ALFAFAREJANT. Tot el que voldries saber d'Alfafar. 7

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Alfafar también es música

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i hay un fenómeno cultural relevante en las últimas décadas en la Comunidad Valenciana es el de las sociedades musicales locales. Es difícil encontrar un municipio de más de 200 habitantes sin banda local, que han acercado la educación musical a cada rincón del territorio y han sido la cantera de miles de músicos, compositores y directores valencianos. En este nuevo número de Alfafarejant nos adentramos en el fenómeno de las sociedades musicales de la mano de tres de nuestras entidades que surgieron por la iniciativa personal de vecinos y vecinas de Alfafar amantes de la música: el Centre Instructiu Musical, la Agrupación Musical Orba y la Orquesta de Pulso y Púa Celia Giner. Como cada martes, Nacho ha recorrido 40 kilómetros para acudir al ensayo semanal de la Orquesta Pulso y Púa del Barrio Orba. Ya jubilado, es uno de los músicos que se han incor-

porado recientemente a la orquesta. «Gracias a ellos y por culpa de ellos, a mis cincuenta y veinte años estoy aprendiendo solfeo. Con 8 años toqué la guitarra por primera vez en un escenario, pero siempre lo he hecho de oído. Me está costando, pero estoy aprendiendo muchísimo y estoy encantado con la armonía y el compañerismo que se vive aquí». Nacho es solo un ejemplo de los miles de músicos que aglutinan las agrupaciones amateurs en nuestro entorno. No se puede entender hoy nuestro territorio ni idiosincrasia sin el papel relevante de las entidades musicales a nivel local. Sin duda, en la Comunidad Valenciana, las sociedades musicales representan el principal agente cultural. Desde hace más de cien años, cuando empezaron a fundarse, estas entidades se han erigido como un potente mecanismo de socialización que, además, han posibilitado la participación, la formación y práctica musical y la vertebración social de


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barrios y municipios. condición económica y social. Las cifras avalan la relevancia La red de escuelas de música y fortaleza del tejido asociavinculadas o nacidas a partir tivo musical valenciano. La de las sociedades musicales Federación de Sociedades no solo ha sido clave en el Musicales de la Comunidad desarrollo de la educación Valenciana (FSMCV) agrupa musical de nuestros municialrededor de 550 entidades pios, sino que ha sido la cancon unos 40.000 músicos tera de músicos, directores que representan casi el 50% y compositores que después del total de toda España. Con han nutrido bandas y orquesmenor o mayor trayectoria, es tas a lo largo del territorio. difícil encontrar un municipio Además de constituir, en valenciano de más de 200 muchos casos, la única oferta habitantes que no tenga su sociocultural de los pequeños propia banda o entidad musi- municipios. cal. De hecho, están presentes en el 90% de las localidades de Alicante, Castellón y Valencia. El caso de Alfafar también es singular ya que son cinco las sociedades musicales nacidas a partir de la participación social y del voluntarismo de vecinos y vecinas amantes de la música: el Centro Instructivo Musical de Alfafar (CIMA), De banda primitiva a banda Amics de la Música, la Banda del CIMA de Cornetas y Tambores, la A principios del siglo XX se Orquesta de Pulso y Púa Celia registran las primeras socieGiner y la Agrupación Musical dades musicales valencianas. Orba (AMO). Tradicionalmente, las primePero más allá de ras bandas localos números, el “Alfafar cuenta con les sin influencia valor de las somilitar surgiecinco sociedades ciedades reside ron ligadas a musicales nacidas a en su capacidad centros religiopartir de la participación a lo largo de las sos, recreatisocial: el Centro décadas de devos o casinos. Instructivo Musical de mocratizar el acY, también, en Alfafar, Amics de la ceso a la música muchas ocasioMúsica, la Banda de y acercarla a nes, a la iniciaCornetas y Tambores, cualquier rincón tiva particular la Orquesta de Pulso del territorio y de amantes de y Púa Celia Giner y la a la población la música o de Agrupación Musical independiengrupos de ami” Orba. temente de su gos. Así lo fue en

el caso de la banda del CIMA y de las sociedades musicales del Barrio Orba de nuestro municipio. Los orígenes de la banda del Centro Instructivo Musical de Alfafar se remontan al año 1850, cuando Ramón Navarro Lacreu, maestre de escuela y organista de la parroquia de Alfafar, fundó la Banda Primitiva, la primera banda del municipio que subsistió gracias a la implicación de los músicos y de sus diferentes directores. Fue en 1956 cuando se inauguró el Centro de la calle

