12PF Clase 12b: Obrar en Armonía con Dios

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Curso Básico Bíblico LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES

CLASE 12B: OBRAR EN ARMONIA CON DIOS © La Familia Internacional Editado por http://audioconectate.net Junio de 2011

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Clase 12B-1 Básica El Estilo de Dios, segunda parte OBRAR EN ARMONIA CON DIOS

PRIMER TRAMO: LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TI

Debemos tener deseos de complacer al Señor

1 Tesalonicenses 4:1. Hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. Juan 14:15. Si me amáis, guardad Mis mandamientos. Juan 14:23a. Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama, Mi palabra guardará». A lo largo de estas clases hemos hablado y aprendido mucho juntos acerca de la relación estrecha que el Señor quiere tener con nosotros. Él desea llenar nuestra vida de satisfacción y alegría. Hablamos también de los dones que nos ofrece: los dones de la sanación, de la alegría, de escucharlo a Él, del amor, de la fortaleza, de asistencia en tiempos de tribulación, de percibir Su misma presencia. Hasta ahora no hemos hablado mucho de lo que Él espera a cambio, además de nuestra alabanza y el amor que le profesamos, un amor tan intenso que al estar nuestro corazón tan rebosante de él, debe derramarse sobre los demás. Por eso en esta ocasión nos gustaría hablar de darle más de nosotros mismos a fin de que pueda cumplir Sus designios en nuestra vida. Coloquio: Las expectativas del Señor

A raíz de la Palabra, sabemos que lo fundamental que el Señor espera de todos nosotros es que amemos: que lo amemos a Él y a nuestro prójimo. ¿Qué más hemos aprendido en los últimos meses acerca de las expectativas del Seño, tras empeza el curso de Las 12 Piedras? 

Para tomar decisiones acertadas Por lo que hemos mencionado en nuestro coloquio, nos quedan claros los principios elementales, pero ¿sabemos específicamente lo que Él quiere que haga cada uno de nosotros? Cuando se enfrentan a una decisión, ¿cómo determinan qué es lo que más complacería al Señor? Estudiamos lo relativo a escuchar Su voz en profecía. Esa es una de las pautas para saber Su voluntad. Pero hay otros medios de informarse espiritualmente, que los ayudarán a tomar decisiones acertadas. De eso tratará esta clase.

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Para tomar decisiones acertadas es esencial tener un buen sentido de la prioridad. No hay grandes hombre ni mujeres que no tengan sentido de la prioridad. Si dejamos de hacer lo óptimo porque estamos ocupados con cosas de importancia secundaria, no vamos a hallar la satisfacción que anhelamos ni vamos a aprovechar todo el talento del que el Señor dotó a cada uno. Hay un adagio muy cierto que reza. «Vivimos una sola vida que pronto pasará; solo lo que hayamos hecho por Cristo perdurará». 1 Corintios 3:14. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Mateo 6:33. Buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 2 Corintios 4:18. No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Ocupada en camino Cierta mujer mayor decidió viajar en ferrocarril por la región montañosa del sur de Austria. Hacía mucho que quería hacer aquel viaje pues sabía que los paisajes que contemplaría desde el tren serían espectaculares. Abordó el tren y decidió ponerse cómoda. Durante las horas siguientes, la mujer acomodó una y otra vez su bolso y su bolso de mano, un cojín que había traído para su espalda y un sinfín de cosas sin molestarse siquiera en contemplar el paisaje. Pidió té, abrió sus emparedados, revisó el horario. [...] Así transcurrió el tiempo. Siempre había querido ver aquellos paisajes y, sin embargo, no prestó atención al que debió haber sido el principal motivo de su viaje. Se olvidó de todo el asunto y ocupó su tiempo en nimiedades y tonterías de poca jerarquía. Su atención no estaba enfocada donde debía. Sus prioridades no eran las debidas. Hizo hincapié en algo errado. Diríase que fue como si las montañas pasaran de largo sin que ella se diera cuenta... ¿Qué es importante? Se informó que once millonarios se ahogaron en el Titanic. El comandante A.H. Peuchen dejó 300.000 dólares en efectivo, joyas y valores en una caja fuerte de su camarote. «En ese momento el dinero me pareció una ridiculez — dijo más tarde—. En su lugar me llevé tres naranjas». Mantener el faro encendido. Él conoce sus prioridades. El torrero de un faro de Calais se ufanaba siempre del brillo de su linterna, que era visible a una distancia de cincuenta kilómetros en el mar. Alguien que lo visitaba le dijo: —¿Qué pasaría si se apagara una de las luces del faro? ―Going God’s Way‖, part 2, página 3


—¡Jamás! ¡Eso es imposible! —exclamó el torrero horrorizado—. Señor — prosiguió el hombre señalando el océano—, allá lejos donde no se ve absolutamente nada, hay barcos dirigiéndose a todas partes del mundo. Si esta noche se apagara una de mis luces, dentro de seis meses me llegaría una carta, tal vez de la India, tal vez de América, tal vez de algún sitio del que no haya oído hablar jamás, en la que dirían que en tal noche, a tal hora, la luz de Calais perdió intensidad, que el vigilante descuidó su puesto y que las naves estuvieron en peligro. Ay, Señor, a veces en las noches oscuras y tormentosas, oteo el mar y me da la impresión de que todos los ojos del mundo están fijos en mi luz. ¿Apagarse? ¿Perder brillo? ¡Jamás! 

Dios tiene un designio para ti 1 Pedro 4:10. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Romanos 12:6–8 . Teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. Dios ha dotado a cada uno de ciertas cualidades y talentos. Cuando tenemos que tomar decisiones y averiguar la voluntad de Dios, debemos preguntarnos qué estamos haciendo con los dones que se nos fueron entregados. ¿Los estamos empleando en lo más importante? Escuchen el siguiente pasaje: «En toda la historia no ha habido ni habrá otro hombre o mujer como tú. Eres único. No tienes doble. No hay dos hojas ni dos piedras preciosas ni dos estrellas ni dos vidas iguales. Cada vida es una concepción divina totalmente nueva entregada al mundo. No hay nadie en el mundo capaz de realizar tu labor tan bien como tú. Hay necesidad de ti. Dios tiene un designio para ti. Y si tú no encuentras ni cumples el propósito que Él ha concebido para tu vida, algo de lustre le faltaría a la gloria que de otro modo se habría manifestado en ti. Cada piedra preciosa reluce con su propio resplandor. Cada flor destila su propia fragancia. Cada creyente posee su porción particular de la gloria de Jesús. ¿Te dotó Dios de una personalidad distinta? Él creó también un círculo particular de individuos a los que solamente les puede llegar y conmover esa personalidad. Tú eres capaz de hacerlo como ningún otro ser humano del mundo».

