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Dossier Bioética

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DOSSIER DOSSIER BIOÉTICA BIOÉTICA

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DOSSIER BIOÉTICA

¿Qué es bioética?

Francisco Giménez Rubio. Licenciado en Geografía e Historia

La bioética es una disciplina aún joven. Tan joven que sus contenidos exactos todavía se están debatiendo.

Cuando en 1970 Van Rensselaer Potter escribió el libro Bioethics: bridge to the Future, no hizo más que introducir un neologismo que, en definitiva, respondía a una realidad ya antigua. Para Potter, la bioética «combina el conocimiento biológico con el de los valores humanos». Es decir, esta nueva disciplina debía no sólo enriquecer las vidas humanas sino prolongar la supervivencia de la especie en una forma aceptable de sociedad.

Sin embargo, pronto el término bioética sufrió una mutación, a causa de su apropiación por el campo de la salud, en especial del ámbito académico estadounidense, que de forma más restringida la definía como «el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado sanitario, en cuanto que tal conducta se examina a la luz de los valores y de los principios morales», es decir el estudio (y aplicación) de la ética médica.

La visión de Potter, mucho más amplia que la que ha acabado por imponerse, le ha llevado a rebautizar su disciplina como ética global, para significar la combinación en ella de conocimiento científico y filosófico (no sólo de ética aplicada), al introducir aspectos éticos en relación al medio. Su idea original, sin embargo, no ha desaparecido por completo, ya que a pesar de la identificación de la bioética con la ética médica, en los últimos tiempos se ha ampliado su contenido para acoger cuestiones relativas a la ética ambiental, entre las que se incluyen la preocupación por los derechos de las futuras generaciones, el desarrollo sostenible, etc.

Acontinuación se presentan dos declaraciones de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), aprobadas en el I y II Congresos Internacionales de Bioética de Gijón (2000 y 2002). Estos documentos pueden servir de punto de partida para una discusión profunda sobre el tema.

Hay que tener en cuenta que, en definitiva, estamos inmersos (y cada vez más) en una sociedad laica cuyos valores coinciden en pocos casos con los nuestros. Sin embargo, no podemos enfrentarnos a ellos, pues son los valores que esta sociedad quiere darse y por los que desea regirse. Se puede (y de acuerdo con la conciencia de cada uno hasta se debe) luchar por cambiarlos, convenciendo a los demás. La dicotomía cristianismo-laicismo es un hecho al que no podemos negarnos a dar el valor que tiene hoy. Podemos reclamar la presencia de Dios y de sus valores en la sociedad, pero esto sólo es posible en la medida en que la sociedad así lo desea.

En realidad, como es evidente, las cuestiones bioéticas (en su aplicación práctica) no dejan de ser una asunto de conciencia personal. ¿Por qué entonces el interés de plantear una convención sobre este tema? Porque hasta la conciencia hay que alimentarla con una información fidedigna para que obre lo más justamente posible.

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I CONGRESO INTERNACIONAL DE BIOÉTICA I WORLD CONFERENCE OF BIOETHICS

DECLARACIÓN BIOÉTICA DE GIJÓN 2000

Considerando

• la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones

Unidas el 10 de diciembre de 1948; • la Declaración Universal de la UNESCO sobre el

Genoma Humano y los Derechos del Hombre del 11 de noviembre de 1997; • la Convención de Asturias de los Derechos Humanos y la Biomedicina del Consejo de Europa del 4 de abril de 1997.

Conscientes de los rápidos progresos de la biología y la medicina, de la imperiosa necesidad de asegurar el respeto de los derechos humanos y del peligro que las desviaciones de estos progresos podría significar para los derechos humanos.

Afirmando que corresponde a la Bioética aclarar la opinión sobre las consecuencias de todo tipo de los avances científicos y técnicos, el COMITÉ CIENTÍFICO hace las siguientes observaciones y recomendaciones:

1. Las biociencias y sus tecnologías deben servir al bienestar de la Humanidad, al desarrollo sostenible de todos los países, a la paz mundial y a la protección y conservación de la naturaleza.

Ello implica que los países desarrollados deben compartir los beneficios de las biociencias y de sus tecnologías con los habitantes de las zonas menos favorecidas del planeta y servir al bienestar de cada ser humano. 2. Una importante tarea de la Bioética, que constituye una actividad pluridisciplinar, es armonizar el uso de las ciencias biomédicas y sus tecnologías con los derechos humanos, en relación con los valores y principios éticos proclamados en las

Declaraciones y la Convención antes mencionadas, en cuanto que constituyen un importante primer paso para la protección del ser humano. 3. La enseñanza de la Bioética debería incorporarse al sistema educativo y ser objeto de textos comprensibles y rigurosos. 4. Todos los miembros de la sociedad han de recibir una información general, adecuada y accesible sobre la utilización de los avances científicos, las biotecnologías y sus productos. 5. Se debe propiciar y estimular el debate especializado y público a fin de orientar las opiniones, las actitudes ylas propuestas. El debate implicará de manera interactiva a los expertos de las distintas disciplinas y a los ciudadanos de diversos ámbitos, así como a los profesionales de los medios de comunicación.

