Contextualización y problematización de la pobreza en América Latina.
Documento de Trabajo de la Red sobre Desigualdad y Pobreza de AUSJAL. 2024
Coordinador: Oscar A. Martínez-Martínez
DOCUMENTO DE TRABAJO 2024: RDP01/24
Se sugiere citar como:
Martínez-Martínez, O. (2024). Contextualización y problematización de la pobreza en América Latina Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina. DOI: 10.13140/RG.2.2.32376.87046
Esta obra fue evaluada por pares académicos.
El contenido de cada texto es responsabilidad de cada autora y autor
INTRODUCCIÓN
La pobreza es un fenómeno complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo, América Latina no es la excepción. Esta región, conocida por su diversidad cultural y geográfica, enfrenta desafíos singulares en la lucha contra la pobreza, desencadenados por una combinación de factores históricos, económicos, sociales y políticos.
Este documento, titulado: "Contextualización y problematización de la pobreza en América Latina", tiene como objetivo adentrarse en un análisis de la pobreza en esta región, además de entender las dinámicas subyacentes que la perpetúan. Guiados por algunas preguntas críticas: ¿Cómo se define y mide la pobreza en América Latina? ¿Cuáles son las causas profundas de la pobreza en la región? ¿Qué efectos tiene la pobreza en las personas y las comunidades?
La finalidad consiste en contribuir a una comprensión más profunda de la pobreza en América Latina y aportar a la conversación sobre cómo abordar este desafío con eficacia para entablar acciones de incidencia social que la reviertan. A través de esta exploración, se destacan similitudes y diferencias entre los países, como una base sólida para la reflexión.
De tal forma, este texto está compuesto por cuatro grandes bloques: 1) El análisis sobre Colombia, Ecuador y Perú; 2) Brasil, México y Venezuela; 3) Argentina, Chile y Uruguay; y 4) Guatemala, El Salvador y Nicaragua En cada sección se presenta una exploración de las regiones específicas y sus particularidades, se desglosan las complejidades de la pobreza en sus respectivas geografías, brindando un panorama de los desafíos que enfrentan.
Situación de la pobreza en Colombia, Ecuador y Perú1
Pablo Samaniego Facultad de Economía, PUCE Carolina Sánchez Instituto de Investigaciones Económicas, PUCE
Introducción
La situación socioeconómica de Colombia, Ecuador y Perú ha variado sustancialmente desde principios del siglo XXI. Todos los países tienen en común que luego de la aplicación de políticas de ajuste estructural en las décadas de 1980 y 1990, de la intensificación del comercio mundial por la política de apertura impulsada por los países desarrollados que culminó (o se profundizó) con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la liberalización de la cuenta de capitales, se observa un proceso de desindustrialización (Ahumada, 2019). Ese proceso de apertura externa se consolidó con la firma de tratados de libre comercio, que Colombia y Perú firmaron con EE. UU. en 2006 y los tres países con la Unión Europea en 2012 y 2017 (para señalar las alianzas más importantes pues la firma de tratados ha continuado). Así mismo, se firmaron acuerdos de protección de las inversiones bilaterales o con organismos internacionales como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
En pleno proceso de desindustrialización, es decir, de ampliación de la importancia económica de bienes primarios renovables y no renovables en la composición del comercio exterior (Cooney, 2016; Moreno-Brid & Garry, 2017), se produce el incremento substancial de los precios de esos bienes, en buena parte como consecuencia de las demandas de China para el desarrollo de su infraestructura y para satisfacer las necesidades de una población en pleno proceso de movilidad social por la reducción de la pobreza (Montalvo & Ravallion, 2010). En este contexto, la relación de términos de intercambio mejoró sustancialmente de un índice de 82,4 en 2001 a uno de 112 en 2011, año a partir del que comienzan a declinar, pero se mantienen cerca de 18 puntos por encima del dato del primer año
1 Esta investigación contó con la asistencia de Xavier Proaño, pasante del Instituto de Investigaciones Económicas de la PUCE
de este siglo; es decir, si se compara con la década de 1980 o 1990, la relación de precios de las exportaciones e importaciones en los tres países andinos ha mejorado (CEPAL, 2023)
Diaxo, McMillan y Rodrik (2017), al hacer un análisis comparativo entre Asia, América Latina y África, señalan que en la segunda región el crecimiento se ha basado en el aumento de la productividad dentro de los sectores, pero con ausencia de cambio estructural. Entre sus conclusiones destacan que la contribución del cambio estructural al crecimiento es negativa con excepción de la agricultura, lo que puede coincidir con el aumento de la demanda de esos productos con el boom en los precios. Esa contribución negativa del cambio estructural al crecimiento implica que se produjo un movimiento de los trabajadores de los sectores de alta a los de baja productividad. Señalan que este es el resultado de la alta dependencia que tiene la región a la exportación de productos primarios, renovables y no renovables, pero ocurre también por un tipo de cambio sobrevalorado (págs. 4-5).
Gráfico 1.Evolución del PIB por persona (en PPP, en dólares constantes de 2017)
Fuente: Banco Mundial, Indicadores mundiales de desarrollo.
Otro hecho que se debe destacar es que, a diferencia de Colombia y Perú, las autoridades económicas del Ecuador adoptaron el dólar estadunidense como moneda de curso legal y poder liberatorio en 2000, por lo que ese país restringió al máximo la capacidad de ejercer política monetaria y cambiaria, aspecto que va a
tener incidencia sobre las posibilidades de la política pública, si se compara con los otros dos países.
A diferencia de varios países de la subregión, Colombia y Perú llegan al presente siglo con constituciones que datan de los años de las reformas neoliberales, las que surgen como respuesta a crisis en el sistema político. Eso ocurre con Colombia en 1991 para sustituir una carta política que tenía 104 años de vigencia en medio de un proceso de pacificación; la nueva constitución recibió la última reforma en 2003. En Perú se expide una nueva constitución en 1993 en medio de un golpe de estado protagonizado. En otros países de Sudamérica se producen importantes cambios políticos, lo que dio lugar a lo que se denominó el “retorno del Estado” (Tanaka, 2005; Acosta, 2012). Si se compara los tres países, las reformas que se introdujeron en el Ecuador fueron sustancialmente distintas, pues se expidió una constitución basada en los derechos de las personas, con un concepto novedoso del constitucionalismo (Ávila, 2011). De esta forma se configuraron distintas formas de concepción del papel del Estado en el ámbito de la protección social y del presupuesto destinado a salud y educación, en los tres países.
Aunque no se dispone de información específica para Perú, en el Gráfico 2 se observa que, en Colombia y Ecuador, así como en el promedio de América Latina, entre 2000 y 2021 aumenta sustancialmente el gasto social en valores constantes por persona. Este indicador crece cerca de 3 veces en el primer país, más de 5 veces en el segundo y alrededor de 3 en el conjunto de la región. De esa manera, pese a que los tres países siguieron distintos procesos políticos, se confirma el retorno del Estado, al menos en su función de fortalecer el sistema de protección social y de servicios públicos esenciales.
Gráfico 2. Gasto público social del gobierno (en dólares por habitante a precios constantes)
Fuente: CEPAL (2023)
Este conjunto de condiciones y cambios son relevantes para comprender la evolución de los indicadores de pobreza, los que se presentan en la siguiente parte.
Pobreza en los países andinos
Colombia
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia, la incidencia de pobreza monetaria en el país ha mostrado una tendencia decreciente desde el año 2002. En ese año, la tasa de pobreza alcanzó un preocupante 49,7%, lo que significaba que aproximadamente la mitad de los colombianos se encontraban por debajo de la línea de pobreza. Sin embargo, a partir de entonces, se observó una disminución significativa en el indicador, llegando a su punto más bajo en el año 2011 con un 34,1%, lo que representó el porcentaje más bajo de la serie histórica.
Colombia Ecuador América Latina
Gráfico 3. Incidencia de la pobreza por ingresos en Colombia2 (porcentaje de la población)
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia (DANE).
No obstante, en los años siguientes, la tasa de pobreza experimentó un leve aumento, pero desde el año 2014, se retomó la tendencia decreciente hasta el año 2020, año en que se inició la pandemia por COVID-19. En este punto, la incidencia de pobreza se situó en un 42,5%. Es importante mencionar que la pandemia tuvo un impacto significativo en la economía y el empleo, lo que podría haber influido en el aumento temporal de la tasa de pobreza en ese año.
La pobreza multidimensional, al igual que la pobreza monetaria, ha experimentado una tendencia decreciente en Colombia, incluso ha presentado valores inferiores a los de la pobreza monetaria, sin superar el 30% de incidencia. En el año 2010, se realizó la primera medición de la pobreza multidimensional en el país, y en ese momento, la tasa de pobreza se situaba en un 29,7%. A partir de entonces, se observaron disminuciones en la pobreza multidimensional hasta el año 2018, cuando se registró un leve aumento al 19,1%, en comparación con el 17,6% registrado en 2016.
Durante el año 2020, se experimentó otro ligero aumento en la tasa de pobreza multidimensional, con apenas un incremento de 0,6 puntos porcentuales. Sin embargo, en los años siguientes, se logró una recuperación significativa,
2 Los datos de 2006 y 2007 no se presentan por problemas de comparabilidad por la transición de la Encuesta Continua de Hogares a la Gran Encuesta Integrada de Hogares.
alcanzando una tasa de pobreza del 16% para el 2021 y un notable descenso al 12,9% para el 2022. Este último año marcó la tasa más baja de la serie histórica, reduciendo más de la mitad la tasa de pobreza con respecto a su nivel inicial en el 2010.
Gráfico 4. Incidencia de la pobreza multidimensional en Colombia (porcentaje de la población)
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia (DANE) Nota: En el año 2017 los datos son representativos únicamente para el dominio Cabeceras
Ecuador
En Ecuador, según los datos proporcionados por la CEPAL, en el año 2000 la tasa de pobreza por ingresos se situó en 64,4%. Esta cifra refleja un período marcado por una crisis financiera y económica que tuvo un profundo impacto en la población y en los indicadores socioeconómicos del país. Sin embargo, a partir del año siguiente, es decir, en 2001, se comenzaron a evidenciar mejoras significativas en la reducción de la pobreza. La tasa de pobreza cayó a 54,9%, representando una reducción de 9,5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior. Este descenso en la tasa de pobreza continuó en los años subsiguientes, alcanzando un nivel de 37,6% en el año 2006.
A partir del 2007, se empezaron a utilizar datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos para medir la pobreza por ingresos en Ecuador. Durante este
período, la tasa de pobreza presentó fluctuaciones, aunque manteniendo una tendencia general decreciente. Sin embargo, en los últimos años (de 2019 a 2022), se observó un aumento en la tasa de pobreza, con valores de 25%, 33%, 27,7% y 25%, respectivamente.
Estos datos muestran que, si bien hubo avances significativos en la reducción de la pobreza en la década de 2000, en años más recientes el cambio en la política económica y el COVID-19 muestran su impacto con el aumento de la incidencia de la pobreza.
Gráfico 5. Incidencia de la pobreza multidimensional en Ecuador (porcentaje de la población)
Fuente: CEPAL – Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Nota: Periodo 200-2006 se utilizan datos de la CEPAL; desde el año 2007 se utilizan datos del INEC.