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Por muy débil que te sientas, Dios puede valerse de ti En una de las grandes ciudades se colocaron avisos invitando a ver la presentación de un violinista que tocaría con un instrumento valorado en mil dólares, que en aquella época era una suma de grandes proporciones. El auditorio estaba abarrotado. Muchos acudieron, tanto a ver el magnífico instrumento como a oír la música. El violinista apareció e hizo su presentación, y el público quedó extasiado. De repente, el músico arrojó el violín al suelo y lo aplastó con el pie hasta dejarlo hecho trizas, luego de lo cual abandonó el escenario. Los espectadores quedaron consternados, y pensaron que aquel hombre habría perdido el juicio para destruir de ese modo un violín tan bello y valioso. Entonces apareció el director del teatro, y dijo: «Señores, el violinista todavía no ha tocado con el violín que vale mil dólares. El instrumento que han oído ustedes fue comprado en una tienda de segunda mano por un dólar. Ahora tocará con el violín de mil dólares». Así lo hizo, y pocos fueron los presentes que pudieron percibir diferencia alguna. El deseo del artista era demostrar que más importante que el violín es el violinista que le arranca la música. Tal vez tú seas un instrumento de un dólar, pero el Maestro puede sacar música de ti si te sometes a Él. Hechos 4:13,14- Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba de pie con ellos, no podían decir nada en contra. Romanos 12:1,2- Por tanto, os ruego hermanos por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional. Y no os conforméis a este mundo; mas transformaos por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

El primer paso para saber la voluntad de Dios es someterse a Él. La decisión de hacer la voluntad de Dios debe provenir de un corazón dispuesto. Dios quiere voluntarios, no reclutas. 2 Corintios 9:7. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 1 Crónicas 28:9a. Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque el Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos.

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Tenemos que estar dispuestos a renunciar a nuestras ideas en torno a lo que nos parece mejor a fin de hallar el designio divino, el plan que tiene Él para nuestra vida. Proverbios 3:7. No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor, y apártate del mal. Mateo 6:10. Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, como en el Cielo, así también en la tierra. En Sus manos Una joven dialogaba con un evangelista acerca de la consagración. —No me atrevo a consagrarme de lleno al Señor —decía ella— por temor a que me envíe a la China. El religioso le dijo: Si una mañana fría y de nieve llegara un pajarillo medio congelado a picotear los cristales de tu ventana, y dejara que lo tomaras en tus manos y lo alimentaras, poniéndose de esa forma por completo en tus manos, ¿qué harías? ¿Lo estrujarías en tus manos hasta matarlo? ¿O le darías abrigo, calor, alimento y atención? Una nueva luz iluminó la mirada de la joven, que exclamó: —¡Ah...ya veo! ¡Ahora lo entiendo! —y se marchó, con el rostro resplandeciente. Dos años después volvió a encontrarse con el religioso y le recordó aquella conversación. Con la cara iluminada por un gozo inefable, le dijo: —Pues verá, ¡me voy a la China! Acepta tu llamamiento Dicen que en cierta oportunidad, hastiado de la vida cortesana, Enrique de Baviera decidió recluirse en un monasterio. Se presentó ante el prior Ricardo, y el monje fiel le comunicó las estrictas reglas de la comunidad. El rey escuchó con interés, y lleno de entusiasmo expresó su placer ante las perspectivas de una vida de tal consagración. El prior le advirtió que la obediencia absoluta y expresa era el primer requisito de la santidad. El monarca prometió acatar su voluntad hasta en el más mínimo detalle. Entonces volved al trono y cumplid con la misión que Dios ya os ha asignado —fueron las palabras que le dirigió el sacerdote. El rey recogió su cetro, y desde aquel momento, hasta su muerte, la gente decía de él: El rey Enrique aprendió a gobernar cuando aprendió a obedecer.

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Sigue al Guía

Salmo 143:10. Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Un guía con muchos años de experiencia en las junglas del África dijo en cierta ocasión: «Es difícil guiar a las personas obstinadas. Es muy complicado dirigirlas. No confían en el guía, siempre quieren seguir su propio camino. En mis años de exploración vi a muchas personas que se metieron en situaciones peligrosas o sufrieron accidentes graves porque no querían seguir al guía». ¿Resulta entonces extraño que el pueblo de Dios, las ovejas de Su prado, necesiten de un Pastor que les indique el camino? No debemos pasar un solo día sin la presencia y la guía del Señor. Salmo 100:3. Reconoced que el Señor es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo Suyo somos, y ovejas de Su prado. Determinar cuál es la voluntad de Dios para nosotros y cómo quiere Él que dispongamos de nuestras posesiones

Hallar la voluntad de Dios para uno mismo entraña también determinar de qué manera quiere Dios que uno disponga de los bienes sobre que los que Él lo puso a uno por administrador. Como estudiamos en la clase sobre La regla de oro, el Señor espera que por amor nos consagremos a servirle a Él y a los demás. Parte de esa entrega supone compartir nuestros bienes materiales y recursos económicos con los necesitados, además de apoyar económicamente a otros creyentes que trabajan para el Señor. «Todo don perfecto desciende de lo alto» Santiago 1:17. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Salmo 136:25. El que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es Su misericordia. Eclesiastés 5:19. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.

Si bien trabajamos para ganarnos la vida, es Dios quien en última instancia provee nuestros bienes materiales. Reconocer que Él es el Dador equivale a reconocer que somos apenas administradores a cargo de lo que Él ha dejado en nuestras manos. Eso pone nuestras decisiones económicas en una perspectiva más adecuada. Debemos averiguar la voluntad de Dios no solamente en lo que concierne a nuestros actos, sino también con respecto al empleo de nuestros recursos económicos y bienes materiales. ―Going God’s Way‖, part 2, página 7


Administradores de lo que poseemos Hace años, un par de ganaderos del sur, al pasar frente a la casa de un viejo granjero, vieron una vaca lechera de buena raza pastando en la parte trasera. Uno de ellos le gritó: —Señor, nos interesaría comprar esa vaca. ¿Es suya? El viejo respondió: —No jefe. No es mi vaca. Es del Caballero de allá arriba . Yo se la administro. Aquel anciano había percibido acertadamente en qué consiste ser administrador. En realidad nada nos pertenece. Todo lo que parece nuestro constituye apenas un préstamo temporal, pues «del Señor es la tierra, y su plenitud» (Salmo 24:1). 

