Enero 2020
Editorial
EL PRINCIPIO ESPERANZA Con este lema el filósofo alemán Ernst Bloch nos ha querido manifestar la importancia de la esperanza en el desarrollo de la historia. La esperanza como fuente que genera sueños y acciones, y potencial de la existencia humana y de la historia. Vivimos tiempos sombríos e inciertos internacionalmente. La presente expresión ha servido al escritor brasileño Leonardo Boff para reflexionar sobre la utopía y la esperanza. Hoy podemos afirmar que las grandes utopías, las utopías maximalistas del iluminismo (dar cultura a todos), del socialismo (que el nosotros prevalezca sobre el yo) y del capitalismo (que el yo prevalezca sobre el nosotros) han entrado en una profunda crisis. Nunca realizaron lo que prometían: no todos participan de la cultura, la mayoría no ha presenciado la distribución justa de los bienes, y la riqueza ha sido de pequeños grupos y no de las mayorías. Todas estas utopías han degradado nuestra Casa Común por la superexplotación, y han producido un mar de pobreza, de injusticia social y de sufrimiento evitable, en lugar de beneficios para todos.
Nos vemos obligados a volvernos hacia las utopías minimalistas, las que no pudiendo cambiar el mundo, pueden mejorarlo. Verdaderas utopías mínimas viables son: recibir un salario que atienda las necesidades de la familia, tener acceso a la salud, a la educación, disponer de lugares de ocio y de cultura y de una jubilación digna para enfrentar los achaques de la vejez. Estas utopías minimalistas son la base para utopías más altas: que los pueblos se abracen en la fraternidad, que no haya guerras, y que todos se unan para preservar el planeta. Es necesario hablar de la esperanza, que nos lleva a movernos, a proyectar sueños y utopías y nos permite sacar sabias lecciones de los fracasos y hacernos más fuertes en la resistencia y en la lucha. La esperanza tiene dos bellas hijas: la indignación y el coraje; indignación para rechazar las cosas tal como están y el coraje para cambiarlas. Una sociedad mejor es posible y necesaria. Debemos evocar la hija indignación frente a todo aquello que no respeta los valores y derechos humanos y los de la Naturaleza. Y también la hija coraje que se muestra en la voluntad de cambio, para conseguir una sociedad solidaria y fraterna, mediante una democracia participativa y ecológica. Hoy en nuestro mundo necesitamos las dos formas de esperanza, frente a la corrupción, la exclusión, la falsedad, la violencia y la mentira.
¡ RECUPERAR LA FUERZA POLÍTICA DE LA ESPERANZA !