KAITE
Estaba sentada en la cama de mi habitación, cuando de repente me llamó mi madre.
—¡¡Kaite Martin!!, ¿qué es este vídeo en el que sales tú por la noche en una fiesta?, estabas castigada, jovencita, te dije que no podías salir.
Mierda, no me acordaba de que todo el mundo había subido a internet el vídeo mío borracha en la fiesta de anoche. Tampoco recordaba cómo había llegado hasta casa.
—Mamá, perdón, tenía que ir, era una fiesta a la que iba todo el mundo, hacía meses que había planeado ir. —Tras esa línea podía ver a mi madre sacando fuego por la nariz y de cómo estaba enfadada conmigo.
—¿Tú sabes lo enfadada que estoy contigo? No te vas a librar tan fácilmente, estarás castigada sin teléfono durante tres semanas.
—¡¡Que no, mamá, no es justo, hacía meses que había planeado ir a esa fiesta!!
Esa fiesta era la más popular de toda la ciudad, todo el mundo iba, yo hacía meses que lo había planeado con mis amigas, ellas me llevaron a la fiesta, allí me enteré de que mi novio me estaba
poniendo los cuernos con otra, empecé a perder el control y fui tomando copas, hasta que no sabía ni mi nombre. No le podía decir a mi madre todo aquello, para ella Diego, mi ex, era la persona más amable del mundo, lo veía como un hijo.
Pero en realidad no lo era, era todo lo contrario, el típico niño rico que se puede permitir todo porque sus padres son asquerosamente ricos. Él era mi primer novio y mi crash de la infancia, él nunca se había fijado en mí nunca, hasta que me enteré de que él era un mujeriego, cuando vio que me enteré, me obligó a pasarme por su novia «falsa», para que nadie se enterara y menos sus padres. Me obligó a hacerlo porque de lo contrario me haría la vida imposible, o peor, me mataría.
Cuando me enteré de que se estaba tirando a otra me dio celos porque sabía que nunca saldría conmigo. Tenía que actuar muy afectada delante de todos. Pero claro, no se lo podía contar a mi madre.
—Habértelo pensado mejor, señorita. Qué pensaría Diego viéndote allí, él nunca haría eso de no obedecer a tu madre, si sus padres se llegan a enterar de lo que has hecho, nunca te perdonarían y te prohibirían ver a Diego.
—Mamá, Diego estaba ahí, él me vigilaba que no me pasara nada, pero se fue un momento con sus amigos y yo empecé a beber, hasta que perdí la conciencia de quién era, de verdad, mamá, lo siento mucho, no era mi intención, no lo volveré a hacer, tú tranquila que no volverá a pasar.
—Pues claro que no porque ahora no podrás ir a ninguna fiesta hasta que me digas dónde es y que te acompañe Diego. Mira, cariño, yo solo quiero lo mejor para ti, pero tú me lo estás poniendo muy difícil, desde que tu padre nos abandonó, para mí no ha sido fácil criarte a ti y a tu hermano.
Mi padre nunca se ha comportado como tal, él y mi madre creo que nunca se amaron de verdad, se separaron hace unos cuantos años, yo tenía doce cuando él ya empezó a tener novia, digamos que conmigo
Aún te espero no se comportaba como tal, y yo me cansé de ir con él, por culpa de mi padre tenía que ir al psicólogo para que me ayudara a superarlo; al final a mi madre y a mí nos importaba una mierda, mi hermano aún tenía relación con él, pero cuando se enteró de cómo era en realidad, no quiso ir más con él. Mi hermano es dos años mayor que yo.
Cuando ya llevaba unas cuantas horas hablando con mi madre, colgué y vi que tenía un mensaje de Diego, diciéndome que lo llamara, y así fue, lo llamé, tardó unos cuantos minutos en responder, pero al final contestó:
—¿Qué quieres?, si es por lo de anoche es tu culpa y no mía que te tirases a otra enfrente de todos.