El creyente tiene el deber de prestar apoyo económico a la obra de Dios Sin perjuicio de que nosotros podamos trabajar para el Señor, debemos ayudar a quienes lo hacen. Gálatas 6:10. Según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Romanos 15:27. Les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales. 1 Corintios 9:6–11. ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: «No pondrás bozal al buey que trilla». ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?

Cualquiera que sea nuestra situación económica, a los creyentes se les exhorta a dar Marcos 12:41–44. Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. ) Entonces llamando a Sus discípulos, les dijo: «De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento».

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2 Corintios 8:1–4. Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. 1 Reyes 17:9–16. Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y allí morarás: he aquí yo he mandado allí a una mujer viuda que te sustente. Entonces él se levantó, y se fue a Sarepta. Y como llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una botija: y ahora recogía dos leños, para entrar y aderezarlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y muramos. Y Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la harina no escaseará, ni se disminuirá la botija del aceite, hasta aquel día que Jehová dará lluvia sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue, e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella y su casa, muchos días. Y la tinaja de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a la palabra de Jehová que había dicho por Elías. Dios nos retribuirá por dar sacrificadamente Lucas 6:38. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Proverbios 28:27a. El que da al pobre no tendrá pobreza. 2 Corintios 9:6b-7. El que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

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Ejemplo de la Biblia 2 Corintios 8: 1-16 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Porque de su voluntad han dado conforme a sus fuerzas, yo testifico, y aun más allá de sus fuerzas; pidiéndonos con muchos ruegos que aceptásemos la ofrenda y la comunicación del servicio para los santos. Y esto hicieron, no como lo esperábamos, sino que primero se dieron a sí mismos al Señor, y a nosotros por la voluntad de Dios. De manera que exhortamos a Tito, que como comenzó, así también acabe esta gracia entre vosotros también. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, y en palabra, y en ciencia, y en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, mirad que también abundéis en esta gracia. No hablo como quien manda, sino por causa de la diligencia de otros, y para probar la sinceridad de vuestro amor. Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros, siendo rico se hizo pobre; para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hecho, para que como estuvisteis prestos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tenéis. Porque si primero hay la disposición, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. Pero no digo esto para que haya abundancia para otros, y para vosotros escasez; 2sino para que con igualdad, ahora en este tiempo, vuestra abundancia supla lo que a ellos falta, para que también la abundancia de ellos supla lo que a vosotros falta, de modo que haya igualdad; como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos. Mas gracias sean dadas a Dios, que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.

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2 Corintios 9: 1, 5-15 Pero en cuanto a la suministración para los santos, por demás me es escribiros; Por tanto, consideré necesario exhortar a los hermanos a que fuesen antes a vosotros, y preparasen primero vuestra bendición antes prometida para que esté preparada como de bendición, y no como de mezquindad. Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza, o por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre toda suficiencia en todas las cosas, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Esparció, dio a los pobres: Su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, también dará pan para comer, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia; para que enriquecidos en todo abundéis en toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros agradecimiento a Dios. Porque la suministración de este servicio, suple no sólo lo que a los santos falta, sino también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; Pues por la experiencia de esta suministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por vuestra liberal contribución para ellos y para todos; y por la oración de ellos a favor vuestro, los cuales os quieren a causa de la supereminente gracia de Dios en vosotros. Gracias a Dios por su don inefable. Las bendiciones que se reciben por dar Charlie Page era un muchacho pobre: no tenía dinero ni trabajo. Un día se detuvo a escuchar un sermón del Ejército de Salvación. Cuando pasaron la pandereta para recoger la ofrenda, le dijo a la chica que la pasaba que le encantaría dar algo, pero que no tenía ni para él mismo, que ni siquiera tenía para comer. Ella le dio un dólar y le dijo: «Tome esto, ponga diez centavos como ofrenda, y de ahora en adelante siempre dele a Dios una décima parte de todo lo que reciba. Haga eso toda su vida, y nunca más tendrá falta de dinero». Así lo hizo, consiguió trabajo, y comenzó a dar su diezmo con regularidad. Con el tiempo se hizo millonario y dio mucho más que el diezmo: construyó hospitales y ayudó en muchas maneras a continuar la obra del Señor. Malaquías 3:10. «Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde». ―Going God’s Way‖, part 2, página 11


Hacer la voluntad de Dios no siempre resulta fácil Cuando hacemos lo que el Señor nos pide, tenemos la satisfacción de saber que complacemos a Quien nos ama y dio Su vida por nosotros. Sin embargo, cumplir con lo que el Señor quiere que hagamos no siempre resulta fácil. Puede que nos enfrentemos al desaliento o pasemos por otro tipo de pruebas. Ya hablamos de esto en la clase «Tres pasos para vencer». Un reto al que tal vez nos enfrentemos al optar por hacer la voluntad de Dios es que no necesariamente nos va a acarrear popularidad y puede que en algunos casos hasta nos ocasione conflictos con quienes nos rodean. Por ejemplo, si ustedes llegan a la conclusión de que no es la voluntad de Dios pasarse tantos fines de semana simplemente quemando el tiempo con los amigos, es posible que eso les moleste a ellos. O si llegan a la conclusión de que es la voluntad de Dios salir a distribuir folletos o prestar ayuda en una cocina popular, tal vez a su familia o colegas no les parezca muy buena idea. Aunque ojalá no tengan conflictos de ese tipo, no les sorprenda si así sucede a veces. Juan 15:18–20. Si el mundo os aborrece, sabed que a Mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes Yo os eblegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que Yo os he dicho: «El siervo no es mayor que su señor». Si a Mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado Mi palabra, también guardarán la vuestra. Gálatas 1:10b. Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. ¡Defender la fe! (Humor con mensaje) Alguien me contó una anécdota de un joven cristiano muy valeroso. Terminados sus años de colegio, empezó a asistir a una universidad situada cerca de su casa. En el curso de las primeras semanas de clase un profesor ateo preguntó si alguno de los alumnos se consideraba cristiano. Obviamente, la intención del profesor era ridiculizar a cualquiera que levantara la mano. El joven miró alrededor y comprendió que ninguno de los 200 alumnos estaba dispuesto a admitir su fe. ¿Qué hacer? Se veía obligado a admitir sus creencias cristianas, o a negarlas, tal como le pasó a Pedro cuando Jesús estaba a punto de ser crucificado. De repente levantó la mano y exclamó: —Sí, señor; ¡yo soy cristiano! El profesor le ordenó que se pusiera al frente de la clase y le dijo: —¿Cómo puede haber alguien que sea tan estúpido como para creer que Dios se hizo hombre y que vivió aquí en la tierra? Qué absurdo. Además, yo he leído la Biblia y no le veo ningún sentido. El joven clavó en el profesor una mirada penetrante y le dijo: —Señor, la Biblia es una carta que Dios ha escrito a los cristianos. Si no la entendió, ¡eso le pasa por leer la correspondencia ajena!

