Papel. Suplemento dominical de El Mundo.

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TELÉFONO MÓVIL E L P E O R C O P I LOTO

AXI MUNIAIN TRAS LA

OLA PERFECTA

VESTIR FEO E STÁ D E M O DA

N BIÉ AM S Y T LU N E D E BADO Á S A

DE EL MUNDO

Domingo 27 de agosto de 2017

1,5 €

LAS BRASAS EL AMO DE

PAPEL se vende el domingo con El Mundo por 2,80 euros. El resto de la semana, venta independiente por 1,50 euros.

¿PUEDE UN PARRILLERO SER EL MEJOR CHEF DEL MUNDO?

BITTOR ARGINZONIZ, EN LA COCINA DEL ASADOR ETXEBARRI


RAFAEL MARCHANTE

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Una veintena de ‘locos’ recorren el mundo persiguiendo monstruos de más de 20 metros de altura: las Olas Mutantes Gigantes. El surfero donostiarra Axi Muniain es uno de ellos, pero no arriesgan su vida sólo por hobby: «Buscamos la Santa Ola, el Santo Grial».

¿Cuál es ése instinto? Intentas abstraerte y la mejor forma es desconectar el cuerpo y abandonarte. Que la ola te lleve, no luchar con ella. Yo llevé el cuerpo a sus límites. Entonces hay un momento que piensas: «He perdido». Reconoces tu derrota y te invade una sensación de calma. TIEMPO ESTIMADO DE LECTURA ¡Agur! Hay cierto síndrome de EsOY CONSCIENTE DE QUE ME JUEGO tocolmo porque no culpas a la ola. Tú estás ahí arries8' la vida, pero no me planteo que puegando y ella no te ha empujado a ese extremo. La do morir. Cada día que salgo al agua siento ola cumple su cometido natural. dudas, pero siempre siento la llamada. Hay Muchos surferos no van a Nazaré por miedo... gente que busca olas más comerciales. Yo Es demasiado intenso. Las olas no solo llegan necesito olas que sean un desafío en cada separalelas, también hay diagonales y eso hace que el gundo de la cabalgada. Esa adrenalina es la que me hace seguir». Axi Muniain (Zarautz, 1982) cambió el skate por el surf por la insistencia de Charly, el hijo de Karlos Arguiñano. Hoy forma parte de la élite mundial de los tamañeros, como se conoce en el agua a la veintena de locos que recorren el planeta persiguiendo marejadas que crean monstruos de 20 metros: las llamadas Olas Mutantes Gigantes, las XXL. Cabalgan conscientes de que un error mínimo conlleva acabar sepultado bajo un muro de agua del tamaño de un edificio de siete pisos con resultados catastróficos. Este donostiarra dejó su trabajo de técnico mecanizado en 2001 para irse a Hawai a «empujar mis límites». Allí se dio cuenta de que cuando las condiciones eran adversas se sentía más cómodo que el resto. «Por eso dejé de competir, me convertí en el primer surfista libre y en 2007 comencé a perseguir marejadas», recuerda. Justo entonces, comenzaba a escucharse hablar de profesionales de las XXL en Australia: «Y me picó el veneno». Desde entonces ha sido cinco veces finalista de los premios XXL y la muerte le ha rondado. ¿Qué hace alguien cuando es devorado en las entrañas de una Ola Mutante Gigante? Es como meterte en una lavadora industrial gigante. Tu subconsciente te avisa de que estás en peligro, pero tienes que ser capaz de ahuyentar el temor para no entrar en pánico. Buscas un foco de atención, algo que te abstraiga. Yo me recreo en cifras. Comienzo a recitar: «84, 712, 324…». Ocupo mi mente mientras mi cuerpo recibe inputs que advierten una situación de peligro extremo. ¿Cuál es el momento más complicado? El del impacto, porque entras en shock. Los sentidos se disparan, tu cabeza comienza a recibir miles de estímulos y ninguno es bueno. La situación de riesgo dispara la adrenalina y el corazón comienza a galopar, pero tienes que dominar esa reacción defensiva del cuerpo. Debes calmar los latidos. ¡El estrés es la hostia! Y mientras luchas con la ola, paralelamente, estás evaluando la situación a partir de detalles como el descenso de la intensidad de las turbulencias o el timing de los latigazos que te sacude la ola. Es famoso tu accidente en Nazaré (Portugal), cuando te cayó encima una Ola Mutante de cinco plantas. El ruido es impactante, como si estallase una presa. Un impacto metálico. Me rompió el tímpano y casi pierdo el sentido. Sentí crujir toda la columna y pensé: «Me ha reventado por dentro». Lo veía todo blanco, pero no perdí la consciencia porque necesitaba estar despierto. Sabes que debes luchar, sale el instinto de supervivencia. CHUS TERÁN