En Ecuador, la medición de la pobreza multidimensional comenzó en el año 2009, cuando la tasa registrada fue del 51,5%, lo que indicaba que aproximadamente la mitad de la población se encontraba en situación de pobreza multidimensional. Desde entonces hasta el 2017, se observaron reducciones en la pobreza multidimensional, con un promedio de tasa del 40% durante ese periodo. A partir del 2018, sin embargo, se produjo un aumento en la pobreza multidimensional, alcanzando una tasa del 37,8% y manteniendo un aumento en los años siguientes hasta llegar al 40,9% en el año 2020. Es importante mencionar que
el año 2020 fue particularmente desafiante debido a la pandemia de COVID-19, que impactó negativamente en la economía y agravó las condiciones socioeconómicas, lo que contribuyó al incremento en los indicadores de pobreza multidimensional. No obstante, a partir del año 2021 y 2022, se ha observado una disminución, aunque con cambios leves, ubicándose en 39,2% y 38,1% respectivamente.
Gráfico 6. Tasa de pobreza multidimensional en Ecuador (porcentaje de la población)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Perú
Perú ha experimentado una tendencia decreciente en la pobreza por ingresos, con algunas excepciones en las que se observan cambios abruptos en la tendencia. Uno de estos momentos fue en el año 2003, cuando la tasa de pobreza monetaria aumentó de 43,3% en 2002 a 63,4% en 2003. Este aumento significativo, el más alto registrado en la serie, se debió a una combinación de factores políticos, sociales y económicos. Durante mayo de ese año, el gobierno se vio confrontado con una grave crisis desencadenada por protestas sociales, lo que generó un clima de creciente conflictividad con numerosas manifestaciones y demandas en diversas regiones del país.
Posteriormente, se observó una reducción en la tasa de pobreza, alcanzando un 43,7% en 2004 y llegando a un punto mínimo de 15,4% en 2019. A lo largo de
15 años, Perú logró reducir la pobreza por ingresos en 28,3 puntos porcentuales, lo cual representó un avance significativo en la mejora de las condiciones socioeconómicas del país.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto negativo en la situación económica del país, lo que resultó en un aumento de la pobreza. En 2020, la tasa de pobreza se ubicó en 28,4%, pero se logró una reducción para el año 2021 llegando a 19,3%. Lamentablemente, en el 2022 la tasa de pobreza volvió a aumentar, llegando a 27,5%, lo que pone de manifiesto los desafíos que aún enfrenta Perú en la lucha contra la pobreza, especialmente en un contexto de crisis sanitaria y posterior crisis económica.
Gráfico 7. Incidencia de la pobreza por ingresos en Perú (porcentaje de la población)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)
Los datos referentes a la pobreza multidimensional en Perú provienen del Departamento de Políticas Sociales y Regionales del Banco Central de Reserva del país, y muestran cifras superiores a las expuestas para la pobreza por ingresos. En el año 2007, la tasa de pobreza multidimensional alcanzó el 61,3%. Sin embargo, a lo largo de una década, se observó una significativa disminución de 24,29 puntos porcentuales, ubicándose en un 37,01% para el año 2017, cifra que se mantuvo constante hasta el 2018. Para el 2019, la tasa continuó reduciéndose, llegando a un 34,9%. No obstante, la situación presentó un cambio en el contexto de la pandemia
de COVID-19, ya que para el 2020 y 2021, la tasa aumentó a 36,8% y 38,9%, respectivamente. Esto implica que, en promedio, aproximadamente 4 de cada 10 personas en Perú se encontraban en situación de pobreza multidimensional tras la pandemia.
Gráfico 8. Tasa de pobreza multidimensional en Perú (porcentaje de la población)
Fuente: Banco Central de Reserva de Perú
Conclusión
Los datos presentados reflejan que tanto Colombia, Ecuador y Perú han experimentado avances significativos en la reducción de la pobreza en los últimos años. En Colombia, se ha observado una tendencia decreciente en la pobreza monetaria desde el año 2002, alcanzando su punto más bajo en 2011. Aunque se enfrentaron desafíos temporales durante la pandemia de COVID-19, se logró una recuperación importante en los años siguientes, alcanzando tasas históricamente bajas tanto en la pobreza por ingresos como en la pobreza multidimensional. Por otro lado, en Ecuador, después de enfrentar una crisis financiera y económica en el año 2000, se lograron mejoras significativas en la reducción de la pobreza por ingresos. Sin embargo, en años más recientes, se observaron aumentos en la tasa de pobreza, especialmente tras la pandemia de COVID-19. A pesar de estos desafíos, se ha registrado una disminución en la pobreza
multidimensional, aunque con leves cambios, señalando la importancia de continuar abordando la problemática de la pobreza desde diferentes dimensiones.
En el caso de Perú, se han enfrentado altibajos en la pobreza por ingresos, con momentos de aumento y reducción significativos, especialmente en el año 2003 debido a una crisis social. Sin embargo, durante 15 años se logró un avance importante en la reducción de la pobreza, aunque la pandemia de COVID-19 generó un aumento temporal en la tasa de pobreza. Por otro lado, en la pobreza multidimensional, también se observaron mejoras en la reducción, pero se mantuvieron desafíos tras la pandemia.
Los tres países muestran cómo el ciclo de precios favorables de los productos de exportación, con sus consecuencias sobre la balanza de pagos, tuvo mucha importancia en el crecimiento de las economías, en el aumento del gasto social y, de esa manera, en la reducción de los niveles de pobreza. Ese ciclo es interrumpido alrededor de 2015, año a partir del que los indicadores de pobreza comienzan a tener reducciones cada vez menos pronunciadas, lo que culmina con la incidencia que tuvo la pandemia del COVID-19 en un aumento importante de la pobreza por ingresos, la que se redujo en los años siguientes, pero no a los niveles previos. Por tanto, los tres países andinos enfrentan desafíos muy importantes para retomar la tendencia decreciente experimentada en la mayor parte de este siglo.
Referencias
Acosta, A. (2012). El retorno del Estado, primeros pasos postneoliberales, mas no postcapitalistas. La Tendencia. Revista de Análisis Político., 62-72.
Ahumada, J. M. (2019). Latin America Since the 1990s: Deindustrialization, Reprimarization and Policy Space Restrictions. En J. M. Ahumada, The Political Economy of Peripheral Growth (págs. 49–72). Cham: Palgrave Macmillan. Ávila, R. (2011). El neoconstitucionalismo transformador. El Estado y el derecho en la Constitución de 2008. Quito: Ediciones Abya-Yala. CEPAL. (20 de julio de 2023). CEPALSTAT. Obtenido de Gasto Público Social: https://statistics.cepal.org/portal/cepalstat/dashboard.html?lang=es
CEPAL. (25 de julio de 2023). CEPALSTATA. Obtenido de Indicadores del Sector
Externo: https://statistics.cepal.org/portal/cepalstat/dashboard.html?lang=es
Cooney, P. (2016). Reprimarization: Implications for the Environment and Development in Latin America: The Cases of Argentina and Brazil. Review of Radical Political Economics, 1-9.
Diaxo, X., McMillan, M., & Rodrik, D. (2017). The Recent Growth Boom in Developing Economies: a Structural Change Perspective. NBER Working Paper, no. 23132, 1-62.
Montalvo, J., & Ravallion, M. (2010). The pattern of growth and poverty reduction in China. Journal of Comparative Economics 38, 2–16.
Moreno-Brid, J. C., & Garry, S. (2017). Economic Performance in Latin America in the 2000s. Recession, Recovery, and Resilience? En E. Pérez Caldentey, & M. Vernengo, Why Latin American nations fail. Development strategies in the Twenty-First Century (págs. 113-129). Berkeley: University of California Press.
Tanaka, M. (2005). El regreso del Estado y los desafíos de la democracia. En V. Vich, El Estado está de vuelta: desigualdad, diversidad y democracia (págs. 91-109). Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
Anexo
Pobreza por ingresos en Colombia, Ecuador y Perú (porcentaje de la población)
Fuentes: DANE, INEC e INEI
Tasa de pobreza multidimensional en Colombia, Ecuador y Perú (porcentaje de la población)
Fuentes: DANE, INEC y Banco Central de Reserva de Perú
Cambio en puntos porcentuales de la incidencia de la pobreza de ingresos en Colombia, Ecuador y Perú
Fuentes: DANE, INEC y Banco Central de Reserva de Perú
Cambio en puntos porcentuales en la tasa de pobreza multidimensional en Colombia, Ecuador y Perú, entre 2011 y 2019
Fuentes: DANE, INEC y Banco Central de Reserva de Perú
Procesos de empobrecimiento en el Cono Sur. Argentina, Uruguay y Chile
Daniel Cruz Flores
Oscar A. Martínez Martínez Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Introducción
Si bien cada país tiene sus propias características y cuenta con diferencias culturales y particularidades distintivas en términos políticos, económicos y sociales, existen considerables similitudes que vuelven pertinente el objetivo de este texto de analizar las similitudes y diferencias en las formas de medición y niveles de pobreza para la región comprendida por Argentina, Chile y Uruguay, con el fin de contribuir a una mayor comprensión sobre cómo abordar este desafío con eficacia y aumentar los niveles de bienestar.
Estos países del cono sur cuentan con una población aproximada de 70 millones de personas, de las cuales el 66% pertenecen a Argentina, 29% a Chile y 5% a Uruguay. Una de sus características más significativas es su promedio de calidad de vida, que está por encima de promedio de los países de América Latina. De hecho, de acuerdo con el informe del Índice de Desarrollo Humano de 2021/2022 elaborado por las Naciones Unidas, Chile, Argentina y Uruguay, son los tres países de América Latina mejor ubicados (Chile ocupa el primer lugar, seguido de Argentina en segundo y Uruguay junto con Costa Rica en tercero), con un índice de desarrollo humano alto (PNUD, 2022).
Las condiciones climáticas del Cono Sur, aunadas con su geografía física, han creado históricamente condiciones favorables para el desarrollo del sector primario. No obstante, Chile ha desarrollado otros sectores de su economía y Argentina más recientemente ha impulsado el sector industrial, después de un proceso de desindustrialización (García, et. al., 2021). Por su parte, si bien Uruguay se caracteriza por ser un país agroexportador, también ha desarrollado su industria manufacturera y de servicios, convirtiéndose en el mayor exportador de software per cápita de América Latina (Gobierno de Uruguay, 2023).
En cuanto al sistema político, estos tres países transitaron de gobiernos militares a regímenes democráticos (Argentina en 1983, seguido de Uruguay en
1985 y Chile en 1990). La realidad política actual en esta región está marcada por una alternancia del poder, y su estabilidad política en comparación con otras regiones de América Latina le han permitido gozar de condiciones favorables para desarrollar sus economías y sociedades de una manera más próspera que el promedio de los países de América Latina, de acuerdo con los indicadores ya mencionados.
Como consecuencia de ello, estos tres países del cono sur, y especialmente Uruguay y Argentina, presentan en lo que va del presente siglo niveles de desigualdad inferiores al promedio de los países de América Latina, según el Coeficiente de Gini publicado por el Banco Mundial y cuentan con una larga historia institucional en materia de políticas y programas de protección social (Bertranou, 2007), lo cual puede ayudar a entender en parte por qué presentan niveles de pobreza y pobreza extrema menores a los del promedio de América Latina, como se describe a lo largo de este documento con información obtenida de mediciones nacionales oficiales.
Este texto está dividido en tres secciones La primera, describe la evolución de los niveles de pobreza y pobreza extrema en Argentina, a pesar de ciertas limitaciones en la disponibilidad de información, mismas que han impedido realizar un análisis comparativo con cifras de organismos internacionales como la CEPAL o el Banco Mundial para el conjunto de los tres países. En la segunda sección, se describe la incidencia de estos indicadores en Chile, tomando en cuenta también la medición multidimensional de la pobreza que representa un reto adicional para la reducción de los niveles de desigualdad socioeconómica. Posteriormente, se presenta la evolución de los indicadores de pobreza y pobreza extrema en Uruguay, que se caracterizan por niveles muy bajos de este último indicador. Finalmente, se presentan las conclusiones haciendo un análisis en conjunto para esta región del cono sur.
