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Familia Vespidae
de la papa Phthorimaea operculella (Lep.: Gelechiidae), Diadegma spp. (Campopleginae) y Diadromus collaris (Ichneumoninae) para el control de Plutella xylostella (Lep.: Plutellidae).
BIOLOGÍA: la mayoría son parasitoides de insectos con metamorfosis completa y arañas (menos frecuente). Principalmente solitarios, muchos son idiobiontes endoparasíticos y koinobiontes ectoparasíticos y presentan hiperparasitismo. Generalmente parasitan larvas y pupas de insectos. Los adultos se alimentan de sustancias azucaradas de plantas y excreciones dulces de homópteros.
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IDENTIFICACIÓN: tamaño 2-61 mm. Cuerpo delgado; muchos con patrones de color contrastantes (negro con anaranjado) o de un solo color que varía del negro al amarillo. Antenas largas con más de 16 segmentos, generalmente mayor a 30 segmentos. Primera celda submarginal y primera celda discoidal generalmente confluentes formando una singular celda que recuerda la cabeza de un caballo (Fig. 163).
Figura 163. Venación de Ichneumonidae.
FAMILIA VESPIDAE
IMPORTANCIA: los véspidos son enemigos naturales de plagas agrícolas principalmente de larvas de Lepidoptera. La subfamilia Polistinae es la más reconocida. P.ej.: Polistes contribuye al control de Plutella xylostella (Lep.: Plutellidae) en repollo y del gusano cortador Spodoptera frugiperda (Lep.: Noctuidae). A pesar de ser insectos benéficos los véspidos son reconocidos y temidos por sus dolorosas picaduras, que pueden provocar la muerte en caso de presentarse alergias. Sin embargo se debe promover a los véspidos como parte de la fauna benéfica del agroecosistema y evitar que se eliminen sus nidos, cuando estos no representen un riesgo.
BIOLOGÍA: los véspidos habitan en nidos construidos por ellos, en cavidades o en nidos robados, los materiales de construcción son barro o fibras vegetales masticadas. Las larvas se alimentan principalmente de artrópodos,
aunque pueden incluir en su dieta sustancias dulces y po- a) len. Los adultos aprovisionan el nido con presas, en su mayoría con larvas de Lepidoptera. Buscan activamente su presa, la cortan con las mandíbulas, la enrollan formando una bola y la transportan con sus mandíbulas al nido, pueden realizar varios viajes en caso de presas b) grandes; los Masarinae son los únicos véspidos que almacenan polen y néctar en sus nidos.
IDENTIFICACIÓN: tamaño mediano a grande, 4,5-25 mm. Cuerpo moderadamente robusto, color generalmente negro y amarillo. Antenas no clavadas; 12 Figura 164. Avispas: a) Nido; b) Alas plegadas en reposo (Hym.: Vespidae). segmentos en hembras y 13 segmentos en machos (generalmente curvadas en el ápice). Las alas forman pliegues cuando se cierran sobre el dorso (Fig. 147). Ala anterior con la primera celda discal muy larga; prácticamente de la misma longitud que la mitad del ala, ala trasera con celdas cerradas (Fig. 165).
Figura 165. Venación de Vespidae, flecha marcando la celda discal alargada.
El Control Biológico
No todos los insectos son “malos”; la mayoría tienen funciones ecológicas que hacen posible la vida en este planeta, como el reciclaje de nutrientes y la polinización, por consiguiente muchos pueden ser aprovechados para nuestro beneficio. En el campo agrícola contamos con el control biológico para combatir plagas; se define como el uso de organismos vivos, tales como depredadores y parasitoides para el control de otros animales y plantas.
Existen diferentes tipos de control biológico: el control biológico natural que regula la población de fitófagos sin la intervención del hombre, mediante la presión que ejercen los enemigos presentes en el agroecosistema. El control biológico clásico: la introducción de enemigos naturales para controlar plagas que también son exóticas, debido a la ausencia de enemigos naturales en los países donde la plaga fue introducida; procura el establecimiento del agente controlador para asegurar el control permanente. Otra estrategia es la reproducción masiva de los agentes de control biológico, nativos o introducidos, en el laboratorio para realizar sueltas programadas en los cultivos; esta es conocida como control biológico aumentativo. Y por último, pero no menos importante, el control biológico por conservación (CBC) que está tomando fuerza en los últimas décadas y que se basa en el manejo del hábitat para favorecer a los enemigos naturales que existen en el agroecosistema.
Todas los tipos de control biológico han tenido casos de éxito sin embargo algunos como el control aumentativo y clásico requieren de gran inversión económica y representan un riesgo para la biodiversidad de insectos benéficos nativos, debido a las pocas regulaciones y control para la introducción de agentes de control exóticos. Por lo que es oportuno resaltar el potencial del CBC en un país tan rico y biodiverso como el nuestro.