Cánovas que acoge los ensayos de la banda, así como de su escuela, l’Escola de Música d’Alfafar. Desde entonces, son centenares los músicos que han pasado por el CIMA y que han contribuido a algunos de los logros de la banda, las menciones de honor y el 2º puesto alcanzado en el Certamen Internacional de Bandas de Valencia, una banda que se nutre cada año de músicos de su escuela. «Nuestro principal objetivo es educar en valores, tanto musicales como humanos. No formamos para ser profesionales de la música, formamos para disfrutar de ella y si en el camino algún alumno o alumna quiere o tiene vo-

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cación para seguir los estudios musicales le alentamos y apoyamos», explica Francisco Llorens, quien desde septiembre de 2011 es el director de la Banda Sinfónica del CIMA y el director de la escuela. L’Escola de Música d’Alfafar es un centro educativo de formación musical integrado por alumnos desde un año hasta los noventa. Actualmente en la escuela, que cuenta con una plantilla de 14 profesores, son alrededor de 80 los alumnos matriculados en las distintas especialidades educativas que oferta (estimulación temprana, lenguaje musical de entre 8 y 12 años y para adultos, coro infantil, banda de iniciación, preparación a las pruebas de acceso a las Enseñanzas Profesionales Superiores, etcétera.). Durante todo el curso escolar se mantiene una intensa actividad musical con la celebración de audiciones, conciertos didácticos en los centros educativos de Alfafar, pasacalles o festivales con otras escuelas del entorno del municipio que además de promover la convivencia de los alumnos con nuestro entorno social y cultural contribuyen a mantener su motivación ante el esfuerzo y complejidad que conlleva aprender un instrumento. «Desde el claustro de profesores somos plenamente conscientes de la sobrecarga lectiva que supone llevar a la vez los estudios obligatorios con los musicales. Hacemos de la música una enseñanza atractiva y vital, con planes de estudios adaptados para que puedan sobrellevar a la par las dos enseñanzas. Sin duda, también es muy importante el apoyo de los padres y madres, a los que hacemos partícipes del progreso de sus hijos», expone Llorens, para

quien los estudios musicales conllevan beneficios al alumnado en sus estudios obligatorios. Francisco Llorens, clarinetista profesional, llegó a la Banda del CIMA a partir de la iniciativa del antiguo director, Rafa Pascual, y del presidente de la sociedad, Miguel Chafer. Su afición como director nace durante sus años de estudiante en el Centro Artístico Musical de Moncada, cuando observó el trabajo de los directores que pasaron por su banda. Considera que desde entonces la figura del director ha evolucionado y cambiado totalmente. «Las funciones del director se han multiplicado y diversificado. Además, se ha profesionalizado mucho más, ya no se limita a ir dos días al ensayo e irse a casa hasta el siguiente. Implica mucho más. Para definir lo que es hoy un director en una banda utilizaría la palabra coach, es la persona que hace funcionar al colectivo de músicos con diferentes niveles y maneras de pensar, hace que todos vayan a una», recalca Llorens, y en ello radica la complejidad de dirigir una banda, a lo que se suma cuestiones como la formación constante, adecuar el repertorio a las características del grupo, dinamizar las “Las sociedades relaciones musicales han interpersonales posibilitado la y mantener la participación, la motivación del formación y práctica músico. musical y la Tanto esfuerzo vertebración social de y tantas hobarrios y municipios.” ras de trabajo posibilitan una


mayor satisfacción. «Lo más gratificante es la sensación del músico después del concierto. Bajar del escenario con la sensación del trabajo bien hecho. Los aplausos del público son muy importantes para los artistas, ver que el salón de conciertos está lleno. También llena mucho ver cómo van entrando a formar parte de la banda nuevos educandos, la ilusión que tienen y el progreso que van teniendo, o ver cómo músicos que por circunstancias habían dejado la banda han vuelto a formar parte de la plantilla. Nunca han dejado de tener una parte de su corazón en algo que en su momento les ha llenado de satisfacción y ahora que pueden quieren volver a sentir aquellos momentos», finaliza Llorens.

