Las Preguntas de JesĂşs Juan 3:10 Atalaya
http://www.youtube.com/watch?v=CB0t8ppvTfY
1Había
un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu1 es. 7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento 2 sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. 9Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? 10Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? 11De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. La misma palabra griega significa tanto viento como espíritu. 1, 2
12Si
os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
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NICODEMO (nombre griego que significa conquistador del pueblo). Judío de la secta de los fariseos que solo se menciona en Juan. A pesar de ser ≪jerarca de los judíos≫ (miembro del Sanedrín) y ≪maestro de Israel≫, Nicodemo fue a hablar con Jesús (Juan 3.1–21) intrigado por las señales que este hacia. El hecho de llegar de noche sugiere su temor de la opinión publica y la oscuridad espiritual de muchos lideres judíos. La repetición de Como? en su dialogo con Jesús subraya su incomprensión de sus metáforas espirituales. La sinceridad de Nicodemo, no se pone en tela de juicio, y provoco que Jesús pronunciara algunas de las mas bellas palabras acerca del evangelio. En Juan 19:39, Juan afirma que en la sepultura de Jesús, Nicodemo se adelanto con su provisión generosa de mas de 30 kg de mirra y aloes. Ayudado por Jose de Arimatea, envolvió el cuerpo de Jesús con la cantidad citada de especias y luego con lienzos perfumados.
Nicodemo representaba la esencia misma de la religión, representaba ese saco de enseñanzas sin sentido, esclavizantes. Nicodemo representaba la hipocresía religiosa, la religión sin misericordia, sin amor. Nicodemo representaba el camino ancho, espacioso que va a todas partes, pero no conduce a donde debemos llegar. Allí estaba el "Doctor en la Ley", un fariseo que se llamaba maestro de Israel, que enseñaba al pueblo y desconocía el verdadero sentido de estar en los caminos de Dios. Así que Jesús sabe que Nicodemo está allí, que es fariseo, pero que es un fariseo que desea conocer la verdad. Sus ideas han sido tocadas por Jesús, su fundamento religioso se viene abajo con las enseñanzas del Nazareno.
Esas ataduras a veces son la perdición del hombre. ¿Cuántos sacerdotes, ministros, pastores, obispos y religiosos han reconocido su error, sin embargo se mantienen en el mismo? ¿Por qué?... Porque no quieren perder lo que tienen, sus títulos, sus posesiones, sus riquezas, su comodidad, su posición social... No están dispuestos a reconocer el error, pues si lo hacen perderán muchas de esas cosas. Pero Nicodemo, a pesar de todo, va a donde Jesús, le interesa escucharlo, le interesa conocer la verdad. Esa es la actitud verdadera, creamos o no creamos, debemos hacer el intento de conocer la verdad de Dios. Allí estaba "desnudo", se había quitado la "ropa" de fariseo, de maestro, quería aprender de Jesús lo que nunca había aprendido en el templo.
Nicodemo era un hombre notable entre los judíos. Honesto y buscador... era en verdad un maestro. Él había indagado la Escritura y podía explicar, al modo de los sabios de Israel, todos los secretos de la ley. Convencido de que Jesús era un enviado de Dios, de noche, se acercó a Él, porque tenía sed de saber. El Señor, de un modo incomprensible, lo invitó a nacer de nuevo; le rompió sus certezas; le habló un lenguaje simple que le obligaba a ir de lleno a lo esencial... Y el sabio quedó mudo. El que conocía todo, ignoraba lo más fundamental. “¿Y tú que eres maestro de Israel no sabes estas cosas?” (Juan 3:10).
Hemos dedicado parte importante de la vida a aprender. Hicimos grandes sacrificios para acrecentar nuestros saberes. ¡Cuántas horas de estudio! ¡Cuántas vigilias! ¡Cuántos exámenes y pruebas tuvimos que rendir! Y de todo esto ¿qué ha quedado?. Muchos de las conocimientos que aprendimos se olvidaron y tal vez ya no somos capaces de repetir la lección que nos dieron los maestros. Pero algo de todo aquello se incrustó en lo más hondo de nosotros. Esos conocimientos configuraron en buena parte nuestro ser y nuestro obrar. Y cuando llegue el momento del arqueo final, ¿qué quedará de todo lo aprendido con tantos padeceres? ¿Habremos asimilado lo que en realidad era importante?