Las prácticas de CBC se enfocan en aumentar y prolongar la ocurrencia de los enemigos naturales mediante el abastecimiento de recursos alimenticios, plantas hospederas y la disminución de predadores y parasitoides que afecten a los agentes de control, entre otros. Como en cualquier tipo de control biológico, requiere de un profundo conocimiento de la historia natural del enemigo y de la plaga para poder detectar cuáles recursos son escasos o ausentes en las fincas. Afortunadamente la mayoría de los insectos benéficos utilizan los recursos que proveen las plantas, tales como refugio, polen, néctar, sitios de anidamientos y reproducción, los cuales se pueden proveer fácilmente mediante el manejo de las fincas productivas y áreas circundantes.
Algunas recomendaciones para el aprovechamiento de los enemigos naturales en los agroecosistemas son:
Proveer recurso florístico: muchos insectos benéficos se alimentan de flores en su etapa adulta, como los sírfidos depredadores (Dip.: Syrphidae) cuyas larvas se alimentan de pulgones, mosca blanca, escamas y larvas de mariposa, y los adultos necesitan del néctar como energía para el vuelo y del polen para su maduración sexual. Se ha demostrado que la diversificación de plantas aumenta las poblaciones de insectos depredadores y parasitoides y por lo tanto se favorece el control natural de plagas. Se recomienda proveer flores abiertas ya que tienen el polen expuesto y forman una pista de aterrizaje, específicamente los colores blanco y amarillo atraen a dípteros e himenópteros. Algunas especies utilizadas son: el culantro de castilla Coriandrum sativum (Apiaceae), trigo sarraceno Fogoporium sculentum (Polygonaceae) y alyssum Lobularia maritima (Brassicaceae).
Proveer plantas nectaríferas: algunas plantas poseen nectarios dentro o fuera de las flores que son glándulas productoras de néctar, compuesto principalmente por azúcares, aminoácidos y minerales, que es la fuente de alimento para muchos insectos benéficos específicamente avispitas parasíticas muy pequeñas. En C.R. se ha trabajado con plantas nectaríferas principalmente en zonas bajas, con excelentes resultados en el control de plagas en palma aceitera. Algunas de las especies utilizadas son: el bledo, Amaranthus spinosus (Amaranthaceae); las asteráceas (Asteraceae): santa lucía, Ageratum conyzoides; moriseco, Bidens pilosa; pincelillo, Emilia fosbergii; y el botón de oro, Melampodium divaricatum; también el candelillo Cassia tora (Fabaceae), y la candelilla Hamelia patens (Rubiaceae), entre otros.
Proveer refugio: las áreas de refugio son fundamentales para muchos insectos ya que les permite escabullirse de los depredadores, protegerse de las condiciones ambientales (lluvia y sol), refugiarse durante la noche y contar con perchas para despliegues y reproducción. Las insectos viven entre la vegetación por lo que algunos creerán que las plantas cultivadas son suficientes para ellos, sin embargo los cultivos no conforman un refugio estable y son muy monótonos y uniformes con respecto a su estructura. Por lo que se hace necesario la incorporación de plantas arbustivas y árboles diferentes para proveer varios microhabitats que satisfagan las condiciones para una mayor diversidad de insectos benéficos. Por ejemplo las mantis religiosas que son depredadores generalistas que contribuyen al equilibrio de la entomofauna frecuentemente ponen sus huevos en arbustos. Con este fin se puede aprovechar la vegetación que crece naturalmente a los bordes de los cultivos, aunque una forma más eficiente es la siembra de plantas arbustivas en combinación con plantas nectaríferas y flores en los bordes y dentro de las plantaciones con el fin de permitir el establecimiento y mayor movimiento de las enemigos naturales en todo el agroecosistema. Algunas de las plantas utilizadas con este propósito son: cinco negritos Lantana camara (Verbenaceae), Senna pallida y la falsa dormilona Chamaecrista sp. (Fabaceae).
Proveer hospederos/presas alternativas: suministrar fuentes de alimento abundantes en el espacio y tiempo es fundamental para el establecimiento de enemigos naturales, especialmente en momentos de escasez de la plaga para evitar que los enemigos naturales se marchen de las plantaciones. Las fuentes naturales de presas alternativas y enemigos naturales son los hábitats circundantes y los bordes de cultivos. Además, se utilizan plantas reservorio que hospedan fitófagos que son presa para los enemigos naturales pero que no atacan los cultivos. Esta estrategia ha demostrado ser un sistema de bajo costo que incrementa los enemigos naturales y permite el control preventivo de plagas, ya que los enemigos naturales se mantienen en el agroecosistema aún en ausencia de los cultivos.
Un aspecto relevante son los umbrales económicos que permiten mantener poblaciones residuales de fitófagos, sin que provoquen un daño significativo al cultivo y a la vez asegurar la supervivencia de los enemigos naturales.
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Lámina 3. Plantas de importancia en el control biológico por conservación: a) Bledo, Amaranthus spinosus; b) Santa Lucía, Ageratum conyzoides; c) Moriseco, Bidens pilosa; d) Pincelillo, Emilia fosbergii; e) Botón de oro, Melampodium divaricatum; f) Candelillo, Cassia tora; g) Candelilla, Hamelia patens; h) Cinco negritos, Lantana camara.