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SIEMPRE


tentando cazarte a ti. Cuando tuve la súper comida, Francisco acabó también cazado por una ola, la moto terminó en las rocas y nos salvaron de milagro. Casi no lo contamos». Axi comprobó con preocupación en Jaw (Hawai) Uno puede creer que son unos suicidas inconscientes, pero nada más lejos que cada vez hay más gente que se apunta de la realidad, dice Axi, pues son los surfistas que más información a la moda de las XXL sin poner las medirecopilan: «Valoramos todas las variables meteorológicas y tenemos das de seguridad necesarias. «Se ha perdiun plan de rescate activado. Siempre pensamos en lo peor porque es do algo el respeto en el agua», denuncia. una posibilidad real». Muniain es un tipo didáctico que habla con la misma templanza con «Se ha producido una industrialización de esto y se ha perdido parte de la esencia y la la que se desempeña en el agua: «Hay varias formas de hacer surf. En magia del surf. Soy consciente de que me la cresta de la ola, delante de la ola, dentro de la ola… Para surfear una ola hay que comprar todo el paquete. No puedes surfear el tubo sin he prostituido y he prostituido un poco al FERMÍN surf al vender lo de las olas gigantes para pasar por la cresta. Y en las olas gigantes esas fases son más probleDE LA CALLE seguir dedicándome a ello. Es un bucle». máticas de gestionar por el peligro que conllevan». LOS LISTOS Munian se ha destacado por buscar Olas Según él, hay dos momentos claves al cabalgar una ola. «El priQUE VAN DE Gigantes Mutantes en escenarios desconomero es el de mayor incertidumbre, INTELIGENTES cidos. En San Juan de Luz, se empeñó en surcuando te descuelgas del balcón de la ola. fear a mano la Ola Imposible de Belharra y Si es una ola muy vertical, caes de la para ello se fabricó una tabla de cuatro mecornisa sin saber qué encontrarás detros con guías de plomo y la surfeó durante la gran bajo. La bajada es un punto crítico». tormenta en 2009. También viajó a Irlanda porque El otro es el tubo, lo que él llama «el orgas«es el puerto de las bajas presiones y allí convergen mo de la ola». «Si en una ola normal es el éxtamuchas tormentas». «Tengo un compañero que es sis, imagina en una gigante… El problema es oceanógrafo y me dijo que geológicamente es idéntique en una Ola Gigante Mutante más que disfruco a Australia», explica. «Me fui un invierno con tar se produce una explosión de adrenalina que tres compañeros, pasamos un frío cojonudo y a la debes controlar para mantenerte de pie duvuelta compré un camión y lo convertí en la Unirante la surfeada y no caer. Muchas veces no eres consciente de la burrada que has hecho hasta que dad de Vigilancia de Marejadas. Con Costa da Morciclo de turbulencias te complique la gestión interna de la respiración abajo. La falta de timing convierte en un infierno los revolcones. En Nazaré sabes cuando entras, pero nunca cuando sales.

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lo ves en vídeo. Pero el momento es mágico. Todo va a cámara lenta. No quieres que acabe y gritas liberando adrenalina porque estás cabalgando la ola. ¡Esa sensación es la hostia! Para eso fuerzas la máquina y empujas tus límites. La diferencia con otras olas es que lo que en las normales es un trámite para llegar al tubo, en la gigante es un riesgo extremo porque te juegas que te devore. Y ese riesgo crea adicción». En Nazaré lanzó a su compañero sardo Francisco Porcella a una ola de 22,3 metros. «Le lanzas, se levanta el muro y le dejas de ver. Se te dispara el corazón y buscas si ha caído. Y mientras, tienes a otro monstruo de 20 metros in-

te pasó algo parecido. Allí encontramos olas que jamás habrá en el Cantábrico». Sólo en una ocasión ha temido por su vida antes de entrar al agua: «En Marruecos, en Safi, hace tres años. Entraba la Tormenta de Hércules e invitamos a los grandes surfistas australianos. Desayunando un croissant a las 5:30, pensé: ‘Igual es lo último que comes, Axi’. Daba pánico la que se estaba montando. Rompimos las expectativas. Fue mágico». Así es la vida de Axi Muniain un tipo poco convencional que ha convertido su hobby de perseguir marejadas en un deporte de riesgo: «No somos hippies que se lanzan a la aventura», dice. «Buscamos la Santa Ola, el Santo Grial». @FermindelaCalle SIEMPRE

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