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6. Debe garantizarse el ejercicio de la autonomía de la persona, así como fomentarse los principios de justicia y solidaridad. Asimismo debe respetarse la identidad y especificidad del ser humano. 7. Todos tienen derecho a la mejor asistencia médica posible. El paciente y su médico deben establecer conjuntamente el marco del tratamiento. El paciente deberá expresar su consentimiento libre después de haber sido informado de forma adecuada. 8. El genoma humano es patrimonio de la Humanidad, y como tal no es patentable. 9. Una finalidad fundamental de las técnicas de reproducción asistida es el tratamiento médico de los efectos de la esterilidad humana y facilitar la procreación si otras terapéuticas se han descartado por inadecuadas o ineficaces. Estas técnicas podrán utilizarse también para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de origen hereditario, así como en la investigación autorizada. 10. La creación de individuos humanos genéticamente idénticos por clonación debe prohibirse.

La utilización de células troncales con fines terapéuticos debe permitirse siempre que la obtención de esas células no implique la destrucción de embriones. 11. La investigación y experimentación en seres humanos deben ser realizadas armonizando la libertad de la ciencia y el respeto de la dignidad humana, previa aprobación por parte de comités éticos independientes. Los sujetos de los ensayos deberán otorgar su consentimiento libre y plenamente informado. 12. Los productos alimenticios genéticamente transformados deben comportar la prueba, de acuerdo con el conocimiento científico del momento, de que no son perjudiciales para la salud humana y la naturaleza, y se elaborarán y ofertarán en el mercado con los requisitos previos de información, precaución, seguridad y calidad.

Las biotecnologías deben inspirarse en el principio de precaución. 13. Debe prohibirse el comercio de órganos humanos. Debe continuarse la investigación sobre los xenotransplantes antes de que se inicien ensayos clínicos con seres humanos. 14. El debate ético sobre el final de la vida debe proseguir, con el fin de profundizar en el análisis de las diferentes concepciones éticas y culturales en éste ámbito y de analizar las vías para su armonización. 15. A fin de promover un lenguaje universal para la

Bioética, deberá hacerse un esfuerzo por armonizar y unificar los conceptos que tienen actualmente terminologías diferentes. El acuerdo en este ámbito se hace indispensable desde el respeto a las identidades socioculturales.

(Gijón, 24 de junio de 2000)

II CONGRESO INTERNACIONAL DE BIOÉTICA II WORLD CONFERENCE OF BIOETHICS

DECLARACIÓN «COMPROMISO UNIVERSAL POR LA DIGNIDAD HUMANA»

Advirtiendo

• Que la dignidad humana, en tanto que valor o atributo distintivo de la especie humana del que dimanan otros valores y derechos fundamentales del individuo y del colectivo, está reconocida o se alude a ella en documentos internacionales como:

- la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Naciones Unidas, 10.12.48); - la Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales (4.11.1950) - la Carta Social Europea (18.10.61); - el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (16.12.66); - el Pacto Internacional de los derechos Económicos,

Sociales y Culturales (16.12.66); - el Convención Americana sobre Derechos Humanos (22.11.69); - la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos (26.9.81); - el Convenio sobre los Derechos del Niño (20.11.89); - la Carta Árabe sobre Derechos Humanos (15.9.94); - las Declaraciones, Tratados y Protocolos de la ONU relativos a la Mujer (1967, 1974, 1977, 1993, 1999); - la Convención de ASTURIAS sobre Protección de los Derechos y de la Dignidad del Ser Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la

Medicina (Convención de Bioética del CONSEJO

DE EUROPA, 4.4.97); - la Declaración Universal de la UNESCO sobre el

Genoma Humano y los Derechos del Hombre (11.11.1997); - las Declaraciones, acuerdos o Protocolos surgidos de las Cumbres de Río (junio 1992), Kyoto (diciembre 1997), Montreal (enero 2000), y Johannesburgo (septiembre 2002).

U otros análogos, y cuyos principios en general han sido incorporados a las Constituciones y al ordenamiento jurídico de la naciones democráticas, así como:

- la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (13.7.67, sancionada y promulgada el 26.4.68); - la Declaración de Barcelona «Los Derechos Alimentarios del Hombre» (marzo 1992); - la Declaración Bioética de GIJÓN (I Congreso

Mundial de Bioética, SIBI, 24.6.00); - la Declaración de CARACAS sobre Bioética (I Congreso Iberoamericano de Bioética, 9.2.01).

