a tus oraciones, mayores son las respuestas que obtienes. Los dos ejemplos opuestos a los que hacemos referencia a continuación ilustran muy bien este principio: Al acudir dos ciegos a Jesús para que les devolviese la vista, Él les preguntó si creían que era capaz de hacerlo. Al responderle que sí, Él les dijo que «conforme a su fe» les sería hecho, y procedió a sanarlos.
Mateo 9:27-30. Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: «¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!» Y llegado a la casa, vinieron a Él los ciegos; y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacer esto?» Ellos dijeron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Conforme a vuestra fe os sea hecho». Y los ojos de ellos fueron abiertos. Sin embargo, en otro caso leemos que en cierta ciudad no hizo muchos milagros a causa de la incredulidad de la gente.
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Mateo 13:58. Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos. Así pues, queda bastante claro que la respuesta divina a tus oraciones está supeditada a la medida de tu fe. ¿Cómo se fortalece el músculo de la fe? Se nutre con la Palabra de Dios y se ejercita a diario por medio de la oración.
El que obtiene cosas de Dios demuestra su fe con sus acciones. Santiago 2:17–18, 26. Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras»... Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.
¿Qué es una fe muerta? Es una fe inactiva. Es una fe inoperante. La fe auténtica no es pasiva; actúa según lo que cree. Una persona creyente pone su fe en acción. Una vez que le ha pedido algo a Dios, actúa como si ya lo poseyese. Cuando toma a Dios al pie de la letra en cuanto a alguna de Sus promesas, considera que esas palabras se han convertido en obras, y actúa exactamente como si lo que pidió ya fuese suyo —que por fe ya lo es—, aunque sus sentidos naturales le nieguen a cada paso del camino lo que esa fe ha reclamado como propio. En la Biblia se ilustra este principio en el caso de los leprosos a quienes Jesús les dice que se presenten ante el sacerdote como condición para ser sanados. La Escritura dice: Lucas 17:14. Mientras iban, fueron sanados. Mientras iban —es decir, al traducir su fe en acciones—, Dios hizo lo que querían. Si empeñamos una voluntad creyente, Dios honra ese paso haciendo lo que le pedimos. Tomemos en cuenta el caso del hombre de la mano seca. Mateo 12:10, 13. He aquí había allí uno que tenía seca una mano; [...]Entonces dijo a aquel hombre: «Extiende tu mano». Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. El sitial de la fe es la voluntad. Queda claro que Dios espera que traduzcamos nuestra fe en obras.
8. Orar en el nombre de Jesús. Principio clave: ¡El nombre de Jesús tiene poder! Al venir a la Tierra a morir por nuestros pecados, Jesús se convirtió en nuestro mediador ante Dios, el Padre. La Biblia nos dice:
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1 Timoteo 2:5. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Nos aproximamos a Dios por medio de Jesús. Juan 14:6. Jesús le dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por Mí». Sabemos que eso se aplica a la Salvación. Sin embargo, también es válido para la oración. Jesús les dijo en reiteradas ocasiones a Sus discípulos que orasen en Su nombre: Juan 14:13–14. Todo lo que pidiereis al Padre en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré. Juan 16:23b–24. Todo cuanto pidiereis al Padre en Mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en Mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.
9. Invocar la Palabra de Dios. Principio clave: Cuando se ora conviene citar versículos e interpelar a Dios para que cumpla Sus promesas. Dios tiene una bodega de tesoros inigualables y riquezas inagotables; todo lo que pudieras pedir o imaginar. En Su Palabra te lo promete todo.
2 Pedro 1:4. Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina. Lo único que tienes que hacer es reclamar o reivindicar esas promesas. La Palabra de Dios es un contrato al que Él se ha ceñido. El primer paso es familiarizarse con los términos del contrato. Eso se hace leyendo Su Palabra. Luego, cuando oras, Él quiere que le exijas que cumpla esos términos. Al recordarle Sus promesas demuestras que tienes fe en lo que ha dicho, que crees que es capaz de hacer lo que le pides y que, en efecto, lo hará. Naturalmente, el contrato también contiene cláusulas que debes cumplir. Muchas de las promesas divinas son condicionales. 1 Juan 3:22. Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos Sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. Para poder reclamar aquella promesa de que nos daría «cualquiera cosa que pidiéremos», debemos hacer todo lo posible por guardar Sus mandamientos y complacerlo. Al cumplir con tu parte del trato tienes todo el derecho de reclamar lo que Su Palabra te otorga. Basic 03a, Prayer, Part 1, page 11
Conviene memorizar unos cuantos versículos clave que puedas invocar cuando oras. En tu momento de necesidad te fortalecerá muchísimo la fe. Además de los versículos que hayas memorizado, también puedes invocar Escrituras simplemente leyéndolas.