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Dios nos recompensa por hacer Su voluntad Las promesas y recompensas por hacer la voluntad de Dios son numerosas: Juan 15:14. Vosotros sois Mis amigos, si hacéis lo que Yo os mando. Hebreos 10:36. Os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. I Juan 2:17. El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Rut 2:12. El Señor recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte del Señor Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte. 2 Crónicas 15:7. Esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra. Daniel 12:.3. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Mateo 5:12. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los Cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 16:27. El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. Mateo 25:21. Su señor le dijo: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor». 1 Corintios 3:8b. Cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Gálatas 6:7b. Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Efesios 6:8. Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 2 Timoteo 4:8. Me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su venida. Hebreos 6:10. Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Apocalipsis 2:10b. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:23b. Todas las iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras. Apocalipsis 3:11–12 - He aquí, Yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, Yo lo haré columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de Mi Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de Mi Dios, y Mi nombre nuevo.

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(Clase 12B- Básica) El Estilo de Dios, segunda parte OBRAR EN ARMONIA CON DIOS SEGUNDO TRAMO: SIETE MANERAS DE CONOCER LA VOLUNTAD

DE DIOS ¿Cómo podemos saber cuál es la voluntad explícita de Dios para cada uno de nosotros? A continuación proponemos de siete medios para determinar qué desea Dios de nosotros. 

(1) La Palabra

2 Timoteo 2:15. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad. 2 Timoteo 3:16. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. El primer lugar donde debemos buscar la voluntad de Dios es en la Palabra de Dios. Esa es la voluntad de Dios conocida, segura, absoluta y revelada. No hay por qué dudar de ella. ¡Es la verdad! Aunque Dios nunca vuelva a decirles otra cosa que lo que ya registró en Su Palabra, si obran de conformidad con lo que dice la Biblia, les irá de maravilla.

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(2) Consejeros y asesores

Proverbios 11:14. Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad. Proverbios 15:22. Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman. Siempre que sea posible, conviene pedir consejo. Eso no quiere decir pedir a otra persona que tome la decisión por nosotros, sino informarnos y asesorarnos de ella. No dejen de acudir a alguien cuando necesiten consejo sobre alguna decisión importante que tengan que tomar o algún proyecto de envergadura en el que estén por embarcarse. En muchos casos, además de valerse de las experiencias de cada uno para enseñarle algo a esa persona, el Señor las aprovecha para beneficio de los demás. A veces nos resulta difícil admitir que no lo sabemos todo y que otras personas poseen el buen criterio o el discernimiento que a nosotros nos falta. Pero hasta eso nos ayuda a andar en humildad delante del Señor y los demás, pues nos hace tomar conciencia de que no lo sabemos todo y que necesitamos ayuda. ¿A quién debemos pedir consejo? Si queremos aprender a tocar el piano, no vamos a la Facultad de Ciencias Empresariales; acudimos a un pianista que toque bien el instrumento. Si quisiera aprender a cocinar, no le pido que me enseñe al técnico en informática, sino a alguien que sepa cocinar, de cuyas comidas haya disfrutado. Si necesitan asesoramiento espiritual para hallar la voluntad de Dios, pídanselo a alguien que ame al Señor, cuya vida ponga de manifiesto el buen fruto de vivir en estrecha comunión con Él. Un consejero piadoso es alguien en quien se puede confiar, porque el fruto espiritual que tiene es bueno. Mateo 7:15–20. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos. El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. ―Going God’s Way‖, part 2, página 15


(3) Las revelaciones

¿Cuál creen que sería la siguiente indicación más segura de la voluntad de Dios? Una profecía directa: una profecía, sueño o visión. El Señor a veces nos revela Su voluntad por medio de profecías y revelaciones. Ezequiel 3:10. Me dijo: «Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos». 1 Corintios 14:31. Podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Dios en ocasiones nos revela Su voluntad por medio de sueños: Job 33:15,16. Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho, Entonces revela al oído de los hombres, y les señala su consejo. Hechos 2:17. En los postreros días, dice Dios, derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños. Advertencia sobre determinar la voluntad de Dios únicamente mediante un sueño: Eclesiastés 5:3. Porque de la muchedumbre de ocupaciones nacen los sueños, y de la multitud de las palabras la voz del necio. A veces Dios nos revela Su voluntad por medio de visiones. Una visión se da cuando Dios nos proyecta una escena o imagen mental: Números 12:6. Él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta del Señor, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. ―Going God’s Way‖, part 2, página 16


Oseas 12:10. He hablado a los profetas, Yo multipliqué la visión, y por medio de los profetas usé parábolas. Cualquiera que sea el medio por el que recibas tu revelación —ya una profecía, ya un un sueño, ya una visión— es imperativo cotejarla con la Palabra. Cerciórate de que la revelación directa no contradiga la Palabra de Dios. En estos Postreros Días el Señor se vale más que nunca de la profecía, no solo para ayudarnos a determinar Su voluntad, sino para darnos instrucciones e inspiración. El tema de la profecía es muy extenso. Por eso en una clase anterior hemos profundizado en él. En la presente clase solo hacemos mención a él como una de las tres formas de recibir revelaciones directas. Esto debe tomarse en el contexto de esta clase específica. La profecía no debe relegarse a un simple papel secundario en nuestra vida; se le debe dar la importancia que el Señor le atribuye en la actualidad. «Busquen al hombre del cántaro» (Narrado por una familia misionera que viajaba en una casa rodante:) El Señor nos dijo que fuéramos a cierta ciudad a la que nunca habíamos ido antes: Albany, Nueva York. No conocíamos a nadie allí ni teníamos donde quedarnos, pero el Señor nos dijo que fuéramos a dicha urbe y buscáramos a un hombre que llevaba un cántaro de agua; que él nos ayudaría. Estacionamos frente a una pequeña iglesia pentecostal italiana. Los niños se bajaron para estirar las piernas y jugar en el patio. Nos quedamos sentados allí una hora, hasta que de golpe salió el jardinero. Resultó que era también el portero. Llevaba una regadera de regular tamaño. Mi eposa dijo: «¡Miren! ¡Un hombre con un cántaro!» Esperábamos ver a alguien con uno de aquellos cántaros que se usaban en tiempos bíblicos, pero al fin y al cabo, ¿cuántos hombres portan cántaros de ésos? Sin embargo se nos ocurrió que una regadera de esas con una boquilla larga es un cántaro. Josh se acercó al hombre y se puso a conversar con él. Éste nos presentó al predicador, quien nos invitó a ayudarlo en una reunión de reavivamiento aquella noche. Gracias a eso, nos ofrecieron a todos un lugar donde quedarnos. Así comenzó nuestra visita y así fue que el Señor proveyó para nosotros por medio del «hombre del cántaro».