Haciendo barrio De la misma forma que no se entiende la cultura valenciana sin el papel fundamental de las bandas de música, tampoco se entendería la historia y desarrollo del Barrio Orba de Alfafar sin la acción de sus asociaciones sociales, culturales o deportivas impulsadas por sus propios vecinos. La configuración del barrio alrededor de los años 60 y 70 también trajo consigo un movimiento cultural relevante que marcó los inicios de dos de las sociedades musicales de mayor trayectoria de Alfafar, la Agrupación Musical Orba y la Orquesta de Pulso y Púa Celia Giner. Como ocurre también en la entidad del CIMA, ambas sociedades no solo disponen de una orquesta y banda amateur respectivamente, sino que además impulsaron dos escuelas de música que permiten el acceso a la educación musical a casi 200 educandos. El caso de la Orquesta de Pulso y Púa Celia Giner es especial ya que es la única entidad de Alfafar que fomenta el aprendizaje y difusión de los instrumentos tradicionales de cuerda, la guitarra, la bandurria, el laúd y la mandolina. Fue en 1982 cuando la orquesta se constituye como entidad propia con el nombre Rondalla Giner. Más tarde, en 1992 adquiere la denominación actual tras la creación de la Federación de Orquestas de Pulso y Púa de la Comunidad Valenciana. No obstante,


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los inicios de la orquesta se sitúan sobre 1979, año en el que los dos fundadores, Celia Giner y Juan Quintio coinciden y deciden emprender por pura afición la aventura. «Celia empezó dando clases de cuerda en su casa porque era lo que ella sabía hacer. Juan era maño, le gustaban mucho las rondallas, y un día haciendo una reforma en casa de Celia vio que estaba dando clases de guitarra. Le propuso montar una agrupación de cuerda aquí en el barrio, y aprovechando el tirón del movimiento cultural del

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momento la pusieron en marcha», cuenta José Vila, músico de la orquesta y miembro de la directiva, quién como muchos de los responsables actuales de la entidad se inició desde edad temprana y recibió clases de la misma Celia Giner. «Si sobrevive es porque, además de que es lo que nos gusta hacer, no queremos que se pierda. Hay un legado y un trabajo muy grande de dos “La red de escuelas personas que ya no esde música vinculadas tán entre nosotros que queremos mantener. o nacidas a partir Ellos lo dieron todo de las sociedades a cambio de nada», musicales ha sido explica Mari Vila, quien la cantera de además de la directiva músicos, directores y también forma parte compositores.” de los alrededor de 30 músicos que conforman la orquesta, una agrupación que definen como una familia. Así lo considera su vicepresidenta Carmen Martínez, quien llegó a la entidad siendo una niña y ya no imagina su vida sin los ensayos de los martes: «Al principio hasta que conoces el instrumento es duro, pero para nosotros no supone un sacrificio porque es un hobby, es lo que más nos gusta hacer. Para mí venir los martes al ensayo es mi momento de relajación y desconexión. Tengo dos niños, trabajo todo el día, me permite evadirme de la rutina. Aquí venimos a pasarlo bien y disfrutar del gran ambiente que tenemos, todos sumamos». Y lograr que músicos con diferentes técnicas, sensibilidades y más o menos horas dedicadas al instrumento suenen como uno depende de la labor del director. Ximo Romero dirige la Orquesta de Pulso y Púa Celia Giner desde 2013, una decisión que tomó por su pasión por la dirección ya que la orquesta vivía un momento económico límite. Para él, la dirección de una orquesta amateur requiere