10. No dar lugar a las dudas.
Principio clave: Se debe orar ¡con fe! Santiago 1:6-8. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.
Es importante negarnos a dar lugar a pensamientos que contradigan la Palabra. Se dice que hay dos tipos de cristianos: los que oran y realmente esperan que suceda algo; y los que rezan sin esperar que ocurra nada. ¡Hay que aceptar que Dios ya respondió antes de ver siquiera la respuesta! Marcos 11:24. Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Al orar, ¡es imprescindible tener fe! Es increíble la cantidad de personas que, después de haberle pedido a Dios que les diera algo, también esperan que Él lo reciba por ellas. Queremos que, sin esfuerzo alguno de nuestra parte, Dios descienda y nos lo deposite en las faldas. Él lo hará, pero con ciertas condiciones, que son: «Creed que lo recibiréis, y os vendrá».
11. Darlo por hecho. Principio clave: «Estar firme en la fe» (1 Corintios 16:13). Toda oración que esté en consonancia con la voluntad de Dios y que sea conforme a lo que Él quiere y sabe que es mejor para todos los afectados, será respondida —desde la perspectiva divina— antes de que se la haya concluido siquiera.
Isaías 65:24. Y antes que clamen, responderé Yo; mientras aún hablan, Yo habré oído. Puede que no nos responda exactamente conforme a nuestras expectativas, o que no veamos la respuesta enseguida, pero Dios habrá dado inicio al proceso para que esa oración sea respondida en el momento que considere más oportuno, siempre y cuando armonice con Su voluntad. De modo que una vez que le hayas presentado tu petición al Señor, es hora de afirmarte en la fe. Debes confiar en que la respuesta Basic 03a, Prayer, Part 1, page 12
está en camino y creer que si has cumplido con tu parte del trato, el Señor hará lo propio, aunque a veces demore un poco. ¡Tienes que darlo por hecho! (En la próxima clase ahondaremos más en el tema de las respuestas demoradas o inesperadas.)
12. Dar gracias a Dios por la respuesta. Principio clave: Lo que obtenemos por medio de la oración debemos lucirlo con alabanzas. Es igual de importante concluir tus oraciones con alabanza y acción de gracias como lo es comenzarlas de esa misma forma. Así como somos concretos con Dios a la hora de pedirle cosas, debemos ser igual de concretos a la hora de agradecerle lo que nos ha concedido. Debemos manifestar la misma medida de entusiasmo al agradecerle que la de fervor al plantearle nuestras peticiones. Si realmente crees que Dios ha oído y respondido tu oración, no tienes que esperar a verla plasmada; se lo agradeces por fe.
Sinopsis de los 12 pasos 1. Adoptar una actitud de agradecimiento y de alabanza. 2. Comenzar con un corazón limpio. 3. Orar para que se haga la voluntad de Dios. 4. Anteponer las necesidades de los demás a las tuyas. 5. Ser concreto. 6. Poner todo el corazón. 7. Ejercitar la fe. 8. Orar en el nombre de Jesús. 9. Invocar la Palabra de Dios. 10. No dar lugar a las dudas. 11. Darlo por hecho. 12. Dar gracias a Dios por la respuesta.
Nota: Hay otros aspectos de la oración los cuales no hemos tenido mucho tiempo para estudiarlos, tales como: respuestas atrasadas, clases de oración, como establecer buenos hábitos de oración, más alabanza, escuchar al Señor, y mucho más. Estos temas los abordaremos en la siguiente clase.
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12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 3A
Principios y aplicación La oración, 1ª parte Objetivo: Estrechar nuestra relación con Jesús por medio de la oración y la alabanza.