• Que la plena dignidad humana es un atributo de la especie humana y su reconocimiento un derecho

fundamental de cada persona y de toda la humanidad, que debe ser respetado y protegido. • Que, no obstante, en muchos lugares de la Tierra tales normas o propósitos se burlan o vulneran, puesto que gran parte de la humanidad está privada del reconocimiento efectivo de la dignidad humana y de los derechos que de ella se derivan, quedándose el respeto y la protección de la dignidad en papel mojado o pura retórica. • Que millones de personas padecen hambre, falta de agua limpia y potable y de vivienda, enfermedades (con especial incidencia del SIDA), males y penurias debidos en muchos casos a la miseria y a carencias básicas fácilmente evitables que los convierten en incapacitados o los llevan a la muerte, mientras que los pudientes, la menor parte de la población mundial, disfruta de riqueza, abundancia y bienestar y hasta los despilfarra. • Que la naturaleza, la biodiversidad y el ambiente sufren un deterioro creciente y alarmante, con progresiva reducción de las zonas verdes y vegetales, exterminio de las especies animales, acumulación de las basuras que producimos en las zonas continentales y marítimas, así como su contaminación y la de la atmósfera, sin que se tome en consideración que son el hábitat, fuente de recursos y escenarios espirituales indispensables del ser humano. • Que la intolerancia y la violencia de cualquier tipo (física, psíquica, moral, técnica o social) es una conducta inhumana, irracional, anticultura y contraria a la dignidad humana. • Que el abuso de poder, las guerras y conflictos armados, el terrorismo, la persecución política o religiosa, la emigración forzada, la agresión a la variedad cultural y en particular a los pueblos indígenas, el racismo, la xenofobia, la marginación, explotación y maltrato de la mujer y la infancia, el abandono de las personas mayores, los egoísmos económicos y los poderes científicos y tecnológicos abusivos, son evidencias diarias de violencia que invaden todos los ámbitos de la Humanidad con intensidad creciente y muchas veces cometidas en la impunidad.

AFIRMANDO

Que la dignidad individual y colectiva es ficticia: • Si no impedimos que millones de personas desfavorecidas padezcan hambre, mala nutrición crónica y falta de agua limpia y potable. • Si consentimos que millones de personas sufran las enfermedades de la pobreza causadas por la carencia de alimentos, por el agua no limpia o en mal estado o por no disponer de las más elementales medidas de higiene y atenciones y prestaciones sanitarias. • Si no promovemos que todas las personas y a la edad adecuada tengan acceso a la educación, al trabajo debidamente remunerado y a la información puntual y veraz sobre cuantos asuntos les afectan.

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• Si no evitamos la discriminación de las gentes y los pueblos, el maltrato de la mujer y la infancia, el abandono de las personas mayores y los discapacitados y la agresión a las colectividades culturales, a sus identidades y a sus entornos vitales. • Si toleramos o fomentamos el racismo, la xenofobia, la discriminación por opción sexual, la persecución ideológica, religiosa, política o cultural y la emigración o el refugio forzados y la discriminación contra los inmigrantes. • Si permanecemos indiferentes a las agresiones de los países más débiles por los más fuertes. • Si no detenemos la degradación del medio ambiente, la aniquilación de la naturaleza y la extinción arbitraria de las especies (biodiversidad). • Si no logramos la humanización de la educación, las ciencias y las tecnologías, de modo que estas sirvan al interés general de toda la humanidad, en particular para que los más infortunados dejen de serlo. • Si continuamos recurriendo a las armas o el terror y no al diálogo constructivo y a la tolerancia para solucionar las diferencias.

CONVENCIDOS de

• Que sólo con la promoción, el respeto y el ejercicio efectivos de la dignidad humana en todas las partes del Planeta, por todos y para todos, serán posibles la convivencia en paz, la justicia social, la democracia, el pluralismo, la igualdad, la libertad, la seguridad, la intimidad, la fraternidad, la diversidad

Documentos de interés en relación con la bioética:

• Código de Nuremberg (1947). • Declaración de Helsinki (1968). • Informe Belmont (1979). • Declaración de Asilomar (1975). • Declaración Universal sobre el Genoma y Derechos humanos (1997). • Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano con Respecto a las Aplicaciones de la Biología y la

Medicina. Convenio de Oviedo (1996). • Declaración de Mónaco (2000). Bioética y los Derechos del Niño. • Convenio sobre Diversidad Biológica (1992). • Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la

Biotecnología del convenio sobre diversidad

Biológica (2003).

Estos documentos pueden consultarse en numerosas páginas web. Entre ellas son de interés:

• www.sibi.com • www.ub.es/fildt • www.fisterra.com/human/bioeticaweb.htm • www.bioeticaweb.com • www.bioeticayderecho.ub.es • www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/bioetica.htm

cultural y la conservación de la naturaleza a que todos los seres humanos somos acreedores y que debemos ofrecer a las generaciones futuras. • Que todo ser humano tiene la obligación ética no solo de asumir la defensa de la dignidad de la persona sino la obligación de velar y denunciar los atentados contra la misma. • La necesidad de hacer un llamamiento a los países para que firmen y ratifiquen a la mayor brevedad el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, y se lleve a cabo la utilización sostenible y la distribución justa y equitativa de los beneficios.

