Brenda y la Abejita
Rodrigo Morales Pérez
Ilustrado
Brenda es una pequeña niña de apenas un año de edad. Su cabello es lacio y ralo, de color castaño; su tez es blanca; su pequeña nariz, perfilada; y unos ojos... ¡qué ojos!, demasiado expresivos y vivarachos. Pero lo que más conquista tu corazón es esa hermosa sonrisa que regala con gran facilidad.
Una mañana, salió al jardín de su casa muy emocionada. Sus pasos parecían un pequeño bote a la deriva, pero eso no es impedimento para ella; corre a gran velocidad llevando una hermosa y sonora sonrisa en sus labios, dejando ver algunos dientecitos. De repente, sus ojitos ven introducirse una abeja en una flor, un hermoso tulipán amarillo. Se detiene abruptamente, dando tumbos, corre hasta el tulipán, una flor hermosa que irradia majestuosidad. Mira al interior de ella, buscando a la intrusa; sus ojos asombrados ven cómo la abejita contonea su cuerpo dentro de la flor, causándole grandes cosquillas. Parecía que el tulipán estuviera bailando.
Pero lo que más llamó la atención de la pequeña fue ver las patitas de la abejita llenas de un polvo amarillento; parecía algo mágico, el polvo tenía tonalidades que iban del amarillo al naranja y brillaba intensamente al contacto con los maravillosos rayos del sol.
La curiosidad de la pequeña era enorme; en su cabecita daban vueltas muchas preguntas. Lentamente, se agachó recogiendo una pequeña ramita seca que yacía en el pasto. Al tomarla entre sus pequeñas manitas se puso de pie y, torpemente, la introdujo en la flor, golpeando a la abejita. Esta, al sentirse atacada, enfureció y salió volando de la flor como un cohete. La pequeña niña, con sus bellos ojitos, siguió esos movimientos; aterrorizada, vio cómo la abejita se lanzó sobre ella. Podía ver brillar el aguijón como una daga.
La pequeña, asustada, corrió lo más rápido que sus pequeñas y débiles piernitas le permitían, balbuceando la palabra:
—¡Mamá! ¡Mamá!
Sus esfuerzos fueron en vano; no pudo escapar de su veloz perseguidora. Fue alcanzada por el raudo insecto, quien se posó frente a sus ojos, agitando a toda velocidad sus alas, y preguntó furiosa:
—¿Por qué quieres dañarme?
Brenda respondió tiernamente:
—No sabía que te dañaba.
—Ahora ya lo sabes —dijo la abeja—, si quisiera, te podría dañar en este mismo momento.
Brenda descubre la magia de las abejas y su vital papel en la naturaleza, viviendo una inolvidable aventura de aprendizaje y transformación.
El gato ‘’león’’