Argentina
La medición oficial de la pobreza en Argentina se lleva a cabo de manera semestral mediante la metodología de ingresos con base en datos de la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH), a cargo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Es importante resaltar que el INDEC aclara que las autoridades que ejercieron la conducción de esta institución hasta diciembre de 2015 tomaron la decisión de descontinuar la publicación de cifras en el segundo semestre de 2013 y advierte que las series estadísticas posteriores a enero de 2007 y hasta diciembre de 2015 deben ser consideradas con reservas (INDEC, 2023). A partir de septiembre de 2016, se reanudó la publicación del informe “Incidencia de pobreza e indigencia”, que presentó datos para el segundo trimestre de 2016. También es necesario subrayar que estas cifras no corresponden a toda la población del país, dado que la información oficial disponible se refiere exclusivamente a la pobreza y pobreza extrema en aglomerados urbanos.
Pobreza por ingresos
A partir de 1992, el procedimiento para medir la incidencia de la pobreza por ingresos en la población consiste en establecer con base en sus ingresos, el porcentaje de personas que forma parte de los hogares de una población que no tiene la capacidad de satisfacer, por medio de la compra de bienes y servicios, un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales, cuyo valor está representado en el costo de la Canasta Básica Total (CBT). En el año 2016, se actualizó la composición de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que representa el conjunto de necesidades alimentarias, con base en la composición de la CBA resultante de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 1996/97, validada a su vez con la ENGHo de 2004/05. Para determinar la línea de pobreza se actualiza el valor de la Canasta Básica Total conforme a la evolución del Índice de Precios al Consumidor para cada periodo de medición tomando en cuenta diferentes regiones geográficas, de acuerdo con la composición de las canastas básicas alimentarias regionales del adulto equivalente.
En la Figura 1 se puede observar una tendencia decreciente de los niveles de pobreza en Argentina desde el año 2003 hasta el primer semestre de 2013. Los altos niveles de pobreza y pobreza extrema en Argentina registrados en el 2003 son producto de la crisis de 2001/2002 y los años subsiguientes reflejan la estabilización
de la situación macroeconómica y los años de crecimiento que siguieron a la misma, de manera que, en 2006, la tasa de pobreza retornó al nivel que tenía antes de la crisis (CEDLAS, 2017).
De acuerdo con estas cifras, en una década casi la mitad de la población dejó atrás su situación de pobreza. No obstante, como se mencionó anteriormente, el INDEC advierte que las series estadísticas posteriores a enero de 2007 y hasta diciembre de 2015 deben ser consideradas con reservas (INDEC, 2023), lo cual explica la brecha existente entre el primer semestre de 2013 (4.7 por ciento) y el segundo semestre de 2016 (30.3 por ciento). Lo anterior sugiere que de 2007 a 2013 no se puede asegurar que realmente se haya registrado una disminución en los niveles de pobreza. A partir del segundo semestre de 2016 que se normalizó la medición de este indicador, se ha observado una tendencia al alza, si bien durante 2017 y 2021 se registraron ligeras reducciones en el porcentaje de la población viviendo en condiciones de pobreza.
En conjunto, si bien se ha registrado una reducción de la pobreza de casi 14 puntos porcentuales en las últimas dos décadas, ésta se ha debido en gran medida al periodo comprendido entre 2003 y 2007. Posterior a ello, por casi una década no se contó con información confiable y posteriormente se observó una tendencia que refleja un proceso paulatino de empobrecimiento.
Figura 1. Incidencia de la pobreza en Argentina, 2003 – 2023(Porcentaje de personas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Encuesta Permanente de Hogares 2003-2023.
Para el caso de la pobreza extrema, también llamada indigencia en este país, el cálculo de su incidencia se realiza desde 1992, estableciendo la proporción de la población perteneciente a hogares cuyo ingreso no supera el valor de la línea de indigencia, correspondiente al valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas, cuya medición, a partir de 2016, introdujo la actualización de la composición de la CBA resultante de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGH) 1996/97, como se mencionó anteriormente.
El valor de la canasta alimentaria se ajusta tanto con los precios relevados por el Índice de precios al consumidor para cada periodo de medición como regionalmente de acuerdo con los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para esa población, según la composición de las canastas básicas alimentarias del adulto equivalente en seis regiones distintas.
La Figura 2 muestra la incidencia de la pobreza extrema en Argentina que sigue un comportamiento muy similar a la incidencia de la pobreza. Durante las dos décadas comprendidas entre 2003 y 2023, este indicador se ha reducido en 18.4 puntos porcentuales, debidos en su mayoría a la drástica reducción de la pobreza
Pobreza
extrema entre 2003 y 2007. A partir del 2007, al igual que en el caso de la pobreza, no se contó con información confiable sino hasta 2016, fecha a partir de la cual el porcentaje de la población que no ha podido cubrir sus necesidades alimentarias ha aumentado de manera gradual, a excepción de los años 2017 y 2021.
Figura 2. Incidencia de la pobreza extrema en Argentina, 2003 – 2023 (Porcentaje de personas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Encuesta Permanente de Hogares 2003-2023
Chile
En Chile la medición oficial de la pobreza se lleva a cabo a través de información estadística levantada por la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), a cargo del Observatorio Social del Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF). Esta medición se lleva a cabo mediante dos metodologías: pobreza por ingresos y pobreza multidimensional. Pobreza por ingresos
La medición de la incidencia de la pobreza por ingresos en la población corresponde al porcentaje de personas de una población determinada que forma parte de hogares cuyo ingreso total mensual por persona equivalente es inferior al valor de la línea de pobreza por persona, el cual es requerido para satisfacer el
Pobreza extrema
consumo de un conjunto básico de bienes alimentarios (canasta básica de alimentos) y no alimentarios. Esta metodología fue introducida en el mes de enero de 2015, reemplazando a la metodología anterior que estuvo vigente desde 1990. Los valores de la línea de pobreza aumentan de manera no proporcional conforme al número de integrantes de cada hogar y son los mismos tanto en zona urbana como rural y en todas las regiones del país.
En la Figura 3 se puede observar un proceso consistente de reducción de los niveles de pobreza en Chile, de 22.2 puntos porcentuales en el periodo comprendido entre 2006 y 2022. Cabe destacar la reducción registrada de 2011 a 2013, de casi 8 por ciento, y el año 2020, único registro en el que se ha presentado un aumento en los niveles de pobreza respecto del periodo de medición anterior. Al respecto, el 2020 fue un año particularmente difícil a nivel mundial debido a la pandemia por COVID-19 y, en el caso de Chile, un año especialmente adverso debido al estallido social que se había venido gestando años atrás y cuyas consecuencias impactaron de manera negativa especialmente desde finales de 2019 con afectaciones como la devaluación del peso chileno, el impacto negativo en el crecimiento económico y los niveles de desempleo.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Encuesta Casen 2022.
Figura 3 Incidencia de la pobreza en Chile, 2006 – 2022 (Porcentaje, personas)
Por su parte, la medición de la incidencia de la pobreza extrema por ingresos en la población identifica al porcentaje de personas en una población determinada que forman parte de hogares cuyos ingresos por persona equivalente son inferiores a la línea de pobreza extrema por persona equivalente, que representa 2/3 del valor vigente de la línea de pobreza por persona equivalente. De forma análoga a la línea de pobreza, también aumenta de manera no proporcional respecto al número de integrantes de cada hogar y es la misma para zonas rurales y urbanas en todo el país.
De manera similar a la evolución del indicador de pobreza, la Figura 5 presenta una clara y sostenida tendencia a la baja en los niveles de pobreza extrema en la población chilena para el mismo periodo de estudio. Destacan dos años en particular que presentan resultados notoriamente distintos a la tendencia. Por un lado, el año 2013, que registró una pronunciada caída de este indicador, y por el otro, el año 2020, en el que el porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza extrema casi se duplicó.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Encuesta Casen 2022.
Figura 4. Incidencia de la pobreza extrema en Chile, 2006 – 2022 (Porcentaje, personas)
Pobreza multidimensional
A diferencia de Argentina y Uruguay que presentan mayores retos en materia de levantamiento de información estadística para conocer la realidad socioeconómica nacional, Chile cuenta con información estadística oficial de los niveles de pobreza multidimensional desde el año 2009. La medición multidimensional de la pobreza identifica a aquellos hogares que no logran alcanzar condiciones adecuadas de vida en un conjunto de cuatro dimensiones del bienestar: (1) Educación; (2) Salud; (3) Trabajo y Seguridad Social; y, (4) Vivienda. A su vez, cada una de estas dimensiones está integrada por tres indicadores dicotómicos que permiten registrar si el hogar presenta o no algún tipo de carencia. Cada carencia tiene una misma ponderación (8.33%) y cuando un hogar acumula un 25 por ciento o más de indicadores en carencia sobre el total de indicadores que conforman la medida (lo que es equivalente a una dimensión completa o tres indicadores), dicho hogar se encuentra en situación de pobreza multidimensional.
A partir del 2015 se amplió la dimensión de Vivienda a Vivienda y Entorno y se agregó una nueva dimensión con una ponderación de 10 por ciento: Redes y Cohesión Social. Las otras cuatro dimensiones redujeron su peso de 25 a 22.5 por ciento cada una. Bajo estos cambios, un hogar se considera en situación de pobreza multidimensional si presenta un 22.5 por ciento o más de carencias en los indicadores que componen la medida, lo que es equivalente a una dimensión tradicional.
La Figura 5 presenta la incidencia de la pobreza multidimensional en Chile, que refleja un proceso de mejora continua en las condiciones de vida para el conjunto de cuatro dimensiones del bienestar (educación, salud, vivienda y trabajo y seguridad social), con una reducción de alrededor de 12 puntos porcentuales entre el 2009 y el 2022. Por su parte, el indicador de pobreza multidimensional de cinco dimensiones no registró cambios de 2015 a 2017. Sin embargo, de 2017 a 2022, esta variable registró una disminución de 3.4 por ciento.
Si bien se observa esta mejora sostenida, cabe destacar que, al considerar otros factores distintos al ingreso, los niveles de pobreza son considerablemente
mayores. Lo anterior representa un reto importante para el diseño de políticas destinadas a combatir la pobreza multidimensional
Figura 5 Incidencia de la pobreza multidimensional en Chile, 2009 – 2022 (Porcentaje, personas)
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Encuesta Casen 2009-2022.
Uruguay
En Uruguay la medición oficial de la pobreza se lleva a cabo mediante la metodología de ingresos a través de información estadística levantada a partir de la Encuesta Continua de Hogares (ECH), a cargo del Instituto Nacional de Estadística de Uruguay.
Pobreza por ingresos
La medición de la incidencia de la pobreza por ingresos en la población corresponde al porcentaje de personas de una población determinada que forma parte de hogares cuyo ingreso total mensual es inferior al valor de la línea de pobreza, correspondiente al nivel de ingresos requerido para satisfacer el consumo de la Canasta Básica Total (CBT), que incluye un conjunto básico de bienes alimentarios y no alimentarios. Para determinar la línea de pobreza se actualiza el valor de la Canasta Básica Alimentaria y de la Canasta Básica no Alimentaria de manera mensual conforme a la evolución del Índice de Precios al Consumidor de
cada componente y se introducen economías de escala en los gastos no alimentarios para los estratos de referencia seleccionados en las diferentes regiones geográficas, tomando en cuenta el tamaño del hogar y diferenciando esta línea en tres zonas: Montevideo, interior urbano e interior rural.