—Mira, para empezar, te calmas un poco, ¿vale? Lo sé, he tenido que conectar con muchos para que borrasen el vídeo y no lo viesen mis padres; segundo, ¿en qué coño estabas pensando para hacer eso? ¿Se te fue la olla o qué?
—Te recuerdo que eres mi novio falso, perdón, mi ex falso, así que yo hago lo que quiera, me ha llamado mi madre por el vídeo, ahora dime cómo se lo diremos a tus padres y a mi madre de que no estamos juntos, porque todo el mundo empezará a decir que tú me has puesto los cuernos… —Eso último lo dije con asco, me daba mucha rabia que me culpase a mí, no fui yo quien se tiró a otra.
—Bien, haremos lo siguiente, les contaremos que hemos decidido dejarlo porque tú me has puesto los cuernos con otro, porque veíamos que esto no estaba funcionando, ¿bien?, y tú en vez de dejarlo me pusiste los cuernos para hacerme daño. Esto será lo que haremos, no tienes elección, o lo haces o haré que tu vida sea una pesadilla, después de esto no quiero volver a verte, ¿lo entiendes?, y ninguna palabra a nadie de todo esto, ¿de acuerdo?
Él tenía razón, yo no podía hacer nada, tenía que hacerlo si no quería que me convirtiese mi vida en una pesadilla, así que le dije
que sí, y acordamos que nos veríamos mañana en su casa y que llevara a mi madre. Cuando mi madre se entere de que lo hemos querido dejar, me dirá el típico discursito de madres: «Cariño, lo siento mucho, erais tan buena pareja, y él era un cielo, no te preocupes, seguro que encontrarás a uno mejor que él».
Cuando llegó mi madre de trabajar, le expliqué que al día siguiente teníamos que ir a la casa de los Johnson, mejor dicho, a su mansión. Ella esperaba una respuesta de por qué teníamos que ir, pero le dije que solo para hablar de una cosa todos.
Al día siguiente me levanté muy temprano, no había pegado ojo con lo que me esperaba. Me fui a la ducha, me vestí y bajé a desayunar; estuvimos desayunando en silencio, nadie dijo nada.
Cuando llamamos a la puerta de la mansión, nos recibió Diego con una gran sonrisa, como si nada hubiera pasado, me quedé a solas con él, para dejarle las cosas claras.
—A ver, yo empiezo diciendo que lo queremos dejar, y tú acabas de explicar por qué, mira que fuiste idiota, eras tú quien me dijo que no podía liarme con nadie, pero al contrario, tú lo hiciste igualmente, pero ¿tú de qué coño vas?, ¿acaso eres idiota y quieres que todo el mundo se entere? —le espeté en la cara, él me miró con violencia, me cogió del brazo y me lo empezó a apretar con fuerza. Me hacía daño.
—Cállate la boca aquí, no puedes hablar de esto, ¿acaso estás loca?, no te atrevas a culparme de todo, yo quiero ser libre, piensas que estaba contigo y no haría nada a escondidas, me tiraba a otras, pero en la fiesta lo hice porque no podía aguantar más.
—Suéltame, me haces daño, no fui mi idea empezar esto, fuiste tú, así que no me eches la culpa de que tú quisieras tener una relación falsa conmigo. —Tras eso, me soltó y se fue hasta el comedor donde estaban todos.
Al entrar, sus padres me saludaron con dos besos y empecé a hablar.
AXEL
Estaba allí con una chica que no paraba de ligar conmigo; yo me estaba hartando un poco, porque no me dejaba en paz, la besé para que se callara, cómo no, ella me devolvió el beso, la verdad es que aquella chica era bastante guapa para no ser mi tipo, era rubia, con los ojos verdes, bajita y tenía un cuerpo que era para enamorarse. Estaba aún besándola cuando, de repente, todo el mundo empezó a gritar, la aparté y fui a ver qué pasaba.
Encima de la mesa había una chica bailando y gritando como loca, pensé que estaba borracha, y tenía razón porque empezó a gritar cosas sin sentido, todo el mundo la grababa y le decían que siguiese, no podía más, empecé a apartar a la gente… Fui hasta la mesa y la cogí en brazos. Todo el mundo me gritaba que había estropeado la diversión, los ignoré y me fui de la casa.