Versículos clave Mateo 7:7-8. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Juan 14:14. Todo lo que pidiereis en Mi nombre, Yo lo haré.
Lecturas recomendadas de la Biblia Salmos de alabanza: Salmos 34, 100 y 103. Mateo, capítulos 1-4
Otras lecturas recomendadas Oración eficaz (libro de la serie Actívate)
Plegaria y alabanza: «¡Gracias, Jesús, por hacer que todo salga bien!» Jesús, no siempre me detengo a agradecerte cuando todo va bien. Por lo visto, a veces solo me acuerdo de orar cuando todo va de mal en peor. En realidad, ni siquiera cuando las cosas me salen mal acudo a Ti enseguida; más bien lo hago cuando llevo ya mucho tiempo sufriendo una contrariedad y Tú finalmente la resuelves: Entonces sí me acuerdo de darte las gracias. Reconozco que eso no es muy amable de mi parte. Te ruego que me ayudes a tener fe para alabarte aun cuando las cosas no tengan un cariz positivo, pues tengo la certeza de que todo redunda en bien para quienes te aman (Romanos 8:28). Basic 03a, Prayer, Part 1, page 14
Te agradezco por enseñarme eso. Y antes que me olvide, quiero decirte de todo corazón que aprecio enormemente todo lo que haces por mí, lo que veo y aun lo que no veo. Haces que muchísimas cosas salgan bien. Te amo más que nunca. Ayúdame a decírtelo más a menudo y a amarte y alabarte con mayor frecuencia. Un millón de gracias, Jesús. Te aprecio muchísimo.
Meditación: «Dios todavía está en el trono y la oración cambia las cosas» Muchas personas relegan al pasado lejano los relatos de Jesús y Sus discípulos. Los ven como fábulas que tienen muy poco de verídico. Dios está muy lejos, el Cielo está muy lejano, Jesús hace mucho tiempo que murió y todo se ve relegado un lugar muy recóndito. Sin embargo, el Señor es tan real como siempre y es igual de capaz de hacer lo mismo que hizo cuando estuvo en la Tierra, y aún más. Dios está vivo, se encuentra bien y aún obra los mismos portentos de siempre en favor de quienes depositan en Él su confianza. El Señor dice en la Biblia: «Yo el Señor no cambio» (Malaquías 3:6), y «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8). La época de los milagros no ha quedado atrás. La Palabra de Dios y Sus garantías no tienen restricción, limitación ni condición alguna, salvo las que les impone nuestra fe. Lo único que Dios nos pide es que lo honremos con fe, creyendo en las promesas de Su Palabra. Al orar, invoca esas promesas a fin de recordárselas. Cuando le recordamos a Dios Su Palabra, demostramos tener fe en ella. Lo que complace a Dios es que declaremos positivamente nuestra fe apoyados en el conocimiento de Su Palabra. Cita, pues, las Escrituras y exígele que la cumpla. «Sigue creyendo en el Señor. Él aún responde a la oración». No ha dejado de cumplir ninguna palabra de todas Sus buenas promesas (1 Reyes 8:56). <Reflexión> ¿Pasas un rato comulgando con el Señor todos los días? ¿Le pides ayuda?
Conocimientos de la Biblia: El Evangelio de Mateo El Evangelio de Mateo es el primero de los cuatro Evangelios. Mateo era un judío que recaudaba impuestos para los romanos. Los recaudadores de impuestos solían estafar a la gente, razón por la que no eran bien vistos. Sin embargo, Jesús llamó a Mateo para que fuera uno de Sus discípulos. Es muy Basic 03a, Prayer, Part 1, page 15
probable que siendo recaudador de impuestos, Mateo supiera llevar registros muy minuciosos. De ello deducimos que mantuvo registros detallados de sus experiencias vividas con Jesús. En una edición de la Biblia en la que las Palabras de Jesús aparecen en rojo, se advierte que el Evangelio de Mateo contiene más frases textuales de Jesús que cualquiera de los otros tres Evangelios. Más del 60% de todos los versículos del mismo contienen citas textuales de Cristo. Mateo registró muchos de los sermones y enseñanzas de Jesús. El más conocido es el «Sermón de la montaña» (capítulos 5 al 7). Entre otros capítulos importantes, podemos referir: Capítulo 10: Misión de los doce apóstoles. Capítulo 13: Las parábolas del Reino. Capítulo 18: Enseñanzas sobre la humildad, la salvación, el perdón y la oración. Capítulo 23: Condena de los hipócritas religiosos. Capítulos 24 y 25: El Tiempo del Fin y la Segunda Venida de Jesús. En repetidas ocasiones Mateo hacía referencia a profecías del Antiguo Testamento acerca del Mesías. Con ello demostraba que Jesús era el cumplimiento de las mismas y por ende, Cristo, el Mesías esperado. A raíz de ello, el Evangelio de Mateo es una suerte de puente o vínculo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre las profecías y su cumplimiento. Así pues, constituye un medio muy eficaz para testificar a los judíos.