En términos generales, se puede observar en la Figura 6 una tendencia decreciente del porcentaje de personas viviendo en condiciones de pobreza en Uruguay entre 2006 y 2023. En este periodo, alrededor del 22 por ciento de la población ha logrado salir de su situación de pobreza. Durante los primeros once años, hasta 2017, no se había registrado ningún aumento en este indicador. No obstante, a partir de entonces se ha registrado un aumento en cuatro años (2018, 2019, 2020 y 2023), siendo el correspondiente a 2020 el más significativo.
Figura 6. Incidencia de la pobreza en Uruguay, 2006 – 2023. (Porcentaje de personas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Encuesta Continua de Hogares 2006-2023.
Por otro lado, la medición de la incidencia de la pobreza extrema en la población, también llamada indigencia en este país identifica al porcentaje de personas en una población determinada que forman parte de hogares cuyos ingresos por persona equivalente son inferiores a la línea de indigencia, que representa el nivel de ingresos requerido para satisfacer el consumo de la Canasta Básica Alimentaria. En este caso no se consideran economías de escala en relación
Pobreza
con el tamaño del hogar, por lo cual su valor aumenta de manera proporcional respecto al número de integrantes de cada hogar. De manera similar a la línea de pobreza, se cuenta con una la línea de indigencia diferente para cada una de las tres zonas mencionadas anteriormente.
La Figura 7 muestra la incidencia de la pobreza extrema en Uruguay, que refleja un comportamiento similar al de la incidencia de la pobreza. Cabe destacar, por un lado, una reducción considerable del porcentaje de personas que no puede satisfacer sus necesidades alimentarias básicas durante los años 2009, 2010 y 2011. Asimismo, resulta relevante destacar que a partir de entonces los niveles de pobreza extrema se han mantenido cerca del cero por ciento, alcanzando durante 2017 y 2018 un nivel de 0.1 por ciento.
Figura 7. Incidencia de la pobreza extrema en Uruguay, 2006 - 2023 (Porcentaje de personas)
Fuente: Instituto Nacional de Estadística, Encuesta Continua de Hogares 2006-2023.
Conclusión
Comparar los indicadores de pobreza y pobreza extrema entre Argentina, Chile y Uruguay puede parecer lógico, pero es un ejercicio que puede llevar a conclusiones erróneas, toda vez que cada nación elige la variante metodológica que considera más adecuada para capturar el fenómeno en su propio contexto, por lo
que se imposibilita la comparabilidad entre las mediciones oficiales de pobreza de los distintos países (CEDLAS, 2017). Por esta razón, hay que tomar con cautela cualquier conclusión derivada de la comparación de estos indicadores.
Una vez aclarado lo anterior, se puede observar que Argentina, después de la crisis de diciembre de 2001, logró recuperarse en tan solo unos años, disminuyendo sus niveles de pobreza y pobreza extrema en los años subsecuentes. La falta de información oportuna y confiable de 2007 a 2015, así como el proceso de empobrecimiento paulatino de los últimos 6 años, hablan de un reto importante que enfrentan el gobierno y la sociedad argentina para disminuir la desigualdad socioeconómica en este país, que es el que presenta mayores desafíos en comparación con Chile y Uruguay.
En el caso de Chile, a partir del año 2002 se diseñó e implementó el Sistema Integrado de Protección Social, con el objetivo de garantizar derechos sociales e intervenir sobre las causas de la pobreza. Estos cambios, junto con un énfasis durante la década de los 2000 en las unidades de medida de las intervenciones, que pasaron de centrarse en el individuo a focalizar los esfuerzos en la familia, ayudan a explicar parcialmente los resultados exitosos obtenidos en materia de reducción de los niveles de pobreza y pobreza extrema medidos por el método de ingresos (Rivera, 2022). Sin embargo, el indicador de pobreza multidimensional señala que aún quedan tareas pendientes para mejorar los niveles de bienestar de la población, siendo un desafío el diseño de políticas desde un enfoque de Derechos Humanos, que garantice la atención a las particularidades de la población, favoreciendo instancias de participación y control de gestión por las comunidades (Rivera, 2022).
De manera similar a Chile, Uruguay presenta una reducción constante en los indicadores de pobreza y pobreza extrema para el periodo de estudio, si bien en los últimos 5 años ha mostrado mayores complicaciones para continuar con esta tendencia en los niveles de pobreza. Asimismo, para el periodo de estudio, Uruguay presenta una reducción de los niveles de pobreza equivalente a la de Chile. Respecto a la reducción de la pobreza extrema, cabe resaltar que, durante el periodo de estudio, Uruguay se caracteriza por mantener los niveles más bajos de
este indicador en comparación con Argentina y Chile, incluso cercanos a cero. Lo anterior puede explicarse en parte por la ampliación e institucionalización de la política asistencial mediante la creación del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), variados programas y transferencias monetarias, aspectos relevantes de los gobiernos progresistas que durante 15 años (hasta el 2020) gobernaron el país (Baráibar, 2022). Ciertamente, de manera similar al caso de Chile, podrían existir importantes desafíos para mejorar los niveles de bienestar de la población en variables que no son capturadas por el ingreso de las personas. En los últimos dos años particularmente, el gobierno de Uruguay ha realizado esfuerzos importantes por incorporar otros métodos que permitan capturar variables alternativas que reflejen necesidades básicas de las personas para la toma oportuna de decisiones que favorezcan la reducción de la pobreza en la población con un enfoque multidimensional.
En suma, a pesar de que los países del cono sur estudiados presentan niveles de pobreza menores a los del promedio de países de América Latina, no están exentos de retos para aumentar los niveles de bienestar en la sociedad, particularmente al tomar en cuenta dimensiones alternas al ingreso, de manera que los desafíos en materia de reducción de la pobreza multidimensional continúan presentes y requieren de una colaboración conjunta entre sociedades y gobiernos para continuar estimulando el crecimiento y desarrollo económico en esta región.
Referencias
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presentado en un coloquio inter-regional sobre la economía informal. Ginebra, Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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García, Schorr & Cassini. (2021). Nuevo ciclo neoliberal y desindustrialización en la Argentina: el gobierno de Cambiemos (2015-2019). Cuadernos de Economía Crítica, vol. 7, núm. 13, pp. 65-96.
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Fecha de recuperación: 18 octubre 2023.
PNUD. (2022). Informe sobre Desarrollo Humano 2021/2022. Panorama General. Nueva York.
Rivera Tobar, F. (2022). Combatir la pobreza: definiciones, abordajes y análisis de las políticas públicas en Chile. Un estudio histórico 1973-2017. Disponible en https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/184719
La pobreza en Centroamérica. Los casos de Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Wilson Romero Alvarado
Universidad Rafael Landivar. Saira Barrera
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Luis Murillo
Universidad Centroamericana (UCA)
Introducción
Centroamérica históricamente tiene un origen que data de la colonia y postcolonia. La región, junto al resto de países de América Latina, también transitó hacia un esfuerzo de industrialización en el marco del Mercado Común Centroamericano. De igual manera en Centroamérica se asumieron con diferentes grados de profundidad las políticas del Consenso de Washington. Guatemala, El Salvador y Nicaragua tienen en común que atravesaron un proceso de guerra interna como consecuencia de la exclusión y la pobreza. Con sus marcadas diferencias también pasaron por procesos de negociación y acuerdos de paz que tuvieron como antecedentes la firma de los Acuerdos de Esquipulas I (1986) y Esquipulas II (1987).
Pese a un contexto histórico e internacional, se fueron marcando diferencias importantes en los modelos de desarrollo, en sus estructuras productivas, las modalidades de inserción en el mercado externo y en los resultados sociales. Los indicadores que dan cuenta de ello se pueden observar en el cuadro siguiente.
Cuadro 1. Principales indicadores de Centroamérica, año 2022
Guatemala concentra el 37.5% de la población y es la economía más grande, al generar el 39.1% del PIB regional. Costa Rica con el 15% de la población genera el 28.1% del PIB. Nicaragua a pesar de su extensión territorial y tener el 15% de la población solamente produce el 6.4% de la producción de la región. Las remesas representen en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua entre la cuarta y quinta parte del PIB; en cambio, en Costa Rica son equivalentes al 0.9% del PIB. La evolución de los indicadores descritos son la expresión cuantitativa de los patrones de acumulación imperantes en cada uno de los países. Según Segovia (2021), en Centroamericana se pueden identificar tres patrones o modelos de desarrollo: en Costa Rica un capitalismo agrario-estatal que se caracterizó por un Estado centralizado e intervencionista con suficiente autonomía de la élite agraria; en El Salvador y Guatemala predominó el capitalismo agrario oligárquico sobre la base de una estructura concentrada en la propiedad de la tierra y polarizada, donde las élites controlaban la cadena agroindustrial del café; en Honduras y Nicaragua el capitalismo fue tardío y el menos desarrollado de la región que derivó en un modelo agrario tradicional.
En la tipología presentada por Segovia (2022) se destacan dos variables: la naturaleza y la forma de intervención del Estado, así como el papel de las élites económicas y los actores internacionales. Estas dos conclusiones pueden ser aplicadas para comprender el papel de las políticas públicas en el comportamiento de la pobreza (ver figura 1). Por ejemplo, Costa Rica desde finales del siglo pasado ha tenido la menor tasa de pobreza. Por otro lado, El Salvador y Nicaragua iniciaron
el presente siglo con altas tasas de pobreza. Sin embargo, a lo largo de 20 años la tendencia ha sido hacia la baja. Aunque por las condiciones políticas de los dos países cada vez se tienen más dificultades para tener datos actualizados y confiables.
Honduras tiene la incidencia de pobreza más alta para la región. Este país junto con Guatemala, en la última década tuvieron un estancamiento y probablemente un incremento de la pobreza, lo cual está incidiendo en una mayor migración hacia Estados Unidos. En ese sentido, en las siguientes secciones se describirá el proceso de empobrecimiento de tres de los países de esta región: Guatemala, El Salvador y Nicaragua.
Figura 1. Centroamérica: Pobreza, sobre la base de US$1.90 por día (2011 PPA)
Fuente: Elaboración con datos del Banco Mundial (2023) https://datos.bancomundial.org/ Nota. Para la descripción de la pobreza en Centroamericana se utilizó la metodología del Banco Mundial ya que permite la comparabilidad entre países utilizando una misma línea de pobreza de US$1.90 al día3. La figura muestra la tasa de pobreza extrema representada por líneas continuas donde los datos son anuales. En los casos de Guatemala y Nicaragua la pobreza se representa por puntos según los años en los que se cuenta con información.
3 La línea de US$1.90 es el promedio de líneas de pobreza de los 15 países más pobres en la década de 1990. (Banco Mundial, 2022)
La pobreza en Guatemala
En Guatemala los datos oficiales utilizan el método de línea de pobreza aplicada al agregado de consumo de los hogares Se optó por el agregado de consumo por considerar que es más estable a lo largo del año, así como también por la posibilidad de tener menos sesgo por sub o subregistro. Por el contrario, el agregado de ingresos está sujeto a variaciones estacionales, particularmente en Guatemala con una alta ruralidad, población ocupada en el sector agropecuario y economía informal. Además, las encuestas de ingresos tienen la dificultad de no registrar adecuadamente la información de la población de bajos ingresos y generalmente se omite a las personas de altos ingresos.
