en busca Cloe de la lluvia
Había una vez una hermosa ranita llamada Cloe. Su piel era de un verde precioso. Siempre la tuvo muy brillante, pero desde que dejó de llover, la tenía un poco estropeada.
—Si sigue así, sin llover, mi piel se secará y mi charca se hará cada vez más pequeña —pensaba Cloe.
Recordaba cuando la charca estaba llena de ranitas, pero poco a poco se fue haciendo cada vez más pequeña, tan pequeña que sus amigas se marcharon. El tiempo pasaba y no llovía.
Un buen día, decidió ir hacia el norte. En el camino, se encontró con su amigo el caracol.
—¿Dónde vas, ranita? —preguntó sorprendido al verla lejos de su charca.
—En busca de la lluvia —respondió la ranita.
—Mmm... ¿Sabes? Para nosotros, los caracoles, al igual que para vosotras, las ranas, la lluvia es nuestro gran tesoro. Deseo que tengas un buen viaje y que la encuentres —respondió Don Caracol.
—¡Gracias, caracol! Eso haré.