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Entrevista Javier Hidalgo

Arquitecto responsable de la rehabilitación de l’Alqueria del Pi

¿Cuáles son para usted los elementos más importantes que debían recuperarse y restaurarse?

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L’Alqueria del Pi es uno de los edificios con mayor valor histórico, aquitectónico y etnológico de Alfafar. El primer objetivo de la actuación era evitar la ruina del edificio.

Especialmente valiosos son los muros de tapia valenciana, una técnica que nos ofrece una cronología de su ejecución entre los siglos XV y XVII aproximadamente, los forjados de vigueta de madera y revoltón de ladrillo macizo.

Otro de los objetivos ha sido desde el inicio la recuperación de los espacios más antiguos que caracterizan tipológicamente el edificio, como la andana.

¿Qué curiosidades ha tenido la rehabilitación de l’Alqueria del Pi?

En el transcurso de las obras, ejecutadas bajo la supervisión de la arqueóloga Ana Sabater, fueron varios los hallazgos.

Uno de los más sorprendentes fue un mural decorativo oculto tras un tabique de ladrillo que trasdosaba uno de los muros de carga del edificio. Se trata de un trampantojo, un recurso pictórico que crea un efecto óptico que, en este caso, recrea una apertura de la estancia interior al paisaje.

Aparecieron en una sala contigua otras pinturas murales de menor entidad, que formarían parte de una decoración. Las pinturas fueron recuperadas por las restauradoras Aurora Arroyo y Lidia Boix.

Durante la retirada de soleras de hormigón y pavimentos impropios, aparecieron unos restos arquitectónicos que responden a lagares o cubos, utilizados para el prensado de la uva. Estos restos se han integrado en el edificio rehabilitado, disponiéndose una pasarela de vidrio sobre ellos, lo que permite su adecuada contemplación.

Bajo su punto de vista, ¿cuál sería su valoración sobre el resultado de la rehabilitación?

Sin duda, lo más importante de la rehabilitación llevada a cabo en l’Alqueria del Pi es que se ha conseguido que uno de los edificios históricos más importantes de Alfafar haya pasado de un estado de práctica ruina a convertirse en uno de los referentes culturales del municipio y de la comarca.

Se han recuperado fielmente los espacios, eliminando revestimientos y elementos impropios (cementos, pinturas plásticas, azulejos industriales, etc.) y siendo restauradas utilizando las técnicas constructivas tradicionales. Además, se han reutilizado materiales originales del edificio, desechándose únicamente aquellas piezas cuya recuperación no era posible.

Las instalaciones de electricidad y climatización se han ejecutado teniendo en cuenta los valores patrimoniales del edificio, procurando siempre dejarlas a la vista con el fin de evitar afectar a los muros históricos de tapia valenciana.

También se han aprovechado espacios irrecuperables, como forjados colapsados, para instalar los ascensores y otros elementos sin afectar al valor patrimonial.

¿Cuáles han sido los retos y oportunidades en una rehabilitación de este tipo?

Hemos trabajado codo con codo profesionales de distintas disciplinas como arquitectura, arqueología, restauración pictórica, ingeniería, museografía… Los hallazgos han obligado a actualizar constantemente el proyecto y a tomar importantes decisiones durante el desarrollo de los trabajos.

Otro gran reto ha sido encontrar el equilibrio entre los valores patrimoniales y las exigencias técnicas, normativas y de confort que se requieren para poner el edificio al servicio de la ciudadanía.

¿Cómo se ha valorado la historia del edificio en la rehabilitación?

La primera fase de nuestro trabajo consiste en documentarnos sobre su historia y su evolución, tanto a través de textos e imágenes antiguas como a través del propio edificio. A este documento material que es el edificio hay que saber escucharlo, porque muestra su origen, su evolución, la historia de sus antiguos propietarios, etc. Y todas estas historias tenemos que ser capaces de trasmitirlas a través del resultado final de nuestro trabajo a la ciudadanía, ya que forman parte importante de su historia y de su identidad.

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