Se han realizado cuatro encuestas para la medición de la pobreza utilizando la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2000, 2006, 2011 y 2014 (La Encovi del 2011 fue retirada de circulación). Sobre esa base la tendencia de la pobreza en las tres mediciones es poco alentadora. En el año 2000 el recuento arrojó que el 56.4% de la población vivía en condiciones de pobreza; seis años después se dio una reducción de cinco puntos porcentuales. Sin embargo, en el 2014, seis de cada 10 personas padecían pobreza (ver figura 2). En el período de análisis, según datos del Banco de Guatemala, la economía creció en promedio 3.5%; es decir, estamos ante la paradoja de que a mayor crecimiento mayor pobreza.
Figura 2. Guatemala: Pobreza extrema y total años 2000, 2006 y 2014
Fuente: INE (2015)
Esta exclusión se acentúa en la población indígena pues además se suma el racismo. Según estimaciones de Romero (2006), aproximadamente el 50% de la pobreza en los pueblos originarios se debía a la cultura y prácticas racistas. En la Figura 3 se muestra que, para el año 2014, el 79.2% de los indígenas estaban en condiciones de pobreza, dos puntos porcentuales arriba de los resultados del 2000.
De igual manera, la pobreza también está relacionada con el lugar de residencia de la persona. Para el año 2000, el área urbana tenía el 27.3 por ciento de población pobre. Cabe destacar que vivir en el área rural incrementa un 75% la probabilidad de ser pobre. Esta grave situación tuvo un leve incremento del 2000 al 2014, como puede observarse en la Figura 4.
También hay que considerar que las diferentes manifestaciones de la exclusión y la pobreza están dinámicamente interrelacionadas. Las penurias de la pobreza se ven potenciadas cuando la persona es mujer, indígena y vive en el área rural.
Figura 3. Guatemala: pobreza total por etnicidad
Figura 4.Guatemala: pobreza total urbanarural
Fuente: INE (2015)
Medición de la pobreza multidimensional del PNUD
El PNUD en Guatemala utiliza las siguientes cinco dimensiones: 1) vivienda, 2) empleo, 3) educación, 4) servicios básicos y 5) tecnología. (Ver los criterios de privación en PNUD, 2022, p. 385). A partir de estas dimensiones y con los datos del XII Censo Nacional de Población y de vivienda (INE, 2019), se estableció un umbral de privaciones de 0.25, que dio los siguientes resultados: La incidencia de pobres fue del 63%, es decir, casi dos tercios de sus hogares tenían privaciones por encima del umbral mínimo establecido, con una intensidad del 0.51. Su IP-M nacional era de 0.32, pero de 0.23 en las zonas urbanas y de 0.46 en las rurales (PNUD, 2022, p. 120). La distribución espacial del IP-M refleja una tendencia que se viene observando desde principios de siglo que es la divergencia territorial: en la parte norte y hacia el occidente del país (tonos oscuros con un IP-M entre 0.39 y 0.63) es mayoritariamente rural y con alta población indígena. Aquí la pobreza, sea cual sea la metodología de medición, tiene los niveles más altos. Por el contrario, en el sur y sur occidente del país y la parte central es donde se ubican los municipios con mayor urbanización y menor índice de pobreza.
Figura 5. Guatemala: mapa de la distribución espacial del IP-M (2018)
Fuente: PNUD, 2022, p. 121.
La pobreza en El Salvador
Según Pleités (2022, p. 262) “la pobreza en El Salvador comenzó a ser objeto de estimaciones en los años ochenta”. No obstante, aún sin mediciones estadísticas, la situación de miseria junto con la desigualdad y la represión política, pueden ubicarse a la base de la guerra civil salvadoreña (1980-1992).
Los deficientes resultados de la gestión económica del militarismo en términos de progreso para la parte más desfavorecida de la población, especialmente la que habitaba en las zonas rurales de El Salvador, son contundentes, según los datos de pobreza presentados en el Cuadro 2.
Cuadro 2. El Salvador: Estimación de la incidencia de la pobreza (año)
Fuente: datos presentados por Pleites (2022, p.264)
También considérese a manera de ilustración de la situación de las familias salvadoreñas previo a la guerra civil, la nota al pie número 72 en Barrera (2015, p. 67-68).
Según Laure (1993), en el período entre 1961 y 1979 solo hubo 3 años buenos en cuanto al poder de compra de los salarios mínimos urbanos en alimentos de primera necesidad: 1974 y 1976. Solo en estos años, el jornalero urbano podía acceder, con su salario mínimo, a una gama de 3 o 4 alimentos calóricos baratos. En el resto de los años, solamente el maíz podía considerarse un alimento calórico barato, y a veces el frijol. Téngase en cuenta, además, que estos cálculos corresponden al salario mínimo urbano y el salario mínimo agrícola fue, en sus mejores momentos, el 75% del salario mínimo urbano. Ello explicaría los resultados presentados por PREALC (1977: 87), según el cual “entre los niños menores de 5 años, el 73% muestra pérdida de peso de más del 10% […] indicando desnutrición de por lo menos primer grado en la escala de Gómez […] y el 26% muestra pérdida de peso de más del 25%, que indica peligro de muerte si el niño contrae una enfermedad contagiosa o parasitaria” (p. 67-68).
Con la guerra civil, los problemas económicos y sociales se agudizaron, y las implicaciones para la población en las zonas rurales del país fueron tremendas: las masacres, desapariciones, la destrucción de infraestructura, la fuga de capitales y de personas hacia el exterior dejaron profundas huellas en el tejido económico, social y productivo salvadoreño
Alos estragos causados por la guerra debe agregarse la pronunciada pérdida del poder de compra de los salarios, la cual resultó de la inflación, la devaluación
del colón y la reducción en la oferta de bienes y servicios fruto de la destrucción por la guerra.
Figura 6 El Salvador: índice de salario mínimo real. 1979 = 100
Fuente: imagen tomada de Departamento de Economía UCA (2016, p. 47)
La pobreza en la posguerra
En 1989, con la llegada de Alfredo Cristiani a la presidencia de El Salvador (por el partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista, ARENA), se hizo evidente la adopción de la vía de crecimiento económico neoliberal.
Con la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, El Salvador enfrenta el triple desafío de la pacificación, la reconstrucción del tejido económico y social; y la democratización (Segovia, 2002), y lo hace asumiendo una visión económica y social marcada por la noción del Estado hipertrofiado, la iniciativa privada e individual como motor económico, y la liberalización económica como plataforma para el despegue económico interno y como forma de inserción externa.
La pobreza era comprendida como una situación de carencias materiales que se registraba principalmente a través de la medición de la insuficiencia del ingreso familiar respecto a una canasta de consumo preestablecida.
Al inicio de los noventa, la situación de pobreza fue paliada en parte con fondos procedentes de las remesas de las personas que migraron a Estados Unidos y que sustituyeron a la cooperación internacional como ingreso externo para el país
(Segovia, 2002). Estas remesas se consolidaron como soporte de los ingresos de los hogares y atenuante de la pobreza por ingreso (Pleites, 2022, 409). De esta manera, se registró un notorio descenso en el porcentaje de hogares pobres en El Salvador, aunque se amplió la brecha entre los hogares de la zona rural y los de la zona urbana.
Cuadro 3. Hogares en situación de pobreza, área urbana, rural y nivel nacional 19922000 (porcentaje de la población)
Fuente: extracción de datos presentados por Pleites (2022, p. 409)
Políticas para enfrentar la pobreza en la posguerra (1992-actualidad)
La vía de crecimiento neoliberal y la convicción de que la iniciativa individual es el motor del proceso económico y de que el Estado juega solo un papel subsidiario, marcaron la tónica de la manera en la que la pobreza fue diagnosticada y enfrentada: ésta apareció como una consecuencia de bajas inversiones en capital humano, las cuales redundaban en bajos ingresos y, por tanto, en pobreza. Desde esa perspectiva, la manera de paliar esta problemática social era el impulso del crecimiento económico, el cual sería motor de empleos y, por tanto, de ingresos para las familias salvadoreñas; con lo cual éstas saldrían de la situación de pobreza. El Estado, por su parte, apoyaría la reducción de la pobreza a través de inversiones en educación y salud públicas como elementos clave del capital humano. Sin embargo, después de 15 años de implementación de políticas de liberalización económica, comercial y financiera que ampliaron el déficit comercial e impidieron el fortalecimiento de la producción nacional; de la reducción financiera y técnica del Estado con la consecuente dificultad para responder a las crecientes necesidades insatisfechas de una población que buscó fuera del país el progreso económico (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2005); de las privatizaciones y la precarización del trabajo asalariado y la pérdida de poder de compra de los salarios; la estrategia estatal de crecimiento económico se mostró
insuficiente para lograr ese objetivo y para frenar la erosión en la calidad de vida de la población.
La manifestación de este último fracaso tiene su rostro más visible en la migración de personas hacia Estados Unidos y en la consolidación y expansión de las pandillas, especialmente en las zonas urbanas; y de su accionar delictivo en El Salvador. Según Salguero (2017, p.237), el promedio de la pérdida de producción debida a la criminalidad entre los años 1991 y 2008 fue de 9% del PIB. Este último elemento es relevante porque la pobreza resultante del modelo económico alimentaba los circuitos de violencia, y estos a su vez alimentaban la pobreza, particularmente ante la idea del Estado subsidiario y su debilidad institucional y financiera para dar soporte a las familias empobrecidas.
De hecho, justamente por la debilidad financiera del Estado, la cuestión de la focalización de los subsidios y programas de transferencias condicionadas ganó particular relevancia, ya que los escasos recursos que el Estado destinaba al apoyo directo a las familias debían utilizarse para aquellas familias que realmente lo necesitaran.
A partir de 2004, con la llegada de Elías Antonio Saca a la presidencia de El Salvador, se implementó el programa de transferencias condicionadas Red Solidaria, el cual consistía en transferencias monetarias condicionadas que se entregaban a mujeres en situación de pobreza. Pero la estrategia anti-pobreza incluyó, además de transferencias condicionadas, subsidios a la electricidad, agua, gas propano y transporte colectivo de pasajeros.
En el año 2009 asumió la presidencia Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN (partido de izquierda). En este periodo se mantuvo la estrategia de transferencias condicionadas a través de programas como Comunidades solidarias rurales y Comunidades solidarias urbanas y pensión básica universal. También se implementaron programas como Vaso de leche, dotación de útiles escolares, uniformes y zapatos en las escuelas, entre otros. Esta política social (no política anti-pobreza) permaneció en el período presidencial de Salvador Sánchez Cerén (2014-2019), aunque fue dotada de un marco legal cuya vocación
era consolidar los programas sociales y una visión de protección social (Escobar, 2017)
Los programas sociales, si bien no eliminaron la raíz de la pobreza, sí dejaron sentir su impacto en el indicador agregado de pobreza, tal como se muestra en la Figura 7. Las mediciones no oficiales de pobreza multidimensional se pueden encontrar a partir del año 2008 (Villanueva et al., 2013). Sin embargo, las estadísticas oficiales sobre esta medición de la pobreza datan de 2015 y pueden encontrarse en las Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples que anualmente publica la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos, ONEC4
Anteriormente en El Salvador la pobreza se ha medido únicamente utilizando el método de ingresos. Sin embargo, a partir de 2015, el país se une a la lista de naciones que adoptan oficialmente una medición multidimensional de la pobreza, basada en la mejor práctica internacional y construida a partir de las aspiraciones y necesidades más sentidas por la gente (Dirección General de Estadísticas y Censos, 2017, p. 47).