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Suplemento
La fe en acción: Testimonios de oraciones respondidas ¡La divina providencia! El campamento veraniego cristiano de Pine Springs Ranch se estaba quedando sin agua. Los doscientos jóvenes campistas que se encontraban allí habían consumido ingentes cantidades. Los tanques, abastecidos por un pozo ubicado en una colina cercana, no se llenaban. Estaban casi vacíos. Si no llovía pronto —muy pronto—, el campamento tendría que cerrar sus puertas al cabo de apenas dos semanas de temporada. Los asistentes oraron fervientemente por lluvia. Al día siguiente se nubló y cayeron unas cuantas gotas, que no bastaron para remediar la situación. El viernes por la tarde, después de la reunión que habitualmente celebraban alrededor de la fogata, los campistas volvieron a orar. ¿Por qué no había respondido Dios a sus plegarias? ¿Acaso debían ser más concretos? ¿Debían fijar un tiempo límite? ¿Debían pedir a Dios que les enviara lluvia a más tardar el lunes por la mañana? ¿Equivaldría eso a tener fe o sería pecar de presuntuosidad? Decidieron no decir a Dios cómo debía responder a sus oraciones, sino simplemente dejarlo en Sus manos. En ese espíritu rezaron. Ni bien se hubieron levantado de rezar, algunos corrieron a revisar los tanques, tal como habían hecho periódicamente cada tantas horas, mientras los demás se deseaban las buenas noches antes de retirarse a descansar. De golpe se oyó un grito en todo el campamento: «¡Agua! ¡Hay agua en los tanques!» Los últimos en levantarse de la rueda de oración partieron a toda marcha rumbo a los tanques. Mientras se apresuraban en esa dirección podían oír el ruido del agua que corría. Alguien gritó: «¡Los tanques están llenos hasta rebosar!» Cinco horas antes, aquellos tanques habían estado vacíos. Par entonces estaba ya llenos y se desbordaban. Evidentemente, la lluvia no es el único medio del que Dios se vale para llenar tanques de agua.
Sobrevivió al terremoto de la isla Sajalín (en la región oriental de Rusia) Varios sobrevivientes nos contaron cómo escaparon milagrosamente de los edificios que se desplomaban durante aquel fatídico sismo. «Sé que Dios existe — nos dijo un hombre—, pues respondió a mi plegaria y por un milagro me salvó de morir. Después del primer temblor, quedé atrapado cabeza abajo entre dos lozas de Basic 03a, Prayer, Part 1, page 17
hormigón. En ese momento no me cupo duda de que moriría. Si las lozas se movían, me triturarían. Y si permanecía mucho tiempo en esa posición moriría a causa de la creciente presión arterial que se me produciría en el cerebro. Oré que Dios me salvara. El segundo temblor me arrojó del edificio a un lugar seguro».
Curación: respuesta instantánea a la oración De Giovanni (Italia) En lugar de pedir a Jesús que fuera a su casa, el centurión romano descrito en el Evangelio rogó a sus amigos que le dijeran a Jesús: «Di la palabra, y mi siervo será sano» (Lucas 7:2-10). Aquello fue un acto de fe en que la Palabra de Jesús era tan poderosa como Su presencia física. Nos acordamos de aquel relato cuando una persona que nos visita nos contó acerca de un niño que conocía y que llevaba mucho tiempo en estado de coma. Estaba tan preocupado por aquella criatura que nos pidió que orásemos por él. Nos reunimos y rogamos a Dios que Su poder sanador lo tocara y le restaurase la salud. ¡Más tarde nos enteramos que en Florencia, a 160 kilómetros de distancia, el niño salió del coma y se está recuperando muy bien! ¡La oración es eficaz!