EXPRESAMOS el firme COMPROMISO de

• Propiciar y potenciar las actitudes y conductas de respeto y protección de la dignidad humana y de la biosfera, de modo que lleguen a convertirse en un hábito cotidiano y universal y signo eficaz a favor de la libertad y de la autonomía responsables que hagan posible la convivencia pacífica como legado para las próximas generaciones. • Avanzar decididamente hacia un nuevo orden mundial justo, coparticipado, corresponsabilizado, cooperativo, sostenible, equitativo y solidario para terminar con la injusticia social, el hambre y la pobreza, el desmán económico, el desempleo, la persecución cultural, ideológica y/o religiosa, el analfabetismo, la marginación, explotación y maltrato de los inmigrantes pobres, la mujer y la infancia, los conflictos armados, las guerras y el terrorismo. • Emprender una reorientación en las inversiones en investigación, ciencia y tecnología buscando defender el derecho de todos los seres humanos a la alimentación y la protección de la salud, poniendo en marcha las medidas necesarias, y en particular facilitando que todos los seres humanos se beneficien por igual de los logros de las ciencias y las tecnologías en cuanto a la alimentación, la educación y la atención a la salud se refiere. • Proteger el medio ambiente, la naturaleza y la biodiversidad, y reparar lo más posible los perjuicios que les hemos ocasionado. • Emprender, en definitiva las medidas y actitudes individuales, grupales, sociales y políticas necesarias para acabar con la intolerancia y la violencia en sus distintas formas y para asentar el respeto efectivo a la dignidad humana como una cultura irrenunciable. • Exigir a los Gobiernos que lleven a cabo sin demora ni pretextos injustificables las acciones precisas para hacer urgente y efectivo este Compromiso. • Divulgar ampliamente este Compromiso por todos los medios de difusión posibles, y muy especialmente a través de los Comités y/o Comisiones

Nacionales de Bioética, entre toda la población del

Planeta, solicitando su toma en consideración y puesta en práctica.

(Gijón, 4 de octubre de 2004)

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La eutanasia a debate. Reflexiones desde una perspectiva cristiana

Josep Antoni Alvarez Rodríguez. Licenciado en Ciencias Químicas

La eutanasia es un tema de profunda actualidad, un tema candente. Es un tema que desde hace un cierto tiempo esta en discusión y es probable que la discusión en torno a este tema se mantenga durante mucho tiempo más. Es difícil por no decir imposible que en un futuro cercano se llegue a un consenso en torno a dicho tema.

Aunque pueda parecer sorprendente la discusión en torno a la eutanasia viene de largo. Ya en la antigüedad, ciertos pensadores se plantearon dicho tema. Reflexionando en relación a la vejez Séneca dijo:

«No renunciaré a la vejez mientras deje intacta la mejor parte de mí. Pero si empieza a debilitar mi mente, si destruye mis facultades una por una, si no me deja vida sino aliento, abandonaré este pútrido y vacilante edificio. No huiré con la muerte de la enfermedad mientras ésta se pueda curar y deje mi mente intacta. No levantaré la mano contra mí mismo a causa del dolor, porque morir así es dejarse vencer. Pero sé que si debo sufrir sin esperanza de alivio partiré, no por miedo al propio dolor, sino porque me impide todo aquello por lo que viviría.» 1

En la Grecia y Roma clásicas la eutanasia era considerada una opción válida, así como el suicidio. El término eutanasia aparece por primera vez en un escrito de Suetonio en el que habla de una muerte pacífica provocada por un médico. Con la expansión del cristianismo, la eutanasia dejó de ser una opción. Lactancio hablando acerca de los enfermos terminales se expre- so de la forma siguiente:

«Son inútiles para los hombres, pero son úti- les para Dios, que les conserva la vida, que les da el espíritu y les concede la salud.» 2

En el siglo XVI, Thomas More 3 en su obra Utopía planteó de nuevo el tema de la eutana- sia hablando acerca de las costumbres de los utopienses, con las siguientes palabras:

«Si la enfermedad no sólo es inmedicable si- no que también veja y atormenta de continuo, entonces [...] exhortan al hombre a que, [...], no se empeñe en alimentar por más tiempo su rui- na y su pena, ni dude en morir, ya que la vida le es un tormento; antes movido de una espe- ranza auténtica, o se exima a sí propio de una vida acerba como de una cárcel y castigo o con- sienta de voluntad que lo liberen otros; que ha- rá esto prudentemente, porque no es el bien- estar sino el suplicio lo que interrumpirá con la muerte; [...] o acaban ellos espontáneamente con su vida por la inedia, o amodorrecidos, se les pone fin sin que sientan la muerte. No supri- men a nadie que no lo quiere ni disminuyen en nada su atención hacia él. El que los persuadi- dos acaben de ese modo lo tienen por cosa ho- norífica, pero quien se toma la muerte por su ma- no por una razón no acepta [...] no se le honra.» 4

