Ojalá
Los cuentos de Aleja
Ilustrado por Moody Mo
Todo comenzó una tarde de verano con un sol abrasador.
Pero antes de contaros mi historia, me presentaré.
Mi nombre es Alicia, y soy la mediana de tres hermanos. Según mi madre, tres tesoros, según mi experiencia, dos insufribles seres y yo.
Mi hermano mayor, Henry, tiene once años, pero a pesar de ser el mayor, necesita toda la atención, vamos, que como digo yo, porque mi madre solo es una, que, si fuesen dos, serían sus cuatro ojos y cuatro manos también para él.
Siempre pidiendo ayuda para todo:
—¡Mamá!, ¿y mi ropa?
—¡Mamá!, ¿me ayudas con los deberes?
—¡Mamá!, ¿cómo hago esto?
Luego está la pequeña, Mery. Ella aún es bebé.
Le gusta mucho jugar, aunque a veces dudo si conmigo o con mis juguetes. Algo comprensible, porque como dice mi madre.
—¡Hija, déjala que aún es pequeña y no entiende!
Aunque yo en esto, no estoy de acuerdo con ella, ya que a veces creo que sabe más de lo que habla y me mira como si un ser mayor la poseyera.
Y, por último, estoy yo, la del medio, la que no hace ruido, la que aprendió a jugar sola porque no me quedó otra, la más calladita, la misma que hereda la ropa de su hermano mayor e incluso sus juguetes, y además me he de conformar, pues somos tres y según dicen mis padres, no podemos tener todo lo que se nos apetezca.
Yo siempre he pensado:
—Ojalá fuese hija única, de ser así, ¿cómo sería mi vida?
—¿Y si pudiese tener todo lo que deseo?
Seguro que viviría más tranquila o, por lo menos, como mis amigas, que no tienen hermanos. Siempre tienen todo lo que quieren y sin tener que compartir nada con nadie. Seguro que tendría más tiempo para jugar con mis padres, más regalos, más juguetes…
El deseo de la pequeña Alicia se convierte en un sueño hecho realidad. Es entonces cuando se cuestionará si era realmente su sueño o una triste pesadilla.