El Señor demuestra Su existencia Micah y Cephas (Norteamérica) Cephas y yo conocimos a una chica camboyana que trabaja en una tienda. Advertimos que cojeaba al caminar. Nos narró los pormenores de su fuga de Camboya hace más de 10 años durante el régimen de Pol Pot. Huyó a uno de los campamentos de refugiados de Tailandia, donde un cristiano le testificó. Nos relató: «Después que me hablaron de Dios y de Jesús, comencé a rezar. Pedí a Dios que hiciera diversas cosas para demostrarme que existía de verdad, y Él respondió a cada una de mis oraciones. Lo hice porque quería saber si existía o no. Hasta aquel momento, yo era inválida. Solamente podía gatear. Pero leí en la Biblia el versículo que dice: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el Evangelio” (Mateo 11:5). Así que le dije a Dios: “Señor, si de veras existes, haz que pueda volver a caminar”. ¡Y lo hizo! Después de eso, oré y reconocí que Jesús es el Salvador». La mayor parte de su familia fue asesinada por el régimen de Pol Pot. Por medio de sus sufrimientos, estrechó su relación con Jesús y aprendió a depender de Él.
Una moderna bella durmiente Nathan y Ana (Europa) Conocimos a una señora que nos contó que su hija de cinco años padecía de un extraño trastorno. Ni siquiera los más eximios médicos lograban determinar el Basic 03a, Prayer, Part 1, page 18
origen de su dolencia. La niñita se quedaba dormida en cualquier momento y lugar. Dormía durante horas —a veces, incluso días— sin despertarse. Aquella amable señora aceptó el don de salvación de Jesús, luego de lo cual oramos por su hija. Le dijimos que también rezaríamos por ella en nuestra reunión de compañerismo. Manifestó una gran fe y confianza en la oración y creyó fehacientemente que el Señor era capaz de obrar un milagro. Un mes más tarde la volvimos a visitar y nos contó con lágrimas en los ojos que su hija se había sanado. Se la veía muy feliz y agradecida. Actualmente cuenta a todos su testimonio y da la gloria a Dios.
Los médicos la habían desahuciado Andrew y Mercy (Latinoamérica) Este mes hablamos con una señora que estaba en la unidad de terapia intensiva de un hospital. Tenía cáncer y los médicos la habían desahuciado. Solo aguardaba la muerte. Cuando le testificamos aceptó entusiasmadamente a Jesús. Pablo le preguntó si creía que Jesús era capaz de sanarla. Respondió que sí. Total que oraron con fervor por su sanación. Al cabo de unos días volvimos a visitarla y la encontramos levantada, vestida y empacando su maleta. Nos miró y con una gran sonrisa nos dijo: «¡Me voy a casa! ¡Jesús me sanó!» ¡El Señor no ha dejado de obrar milagros!
Para los ratos de quietud: Cómo obtener resultados contundentes por medio de la oración Tomado de The Power in Praising God (La eficacia de alabar a Dios) de Charles Spurgeon (1834–1892), predicador inglés. ¿Te lamentas de que tus oraciones no hallen respuesta? ¿Has dejado de acudir a Dios para encomendarle todos tus problemas porque no ves los frutos de tus ratos de oración? Adopta las siguientes actitudes al orar y verás los resultados: Manifiesta confianza. Si empiezas dudando, tu plegaria no surtirá efecto. Dios promete: «Conforme a vuestra fe os sea hecho». Cuando estés en medio de alguna tribulación, pide a Dios ayuda creyendo que es capaz de dártela. Pide esperando que te la conceda. Ten presente que Dios es fiel. Recuerda lo que Dios ha hecho por ti. Luego recuerda que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8). Si fue fiel entonces, lo será también ahora. Confía en Sus promesas. Primero lee las Escrituras, para que sepas en qué consisten esas promesas. Luego aférrate con resolución a Dios, cuya fidelidad es a toda prueba. Basic 03a, Prayer, Part 1, page 19
Admite tu debilidad. Encomienda tu problema a Dios, haciéndole saber todos tus pesares y necesidades. Luego di: «Señor, ahí lo tienes». Desnúdale tu alma. A Dios no lo conmueven la elocuencia de nuestras palabras ni nuestra oratoria. En cambio, sí es presto a responder a la oratoria de la aflicción verdadera. A Jesús le encanta que le declaremos la dificultad en que nos hallamos, pues luego, cuando nos saque de ella, podremos recordar con gratitud y regocijo la angustiosa situación en que nos encontrábamos. Declara tu confianza. Expresa tu confianza en Dios. Acude a Dios para que te rescate sabiendo que, en efecto, lo hará. Aunque tengas los ojos llenos de lágrimas, no apartes tu mirada del Señor. Mientras mires a Él, tus ojos se fortalecerán y Su luz y te iluminará.