Por la misma época, Francis Bacon es el pri- mero en utilizar el término eutanasia con el sig

1 Séneca, citado en NULAND, Sherwin B., Cómo morimos. Madrid: Alianza Editorial, 1998, op. cit., p. 212. 2 Lactancio, citado en CRUZ, Antonio, Bioética cristiana. Terrassa: CLIE, 1999, p.339. 3 Thomas More fue beatificado el 29 de diciembre de 1886 por León XIII, posteriormente fue canonizado por Pío XI el 9 de mayo de 1935. Juan Pablo II lo nombró patrón de abogados y políticos el 31 de octubre de 2000. 4 Thomas More, Utopía. Madrid: Akal, 1997, p. 169.

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nificado que actualmente tiene: acelerar la muerte de un enfermo. Desde entonces ha habido numerosos pensadores que se han planteado el tema, pero sin llegar a ningún tipo de consenso sobre su validez. Immanuel Kant desde la razón, más que desde una perspectiva religiosa se manifestó en contra de que el hombre pudiese decidir sobre su vida con las siguientes palabras:

«El hombre no puede tener la facultad de quitarse la vida.» 5

Ya en una época tan alejada de la nuestra, así como de los avances médicos como 1797, Ulrich Bräker se preguntaba sobre la idoneidad de prolongar la vida de un enfermo por parte de los médicos cuando la muerte era inevitable. El planteo dicho problema de la forma siguiente:

«Ciertamente es misión del médico venir en ayuda de la naturaleza corrompida, ser consuelo de la humanidad doliente. [...] Pero si advierte que el mal es incurable, a su paciente expuesto a un sufrimiento de años ¿no debiera disponerlo un poco más pronto para la muerte, enviarle el descanso y de esa manera ayudar a la destructora naturaleza? ¿Acaso es su deber hacer aún más lentos los lentos pasos de la naturaleza y torturar premiosamente al desgraciado durante años hasta su muerte? Yo no lo creo.» 6

Aunque es cierto, que el tema esta en discusión desde hace mucho tiempo, en la actualidad ha cobrado una importancia que en el pasado no tenia. El debate actual en torno a la eutanasia tiene su origen en el aumento de la esperanza de vida 7 en los países de nuestro entorno. Este aumento ha hecho que en las últimas décadas el número de personas que alcanzan edades avanzadas se halla multiplicado de forma notable. Al mismo tiempo las condiciones de vida de esas personas en muchos casos no es la más óptima. Además, en algunos casos es posible prolongar la vida de esas personas durante mucho tiempo, así como las de aquellas personas que padecen ciertas enfermedades de difícil solución, con todo el sufrimiento que dichas situaciones llevan asociadas. Todo ello ha hecho que muchas personas se estén plantean- do el tema de la eutanasia como una opción.

Hans Küng, reflexionando acerca de las nue- vas realidades que ha de afrontar el hombre de- bido a los avances científico-tecnológicos, dice:

«Por primera vez en la historia de la humani- dad el hombre ha conseguido, en los últimos cien años, mediante la mejora de las condiciones de vida y el extraordinario avance de la medicina, retrasar la muerte, que antes se consumaba a las pocas horas, días o a lo más meses de ha- cerse presente. Ahora, entre el inicio y el térmi- no de una enfermedad mortal o de la ancianidad pueden pasar muchos años. De tal forma que la vida humana, que hasta hace poco constaba de período intrauterino, niñez, adolescencia, ma- durez y vejez (aunque una buena parte de las personas no llegara a las dos últimas fases), se ha alargado con una nueva fase: los años de ancianidad o enfermedad mortal. Y no por un proceso “natural” imputable a la naturaleza o a la voluntad de Dios, sino como resultado del es- fuerzo casi prometeico del hombre para crear esta nueva fase que ahora, en cambio, para mu- chos se torna en pesada carga insufrible. Una ética que procure ser fiel a la Escritura y a la épo- ca, en vista de esta situación completamente nueva, ha de repensar su posición respecto al control de la natalidad y también en la eutana- sia, y esforzarse por hallar una vía responsa- ble también para la última fase de la vida hu- mana.» 8

Como cristianos necesitamos reflexionar en torno a la eutanasia y elaborar una respuesta a preguntas como la que plantea Gerard R Winslow. 9 ¿Tiene el cristianismo respuestas a los dilemas actuales introducidos por la capaci- dad de la tecnología de controlar la etapa final de la vida? Ésta y otras preguntas no tienen una respuesta fácil, pero no por ello hemos de evitar plantearnos la cuestión. Al mismo tiempo es ne- cesario que cada uno de nosotros sea capaz de elaborar una respuesta personal. Yo no preten- do tener todas las respuestas, ni solucionar to

