La magia existe en el mundo desde siempre; nadie sabe cómo llegó ni de dónde viene, pero está ahí, en todos lados, rodeándonos. Solo debes poner mucha atención y la vas a ver. No todos pueden usar la magia; principalmente, se concentra en los niños. Solo los niños pueden tocarla, y por eso son muy especiales. Si los niños cierran los ojos y se concentran, pueden sentirla, incluso usarla y hacer cosas increíbles. Cuando los niños crecen, se les va la magia, y se va donde hay nuevos niños. Los adultos pierden sus habilidades, pero pueden vivir la magia a través de los niños.
Hace mucho tiempo, un grupo de adultos que extrañaban sentir la magia se juntaron para buscar formas de usarla nuevamente. Lamentablemente, descubrieron que la única forma era robar la magia a los niños, lo cual era muy malo y, al principio, decidieron no hacerlo.
Pero el deseo de controlar la magia era tan grande que se volvieron egoístas. Fue entonces cuando empezaron a robar niños para quitarles toda su magia. Y, para empeorar la situación, una vez que usaban la magia, esta los abandonaba nuevamente, obligándolos a buscar más niños, y así tener magia ilimitada.
Los padres de los niños se dieron cuenta inmediatamente de que algo malo sucedía. Estaban tan asustados que empezaron a proteger mucho más a sus pequeños. Ya no los dejaban alejarse mucho, diciéndoles que que había gente que les quería robar su magia, y que estas personas se llamaban brujas.
Con la protección y cuidado de los padres, a las brujas se les hacía cada vez más difícil robar la magia. Entonces, hechizaron a los cuervos para que estuvieran siempre vigilantes y cuando un niño se alejara mucho de sus padres y se perdiera, ellos llamaban a las brujas para que vinieran inmediatamente, y así poder robarles su magia. Todos estaban muy asustados y necesitaban la ayuda de alguien.