Han pasado los años y la pregunta de Jesús resuena para nosotros, hombres del siglo veintiuno, con impresionante actualidad. Aprendimos tantas cosas. La ignorancia se ha batido en retirada en casi todos los dominios. Los profesionales han llegado a grados increíbles de especialización. Para alcanzar sus metas debieron pasar años de esfuerzo y penurias. Pero no ha sido fácil guardar los equilibrios. Nuestra educación hizo crecer, en desmesura, aspectos importantes del saber y dejó en penumbra zonas indispensables para la vida humana. Hay sabios que son sabios tan sólo en una parte de ellos mismos.
Espiritualmente jorobados, crecieron sin concierto, desajustando el todo. Nadie les enseñó a orar, a ser humanos, a ser tiernos, a ser padres o esposos, a repartir su tiempo, a conocer el fin de la aventura,... nadie les enseñó a vivir y a ser felices. Nadie los acercó al fuego del Espíritu. ¿No es razonable entonces hacernos la pregunta de Jesús? Si somos sabios ¿cómo es que ignoramos lo más fundamental? “¿Tú eres sabio de Israel y no sabes estas cosas?” Tú que has dedicado tanto tiempo a estudiar, finalmente ¿qué sabes de la vida? Este saber profundo no ocupa lugar, no está vedado a nadie y curiosamente los más pobres, los que más sufren y los débiles pueden llegar a él con más hondura.
Nicodemo no podía entender a Jesús, pues rápido aplicó la lógica y la lógica no podía comprender lo dicho por Jesús, por lo tanto si no era lógico, no era cierto y si eso no era cierto, entonces Jesús no sabía de lo que estaba diciendo. Jesús le decía a Nicodemo, hay dentro de ti un niño espiritual que todavía no ha nacido, has vivido de acuerdo a la carne, has vivido lejos de la realidad espiritual que nos acerca a Dios, ese niño carnal se ha convertido en el hombre que eres. Este saber rompe las reglas del aprendizaje y puede florecer cuando la memoria ya debilitada deja partir lo estudiado. Cuando las fuerzas van flaqueando, el hombre es capaz de percibir dónde está lo esencial: aquello que debe perdurar. Por eso es importante que todos, incluidos los religiosos y los teólogos, nos hagamos la pregunta de Jesús... ¿Tú eres maestro de Israel y no sabes estas cosas?
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20He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
7 …
Yo soy la puerta de las ovejas. 9… el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. 10… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Jesús nos pregunta que sabes sobre nacer de nuevo, la salvación y la vida eterna: ¿Qué crees en realidad que es importante para ti? ¿Crees que has nacido de nuevo? ¿Crees que vas a ir al cielo? ¿Crees que eres salvo? ¿Crees que tienes vida eterna? ¿Crees que Jesús habita en tu corazón? ¿Qué crees que tienes que hacer para nacer de nuevo, para salvarte, para tener vida eterna, para que Jesús habite en tu corazón? ¿En qué te fundamentas para creer que tienes que hacer eso?
Al renacer espiritualmente somos nuevas criaturas: Jn.3:3b El que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. Mat.18:3 (Volveos) y (haceos) como niños. Jn.1:13 No engendrados de sangre, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Rom.12:2a Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. 2Cor.5:17 Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. 1Pe.1:23 Renacidos, no de simiente corruptible, sino... por la Palabra de Dios.
El pecado produce muerte espiritual; pero Jesús murió en nuestro lugar, tomando nuestro castigo: Isa.59:2 Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios. Rom.6:23 La paga (pena o sentencia) del pecado es muerte. Rom.5:8 Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 2Cor.5:21 Por (en lugar de) nosotros lo hizo pecado (Dios a Jesús). 1Jn.1:9 Si confesamos nuestros pecados, Él (nos perdonará y nos limpiará). 1Jn.2:1,2 Abogado tenemos... a Jesucristo. Él es propiciación por... Los pecados de todo el mundo.