«Tengo sed de ti» Introducción: A continuación reproducimos una traducción de un escrito de la Madre Teresa de Calcuta. Se trata de una profecía que Jesús comunicó a través de ella antes que partiera de este mundo. Jesús se dirige a quienes no lo conocen bien y describe el amor y las ansias que siente por cada persona. «He aquí, Yo estoy a la puerta y llamo...» (Apocalipsis 3:20). Estoy a la puerta de tu corazón de día y de noche. Así es, aunque dudes de que se trate de Mí y no me atiendas, Yo estoy allí. Aguardo aun la más nimia señal de respuesta, una plegaria hecha apenas en un susurro, que me permita entrar. Quiero que sepas que cada vez que me invites, vendré. Entro en silencio e inadvertidamente, pero con fuerzas y amor interminables para entregarte muchos dones de Mi Espíritu. Vengo con Mi misericordia, con el anhelo de perdonar, con amor que sobrepasa tu entendimiento. Así como el Padre me ha amado, te he amado Yo. Vengo deseoso de comunicarte tranquilidad y fortaleza, de levantarte el espíritu y vendar todas tus heridas. Te traigo Mi luz para hacer desvanecerse las tinieblas y las dudas de tu vida. Vengo con Mis fuerzas a fin de llevarme todas tus cargas; con Mi misericordia para tocarte el corazón y rehacer tu vida; con Mi paz para traer solaz a tu alma. Te conozco cabalmente. Lo sé todo acerca de ti. Cada cabello de tu cabeza lo tengo contado. No hay ningún aspecto de tu vida que no tenga importancia para Mí. Te he seguido los pasos todos estos años y te amé aun cuando te descarriaste. Estoy al tanto de cada uno de tus problemas, conozco todos tus deseos y necesidades. Y en efecto, conozco también tus pecados. Aun así, volveré a afirmar que te amo, no por lo que hayas hecho o dejado de hacer, sino por ti mismo, por causa de la belleza y el valor que Mi Padre te otorgó al crearte conforme a Su imagen y semejanza; ese valor del que tú te olvidas con tanta Basic 03a, Prayer, Part 1, page 20
frecuencia, esa belleza que has recubierto de pecado. Te amo tal como eres y derramé Mi sangre para reconquistarte. Sé lo que hay en tu corazón. Conozco tu soledad, tu dolor y sensación de pérdida, tu condenación y humillaciones. Yo sufrí todas esas cosas antes que tú y por tu causa, para que pudieras participar de Mi fortaleza y triunfo. Conozco tus ansias de amor, tu anhelo de ser querido y mimado. Cuántas veces has ansiado en vano, procurando amor egoístamente, empeñándote en llenar ese vacío interior con placeres temporales o con las tinieblas aun más densas que te acarrean el pecado. ¿Tienes sed de amor? Yo saciaré tu sed y te llenaré. ¿Tienes sed de atención y cuidados? Yo velo por ti, mucho más de lo que podrías imaginarte, pues llegué aun hasta la muerte en la cruz por causa de ti. Tengo sed de ti. Así es. Es la única forma en que puedo expresarte Mi amor. Tengo sed de ti, tengo sed de amarte y tengo sed de tu amor. Me eres muy preciado. Tengo sed de ti. Ven a Mí y Yo te llenaré el corazón y sanaré tus heridas. Te volveré a moldear y haré de ti una nueva criatura. Aun en medio de todas tus tribulaciones te daré paz. Tengo sed de ti. Nunca dudes de Mi misericordia, de Mis deseos y voluntad de perdonar, de Mis ansias por bendecirte y vivir en ti. Tengo sed de ti. Me da igual que a los ojos del mundo seas poca cosa. En este mundo para Mí no hay nadie más importante que tú. Tengo sed de ti. Ábreme, ven a Mí, ansíame. Dame tu vida y Yo te demostraré cuán