Terremoto en Concepción 3

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Apreciados familiares, amigos y patrocinadores:

29 de julio de 2010 Santiago, Chile

Acabamos de regresar de nuestro quinto viaje a la ciudad de Constitución, apodada cariñosamente Conti por sus habitantes. Es tanta la emoción que se siente después de estos viajes que es difícil verbalizarla. En todo caso, haremos el intento. Nuestra amiga Paz organizó nuestras visitas a los campamentos y al hogar de niñas. Como ya hemos ido varias veces, las familias nos recibieron con mucha calidez y hospitalidad. Gracias a las reuniones que tenemos con todos ellos se está gestando una especie de terapia a base de amor y fe. En una de las mediaguas —casitas muy básicas de madera que el gobierno entregó para albergar a familias que perdieron su vivienda— nos reunimos con un grupo de aproximadamente 10 señoras de distintas edades. Allí, con ese calor humano tan característico de la gente del sur de Chile, a mesa puesta, con cestos de pan recién horneado y las infaltables sopaipillas —masas fritas de harina de trigo y zapallo— hicimos un estudio bíblico titulado Auxilio en tiempos difíciles. A pesar de la angustia que las acecha, las madres mantienen su fe y optimismo. En todo caso, todas nos dicen que cuando están solas lloran a lágrima viva. Mientras leíamos los versículos, nos iban contando sus experiencias, sus sueños, sus temores y sus contrariedades. Las lecturas resultaron ser como un bálsamo. Producían un efecto sanador. Todo ello fue una terapia de grupo, un milagro de curación interior. Siempre tenemos la impresión de que es tan poquito lo que hacemos. No En el campamento nos agasajaron con sapaipillas. A la derecha, Paz y obstante, ese pequeño grano de arena, nuestro humilde aporte, de alguna manera Ángela. crece y tiene un efecto muy grande. Ya varias veces nos han dicho: «No se preocupen si no pueden traer ninguna ayuda. Lo que más queremos es que nos visiten». En un par de ocasiones ya habíamos visitado a don Luis y su familia, que perdieron a su hijo Lalo durante el maremoto. Lalo es un héroe que murió ahogado luego de hacer varios viajes en su lancha para rescatar a quienes habían quedado atrapados en la pequeña isla frente a la ciudad. Don Luis agradece mucho nuestras visitas y oraciones y que nos hayamos preocupado de ellos. Como es pescador, nos convidó a un sabroso almuerzo de merluza frita. Su casita quedó atiborrada de gente: éramos unos 20. Cantamos, nos reímos y confraternizamos en un ambiente distendido. Fue otra terapia colectiva. Paz invitó también a Ángela, una amiga suya que perdió a su hermano, su cuñada y dos sobrinos cuando el edificio en que vivían colapsó. Ella quedó a cargo de dos de los niños que se salvaron de la muerte porque esa noche no estaban en el apartamento. Ángela todavía arrastra un enorme trauma, pero al final de aquel día de convivencia ya la veíamos participando en todas las actividades. Esa tarde nos acompañó a visitar los campamentos, olvidando el dolor propio para aliviar el ajeno. Al día siguiente visitamos otro campamento. Nos repartimos en tres equipos y fuimos por cada mediagua saludando a las familias y entregando las Actividades recreativas con los niños. sábanas y toallas que habíamos traído. Más tarde paramos en el hogar de niñas y practicamos varios juegos con ellas. Margaret, una joven sicóloga, formó parte del equipo, y realizó actividades terapéuticas con los niños en todos los lugares que visitamos. Les agradecemos toda contribución o aporte que nos puedan hacer, grande o pequeña, para ayudarnos a solventar los gastos de los viajes y a adquirir los artículos que llevamos de regalo. Los donativos que hemos recibido se han estirado un montón. Nos ha permitido comprar alimentos, pijamas y ropa abrigadas, juguetes, sábanas, toallas y otras cosas, todo de buena calidad. Antes de cada viaje llamamos a la gente que conocemos en Conti y le preguntamos qué es lo que más necesita en ese momento. De esa manera no repetimos los esfuerzos de otros grupos o entidades de gobierno. Si pueden ayudarnos con una donación para el día del niño, o para la labor humanitaria en general que realizamos con los damnificados de Conti, comuníquense con nosotros o con alguno de nuestros representantes. Si viven en Chile, pueden depositarnos sus aportes en: Banco de Chile Cuenta corriente 356-01614-05 Gabriel García Valdivieso Rut: 14.659.269-4

Muchas gracias. ¡Los apreciamos mucho!,

Los voluntarios de la Familia Internacional

Nuestra amiga sicóloga con los niños.


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