―Going God’s Way‖, part 2, página 17


(4) La voz de la Palabra de Dios

Salmo 119:130. La exposición de Tus palabras alumbra; hace entender a los simples. Una cuarta forma de conocer la voluntad de Dios es por medio de la voz de Su Palabra. Dios no solo nos habla en Su Palabra, sino por medio de la voz de la Palabra. El salmista dijo: Salmo 103:20. Bendecid al Señor, vosotros Sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis Su palabra, obedeciendo a la voz de Su precepto. ¿Alguna vez les habló el Señor directamente por medio de la voz de Su Palabra? Puede suceder que estás leyendo un pasaje de las Escrituras y de golpe un versículo o frase, o incluso una sola palabra cobra vida y te da justo entre los ojos. «Ese soy Yo. Ésa es la respuesta». O tal vez estaban orando por determinada situación cuando el Señor les recordó un versículo o pasaje que representaba exactamente la respuesta que precisaban. Era tan clara e inequívoca que ni aun gritando habría podido Dios decírselo más categóricamente. Esa es la voz de Su Palabra, que nos habla por medio de su Palabra escrita, cuya veracidad está demostrada con sencillez. Puede que en principio estuviese dirigida a una persona que vivió hace miles de años y, sin embargo, de golpe te habla a ti personalmente. De modo que la primera forma de saber la voluntad de Dios es por medio de Su Palabra, la Biblia. Pero además está la voz de la Palabra: un versículo, frase o pasaje específico de la Biblia que nos habla personalmente para una situación personal nuestra específica.

―Going God’s Way‖, part 2, página 18


(5) Circunstancias y condiciones

2 Corintios 2:12. Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, 1 Corintios 16:9. Se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Apocalipsis 3:7–8. Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: «Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado Mi Palabra, y no has negado Mi nombre”». Mateo 7:7. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Las circunstancias y condiciones normalmente no constituyen por sí mismos un medio muy eficaz de saber la voluntad de Dios, aunque en combinación con otros, pueden ser una buena indicación. Si algo da la impresión de configurarse de determinada forma o de ir en cierta dirección sin que ustedes se empeñen en ello o incluso cuando se esfuercen por ir en la dirección contraria, podría tratarse de una señal o confirmación del camino que el Señor quiere que tomen. Cuando algo es la voluntad de Dios para ti, Él abre camino para que lo puedas hacer. Propicia las condiciones y hace que todo fluya. Abre las puertas para que entres y te indica claramente por medio de las circunstancias materiales que estás haciendo lo correcto y que tu decisión es acertada. En otras ocasiones, si algo que tienes pensado hacer no es conforme a la voluntad del Señor, te lo pone de manifiesto cerrándote la puerta o imposibilitándotelo de ―Going God’s Way‖, part 2, página 19


alguna forma. A fin de hacerte recapacitar, puede que altere las circunstancias que inicialmente te parecieron «ideales» para lo que tenías pensado hacer. Imagínense un largo pasillo con puertas a ambos lados. ¿Por cuál de ellas han de entrar? Recorren el pasillo tocando a cada puerta, probando abrirla. Solo pueden entrar por la puerta que se abre. En eso consiste el principio de basarse en «puertas abiertas y cerradas» para hallar la voluntad de Dios. A veces lleva un rato determinar la voluntad de Dios y exige probar diversas posibilidades. Por otra parte, hay casos en que las circunstancias indican obviamente la dirección en que Dios nos quiere llevar. Por ejemplo, digamos que quieren saber si es la voluntad de Dios que visiten a un pariente en otra ciudad. Resulta que hay huelga de expendedores de combustible, el auto no tiene gasolina y los buses no están circulando. Es obvio que se trata de una «puerta cerrada». No puede uno basar sus decisiones únicamente en el hecho de que las circunstancias y condiciones que lo rodean sean propicias para lo que uno piensa que es la voluntad de Dios. Es preferible emplear esta señal en conjunción los otros medios de conocer la voluntad de Dios.

(6) Deseos personales

Salmo 37:4. Deléitate asimismo en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón. Proverbios 16:1. Del Señor son las disposiciones del corazón; del Señor es la respuesta de la lengua. En ciertos casos en que sentimos un deseo intenso o anhelo de hacer algo, ir a cierto lugar o ver a cierta persona, puede que sea el Señor quien nos haya puesto ese deseo en el corazón. Cuando complacemos al Señor, Él suele darnos deseos de hacer ―Going God’s Way‖, part 2, página 20


lo que nos hace felices, tanto a nosotros como a Él. Está dispuesto a hacer realidad nuestros deseos como parte de Su designio para nosotros. Cuando nuestros deseos, anhelos e inclinaciones son buenos para nosotros, generalmente nos los concede. O si nuestros sueños, objetivos, ambiciones y aspiraciones nos van a traer felicidad, tanto a nosotros como a los demás, normalmente nos permite hacerlos realidad. Sin embargo, en los casos en que nuestros deseos personales no forman parte del plan que Dios ha trazado para nosotros y Él sabe que no nos van a hacer bien, conviene escucharlo y seguir Sus indicaciones, pues Él sabe lo que es mejor. Él ve el pasado, el presente y el futuro. Él es el único omnisciente y omnipotente, el único que lo ve todo y está siempre a nuestro lado para ayudarnos en momentos de necesidad y a la hora de tomar decisiones. Si tienes algún sueño o deseo particular que te gustaría ver cumplido en tu vida, y procuras seguir al Señor, tus deseos bien podrían coincidir con Su voluntad. ¿Por qué no preguntarle? Él te indicará qué hacer. Te dirá qué es lo mejor. 