Afuera la subí a mi coche.
—Hola, ¿cómo te llamas? —La chica era bastante guapa, pelo oscuro, marrón, y con unos ojos tan bonitos que he visto en mi vida.
—Mmm, me llamo Kaite Martin…
No podía ser Martin, ese apellido para mi familia era el demonio, tenía que preguntarle quién era su padre.
—¿Quién es tu padre y dónde vives?
—Mi padre, ja, ja, ja, no tengo, él es un cabrón que me abandonó a mí y a mi madre. Él es William Martin, ¿por qué te tendría que decir dónde vivo? Eres un desconocido. —No podía ser, ella era su hija, su padre era un gran imbécil que solo se preocupaba por él mismo, solo le interesaba el dinero—. Él y mi padre eran los abogados más buenos de toda la ciudad, mi padre tuvo un caso contra el imbécil de William, mi padre lo defendió todo lo que pudo, pero ese cabrón empezó a decir que mi padre no hacía bien su trabajo, que lo había pillado drogándose, el juzgado le dio el caso a ese mamón y mi padre perdió el empleo, después de eso tuvimos que mudarnos de la ciudad, ahora hemos vuelto, porque a mi padre le han dado una segunda oportunidad.
—Sé que no me conoces, pero te voy a llevar a casa, confía en mí. ¿Dónde vives?
—Vivo en la calle Montera, número 3.
—Muy bien, te voy a llevar a casa, tranquila, yo te cuido, si quieres parar para tomar aire fresco me lo dices.
Y con eso puse el coche en marcha. Fuimos todo el camino en silencio, la podía ver, se veía triste, no quería preguntarme igualmente quién era yo, no me veía como su padre o quizá me estaba engañando y sí era como su padre, bueno, da igual, solo la acompañé a casa para que estuviera segura.
—Bien, ya hemos llegado…
Cuando me di cuenta estaba dormida. Me daba pena despertarla, así que no me lo pensé, la saqué del coche en brazos, cogí sus llaves y abrí la puerta, parecía que no hubiera nadie, la subí y vi su habitación. Era muy acogedora, de color blanca; había un escritorio con una silla, tenía una doble cama; una estantería con muchos
libros y fotos con su hermano y familiares. me percaté que no tenía ninguna con su padre. La puse en la cama y le dejé al lado un cubo de basura por si tenía que vomitar.
Cuando me fui dejé las llaves en la encimera y me fui directo a mi casa con la mente pensando en ella sobre qué le habría pasado para que estuviese tan triste y borracha. No, Axel, es la hija de tu enemigo, no pienses en ella, debe importarme una mierda, suerte que no la volveré a ver nunca más.
KAITE
—M
amá, señor y señora Johnson, los hemos reunido aquí porque Diego y yo les tenemos que decir que ya no estamos juntos. Diego, ¿quieres seguir? —lo dije lo más triste posible, miré a Diego para que continuara con el plan, y entonces sabía lo que me esperaría de todos, una gran decepción.
—Sí, veréis, el otro día me enteré de que Kaite me había puesto los cuernos con otro, lo intentamos hablar, pero ya veíamos que esto no estaba funcionando y decidimos cortar, así que, Kaite, gracias por los grandes momentos que hemos pasado juntos, espero que encuentres la felicidad sin mí y, por favor, sigue tu camino, y olvídame, gracias por venir.
Dicho eso me levanté y me despedí de sus padres, ellos me miraban con cara de decepción, a mí y a mi madre nos acompañaron a la puerta, se despidieron y nos la cerraron en las narices. Ahora estaba feliz porque sabía que todo esto se había terminado y era libre, pero también estaba triste por mi madre, sabía que ahora me soltaría el discurso durante todo el viaje.
—Cariño, ¿por qué hiciste algo así?, si no querías estar más con él, habérselo dicho, y no irte con otro, porque así haces más daño