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CONSERVAR CÓMO HICE PARA…

Mi Buen Nombre

Pero el peor precio por la mora fue mi reputación, la cual se puso en tela de juicio al obtener una baja calificación en el sistema bancario, una calificación injusta, que en teoría solo se le debe otorgar al cliente que no vuelve a pagar y se pierde. Nosotros, en cambio, siempre dimos la cara, solo que nos tocó hacer una reestructuración de las deudas, ampliando el plazo para pagarlas a cinco años.

El compromiso de pago lo he venido cumpliendo, pero como desafortunadamente uno de los nueve bancos con los que tenía crédito me calificó en K (cuenta castigada), publicándolo en centrales de riesgo; los proveedores nos cerraron las puertas.

La situación de Ferretería Imperial ha sido muy crítica desde entonces. Hemos perdido más de 20 mil millones de pesos, por la ausencia de los créditos. Mi conclusión es que estuve “en el lugar equivocado", pero con el tiempo los demás bancos me vienen calificando en E, D, C y B. Tuve que incurrir en demandas para que me retiraran las malas calificaciones.

Me afectaron en lo económico y en lo moral, en mi credibilidad. Muchos conocidos y empresas prefirieron creerle al banco y no a mí, sabiendo que siempre he sido una persona muy honesta, que durante 40 años he estado en el gremio.

Ese mal testimonio casi me acaba. Pero, con la ayuda de Dios y del equipo de trabajo, ya estoy en una deuda sostenible y terminaré de cumplir a los bancos para sacar la empresa adelante. Seguimos importando, pagando casi de contando, pues cualquier importación debe ir avalada por un banco, o ser pagada con tres meses de anticipación.

Actualmente debo solo 10 por ciento de la deuda total. Afortunadamente los buenos amigos me han favorecido. Mi buena imagen de toda la vida y mi responsabilidad, me han sostenido. Por eso pude sobrevivir a esta gran dificultad.

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