preciado eres a Mi corazón. Veo el sitio que Mi Padre te ha preparado en Mi Reino. Recuerda que en esta Tierra no eres más que un peregrino camino a casa. El pecado nunca te satisfará, jamás te concederá la paz de anhelas. Todo lo que has buscado lejos de Mí solo te ha traído más tinieblas. Por tanto, no te aferres a las cosas de esta Tierra. No importa cuánto te hayas descarriado, no importa cuánto me hayas olvidado, no importa cuántas cruces seas capaz de llevar. Solo hay una cosa que tienes que recordar y tener por cierta, y que nunca cambiará: Tengo sed de ti, tal como eres. Toda tu vida he procurado tu amor. Nunca dejé de buscar la ocasión de amarte y de que tú me amaras. En tu búsqueda de la felicidad, has probado muchas cosas; ¿por qué, entonces, no me abres el corazón ahora, en este mismo momento? Estoy a la puerta de tu corazón y llamo. Ábreme, pues tengo sed de ti. (Nota de la Madre Teresa:) Jesús es Dios. Por eso es que Su amor, Su sed, no tienen fin. Él, el Creador de todas las cosas, ruega por conquistar el amor de Su creación. Tiene sed de nuestro amor. Esas palabras —«tengo sed»—, ¿acaso no resuenan en nuestra alma? Basic 03a, Prayer, Part 1, page 21
PRUEBA DE LA CLASE 3A, «LA ORACIÓN: PRINCIPIOS Y APLICACIÓN», DE LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES NOMBRE:
FECHA:
1. Comprender los tres principios fundamentales de la oración profundiza nuestra relación con el Señor. Escribe el principio fundamental enunciado en cada uno de los siguientes versículos: Salmo 100:4 - principio fundamental:__________________________ Juan 16:24b - principio fundamental: __________________________ Marcos 7:14b - principio fundamental: __________________________ 2. Es importante concentrarnos cuando oramos. Expresa dos consejos que a tu juicio ayudan a mantener la concentración. ___________________________________________________________________ 3. Dios responde a la oración. Piensa en alguna ocasión en que Dios respondió tus plegarias. Escribe un breve testimonio o recuento sobre el particular.
4. Llena los espacios correspondientes a los principios fundamentales de los 12 pasos para rezar con eficacia. Emplea las referencias, si gustas, para facilitarte la labor. (También puedes encontrar las respuestas en el Suplemento de apuntes.) 1. Complácelo _____________________. (Filipenses 4:6) 2. Crea en mí, oh Dios, un __________ __________. (Salmo 51:10) 3. La mejor manera de conocer la voluntad de Dios es decirle a Dios ___ ______. (Salmo 37:4) 4. Cuando oramos por __________, nos beneficiamos ________ _______. ( Job 42:10 ) 5. Las oraciones ___________ obtienen respuestas específicas. (Marcos Basic 03a, Prayer, Part 1, page 22
10:36) 6. La respuesta no depende de cuánto se ore ni por cuánto tiempo, sino _____________. (Jeremías 29:13) 7. Cuando la fe se dirige al mercado siempre lleva una ____________. (Mateo 9:27-30) 8. Hay fuerza en ____________. (Juan 14:14) 9. Cuando ores, cita las _______________. Exígele a Dios que cumpla Sus _______________. (2 Pedro 1:4) 10. Cuando ores, ______________. (Marcos 11:24) 11. Estad ________ en la _________. (1 Corintios 16:13) 12. Lo que obtenemos por medio de la oración debemos lucirlo con ____________. (Salmo 34:1)
¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO HAYAS ENTENDIDO O QUE TE SUSCITA INTERROGANTES? SI ES ASÍ, EXPLÍCALO BREVEMENTE A TU GUÍA.
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