5 KANT, Immanuel, citado por KUSHE, Helga, «La eutanasia», en SINGER, Peter (ed), Compendio de ética, Madrid:

Alianza Editorial, 2000, p. 406. 6 BRÄKER, Ulrich, citado en KUNG, Hans y JENS, Walter, Morir con dignidad, Madrid: Trotta, 2004, p. 82. 7 Actualmente la esperanza de vida en España es el doble que a finales del siglo XIX. Según datos del año 2000, ésta es de 75,6 años para los hombres y de 82,5 años para las mujeres, la media es de 79,1 años. La previsión es que en el año 2050 ésta sea de 83,9 años. 8 KUNG, Hans y JENS, Walter, Morir con dignidad, Trotta, Madrid 2004, p. 47. 9 WINSLOW, Gerard R., «El cristiano y la bioética:¿Puede ayudar la Biblia?», Diálogo Universitario, 7:1 (1995) p. 7.

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das las cuestiones entorno a dicho tema, ni tan siquiera responder a todas las preguntas, en cambio si que me gustaría que como mínimo fuésemos capaces de abrir un debate entorno a dicho tema.

¿Qué entendemos por eutanasia?

Antes de avanzar lo primero que tendríamos que tener claro es que queremos decir cuando hablamos de eutanasia. Muy a menudo sucede que cuando hablamos de algún tema no nos entendemos porque estamos hablando de cosas diferentes.

El termino eutanasia viene del griego, concretamente de la combinación de las palabras eu y thanatos, que literalmente quieren decir «buena muerte».

Es difícil encontrar una única definición de eutanasia, pero hemos de intentar llegar a algún tipo de consenso respecto a que queremos decir cuando utilizamos la expresión eutanasia. El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua 10 define eutanasia como:

«Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. Muerte sin sufrimiento.»

Desde mi punto de vista se trata de una definición limitada ya que no abarca todos los aspectos relacionados con el tema que tratamos, pero da pie a que se planteen tres cuestiones interesantes. ¿A qué nos referimos? Cuando hablamos de eutanasia nos estamos refiriendo a la muerte sin sufrimiento. La eutanasia tendría como objetivo prioritario evitar el sufrimiento. Tema éste que abordaremos más adelante ya que no podemos hablar de eutanasia si no tenemos presente el tema del dolor y del sufrimiento. ¿Qué circunstancias se han de dar? Solamente se puede plantear la eutanasia en determinadas circunstancias. La definición habla de paciente desahuciado, en definitiva alguien que padece una enfermedad que no tiene solución y que además es probable que lo lleve a la muerte en un periodo relativamente corto de tiempo. ¿Quién tiene que tomar la decisión? La definición no aclara de forma satisfactoria este punto. Da a entender que la decisión puede ser tomada sin el consentimiento del afectado, sin es- pecificar nada más.

La definición que ofrece el Diccionari de la Llengua Catalana del Institut d’Estudis Catalans 11 me parece mucho más satisfactoria ya que abre nuevas perspectivas al tema. Dice:

«Eutanasia Muerte natural, tranquila, sin mo- lestias y sin agonía. Muerte sin sufrimiento pro- vocada a una persona, esp. a aquella que tie- ne una enfermedad en fase terminal, a quien se encuentra en estado de inconsciencia irrecu- perable, etc. Eutanasia pasiva Muerte que so- breviene cuando, para evitar sufrimientos inúti- les, no se aplican o se dejan de aplicar los medios para prolongar la vida de una persona en la fa- se terminal de una enfermedad.»

Esta definición vuelve a reiterar el tema de muerte sin sufrimiento, pero añade a la defini- ción los conceptos de sin molestia, sin agonía, especificando algunas situaciones donde tendría sentido hablar de eutanasia. Además, introduce un elemento interesante que es el tema de la eu- tanasia pasiva.

Resumiendo, podríamos decir que cuando ha- blamos de eutanasia nos estamos refiriendo a la muerte sin sufrimiento. La eutanasia tendría o tiene como objetivo prioritario evitar el sufri- miento innecesario de aquellos que por las cir- cunstancias de la vida se encuentran en una situación límite. La eutanasia no es acabar con la vida de nadie de forma indiscriminada. Solo tiene sentido hablar de eutanasia en ciertas si- tuaciones límite. Situaciones por cierto en las cuales nadie desearía encontrarse.

Tipos de eutanasia

Cuando hablamos de eutanasia habríamos de ser muy cautelosos y especificar de forma muy clara a que tipo de eutanasia nos estamos refi- riendo. Las diferentes situaciones que se pue- den dar entorno a la eutanasia se pueden cla- sificar utilizando diferentes criterios.