(7) «Vellones»

A veces, para saber la voluntad de Dios puedes pedirle que te dé una señal o indicación específica. Es lo que llamamos un vellón, término que tomamos de la historia de Gedeón, del Antiguo Testamento. Gedeón fue uno de los líderes más destacados de los hijos de Israel en el período que siguió a su conquista de Canaán. Cuando Dios lo llamó para cumplir una misión, discutió con el ángel que Dios le había mandado, porque no se consideraba la persona indicada para aquella labor. A la larga accedió, pero no sin antes asegurarse de que era Dios quien le hablaba. Para ello, le pidió una señal. Tomó un vellón de una oveja esquilada y dijo: «Señor, voy a poner este vellón afuera en el suelo esta noche. Si cuando vuelva mañana encuentro rocío en el vellón y el suelo de alrededor está seco, tendré por cierto que Tú me has hablado». Dejó el vellón de lana afuera durante la noche y a la mañana encontró que estaba mojado con el rocío y el suelo efectivamente estaba seco. ―Going God’s Way‖, part 2, página 21


Sin embargo, no convencido aún del todo, pidió al Señor una nueva confirmación. «Señor, esta vez voy a poner dejar el vellón afuera durante la noche, y si por la mañana está seco y el suelo mojado, te creeré». Al levantarse a la mañana siguiente, encontró el vellón seco y el suelo mojado. Jueces 6:36–40. Gedeón dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho». Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. Mas Gedeón dijo a Dios: «No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra». Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío. El Señor no siempre nos da señales como hizo con Gedeón, pero a veces se vale de ellas para darnos la inyección de ánimo que necesitamos. No siempre podemos esperar confirmaciones de ese tipo ni podemos basarnos únicamente en un vellón, dado que no siempre esas señales son prueba de la voluntad de Dios. No obstante, si han probado todas los otros medios de saber la voluntad de Dios y les parece que Él los está guiando en determinada dirección, un vellón puede resultar útil para confirmarlo. Si piden al Señor una señal, tienen que hacerlo con fe, dispuestos a proceder según el resultado. Pedir al Señor una señal o poner un vellón, como diríamos en lenguaje bíblico, equivale a firmar un convenio, un acuerdo entre uno y el Señor. Uno tiene que cumplir con las obligaciones contraídas en el mismo. Reseña de las opciones para determinar la voluntad de Dios

1) La Palabra 2) Consejeros y asesores 3) Revelaciones 4) La voz de la Palabra de Dios 5) Circunstancias y condiciones 6) Deseos personales 7) Vellones Cómo nos revela Dios Su voluntad

Dios no sigue ningún orden determinado al revelarnos Su voluntad por estos medios. Puede que te hable en profecía primero y luego tú la confirmes por medio de la Palabra. O bien, puede que te hable por medio de la voz de Su Palabra y luego busques otros versículos que te indiquen qué ha dicho el Señor en términos generales sobre el asunto. No podemos encasillar a Dios y afirmar que tiene que hablarnos de tal o cual manera o en tal o cual orden. Más bien, lo que reseñamos a ―Going God’s Way‖, part 2, página 22


continuación son algunas de las formas que sabemos que obra, no solo por experiencia, sino por lo que ha dicho en Su Palabra escrita. 

A veces queremos saber cuál no es la voluntad de Dios. Se aplican los mismos principios. No se encuentra la voluntad de Dios quedándose sentando sin hacer nada. Si después de haber probado todos estos métodos, no logras hallar la voluntad de Dios, haz algo. No pasará mucho tiempo antes que descubras si es la voluntad de Dios o no. Implora la guía divina y lánzate. Un barco tiene que estar en movimiento para que el timón tenga efecto. Hay que tener en cuenta también que a veces la voluntad y los planes de Dios pueden ser condicionales. Por ejemplo, digamos que has orado y te ha parecido que Dios quiere que inicies un grupo de estudio de la Biblia y que incluyas a cierto amigo. Le ofreces un Nuevo Testamento para ayudarlo en su búsqueda de la Verdad. Pero si tu amigo rechaza el libro y no muestra deseos de leerlo, puede que el Señor te indique otra forma de iniciar el grupo de estudio de la Biblia. En ese caso, el plan general que el Señor te dio sigue vigente, pero a causa de la actitud de tu amigo, los detalles variaron. Mateo 10:13. Si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

En muchas ocasiones Dios da a Sus hijos a escoger entre varias alternativas. El Señor nos deja escoger dentro de los límites de Su voluntad general. 1 Reyes 3:5. Se le apareció el Señor a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: «Pide lo que quieras que yo te dé».

En el libro Decisiones atinadas encontrarán más consejos sobre este tema. También pueden encontrar varios estudios de la Biblia afines al tema en «Claves para descubrir la verdad: «Fundamentos»: «Cómo saber la voluntad de Dios» (páginas 85-95) y «Dar» (páginas 80-84). 

¡Hagámosla! Que Dios nos ayude a todos no solo a saber Su voluntad, sino a hacerla. Juan 13:17. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

―Going God’s Way‖, part 2, página 23


12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 12B

Obrar en Armonía con Dios El Estilo de Dios, 2ª parte Objetivo: Determinar cuál es la voluntad de Dios para ti.

Versículos clave Mateo 6:10. Venga Tu Reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo Salmo 143:10. Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Juan 13:17. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

PLEGARIA Y ALABANZA: «ENSÉÑAME A HACER TU VOLUNTAD» Enséñame, oh Señor, Tu camino; caminaré yo en Tu verdad; afirma mi corazón para que tema Tu nombre. Guíame, Señor, en Tu justicia, a causa de mis enemigos; endereza delante de mí Tu camino. Encamíname en Tu verdad, y enséñame, porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti he esperado todo el día. Porque Tú eres mi roca y mi castillo; por Tu nombre me guiarás y me encaminarás. Oh Señor, Tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Señor, Tú la sabes toda. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. Enséñame a hacer Tu voluntad, porque Tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. (Salmo 86:11, 5:8, 25:5, 31:3, 139:1–4, 23–24, 143:10)