Por su parte, la pandemia de COVID-19 tuvo implicaciones importantes en la vida de las personas y también en su situación de pobreza por ingresos, no solo por la pérdida de empleos, sino también por el encarecimiento de los elementos necesarios para la vida de las familias, especialmente los alimentos. El incremento en la pobreza en el año 2022 (26.6% de hogares pobres a nivel nacional) respecto del valor registrado previo a la pandemia en 2019 (22.8% de hogares pobres a nivel nacional) es ilustrativo de esta situación. Sin embargo, la actual gestión gubernamental del presidente Nayib Bukele no ha hecho explícita una estrategia sistemática para reducir la pobreza monetaria y multidimensional. El gobierno actual tampoco ha dado continuidad a los diversos programas sociales heredados de gestiones gubernamentales anteriores: el vaso de leche, la pensión básica universal, los Ecos Familiares, Ciudad Mujer, entre otros. También debe señalarse que en la gestión actual se ha eliminado la institucionalidad que viabilizaba los programas sociales: la SecretaríaTécnica de la Presidencia, el Fondo
4 Anteriormente llamada Dirección Nacional de Estadísticas y Censos, Digestyc.
de Inversión Social Desarrollo (FISDL), debilitamiento financiero de las Alcaldías, entre otras.
Las políticas para atenuar la pobreza no están escritas en la actualidad; y tampoco se identifican acciones destinadas explícitamente a atender esta problemática. De lo inespecífico de acciones puede inferirse que la apuesta es promover el crecimiento económico a través de incentivos para la inversión privada en actividades económicas que, a través de la generación de empleos o del aumento en la oferta, mejoren los indicadores macroeconómicos agregados y, eventualmente, mejoren la situación de los hogares salvadoreños.
Figura 7. El Salvador. Pobreza e impacto de los subsidios y programas sociales en la evolución de este indicador 2000-2017 (Porcentaje de la población)
Fuente: Ministerio de economía, Dirección general de estadística y censos. Encuesta de hogares múltiples 2000-2007.
La pobreza en Nicaragua
Nicaragua enfrenta fuertes desafíos en términos crecimiento y desarrollo, principalmente en el área de pobreza, producto del arrastre de efectos adversos de conflictos armados, falta de institucionalidad y elevados niveles de dependencia económica que causaron elevados niveles de endeudamiento y bajos niveles de crecimiento y desarrollo económico.
Apesar de que se dio fin a los conflictos armados que afectaron la región por décadas, es la patología de la pobreza y exclusión social el mal endémico que afecta la región a pesar de un proceso de pacificación y retorno a la democracia En general, a partir de esta década (años 80 del S. XX), Nicaragua enfrenta altos
niveles de pobreza, especialmente en áreas rurales y en zonas urbanas marginadas, este mal endémico se encuentra asociado con la falta de acceso a servicios básicos (educación, salud, vivienda adecuada), desempleo, corrupción gubernamental y empresarial a todos los niveles, etc.
En este contexto, Organismos Financieros Internacionales (OFI), gobiernos de derecha y aplicación de medidas económicas de corte neoliberal, hicieron de la región un territorio – laboratorio en la que se probó la efectividad de dichas medidas a costa de aumento de pobreza de la mayor parte de la población vulnerable
Descripción de la pobreza desde 1990 a la fecha
Desde la década de los años 90 del S. XX a la fecha en Nicaragua aparentemente se ha venido dando una mejoría en materia de pobreza, pues por ejemplo en 1993 el índice de Pobreza General pasa de más de la mitad de la población (50.3%) a menos de un tercio (26.4%) a partir del año 2015.
Por otro lado, la pobreza extrema pasa de 19.4% a 5.9% indicando que las condiciones de vida de las y los nicaragüenses han venido mejorando por lo menos en las estadísticas oficiales desde la década de los años 90 del S. XX a la fecha.
Sin embargo, esa mayoría se debió en parte a que en primer lugar el país generó una tasa de crecimiento y dinamismo en su economía producto de que, en la primera década del nuevo milenio ante la crisis financiera hipotecaria internacional, nuestro país se vio beneficiado por el precio de los Commodities y, en segundo lugar, en ese mismo proceso participamos en el Proyecto Alba liderado por el fallecido presidente Hugo Chávez Frías, que le trasladó al país cerca de $ 9000 millones.
Cuadro 4. Nicaragua: principales indicadores de crecimiento económico y pobreza
Fuente: Banco Mundial 2003
Sin embargo, por el fracaso del ALBA, la crisis sociopolítica que sufrimos a partir del año 2018 y la escasa información oficial, las estadísticas de la pobreza al igual que las de tipo económico de carácter oficial hay que tomarlas con cautela, pues, por ejemplo, ¿cómo es posible pasar de una recesión económica con duración de tres años (con las siguientes tasas de crecimiento: 2018 = - 3.4; 2019 = - 2.9; 2020 = -1.8) a un salto extraordinariamente positivo de crecimiento del 10.3%?
¿Cómo es posible pasar de una pobreza general del 39% en 2014 a 24.4% en 2015?
Por otro lado, hay factores responsables del deterioro real de las condiciones de vida de las y los nicaragüenses. Por ejemplo, un proceso migratorio casi forzado de casi un millón de personas hacia el extranjero, un incremento del nivel de inflación del 3.8% a casi 11%, o un aumento de la canasta básica de C$ 12357.22 a C$ 19493.13. Lo anterior reafirma que en Nicaragua existen por lo menos dos amortiguadores que no permiten que la situación de pobreza y exclusión social se convierta en un estallido social. Nos referimos a la migración hacia el extranjero que hizo aumentar de 10% al 22% el flujo financiero de remesas familiares y el aumento
de la informalidad que por lo menos le permite a un porcentaje importante de la población (más de las ¾ partes) generar una dinámica de economía de sobrevivencia.
Las principales políticas de reducción de la pobreza
En Nicaragua esas políticas de reducción de la pobreza las podemos separar en dos partes, de acuerdo con políticas indicativas expresadas en dos marcos referenciales, uno general y otro específico.
a) El marco general se refiere al Plan Nacional de Desarrollo Humano que hasta el momento se ha reformado en diez ocasiones y que como uno de sus puntos fundamentales establece la reducción de la pobreza y la llamada restitución de derechos.
b) El marco específico es el “Plan Nacional de lucha contra la pobreza (2022 –2026)” (referencia)
Es importante hacer notar que estos dos instrumentos indicativos de lucha contra la pobreza no han tenido mayor efectividad, pues por la sociedad nicaragüense se encuentra altamente polarizada y dichos instrumentos ofrecen información normativa de un contexto inexistente en el país. Por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo Humano no es percibido por más de la mitad de la población como un Plan de Desarrollo de Nación sino como el planteamiento espurio de un partido político y, por otro lado, las condiciones económicas y sociales son tan precarias en Nicaragua que el Plan Nacional de lucha contra la pobreza (2022 –2026) no recoge mecanismos realmente operativos para atacar el problema mismo de la pobreza. Por último, se mantienen algunas políticas específicas de reducción de la pobreza que en su momento (antes del 2018) dieron sus resultados pero que hoy se limita a partidarios del gobierno actual. Nos referimos a programas globalistas como Plan techo, Programa de microcrédito Crisol, merienda escolar, que después del año 2018 ha bajado su cobertura y se ha concentrado en un núcleo
de partidarios a los que por su participación política se les da ese beneficio pero que igual no los sacará de la pobreza.
Conclusiones
Los países centroamericanos tienen una historia común desde su origen como repúblicas, pasando por un largo período de desarrollo primario exportador que se fue modificando a partir de mediados del siglo pasado hasta derivar en diferencias queAlex Segovia denomina capitalismo agrario-estatal para Costa Rica, agrario oligárquico para El Salvador y Guatemala, y agrario tradicional en el caso de Honduras y Nicaragua.
En lo político, Nicaragua, El Salvador y Guatemala comparten largas dictaduras, exclusión social, pobreza y represión política que dieron lugar a movimientos insurgentes. Como parte de los Acuerdos de Esquipulas transitaron por períodos de diálogo y negociación que concluyeron con Acuerdos de Paz.
En el plano económico e ideológico los tres países se vieron sometidos a las políticas del Consenso de Washington. Sin embargo, según la correlación política entre el Estado y las élites económicas se dieron especificidades en las políticas sociales. Como puede observarse en la Figura 1, El Salvador y Nicaragua lograron reducir la pobreza en lo que va del presente siglo, aunque se advierte que, por las condiciones políticas de estos dos países, las mediciones han generado dudas razonables, por lo que la pobreza podría ser más alta. Lo contrario fue el resultado con Guatemala, que aumentó la pobreza en condiciones de un constantes crecimiento del PIB.
A pesar de los vacíos estadísticos y la ausencia de datos actualizados, hay consenso en que el Covid-19 dejó al descubierto las debilidades del sector público y de las instituciones de protección social y que en los tres países es altamente probable un aumento de la pobreza y la exclusión económica y social.
Producto de las condiciones de vida, empleo precario, exclusión, pobreza y violencia, los tres países tienen una alta migración forzada. Los migrantes en su travesía se enfrentan a grandes penurias y riesgos de sus vidas en dirección hacia el país de destino. Esta migración es una expresión del fracaso de las políticas
neoliberales y de la mayoría de los programas sociales, que además como se ha señalado son asistencialistas y clientelares
El breve análisis de la pobreza en los tres países demuestra que es necesario y urgente que se cuenten con estadísticas periódicas, encuestas levantadas, procesadas y publicadas con transparencia. Estadísticas oportunas y confiables son una base sólida para la sustentación de políticas públicas e instrumentos insustituibles para los programas sociales y, en particular, para la erradicación de la pobreza.
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Procesos de empobrecimiento en Brasil, México y Venezuela
Introducción
Ricardo Velázquez Leyer
Oscar A. Martínez-Martínez Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Dentro de América Latina, Brasil y México representan dos países con un alto grado de comparabilidad. Constituyen los países con las poblaciones más grandes y las economías de mayores dimensiones. En ambos países se registran altos niveles históricos de desigualdad social y económica. Las estructuras de sus mercados laborales son similares, con alrededor de la mitad de la población empleada en la economía informal (CEPAL 2023). También cuentan con sistemas políticos similares, ambos son repúblicas federales presidencialistas, y transitaron de regímenes autoritarios o semi-autoritarios hacia regímenes pluralistas competitivos en las últimas décadas del siglo pasado (Hagopian y Mainwaring 2005). Los regímenes de bienestar (entendidos como las interacciones entre los estados, los mercados y las sociedades en la generación de bienestar) han sido conceptualizados de manera similar, como regímenes duales, con niveles diferentes y desiguales de protección social ofrecidos por el estado a la población (Barba 2007, Filgueira 2005).
Los dos son los países más influyentes en la región, de donde han surgido innovaciones de política social, como las transferencias condicionadas de ingreso, que han sido emuladas por un gran número de países dentro y fuera de Latinoamérica. En cuanto a la pobreza, aunque históricamente se han registrado niveles similares, en años recientes se observan algunas diferencias en sus tendencias, las cuales varían según la medición.