En la ley mosaica, la sangre es la paga del pecado; Jesús al morir pagó la totalidad de ese precio: Lev.17:11 La misma sangre hará expiación de la persona. Heb.9:22 Sin derramamiento de sangre no se hace remisión [de pecado]. Mat.26:28 Mi sangre... derramada para remisión de los pecados. 1Jn.1:7 La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Jn.1:29 El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Efe.1:7 Tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados. (V. también 1Jn.2:12.) 1Pe.1:18,19 Fuisteis rescatados... con la sangre preciosa de Cristo.
En su estado natural, todos los hombres no son hijos de Dios: Efe.2:2,3,12 [Erais] hijos de desobediencia, hijos de ira, estabais sin Cristo, alejados. Mat.7:13 Ancha es la puerta... que lleva a la perdición, y muchos... entran por ella. Jn.3:19 La luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz. Jn.8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo. Jn.8:47 Por esto no las oís vosotros (las Palabras de Dios), porque no sois de Dios. Los que se creen justos rechazan la salvación que proviene de Jesús: (V. también Mat.5:20; 9:10-13; 21:31b; Luc.18:9-14; Jn.5:3944; Rom.10:3; 1Jn.1:9,10.)
Ejemplos de salvación del Nuevo Testamento: Luc.19:1-10 [Conversión de un corrupto recaudador de impuestos, Zaqueo.] Hch.9:1-22 [Conversión del apóstol Pablo.] (V. también Hch.6:814; 7:57-60; 8:1-4; 26:9-11.) Hch.10:1-8 [Conversión de Cornelio, el centurión romano.] Hch.13:1-12 [Conversión de Sergio Paulo, procónsul de Chipre.] Hch.16:13-34 [Conversión de Lidia la comerciante y del carcelero romano.]
La salvación es por gracia (misericordia inmerecida), no por obras: Efe.2:8,9 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, no de vosotros... no por obras. Mar.10:25-27 ¿Quién podrá ser salvo? Para los hombres es imposible. Rom.3:20a Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él. Rom.11:6 Y si por gracia, ya no es por obras. Gál.2:16 No es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. 2Tim.1:9 Nos salvó, no conforme a nuestras obras, sino según Su gracia. Tito 3:5 No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho.
La salvación es sólo a través de Jesús: Hch.4:12 No hay otro nombre... en que podamos ser salvos. 1Tim.2:5 Un solo mediador entre Dios y los hombres... Jesucristo. Jn.3:16 Dios... ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, tenga vida eterna. Jn.3:36b El que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida. Jn.8:24 Si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis. Jn.10:1 El que no entra por la puerta... sino que sube por otra parte... ése es ladrón y salteador. Jn.10:9 Yo soy la puerta: el que por Mí entrare... será salvo. Jn.14:6 Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí. 1Jn.5:12 El que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Creer en Jesús: Jn.3:16 Todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Jn.11:25,26 Yo soy la resurrección y la vida... el que cree en Mí no morirá eternamente. Hch.16:31 Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo. Rom.10:9,10 Si... creyeres en tu corazón... serás salvo. 1Jn.5:1a Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios. Recibir a Jesús: Ap.3:20 Si alguno... abre la puerta, entraré a él. Jn.1:12 Mas a todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos. Gál.4:6 Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de Su Hijo. Efe.3:17 Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones.
Sentirás deseos de trabajar por Jesús: Efe.2:10 Somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras. Tito 2:14 (Jesús) se dio a sí mismo para... purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. (V. también Efe.4:21-24; Col.3:8-10; Tito 3:8; Stg.2:18.)
Taller Eres tú maestro y ¿no sabes esto? Cuando has tratado de aprender y no lo logras, Jesús te pregunta qué has hecho, cuándo, cuánto, con quién y para qué lo has hecho, cuáles han sido los resultados y que cambiarías?: Qué Hacer?
Qué Mantener?
Qué Eliminar?
Qué Reducir?
Qué Aumentar?
Qué Hacer Nuevo?
Cómo Hacerlo?
Con qué ?
Dónde?
Cuándo?
Cuánto?
Con Quién?
Para qué Hacerlo?
Para quién?
Cómo Medir?
Cuál es el resultado?
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Qué pasa si no se hace?