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MEDITACIÓN: ¿LE PERMITES A DIOS VALERSE DE TI? Un aguatero de la India tenía dos grandes vasijas colgadas una a cada extremo de un palo que cargaba sobre el cuello. Una de ellas tenía una rajadura. Aunque la otra estaba en perfecto estado y siempre entregaba su contenido total de agua al final de la larga caminata desde el arroyo hasta la casa de su amo, la vasija rajada apenas llegaba hasta la mitad de su capacidad. Aquella situación se mantuvo inalterable durante dos años. Todos los días el aguatero entregaba una vasija y media de agua en la casa de su amo y nada más. Naturalmente, la vasija perfecta se ufanaba de sus logros, pues cumplía óptimamente el propósito para el que había sido creada. En cambio la pobre vasija rajada se avergonzaba de su imperfección y vivía desdichada por solo poder cumplir con la mitad de la tarea para la que había sido destinada. Al cabo de dos años de lo que a juicio de ella era un fracaso rotundo, un día le habló al aguatero junto al arroyo. —Estoy avergonzada y quiero pedirte disculpas. —¿Por qué? —preguntó el aguatero—. ¿De qué te avergüenzas? —Durante los últimos dos años solo he podido entregar la mitad de mi capacidad a causa de esta rajadura que tengo en el costado por la que se va perdiendo el agua camino de vuelta a la casa del maestro. Por culpa de mis defectos tienes que trabajar arduamente y tus esfuerzos no te rinden a plenitud —rezongó la vasija. Al aguatero le dio pena la vieja vasija rajada. Movido a compasión le dijo: —Camino de regreso a la casa del amo quiero que tomes nota de las hermosas flores que alinean el sendero. En efecto, al subir la colina, la vieja y defectuosa vasija advirtió las hermosas flores silvestres asoleándose a la vera del camino, por lo cual se alegró un poco. Sin embargo, al final del periplo, todavía se sentía mal por haber perdido la mitad de su capacidad, así que volvió a disculparse con el aguatero por su ineficacia. Éste le dijo: —¿Te fijaste que tu lado del camino estaba adornado con flores y el de la otra vasija no? El motivo es que siempre supe de tu defecto. Aproveché para sembrar semillas de flores de tu lado del camino, las cuales tú regabas todos los días cuando regresábamos del arroyo. Durante dos años he podido cortar esas hermosas flores para decorar la mesa de mi amo. Si fueras exactamente como eres, no habría podido contar con esa belleza para agraciar su casa. Cada uno de nosotros tiene sus defectos particulares. Todos somos vasijas rajadas. Pero si damos lugar a ello, el Señor se valdrá de nuestros defectos para agraciar Su mesa. Nada se desperdicia en la gran economía divina.

―Going God’s Way‖, part 2, página 25


MOMENTOS DE MEDITACIÓN: CUÁLES SON NUESTRAS PRIORIDADES Extraído de los escritos de Virginia Brandt Berg Apenas se deslizan Hace algún tiempo estaba sentada en un café con vista al mar y observaba los barcos que navegaban mar adentro. De golpe empecé a prestar atención a una conversación que sostenían en la mesa de al lado. Dos hombres hablaban de negocios. Uno le preguntó al otro: —¿Por qué borraste a Enrique de tu plantilla? —No tenía sentido de la prioridad —respondió el otro—. No valoraba la vida ni la salud ni el dinero. Eso comenzó a afectar mi empresa. Cada vez que lo necesitaba estaba tomando café. Parecía que valoraba más su tasa de café que un buen empleo. Y se lo advertí varias veces. Mientras pensaba en la conversación aquella frase no dejaba de darme vueltas en la cabeza. «Valoraba más su tasa de café que un buen empleo». Los veleros seguían deslizándose por el agua, pues se había levantado una ligera brisa. Y me puse a pensar en cuánta gente apenas se desliza por lo que compone la superficie de la vida sin sentido alguno de lo que es prioritario, igual que el hombre del que hablaban en aquella conversación. Muchos se limitan a vivir de las cosas superfluas e intranscendentes de la vida, dejando a un lado lo que realmente vale la pena y privándose de lo que a la larga es verdaderamente importante. A veces me pregunto si eso es lo que anda mal con este viejo y confundido mundo nuestro. A escala superlativa hemos hecho hincapié en lo material en lugar de priorizar lo espiritual. Hemos tomado demasiadas decisiones erróneas. Lo temporal y trivial en muchos casos cobra primordial importancia y Dios y Su Palabra quedan relegados a segundo lugar. Dadas así las cosas, la totalidad de la vida sufre un desequilibrio y las consecuencias no son más que discordias, trastornos y confusión. ¿Cuál es el propósito principal de nuestra vida? ¿Para qué estamos aquí? Dios mismo nos ha confiado algunas tareas importantes. ¿Estamos optando por seguir el camino que Él nos ha trazado? El valor de la guía de Dios La semana pasada leí la autobiografía de Jerome Hind, el gran cantante de ópera. En la misma contaba lo que había aprendido sobre la guía de Dios. Decía lo siguiente: «La experiencia de obedecer a Dios no solo revolucionó toda mi carrera, sino mi vida entera. Sin embargo, mi propia interferencia, mi yo, en muchas ocasiones había sido el obstáculo de mi crecimiento espiritual. Una y otra vez me lanzaba hacia adelante con mis propias fuerzas y terminaba por caerme de bruces. En cada ocasión me decía a mí mismo que me quitaría del camino de una vez por todas y dejaría que Dios gobernara mi vida. »Ahora, al cabo de todos estos años de carrera, me doy cuenta de que la guía de Dios le llega a cada persona de distinta manera. Algunos la obtienen meditando en la quietud y leyendo la Biblia. A otros, en cambio, se les comunica en momentos extraños por medio de tácitos recordatorios mentales de parte de Dios y Su Espíritu. ―Going God’s Way‖, part 2, página 26


