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EL ESPÍRITU DE LAS BEBIDAS

LA HISTORIA DE LAS BEBIDAS ALCOHÓLICAS VA DE LA MANO DE LA HISTORIA DEL HOMBRE.

Como algunos de los grandes inventos y sucesos en la historia de la humanidad que se deben a casualidades o intentos fallidos de algún ser humano por buscar la grandeza absoluta o la inmortalidad de su nombre a través de sus creaciones, las bebidas espituosas deben su existencia al azar.

El origen de la destilación está directamente ligado a la alquimia, donde el fundamento era “hacer surgir lo contenido y lo oculto” y buscar el elixir de la eterna juventud.

El alquimista, médico y astrólogo catalán Arnaldo de Villeneuve en el siglo XIII y XIV, luego de aprender de los árabes la técnica de la destilación, plasmó en su primer tratado, titulado Conservando la juventud (elixir de la vida eterna), que: “El Agua Ardens o Agua de Vida, no sólo es una bebida corriente apropiada para facilitar la digestión, sino sobre todo un brebaje milagroso capaz de asegurar la juventud y larga vida a aquel que la consuma”

Luego en el siglo XIV, el también médico y alquimista mallorquín Ramón Llul, alumno y discípulo consagrado del catalán, consagró en sus estudios el siguiente pensamiento: “El Aqua Vital Ardens o Agua Ardiente de Vida, es como el consuelo del cuerpo humano”

Por las casualidades de la vida, el alcohol conservó su mágico nombre en distintos extremos de Europa: los franceses lo llamaron eau-de-vie; los italianos, acquavite; los daneses, Akvavit y los suecos, Aquavit

Estas convergencias filosóficas subrayan hasta qué punto se apreció el alcohol en esa época, claro está, sin llegar a adquirir el significado sacramental de vino. Sin embargo, también se le confirió un aura universal: absolutamente nadie ponía en duda que este brebaje confería a la gente la fuerza física necesaria que asegurar una mayor producción en sus quehaceres. Tuvo que llegar el veredicto de los especialistas en nutrición que, muchos años más tarde, con argumentos sólidos derrumbaron la panacea del Agua de Vida.

De Egipto al mundo árabe

Por su parte, algunos de los primeros intentos de sublimación de los líquidos se otorgan a los griegos. Aristóteles menciona prácticas que tenían el fin de potabilizar el agua del mar, sin embargo, es de Egipto de donde proceden las referencias más claras de la historia. Por ejemplo, en la biblioteca de San Marcos, en Venecia, se conserva un manuscrito de una tal Cleopatra, en los cuales se relatan los trabajos de María la egipcia y a la cual se le atribuye el descubrimiento del tan afamado “Baño de María”

Durante la Edad Media la destilación había seguido su curso, tomando los monasterios como lugares de fabricación y desarrollo. No hay que olvidar que en un principio estos producían alcoholes toscos, rudos y de mal sabor, que eran empleados en gran parte con fines medicinales; con la dedicación de los monjes, quienes fueron agregando flores, frutas y plantas a estas bebidas, se logró que los licores producidos por ellos fueran muy apreciados por las cortes Europeas.

Con el racionalismo y el relacionalismo nació la ciencia moderna, y la alquimia y la química tomaron rumbos separados. A finales del siglo XVIII, la destilación cambió totalmente a través de del invención del señor Edward Adam, quien creó un sistema de rectificación de alcoholes, el cual consistía en someter estos alcoholes a una segunda destilación. Implantada esta operación comenzaron a eliminarse los malos sabores del producto final.

Era el comienzo de un nuevo producto, lleno de calidad, y además del nacimiento de la llamada destilación discontinua o doble destilación y llegar a lo que hoy es el refinado y rico universo de las bebidas alcohólicas.

Durante la Edad Media la destilación había seguido su curso, tomando los monasterios como lugares de fabricación y desarrollo.

Es así como los espirituosos constituyen a través de la historia de la humanidad una familia más compleja de lo que frecuente vemos y saboreamos en una botella, cuando no más numerosa que la de los vinos.

A finales del siglo III, Zoísmo el alquimista, egipcio de origen griego, plasmó y describió con precisión en su obra Sobre los instrumentos y los hornos, actualmente en la Biblioteca Nacional de París, la figura del alambique.

Siglos más tarde, las conquistas árabes acabaron con el poderío intelectual de los egipcios, los griegos y los romanos y todos los conocimientos de la cultura de la destilación se trasladaron de las riberas del río Nilo al mundo árabe y después a Europa occidental.

Sólo diríamos que hay una cosa segura en esta materia: por muy lejos que nos remontemos en la noche de los tiempos, nunca veremos en los hombres falta de imaginación y ello se refleja en la variedad de bebidas espitiruosas que han existido a través de la historia y que se lanzan a diario al mercado mundial, las cuales buscan el de satisfacer nuevas tendencias por parte de los consumidores. Desde aquel fermentado de avena con el que el Noé bíblico se embriagó antes del diluvio universal hasta los cocteles embotellados de hoy en día.

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