Entrevista. Enrique Luengo Nicola, geógrafo y observador del Observatorio Meteorológico de Ciudad Real

Enrique Luengo Nicolau

Geógrafo y observador del Observatorio Meteorológico de Ciudad Real

Enrique Luengo lleva 30 años analizando las temperaturas de Ciudad Real, la precipitación, la evaporación, la radiación solar..., estudiando los registros de los últimos 30 años para tener un mapa preciso de la variación climática en nuestro territorio, aunque la biblioteca del Observatorio atesora ejemplares del tiempo desde 1903. Los datos no engañan respecto al cambio climático, por lo que insta a frenar desde ya el proceso de desertificación y el déficit de agua existente.

“Estamos observando un aumento de las temperaturas, el cambio climático es innegable”

Pregunta. ¿Cuándo se pone en funcionamiento el Observatorio Meteorológico?

Respuesta. La reina Isabel II constituyó la red de observatorios española en 1868, desde entonces el Observatorio ha venido funcionando en el centro de Ciudad Real, en el antiguo convento de la Merced, hasta el año 1970 que se trasladó al enclave actual, justo al lado de la Facultad de Educación.

P. ¿De qué se ocupa un Observatorio Meteorológico?

R. De estudios de todos los factores que intervienen en la Meteorología. Los más clásicos son las temperaturas y las precipitaciones, pero también los vientos, la radiación solar, la visibilidad, la nubosidad… la visibilidad es importantísima en causas judiciales sobre accidentes de tráfico, y no digamos en el funcionamiento de nuestro aeropuerto; para determinadas utilidades agrícolas también se mide la temperatura a ras de suelo y subsuelo; controlamos la evaporación y también observamos los meteoros acaecidos sean tormentas, rocío, escarcha, calima, etcétera.

P. ¿Hasta qué punto es importante la Meteorología en nuestras vidas?

R. Repercute en todo y en todos de forma directa o indirecta. En el pasado, cuando dependíamos más del campo, nuestros agricultores miraban al cielo vaticinando el tiempo que iba a hacer. Ahora vivimos en una sociedad de servicios pero seguimos ligados al tiempo, una mala racha de nieve o lluvias en EE. UU. se acusan pronto en el precio de los cereales o en el transporte; en el turismo, nadie se va de viaje si hace mal tiempo en condiciones normales; o los daños que provocan las tormentas a nivel agrícola o de protección de bienes, como vimos en la granizada de agosto en Ciudad Real.

P. Hablando de granizadas, ¿pueden volver a producirse fenómenos como éste o Filomena, o son episodios aislados?

R. Son casos aislados, si bien se ha comprobado que numéricamente, bien por intensidad o por repetición de sucesos, existe un ligero aumento de esos episodios, al igual que ocurre con los huracanes. El calentamiento provoca un aumento de la evaporación de agua y con ello una atmósfera más inestable, dando como resultado procesos meteorológicos más ‘violentos’, como fuertes tormentas u olas de calor más duraderas. En el estudio de los sucesivos treintenios que determinan fielmente los valores climáticos, se puede comprobar cómo se ha alterado la variable de temperatura hacia un clima más cálido y el perfil de lluvias también ha cambiado: antes las más importantes eran las borrascas atlánticas, superadas ahora por tormentas y chubascos, una precipitación mucho más convectiva, con la que se desaprovecha más el agua, es más dañina y no recarga bien los acuíferos.

P. ¿Qué cambios se han producido desde que hay registros en el Observatorio?

R. Estamos comprobando un calentamiento y un aumento de las temperaturas, el cambio climático es algo innegable e indiscutible. Llevo 30 años en el Observatorio y la temperatura media en Ciudad Real puede haber aumentado cerca de 1ºC más, pero en un par de años el haber subido un par de décimas más de lo normal, parece poco, pero es una burrada. Como objetivo mundial se ha fijado en el Acuerdo de París no rebasar 2.0ºC (dos grados) de media anual a finales de siglo, parece que no es nada, pero un aumento superior a los dos grados en ese tiempo puede cambiar la vida por completo. Y como no somos muy consecuentes y es difícil frenar la inercia de este tren, nos podríamos ir a 3 ó 4ºC y en

esa tesitura, no es solo cuestión de que haga más calor en la Tierra, sino de que no vamos a tener qué comer ni qué beber.