más mano izquierda y empatía que orden: «Con los años aprendes que en este tipo de agrupaciones todo lo que preparas en casa, las partituras, lo que le vas a pedir a cada instrumento, no sirve de nada a los 10 minutos de ensayo. Entonces tienes dos opciones, ponerte en plan muy profesional y duras un mes en la orquesta o pensar en su labor social. Te das cuenta de que un músico lleva 10 horas trabajando, otra ha salido de la oficina y se ha encargado de sus dos hijos, otra lleva cinco horas estudiando… Te pones en su piel y te planteas sacar las cosas poco a poco. Al final el propósito es que las obras salgan lo mejor posible no que cada compás sea perfecto». Una labor social potenciada también desde la escuela musical de esta orquesta, l’Escola de Corda l’Horta Sud, dirigida por Isabel López, desde la que se enseña la técnica de los instrumentos y con la que se enriquece posteriormente a la orquesta. «Es una manera de que al final en un barrio humilde, de gente trabajadora como este, haya un sitio donde aprender y de desarrollarse culturalmente con precios accesibles», finaliza Carmen Martínez. Y en este fin coincide también la Agrupación Musical Orba, que, desde su fundación en 1983, ha puesto a disposición de las y los vecinos una banda de música abierta que ha aportado arraigo e identidad al barrio. Y todo resultado, como ocurre en la mayoría de sociedades locales, de la iniciativa de un grupo de amigos que por pura afición a la música decidieron ponerla en marcha y que, con el paso del tiempo, como reconoce Emilio Muñoz, uno de los fundadores y actual director de la agrupación, más que competir con las grandes bandas de Catarroja y Silla, su objetivo es seguir ofreciendo un espacio para la formación musical y personal de los miembros. «Todo lo que sea formar a las personas facilita la convivencia, y contribuye a ser más respetuosos, más sensibles que otras personas que están en la calle. Aquí hay que saber comportarse, respetarse unos a otros, asumir responsabilidades. Hoy terminaremos sobre las 12 y media o la una el ensayo, después de una larga jornada de trabajo, por lo que te tiene que gustar. Pero creo que hemos contribuido a hacer mejores personas, desde pequeñitos que han estado aquí, a los músicos se les ha trasmitido valores, se les ha intentado formar y educar», opina Emilio. Y décadas después, muchos de los músicos que empezaron en la Agrupación Musical Orba desde


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niños forman parte de su directiva y se encargan de que la entidad sobreviva a las dificultades económicas. Así es el caso de Javier Muñoz y Vicente Sáez, presidente y vicepresidente, para quienes la mayoría de recuerdos de su infancia y juventud están ligados al musical. Para Javier gestionar de la agrupación cuesta, conlleva muchas horas de trabajo que se deben compaginar con la jornada laboral, pero lo hace «por y para la banda en la que estamos desde niños, para tirar esto adelante y que no se venga abajo». «Hacemos lo que haga falta para que esto sobreviva, sobre todo por los críos que tienen toda la ilusión del mundo. Mi hija está deseando que lleguen los viernes para venir aquí, tocar un rato, juntarse con sus amigos. Yo veo eso y me da gusto porque es lo que yo sentía al venir aquí cuando era pequeño. Creo que está funcionando como lo hacía en su día y es muy bonito», cuenta Vicente. La escuela de educandos de la Agrupación Musical Orba, que a lo largo del año suele contar con entre 80 y 100 alumnos, es el principal activo de la entidad. Con unas cuotas prácticamente simbólicas, la escuela ofrece un espacio de aprendizaje, de cohesión, de ayuda para el barrio, además de una formación que puede ser útil para el futuro de niños y niñas. «Lo más importante es formar a los más jóvenes para que se vayan adaptando al ritmo de la banda. Son el futuro de aquí y los que tienen que ir entrando para sujetar la agrupación porque nosotros nos hacemos mayores. Salimos a tocar siempre que podemos y aquí participamos todos. Se trata de que los músicos jóvenes se ilusionen, que no consista solo en venir a ensayar o a las clases de solfeo e instrumento. Necesitan un aliciente», finaliza Javier.

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Gabinete de Comunicación. Redacción: Sara Díaz Martínez. Imagen: Sandra Orero Cebrián. Maquetación: Carla Amat Abalos.


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