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Familia Chrysopidae

(“mulitas”), unas viven camufladas sobre troncos y otras construyen trampas de foso para cazar hormigas (hormigas león, Myrmeleontidae). Las pupas se desarrollan dentro de un capullo de seda producida por los tubos de Malpighi y excretada por el ano de la prepupa. Los adultos son más llamativos y visibles que las larvas, presentan patrones en las alas (Myrmeleontidae, Polystoechotidae), algunos parecen libélulas (Myrmeleontidae y Ascalaphidae), otros tienen patas delanteras raptoriales (Mantispidae) y los Hemerobiidae son pequeños y de cuerpo frágil.

IDENTIFICACIÓN: tamaño pequeño a grande, 8-60 mm, cuerpo relativamente suave; color y forma variable. Cabeza hipognata, partes bucales masticadoras. Antenas filiformes, pueden presentar una maza apical. Alas membranosas, ovaladas. Alas anteriores y posteriores similares; alas posteriores rara vez reducidas, ausentes o modificadas. Alas en reposo generalmente colocadas en forma de techo sobre el cuerpo. Tarsos con cinco segmentos. Abdomen con 10 segmentos. Ovipositor generalmente poco visible o evidente (inconspicuo).

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FAMILIA CHRYSOPIDAE

“Crisopas”

IMPORTANCIA: son insectos benéficos depredadores de diversas plagas de cultivos, principalmente pulgones, araña roja (ácaros) y huevos de mariposa; se encuentran de manera natural en los agroecosistemas, especialmente asociados a pastizales, debido a que se alimentan del polen de las gramíneas. Dos especies de Chrysoperla ocurren en C.R.: Chrysoperla externa, distribuida en todo el territorio nacional hasta los 2.200 m y Chrysoperla exotera, que se ha registrado únicamente en el pacífico hasta los 1.000 m; del género Ceraeochrysa se conocen 20 especies.

BIOLOGÍA: adultos nocturnos, son atraídos por la luz, por lo que a veces se les ve dentro de las casas. Algunas especies poseen órganos auditivos en las alas delanteras que les permite detectar las señales ultrasónicas de los murciélagos, para esquivar sus ataques. Sus huevos son inconfundibles, ya que están adheridos a la superficie por medio de un filamento, semejando alfileres (Fig. 101). Larva de forma variable; depredadoras de Sternorrhyncha (Hem.), pero también se alimentan de larvas y huevos de otros insectos y de ácaros (Fig. 101). La pupa se desarrolla dentro de un capullo redondo característico. A menudo las larvas se camuflan con pequeños fragmentos y parecen basurillas ambulantes (“mulitas”). Las hembras de Chrysoperla ponen sus huevos de manera solitaria, mientras que Ceraeochrysa los pone agrupados; ambas cerca de las secreciones azucaradas de “homópteros”. En Chrysoperla

Figura 87. Ciclo de vida de una crisopa (Neu.: Chrysopidae).

las larvas son desnudas, y en Ceraeochrysa se cubren con materiales o los restos de sus presas.

La principal estrategia para atraer crisopas adultas a las áreas de cultivo consiste en proveer vegetación nativa con abundantes flores. Es importante reconocer sus huevos ya que se pueden confundir con hongos y ser eliminados por error.

IDENTIFICACIÓN: las crisopas son fáciles de reconocer por su apariencia característica, generalmente de color verde, aunque pueden ser grises, amarillas, café o negras. Tamaño mediano, 8-40 mm (Fig. 101). Se caracterizan por presentar una amplia área costal en las alas, en la que se ubican una serie de venas transversales, las cuales no se bifurcan. En C.R. los adultos de Chrysoperla se reconocen por tener una manchita roja en la gena (mejilla) y Ceraeochrysa por diferencias en los genitales masculinos. Se conocen unas 72 especies de crisopas en C.R.

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