La vida es un milagro. ¡Aprovéchala!

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Portada 176 mm = cajo 10 mm. + cartón 166 mm.

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El gran duque Había una vez un Gran Duque que vivía cerca de una cueva, en el bosque. Cada noche que salía a pasear veía la cueva, su entrada, el techo y los árboles que la acompañaban fuera como valientes guardianes. El Gran Duque llevaba corona y un aire serio. Cuando las estrellas brillaban, se escuchaba su voz llamando a todos los seres del bosque mágicamente, para explicarles cosas buenas.




Una noche, no tuvo ni pizca de miedo y se adentró en la cueva secreta. Escuchó sonidos extraños que no entendía. Siguió volando por el pasillo estrecho de la caverna. Estaba reconfortado y sentía un calorcito que le recorría todo el cuerpo. A medida que avanzaba, todo se volvía de color anaranjado.


El Gran Duque paró de volar, había encontrado una piedra grande. Tenía una frase escrita, aunque no se veía. La roca estaba muy caliente como fuego ardiente, y el Búho se quedó tranquilo, guardando la piedra que casi tapaba el camino. No sabía hacia dónde volar. Le parecía haber perdido su instinto, su olfato. ¡Había tantos pasillos oscuros! Unos anchos, otros estrechitos. Tomar una decisión le parecía imposible. El propio miedo y la confusión lo tenían aterrado. Así que siguió quedándose con el fuego. Acarició la piedra con su ala derecha para quitarle el polvo, el hollín. Acarició a la piedra con su ala izquierda y le recitó un verso, le dio un amuleto.



Las letras escritas empezaron a brillar, ya se podía entender el grabado. «El que escucha su interior, nunca perecerá, siempre encontrará la salida». Lo que decía le animó y avanzó. Encontró tres caminos: Uno lleno de piedrecitas blancas, pero dudaba en seguirlo. Otro con una marca grandilocuente, pero dudó de ella. Y un tercero con un pajarito que abría camino, pero no sabía.


Las señales estaban por todas partes. ¿Cuál podría seguir? Entonces cerró los ojos y voló, dejándose llevar por su guía. Preguntó a su interior y este le contestó. El corazón latía encendido como fuego vivo. Siguió el camino blanco que marcaban las piedrecitas. Estaba seguro siguiendo a su puro instinto.


rebose 17,5 mm.

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altura 247 mm.

En nuestro interior permanecen escondidos los mejores tesoros del mundo.

ISBN 978-84-19228-69-7

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contraportada 176 mm = cartón 166 mm + cajo 10 mm.

788419

228697

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