P. ¿Y cuál sería el escenario con un calentamiento de dos o tres grados más?

R. Aparte del propio calentamiento, hay ciertos umbrales que si se superan se convierten en procesos irreversibles, en la comunidad científica existe mucha incertidumbre al respecto. Una de las consecuencias sería la imposibilidad de llevar a cabo determinados cultivos. Otra de las consecuencias sería el avance del proceso de desertificación, estamos viendo cómo lo que antes se ceñía a la zona murciana y almeriense, se está yendo a media

“El estudio de los treintenios está constatando un aumento de las temperaturas y una lluvia más convectiva, con la que no se aprovecha tanto el agua y es más dañina

Andalucía, Albacete, el Valle del Ebro, la zona centro… Realmente hay un déficit de agua tremendo.

P. ¿Y qué podemos hacer como ciudadanos para frenar el cambio climático?

R. Aparte de cerrar el grifo cuando nos lavemos los dientes, hay que exigir cambios de importancia a quienes nos están conduciendo a esta situación, a los que tienen mayor poder de decisión, como ha hecho la niña sueca Greta Thunberg. No hace falta salir de La Mancha para ver el proceso de desertificación, hace años teníamos paraísos acuáticos, ahora enclaves, como las Tablas de Daimiel hoy son un bebedero de patos, mantenidos artificialmente con una serie de bombeos. De continuar así, se producirán aumentos de precios de productos básicos, batallas por el agua…, por lo que o exigimos que las cosas cambien algo o apaga y vámonos. Suena crudo, pero la situación es esa desde mi punto de vista como observador meteorológico y como geógrafo.

P. Respecto al cambio climático, ¿hay algo positivo?

R.Creo que no. De cara a la galería todos somos muy verdes y cívicos, pero para frenar el cambio climático hay que invertir dinero en ciertos sectores y dejar de ganarlo en otros… Los avances tecnológicos en agricultura están muy bien, pero se han aplicado de forma más productivista que ambientalista, se ha pasado de viñedo de secano a uno de regadío, un riego que consume poco, es cierto si lo comparas con regar a espuertas, pero no con la viña de secano. El actual consumo hídrico agrario es una de las cosas que habría que recortar ya, no solo para que aparecezcan los ojos del Guadiana, sino porque no hay agua para todo ni para todos. A la población se le está concienciando bastante, cerrar el grifo en casa supone en torno a un 5% de ahorro, pero en el regadío (80%) hay intereses que parecen estar por encima de los intereses generales, incluso se está llegando a descartar el agua del subsuelo para el consumo humano en La Mancha.

P. ¿Por qué Almadén suele dar la temperatura más cálida?

R. En la provincia contamos con un rango de variaciones climáticas tremendo. Pese a que no tenemos alta montaña, existen zonas mesetarias continentales como La Mancha, áreas frías como los Montes de Toledo o partes más sureñas de un clima más andaluzextremeño como Almadén. Aunque parezca montañoso, su nivel sobre el mar es muy bajo, inferior a 500 metros, conecta con la influencia atlántica del suroeste, dándose más lluvias y más calor. La zona más caliente de la provincia probablemente sea Guadalmez, a 355m de altitud en la esquina suroeste de la provincia.

P. El Observatorio cuenta con una importante red de colaboradores. Cuénteme cuál es su cometido.

R.Para una buena caracterización climática necesitas muchísimos datos así como disponer de una buena cobertura de puntos de observación. En la provincia está el Observatorio de Ciudad Real y el del aeropuerto, la Base de Almagro, 8 estaciones automáticas dispersas por la provincia y una red de 6070 abnegados colaboradores, entre agricultores, profesores y cooperativas que aportan mucho a la hora de estudiar el clima de la región, sectorizando Ciudad Real en áreas localizadas y concretas, y para estudios agrícolas, pólenes, etcétera.