Por su parte, Venezuela es un país más pequeño que Brasil y México en términos de extensión territorial, número de habitantes y tamaño del producto interno bruto. Si bien es una república federal presidencialista, a diferencia de los sistemas políticos de los dos países mencionados anteriormente, ha transitado de un régimen autoritario competitivo hacia un autoritarismo hegemónico (Rodrigues
de Caires y Sánchez 2018). Al igual que México y Brasil, Venezuela presenta profundas desigualdades económicas y sociales al interior de su población. Sin embargo, estas brechas socioeconómicas comenzaron a acentuarse estrepitosamente a partir de 2013. De hecho, de acuerdo con la más reciente
Encuesta Nacional sobre Condiciones de Vida (ENCOVI), es el país más desigual de América Latina en el 2022 y, si bien para el 2022 superó la hiperinflación que aquejó al país desde el 2017, se estima que la inflación cierre el 2022 en niveles superiores al 100 por ciento anual. La profunda crisis que ha vivido este país desde entonces ha impedido contar con información oficial oportuna sobre la evolución de las condiciones socioeconómicas prevalecientes.
Debido a estas razones, este texto se ha dividido en dos secciones. La primera de ellas compara la evolución de la pobreza en Brasil y México según dos tipos de mediciones influyentes, del Banco Mundial y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), así como utilizando mediciones nacionales; la segunda sección compara la evolución de la pobreza en Venezuela con respecto a Brasil y México con la información disponible de la CEPAL, así como utilizando mediciones nacionales no oficiales a través de la ENCOVI.
México y Brasil
Pobreza de ingresos según el Banco Mundial
El Banco Mundial reporta mediciones de pobreza basadas en el ingreso per cápita de las personas. El organismo fija tres líneas de ingreso por persona para medir la pobreza en cada país: 2.15 dólares, 3.65 dólares y 6.85 dólares diarios de 2017, ajustados por paridad de poder adquisitivo (PPP). Para medir la pobreza se estima el porcentaje de la población que cuenta con ingresos inferiores a cada línea (BM, 2023). Esta sección presenta los resultados para el umbral menor, que fija un tipo de pobreza más crítica, y el umbral mayor de 6.85 dólares, que consideraría a personas en situación de pobreza moderada.
Gráfica 1. Porcentaje de la población con ingresos diarios inferiores a 2.15 dólares por persona
Fuente: Banco Mundial
La gráfica 1 compara los porcentajes de la población con ingresos menores a 2.15 dólares para Brasil, México y el total de los países de América Latina y el Caribe, de 1989 a 2021. En los tres casos se observa una marcada tendencia decreciente. En Brasil y México el porcentaje llegó a acercarse o superar el 20% en las últimas dos décadas del siglo XX. Desde entonces, las reducciones han sido constantes, hasta representar menos del 5% de la población en años recientes. Según este indicador, México cuenta con menores niveles de pobreza comparado con Brasil en prácticamente todos los años, aunque la brecha se reduce a partir de 2008. Una excepción a esta tendencia es 2020, cuando en Brasil se reporta el porcentaje más bajo de todo el periodo para los dos casos. El indicador para toda la región muestra una tendencia similar al de los dos casos de estudio.
Gráfica 2. Porcentaje de la población con ingresos diarios inferiores a 6.85 dólares
Fuente: Banco Mundial
Los porcentajes de población con ingresos inferiores a 6.85 dólares por persona se muestra en la gráfica 2. La tendencia decreciente es similar a la de la población con ingresos inferiores a 2.15 dólares para los dos países, los indicadores descienden de alrededor del 60% de la población en la década de 1990, a cerca del 30% en la segunda década del presente siglo, y en Brasil hasta menos del 25% en 2014 y del 20% en 2020. Sin embargo, a diferencia de la línea anterior, a partir de 2008 México registra tasas mayores que Brasil, e inclusive con el promedio de toda América Latina.
La medición de la pobreza por líneas de ingresos fijas sugiere cierto grado de éxito en su combate en ambos países. Si bien es cierto que las tasas continúan en niveles elevados, las reducciones en ambos tipos de pobreza son significativos y constantes durante las últimas dos décadas. México parece haber logrado mejores resultados en la reducción de la pobreza extrema, mientras que Brasil en lo que respecta a la pobreza moderada. Destacan los bajos porcentajes alcanzados en Brasil en 2020, durante la pandemia de Covid-19, atribuidos a las transferencias extraordinarias que el gobierno proporcionó a la población, mientras que el apoyo ofrecido por el gobierno mexicano fue prácticamente nulo (Lustig y Trasberg 2021).
Pobreza por consumo de canasta básica según la CEPAL
La CEPAL mide la pobreza en países latinoamericanos con base en el costo de canastas básicas alimentarias y no alimentarias. El organismo calcula una línea de pobreza extrema que representa el gasto de un hogar para adquirir una canasta básica de alimentos y una línea de pobreza que suma los gastos básicos no alimentarios. Un hogar y sus integrantes se clasifican como pobres cuando su ingreso es inferior a alguna de las dos líneas, por lo que no sería capaz de satisfacer sus necesidades esenciales (CEPAL 2018).
Gráfica 3. Porcentaje de la población en pobreza extrema
Fuente: CEPAL
La gráfica 3 muestra las tasas de pobreza extrema del presente siglo. Según esta medición, la pobreza extrema es menor en Brasil que en México, aunque, a diferencia de las mediciones del Banco Mundial, en ninguno de los dos países se observan tendencias decrecientes ni reducciones significativas. Al contrario, se registra porcentajes estables, con una disminución de solo un punto o poco más de un punto porcentual entre 2002 y 2020 para los dos países. Cabe destacar que entre 2008 y 2014 la pobreza extrema en México fue mayor a la observada para toda la región.
América Latina México Brasil
Gráfica 4. Porcentaje de la población en pobreza
Fuente: CEPAL
En la gráfica 4 se pueden apreciar los porcentajes de pobreza. En este indicador, Brasil obtiene resultados considerablemente mejores que México. A diferencia de la evolución de la pobreza extrema, en Brasil sí se observa una disminución importante, aunque con un aumento en 2021. En el caso de México, los resultados son similares a los reportados para pobreza extrema, con incrementos entre 2006 y 2015, aunque si se compara 2002 con 2020, se registra una disminución en este caso de 9 puntos porcentuales. También caber señalar que, para todos los años, el porcentaje de población en pobreza es mayor en México que para toda América Latina.
La medición de la pobreza de la CEPAL basada en el costo de canastas de bienes básicos presenta un panorama diferente a la medición del Banco Mundial basada en líneas de ingreso fijas. Según la CEPAL (2023), durante las últimas dos décadas solo se habrían registrado disminuciones significativas en la pobreza total en Brasil, mientras que en México también habría una mejora en este indicador, pero de menores proporciones. La pobreza extrema prácticamente no habría registrado variaciones, lo que reflejaría un fracaso de los gobiernos de ambos países para combatirla.
Pobreza según mediciones nacionales
Brasil y México cuentan con organismos públicos que calculan y publican mediciones periódicas de la pobreza. En Brasil, el Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA) publica resultados anuales, y en México, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), publica resultados bianuales. El IPEA adopta una metodología basada en líneas fijas de ingreso, como la medición del Banco Mundial, mientras que, en México, el CONEVAL adopta un enfoque multidimensional que combina líneas de pobreza basadas en el costo de canastas básicas alimentarias y no alimentarias y el acceso a seis derechos sociales (IPEA 2023; CONEVAL 2018).
Gráfica 5. Porcentajes de pobreza en Brasil
Fuente: IPEA
La gráfica 5 muestra los resultados para las tres líneas de pobreza estimadas por el IPEA en Brasil de 2012 a 2021. Se observan variaciones mínimas e incrementos de alrededor de 2 puntos porcentuales al comparar el primer y el último año del periodo. Las tendencias son similares a las registradas en el mismo periodo en las mediciones del Banco Mundial y la CEPAL, que si bien es cierto calculan algunas reducciones para periodos más largos, en la última década también estiman ligeros aumentos.
Gráfica 6. Porcentajes de pobreza en México
Población en situación de pobreza Población en situación de pobreza moderada
Población en situación de pobreza extrema
Fuente: CONEVAL
En la gráfica 6 se presentan las estimaciones de tres umbrales de pobreza realizadas por el CONEVAL en el periodo 2008-2020. Se observan disminuciones en pobreza extrema y pobreza, en mayor grado en la primera, y un ligero incremento en pobreza moderada. Las tendencias del periodo también son similares a las calculadas por el Banco Mundial y la CEPAL.
El estudio de la pobreza en Brasil y México resalta la importancia de desagregar el análisis por regiones. Ambos son países de extensiones territoriales vastas y poblaciones numerosas, que los colocan entre los países con territorios de mayor extensión y población del mundo. Además, más allá del carácter federal de sus sistemas políticos, en los dos países se han desarrollado profundas desigualdades económicas y sociales entre sus diferentes regiones y entidades federales.
Gráfica 7. Porcentaje de la población en pobreza extrema por unidad federativa en Brasil, 2021
Fuente: IPEA
A fin de ilustrar las diferencias en las tasas de pobreza en el país, la gráfica 7 compara las tasas de pobreza extrema calculadas por el IPEA para los 26 estados y el Distrito Federal de Brasil en el 2021. Se puede observar una diferencia de 15 puntos porcentuales entre el estado con la tasa más elevada y el estado con la tasa menor, en el primero cerca de una de cada cinco personas se encuentra en pobreza extrema, mientras que en Santa Catarina solo la proporción inferior al 2% de la población.
Gráfica 8. Porcentaje de la población en pobreza extrema por entidad federal en México, 2020
Fuente: CONEVAL
Según los cálculos del CONEVAL, la diferencia en las tasas de pobreza extrema entre estados es mayor a la estimada por el IPEA en Brasil. Como se muestra en la gráfica 8, que compara las tasas de pobreza extrema de 2020, en el estado con la tasa más alta, Chiapas, cerca del 30% de la población se encuentra en esa situación, mientras que, en Baja California, estado con la tasa más baja, solo el 1.5% de la población padece de pobreza extrema.
Comparaciones entre mediciones
En prácticamente todas las mediciones, Brasil registra tasas de pobreza menores que México. Como se mencionó anteriormente, solo en la proporción de la población con ingresos inferiores a 2.15 dólares que estima el Banco Mundial, México obtiene mejores resultados, en el resto de los indicadores presentados en esta sección, Brasil registra menores niveles de pobreza. No obstante, a pesar de las diferencias que en algunos casos se acercan a 20 puntos porcentuales, se pueden apreciar ciertas similitudes en las tendencias trazadas por las tres mediciones.
Tabla 1. Tasas de pobreza por organismo emisor
Fuentes: Banco Mundial, CEPAL, IPEA, CONEVAL
La serie histórica del Banco Mundial es la más larga de las tres presentadas en esta sección. En esta serie se observan reducciones importantes en los niveles de pobreza de la década de 1990 al fin de la primera década del siglo actual. A partir de 2008 se observa cierto estancamiento que también se registra en las otras dos mediciones, como se puede observar en la tabla 1. Se debe considerar que la
reducción del cálculo de la pobreza del Banco Mundial para Brasil en el 2020, único caso de disminución significativa en los datos presentados en el cuadro pudo haber sido consecuencia de los apoyos extraordinarios ofrecidos por el gobierno de ese país durante la pandemia, ya que para 2021 las tasas aumentaron.
El resto de las mediciones revelan un estancamiento en la lucha contra la pobreza en ambos países durante la última década, con reducciones magras, pero que pueden ser insuficientes dados los múltiples problemas sociales que la pobreza genera en ambos países. Reformas a las políticas económicas, sociales y de mercado laboral deben adoptarse rápidamente a fin de incrementar el potencial de los estados y las sociedades para disminuir la pobreza.