»Sin duda hubo ocasiones en que deseaba afanosamente que Dios me guiara, pero lo único que lograba escuchar era mis propios pensamientos que reclamaban un control de la situación. No obstante, sé que la verdadera orientación no siempre me llega luego de rogar una y otra vez: ―Dios, ¿es esto lo que quieres que haga?‖ »No: La orientación divina nos llega por medio de la obediencia y la confianza; como consecuencia de creer que Dios nos escucha y que se interesa por nosotros; sabiendo que si yo confío en Él y le obedezco, me guiará paso a paso, y que luego no debo dudar». Enseguida procede a contar lo oportunas que resultaron algunas de sus experiencias más notables y la forma en que reafirmaron su convicción de que Dios quiere guiarnos. Resulta insensato que alguien que no valora su vida para nada se olvide de que jamás podrá alcanzar el éxito ni ser lo que Dios quiere que sea a menos que busque constantemente Su orientación. Necio es quien valora tan poco su vida que no se esmera nunca por saber el designio que Dios tiene para él, sino que deambula a lo largo de los años sin objetivo, sin brújula, sin haber sabido jamás qué quería Dios que fuera o qué quería que hiciera. La moraleja del macho cabrío Se cuenta la historia de un macho cabrío que fue enviado de una localidad a otra y, finalmente, arribó a la bodega de encomiendas. Al verlo el encargado de la bodega, le preguntó a uno de sus asistentes cuál era su lugar de destino. «No sabe a dónde va — respondió el hombre—, se comió la etiqueta de identificación». Peor aun que ese macho cabrío, algunas personas ni siquiera saben que alguna vez tuvieron una etiqueta. Y es que Dios ha puesto una etiqueta en cada vida. Ha determinado un destino y un propósito para cada vida. Entre las portentosas obras de Dios, Su creación, Su obra maestra fue el alma inmortal del hombre y su cuerpo, que fue hecho como templo del Espíritu Santo. Sería sorprendente que Dios no tuviera un programa o designio para esa vida. Por ende significa que la orientación divina es vitalmente importante para nuestra vida. Dios tiene un plan inequívoco para tu vida y para la mía. Es una tragedia pasarlo por alto y perdernos el programa singular que Él ha concebido específicamente para cada uno de nosotros. La Guía para el derrotero de nuestra vida Nos dirigimos particularmente a quienes han nacido de nuevo, que se han convertido en nuevas criaturas en Cristo. En Efesios 2:10 leemos lo siguiente: «Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas». Según ese versículo, debemos averiguar cuál es la voluntad de Dios para nosotros y cumplirla en nuestra vida cotidiana, cerciorándonos de hallar esa voluntad en cada decisión que tomemos, en todas las crisis que enfrentemos en la vida, ya grandes, ya pequeñas. A menos que determinemos la voluntad de Dios en cada vía por la que transitemos, vamos a andar a los tumbos y toparnos con callejones sin salida o murallas que obstaculizan nuestro camino. Ahora bien, cuando escuches el silbo apacible que te ruega desde adentro o cuando sientas el «aviso del Espíritu Santo», como lo llama Jerome Hind, esa sensación de ―Going God’s Way‖, part 2, página 27


que debes hacer tal o cual cosa, como rezan las Escrituras, reconoce que se trata de «Dios, que produce en nosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad». Es una promesa hermosa. En Proverbios 20:24 dice lo siguiente: «Del Señor son los pasos del hombre; ¿cómo, pues, entenderá el hombre su camino?» Por otra parte es muy cierto que el orgullo humano sufre al admitir que no es capaz de decidir cuál ha de ser su camino, que necesita de la guía de Dios. Un guía con muchos años de experiencia en las junglas del África dijo en determinada ocasión: «Es difícil guiar a las personas obstinadas. Es muy complicado dirigirlas. No confían en el guía, siempre quieren seguir su propio camino. En mis años de exploración vi a muchas personas que se metieron en situaciones peligrosas o sufrieron accidentes graves porque no querían seguir al guía». En vista de eso, ¿resulta extraño que el pueblo de Dios, las ovejas de Su prado, necesiten de un Pastor que las guíe? No debemos pasar un solo día sin la presencia y la guía del Señor. Encomendémonos a nuestro amoroso Señor El primer paso para obtener orientación divina es encomendarle nuestra vida a Dios. Recuerden este versículo: «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:1–2). ¿Quieres averiguar la voluntad de Dios? ¡Ahí está! Puedes saber cuál es esa buena voluntad, agradable y perfecta. Presentarnos a Él propicia la armonía divina con la voluntad de Dios. Si no creemos que Dios concibió un plan para nuestra vida, trazamos nuestros propios planes y así nos perdemos el destino que Dios nos ha deparado. A la larga, muchos creyentes que no se someten totalmente y que optan por seguir su propio camino terminan por volver a la senda divina, pero al cabo de años de contrariedad y sufrimiento. ¿Crees tú que Dios tiene un designio para ti? ¿Vas a decidirte por aceptar ese designio? En ese caso, ora por él y averigua cuál es. Ten en cuenta que en Santiago 1:5 y 6 dice que tenemos que «pedir con fe» para saber cuál es la voluntad de Dios y luego adoptar una actitud expectante de que Él nos va a guiar. Recuerda que la Palabra de Dios dice: «El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá…» (Juan 7:17). Eso significa, que si queremos complacer a Dios, conoceremos Su voluntad para nosotros. Cada vida es una concepción divina totalmente nueva entregada al mundo En toda la Historia no ha habido ni habrá otro hombre o mujer como tú. Eres único. No tienes doble. No hay dos hojas ni dos piedras preciosas ni dos estrellas ni dos vidas iguales. Cada vida es una concepción divina totalmente nueva entregada al mundo. No hay nadie en el mundo capaz de realizar tu labor tan bien como tú. Hay necesidad de ti. Dios tiene un designio para ti. Y si tú no encuentras ni cumples el propósito que Él ha concebido para tu vida, a la gloria que de otro modo se habría manifestado en ello le terminará por faltar algo. ―Going God’s Way‖, part 2, página 28


Cada piedra preciosa reluce con su propio resplandor. Cada flor destila su propia fragancia. Cada creyente posee su porción particular de la gloria de Jesús. ¿Te dotó Dios de una personalidad distinta? Él creó también un círculo particular de individuos a los que solamente les puede llegar y conmover esa personalidad. Tú eres capaz de hacerlo como ninguna otra persona del mundo. Busca Su orientación, encuentra el plan que Él ha trazado para tu vida. Acude a Él y pídele que te guíe y te conduzca a lo largo del camino.

―Going God’s Way‖, part 2, página 29


PRUEBA DE LA CLASE 12B,<<EL ESTILO DE LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES

DE DIOS: OBRAR EN ARMONÍA CON DIOS>>

NOMBRE: 1.

FECHA:

¿Cuál es el primer paso para averiguar la voluntad de Dios? (Pista: 1 Crónicas 28:9a)

2.

Menciona un versículo que hable de contribuir económicamente la obra de Dios y de las bendiciones que nos confiere por hacerlo.

3.

¿Qué versículo nos habla de las recompensas que nos da el Señor por hacer Su voluntad?

4.

Enumera las siete maneras de conocer la voluntad de Dios valiéndote de los siguientes versículos como pistas. 1. (2 Timoteo 2:15) 2. (Proverbios 11:14) 3. (Hechos 2:17) 4. (Salmo 103:20) 5. (1 Corintios 16:9) 6. (Salmo 37:4) 7. (Jueces 6:36-40)

La óptica por la que ve Dios las cosas suele diferir de la que aplica la sociedad. Basándote en lo que has aprendido de la Palabra, ¿te parece que estás a la altura de lo que Dios espera de ti? ¿Consideras que tienes claras tus prioridades? ¿Hay algo específico que te parece que debes cambiar? En tal caso, ¿qué sería?

¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO ENTENDISTE BIEN O QUE TE SUSCITÓ INTERROGANTES? DE SER ASÍ, EXPLÍCALO A TU GUÍA.

―Going God’s Way‖, part 2, página 30


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