1) Si nos fijamos en que circunstancias se pro- duce la muerte, habríamos de diferenciar en- tre eutanasia pasiva y eutanasia activa.

La eutanasia pasiva podríamos decir que con- siste en no hacer uso de la tecnología disponi- ble para prolongar la vida de una persona cuan

10 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Madrid: 22.ª edición, 2001. 11 Institut d’Estudis Catalans, Diccionari de la Llengua Catalana, Barcelona: 7.ª edición, 2002.

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do ésta se encuentra desahuciada o en fase terminal. Hemos de entender, que cualquier acción en ese sentido únicamente conseguiría prolongar la vida de esa persona por un breve periodo de tiempo con un sufrimiento innecesario. Para referirse a la eutanasia pasiva también se puede utilizar el término ortotanasia, que significa muerte correcta o recta.

La eutanasia activa en cambio consiste en la administración de algún fármaco o sustancia a una persona con la finalidad de acelerar su muerte. Algunos autores dentro de ésta diferencian entre dos tipos: directa e indirecta. La directa es cuando se suministra alguna sustancia con la finalidad de provocar la muerte (sobredosis de morfina, etc.). En cambio, la indirecta es cuando se suministra alguna sustancia para mitigar el dolor, pero que como efecto secundario podría abreviar la vida del enfermo (como ciertos derivados de la morfina). En la indirecta la finalidad no es acabar con la vida del enfermo, sin embargo en algunos casos esta se puede acelerar, aunque esta no es la finalidad. Por ello, utilizaremos la expresión eutanasia activa para referirnos a la directa.

Tanto en un caso como en el otro la finalidad última es evitar el sufrimiento. En la eutanasia pasiva el medico no interviene ya que la muerte es inevitable y lo máximo que podríamos es prolongar la vida brevemente y con un sufrimiento injustificable. En cambio en la eutanasia activa la muerte no sucede por causas naturales sino que esta es provocada, evidentemente solo en circunstancias excepcionales.

La eutanasia pasiva es aceptada mayoritariamente por nuestra sociedad, cosa que no sucede con la eutanasia activa. El debate, la discu- sión por lo tanto gira entorno a si es aceptable la practica de la eutanasia activa.

2) Si nos fijamos en quien toma la decisión, ha- bríamos de diferenciar entre eutanasia vo- luntaria, eutanasia no voluntaria y eutanasia involuntaria.

La eutanasia voluntaria es cuando la decisión es tomada o ha sido tomada por el afectado. 12

La eutanasia no voluntaria es cuando la deci- sión no es tomada por el afectado, sino por otra persona, generalmente la familia. Ésta solamente tiene sentido en el caso de que no exista la me- nor posibilidad de que el afectado pueda recu- perar sus capacidades cognitivas y su estado sea irrecuperable.

La eutanasia involuntaria es cuando la deci- sión no ha sido tomada por el afectado cuando habría podido dar su consentimiento. De hecho, ésta sólo sucede en muy raras ocasiones, rela- cionadas con algunas prácticas médicas acep- tadas, como la administración de dosis mayores de un fármaco que como efecto secundario pue- de causar la muerte del paciente o la retirada de un tratamiento. Se sobreentiende que estas ac- ciones se llevan acabo cuando no hay mas re- medio.

Es necesario señalar que cualquier acción u omisión para finalizar con la vida de una perso- na sin su consentimiento, a excepción de las si- tuaciones mencionadas anteriormente, es ase- sinato. Cuando se produce dicha situación no es apropiado, ni correcto utilizar la expresión eu- tanasia.

12 Testamento vital: declaración realizada por una persona donde expresa su deseo de que no se proceda a prolongar su vida de forma artificial en caso de que no exista la menor posibilidad de recuperarse. En caso de que no exista dicha declaración, la vida puede ser prolongada de forma artificial hasta que sobrevenga la muerte.

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Este artículo es un extracto del libro La Eutanasia a debate. Reflexiones desde una perspectiva cristiana, de próxima publicación en www.aula7activa.org

Las implicaciones de la sexualidad en la adolescencia

José Manuel López Yuste. Licenciado en Filosofía

¿Cómo hablar de este tema sin ser un adolescente? Primera paradoja. ¿Cómo hablar de este tema sin escandalizar a los padres? Sutileza comunicativa.

Si la obediencia ciega fuese una pauta constante en la vida de cualquier persona, entonces el tema estaría resuelto para los adultos porque sencillamente dirían a sus hijos que su desarrollo fisiológico no se corresponde con su posterior madurez emocional, psíquica, social y económica. Explicado este hecho, el joven no intentaría experimentar a ritmo hormonal la necesidad expresada por el sabio Salomón en Cantares 1:2-3, 2:6 y 3:1-4:

«¡Dame un beso de tus labios! Son más dulces que el vino tus caricias, Deliciosos al olfato tus perfumes.»

«¡Que ponga él su izquierda bajo mi cabeza, y con su derecha me abrace!»