Venezuela
Venezuela ha atravesado una profunda crisis que ha llevado a casi 7.2 millones de habitantes a salir de su país en años recientes de acuerdo con un comunicado global de la Organización Internacional para las Migraciones del Sistema de las Naciones Unidas emitido en marzo de 2023. A su vez, los altos niveles históricos de informalidad en la actividad económica, asociados con la baja productividad y escolaridad, han contribuido a agudizar los problemas de pobreza en el país (España, 2001).
Debido a esta situación, el acceso a información oficial oportuna se ha limitado considerablemente, razón por la cual no se cuenta con información actualizada de organismos como el Banco Mundial, la CEPAL o incluso mediciones nacionales oficiales. No obstante, han surgido esfuerzos conjuntos de instituciones no gubernamentales que han hecho posible contar con alternativas de medición no oficiales a escala nacional como la ENCOVI.
En términos de pobreza de ingreso, método que permite realizar comparaciones a largo plazo para conocer la evolución de la pobreza en este país, a partir de 2013 se identifica un proceso de empobrecimiento masivo y una consecuente emergencia humanitaria compleja (Aponte, 2021). A pesar de ello, la economía venezolana muestra signos de recuperación en el 2023. Presenta la mayor proyección de crecimiento de los países de América Latina de acuerdo con
la CEPAL, con una estimación del 5 por ciento para el 2023, mayor al promedio de esta región, cuyo pronóstico se ubica en 1 por ciento
En seguida se compara la evolución de la pobreza en Venezuela con respecto a Brasil y México con la información disponible de la CEPAL, así como utilizando mediciones nacionales no oficiales a través de la ENCOVI para los datos más recientes.
Pobreza por consumo de canasta básica según la CEPAL
Retomando la medición que hace la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe con base en el costo de canastas básicas alimentarias y no alimentarias, la gráfica 9 presenta el porcentaje de la población cuyo ingreso per cápita medio se encuentra debajo de la línea de pobreza (CEPAL 2023).
Gráfica 9. Porcentaje de la población en pobreza
Fuente: CEPAL, CEPALSTAT, 2023
Durante el periodo 2002-2014, Venezuela registró una reducción de 23 puntos porcentuales en sus niveles de pobreza. A pesar de mostrar, hasta el 2004, mayores niveles de pobreza en comparación con México, Brasil y América Latina, presentó una considerable reducción en los porcentajes de pobreza en el periodo comprendido entre 2006 y 2012, llegando incluso a ubicarse por debajo del
porcentaje de pobreza en México, Brasil y América Latina en 2008. No obstante, en 2014 se observa un repunte en los niveles de pobreza. A partir de entonces, Venezuela no ha suministrado datos oficiales sobre la evolución económica del país.
Gráfica 10. Porcentaje de la población en pobreza extrema
Fuente: CEPAL, CEPALSTAT, 2023
En la gráfica 10 se muestran los niveles de pobreza extrema en Venezuela, registrando un incremento de casi 5 puntos porcentuales entre 2002 y 2014. De manera similar al comportamiento observado durante el periodo comprendido entre 2006 y 2012 en el gráfico 9 sobre la pobreza, el porcentaje de la población en pobreza extrema también se mantuvo por debajo del observado en México y América Latina, en un nivel cercano al de Brasil. No obstante, cabe destacar un significativo repunte de casi 7 puntos porcentuales de 2012 a 2014, de manera que el porcentaje de la población en situación de pobreza extrema, más que se duplicó en estos dos años, superando los niveles de pobreza extrema en América Latina, solo un poco por debajo de México. A partir de esta fecha, la gravedad de las condiciones socioeconómicas en el país ha obstaculizado el acceso a información oficial oportuna.
Pobreza y pobreza extrema
En respuesta a la ausencia de información oportuna, en el año 2014 se constituyó el equipo técnico conformado por profesionales de distintas universidades, quienes acordaron el diseño y la temática a estudiar en la primera
Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) levantada ese mismo año a través del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad
Católica Andrés Bello para ofrecer así una radiografía anual a escala nacional incluyendo, entre otras, condiciones educativas, sociales, económicas, de seguridad y de salud.
A continuación, se presentan las mediciones de pobreza y pobreza extrema de acuerdo con los resultados obtenidos en la ENCOVI, la cual considera al porcentaje de la población que vive por debajo de la línea de pobreza como la relación porcentual entre la población que pertenece a hogares con ingreso total per cápita inferior al valor de la línea de pobreza y el total de la población. Para la definición de la línea de pobreza se considera la estimación del valor de la Canasta Básica. Por su parte, el porcentaje de la población que vive por debajo de la línea de pobreza extrema indica la relación porcentual entre la población que pertenece a hogares con ingreso total per cápita inferior al valor de la línea de pobreza extrema y el total de hogares. Para la definición de la línea de pobreza extrema se considera la estimación del valor de la Canasta Alimentaria (ENCOVI 2023).
Gráfica 11. Porcentaje de la población en pobreza y pobreza extrema
Fuente: ENCOVI, 2022
La gráfica 11 muestra un aumento de casi 33 puntos porcentuales en los niveles de pobreza entre el 2014 y el 2022, reflejando un incremento sistemático hasta 2020, año en el que este indicador se situó en casi 93 por ciento. En otras palabras, en este periodo solamente el 7 por ciento de la población perteneció a hogares con ingreso total per cápita igual o superior al valor de la canasta básica.
Resulta relevante observar que en los dos últimos años este indicador registró una disminución de alrededor de 11 puntos porcentuales, situándose en poco más de 81 por ciento. Por su parte, la pobreza extrema aumentó en casi 30 puntos porcentuales durante estos ocho años, registrando un incremento sistemático hasta 2018, donde 3 de cada 4 personas pertenecía a hogares con ingreso total per cápita inferior al valor de la canasta alimentaria. A pesar del incremento observado en 2021, se observa una tendencia a la baja en los niveles de pobreza extrema, que, particularmente en el año 2022, puede dar signos de una incipiente recuperación.
Como se mencionó anteriormente, Venezuela resultó ser el país con mayor desigualdad económica en América Latina al registrar un coeficiente de Gini de 0.603 en el año 2022, de acuerdo con la ENCOVI más reciente. Al igual que en el caso de Brasil y México, las profundas desigualdades socioeconómicas en este país resaltan la importancia de analizar la pobreza por regiones, a fin de ilustrar las
diferencias a lo largo del país. De esta manera, la gráfica 12 compara los porcentajes de pobreza extrema calculados por la ENCOVI para los 23 estados y el Distrito Capital de Venezuela en el 2021.
Gráfica 12. Porcentaje de la población en pobreza extrema por entidad federal en Venezuela, 2021
Fuente: ENCOVI, 2022
De acuerdo con los datos publicados en el sitio web de la ENCOVI (2023), en el 2021 existe una diferencia de 25 puntos porcentuales entre el estado con el porcentaje más alto, Amazonas, con el 87 por ciento de la población viviendo en situación de pobreza extrema, y Táchira, donde aproximadamente 6 de cada 10 habitantes no tiene el ingreso suficiente para adquirir una canasta alimentaria.
Tendencia de la pobreza a mediano plazo
Durante el 2006 al 2012 Venezuela presentó tasas de pobreza y pobreza extrema menores a las registradas en México y América Latina, en niveles cercanos a las de Brasil. No obstante, a partir del año 2013, el deterioro de las condiciones socioeconómicas condujo al país a una crisis profunda. Si bien esta situación limitó el acceso a información oficial oportuna, los datos arrojados por la ENCOVI a partir del 2014 reflejan un progresivo y significativo aumento en los niveles de pobreza y pobreza extrema, alcanzando un máximo de 92.9 y 75.2 por ciento, respectivamente. A pesar de ello, la última ENCOVI, llevada a cabo en el año 2022, da signos de esperanza ante una incipiente mejora de estos indicadores.
Gráfica 13. Porcentaje de la población en pobreza y pobreza extrema
Fuente: CEPAL, CEPALSTAT, 2023 y ENCOVI, 2022
Notas: líneas continuas CEPAL; líneas punteadas ENCOVI
La gráfica 13 presenta los niveles de pobreza y pobreza extrema desde el año 2000 hasta el año 2022, sobreponiendo los datos proporcionados por la CEPAL y la ENCOVI. Si bien los datos de ambas fuentes no pueden ser comparables debido a las diferentes metodologías utilizadas para su cálculo, se puede observar a partir de 2014 un progresivo proceso de empobrecimiento cuyas causas son muy diversas.
Entre ellas, se encuentran a) la destrucción de la industria petrolera y la formulación de políticas económicas que limitan las libertades económicas como el control de cambios y de precios; b) el manejo de ingresos y gastos públicos caracterizado por el alto gasto sin ahorro fiscal y altos niveles de endeudamiento en tiempos de elevados ingresos petroleros, y de alto déficit fiscal y crisis de deuda al presentarse una caída de los precios del petróleo; y c) el declive del estado social entendido como deterioro de los servicios sociales básicos y caída del gasto social real por habitante a niveles similares a los de ocho décadas atrás (Aponte, 2021).
Sus consecuencias han sido la emigración masiva, un importante detrimento en los niveles de nutrición, mortalidad infantil y materna, así como un retroceso significativo en términos de matrícula educativa (Aponte 2021). Esta situación sin
duda representa un reto impostergable para las instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil venezolanas.
Conclusiones
Con base en la pobreza de ingreso, método que favorece la comparabilidad a través del tiempo, en las últimas dos décadas Brasil es el país que ha mostrado un mayor avance en la reducción de la pobreza, seguido por México que ha presentado una mejoría, aunque de menores proporciones. Por su parte, Venezuela muestra un deterioro de los niveles de pobreza debido a la profunda crisis que aqueja al país. Sin embargo, si analizamos los resultados por década, la medición de la pobreza por consumo de canasta básica sugiere cierto grado de éxito en el combate a la pobreza en los tres países analizados durante la primera década del presente siglo, sobre todo en el caso de Brasil y Venezuela. Pese a ello, la segunda década revela un estancamiento en la lucha contra la pobreza en el caso de Brasil y México, y un proceso de empobrecimiento masivo en el caso de Venezuela. Si la disminución de la pobreza representa una prioridad para estos tres países y el conjunto de América Latina, la erradicación de la pobreza extrema representa todavía un reto mayor. Durante la primera década del siglo XX, Brasil y Venezuela lograron una ligera reducción de los niveles de este indicador en sus poblaciones, siguiendo la tendencia prevaleciente en América Latina. México, por su parte, presentó un comportamiento más modesto e incluso una tendencia al alza de acuerdo con las mediciones de la CEPAL. A pesar de que en la última década México ha logrado reducir la pobreza extrema, las variaciones han sido marginales. En este mismo periodo, Brasil ha encontrado mayores dificultades que México para combatirla y Venezuela se encuentra en una crisis que ha orillado a más de la mitad de la población a vivir en situación de pobreza extrema. Esta situación refleja la falta de eficacia de las economías de los tres países para combatir esta problemática que aqueja a sus poblaciones.
Cabe destacar también que los tres países muestran profundas desigualdades socioeconómicas en su interior, reflejando una diferencia de al menos 15 puntos porcentuales entre la entidad federativa con el porcentaje más alto
de pobreza extrema y la entidad con el porcentaje más bajo (15% en Brasil; 25% en Venezuela y 27.5% en México).
De esta manera, el panorama que se vislumbra está lleno de retos, toda vez que la evolución de los niveles de pobreza en estos tres países está asociada a la generación de múltiples problemas sociales, lo que refleja la premura por implementar reformas integrales acordes a los requerimientos de cada país tanto para incrementar el potencial de los Estados y sociedades, como para reducir las desigualdades socioeconómicas que les aquejan.
Referencias
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