«En mi cama por las noches, busqué al amor de mi vida. Lo busqué y no lo encontré. […] cuando encontré al amor de mi vida. Lo tomé de la mano, y sin soltarlo lo llevé a las habitaciones de mi madre.»

Ahora bien, cómo aceptar que dicho romanticismo se puede presentar bajo la actitud oculta de la privacidad más tímida o, por el contrario, bajo la rebeldía del axioma con mi vida puedo hacer lo que me apetezca. Es evidente que como padres no se puede vigilar a un hijo adolescente todas las horas del día ni de la semana...Tan sólo esta pretensión manifestaría el más absoluto fracaso, empujando al joven a una conducta de riesgo por una perniciosa sobreprotección. Tampoco podemos presuponer que nuestro hijo no cometerá errores o pecados (según la ideología con la que nos identifiquemos), ya que el deseo de aprender por experiencia propia es lamentablemente una característica de dicha etapa evolutiva. Afortunadamente hay un alto porcentaje que es prudente, debido a creencias, una sana autoestima, valores éticos, pero también a temores, complejos, inseguridades, o al diálogo con adultos de su confianza que les sirven de referencia, transitan sin adquirir consecuencias negativas como ETS (enfermedades de transmisión sexual) o embarazos no deseados con lo que ello supone socialmente para la joven mayormente.

Ningún padre deja a su hijo en los primeros años de vida sin advertirlo de los peligros ante un posible atropello. Sólo cuando somos conscientes de que ha integrado las precauciones necesarias, nos atrevemos a depositar confianza en que cruce la calle por sí mismo. De igual manera, y sirviéndonos del razonamiento analógico, es en la primera adolescencia en la que hemos de formar a nuestros hijos en una adecuada educación sexual. No llevar a cabo esta tarea responsablemente es invitar al grupo de amigos a que lo haga informándolo no siempre de la mejor manera y distorsionando bastante la realidad. Esto puede provocar traumas y ansiedades innecesarias. Intentar este diálogo con un estilo muy rimbombante, tipo sermón esporádico, es mitificar el sexo, y será poco efectivo.

Se trata de una actitud constante y natural donde la explicación venga a responder a inquietudes que al joven se le presentan debido a los medios de comunicación, hechos cotidianos, etc. Entre las ventajas están las de prevenirlos de los posibles abusos sexuales ya desde niños; las de no focalizar el funcionamiento fisiológico del aparato reproductor (semejante a una lección de biología) puesto que lo que realmente preocupa es la parte más subjetiva del sexo. Ésta tiene que ver con la psique y los sentimientos de gustar y que alguien te guste. Desde esta pers

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pectiva se puede ir desmitificando que el enamoramiento implica mantener una relación sexual plena en el noviazgo, ya que es posible que tampoco se esté dispuesto emocionalmente para cargar con ataduras objetivas fruto del momento y la imprevisibilidad.

Según la OMS, en gran medida nuestro bienestar como individuos está estrechamente vinculado a gozar de una buena salud sexual. Para la sociedad es una obligación ocuparse de la problemática del menor a todos los efectos que ponen en peligro de riesgo su salud o su vida, sin reparar en culpabilidades de la acción por considerarse inmadura. Según el Código Penal, una adolescente de trece años es responsable ante un embarazo de tenerlo o no sin que cuente ninguna otra opinión, ateniéndose a los casos que la legalidad permite el aborto. Prevenir es evitar daños mayores independientemente de los juicios de valor que se hagan.

Cambiando de estilo literario, me gustaría seguir esbozando brevemente este universo temático con una poesía inspirada en las reflexiones que han provocado algunas lecturas en la fase de documentación para la ponencia.

¡Oh Adolescencia, edad de tránsito donde la sexualidad cobra presencia! ¡Oh Adolescencia, el riesgo se convierte en una manifestación de independencia! ¡Oh Adolescencia, el mal contagiado en forma de enfermedad sexual no entiende de ausencias! ¡Oh Adolescencia, el grito de libertad no debe carecer de responsabilidad y ciencia! ¡Oh Adolescencia, quién pudiera proteger tu inocencia! ¡Oh Adolescencia, buena época para no experimentar con drogodependencias! ¡Oh Adolescencia, padres, madres, profesores, legisladores, ginecólogos, psicólogos te acompañan en la estimulación de tu prudencia! ¡Oh Adolescencia, que los embarazos no deseados no presenten sus pésimas consecuencias! ¡Oh Adolescencia, la preocupación de amar expresada en tendencias! ¡Oh Adolescencia, también en ti hay deseos no materializados en forma de abstinencia! ¡Oh Adolescencia, trata a cualquier persona como un fin sin ambivalencias! ¡Oh Adolescencia, para el cantar que se ha de vivir no tengas en poco la paciencia! ¡Oh Adolescencia, fundamenta y educa en Dios, tu

Creador, tu creencia!

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