Semillas

Page 1



+1+ Presente

Dejaré de mirar por la ventana, se volverá opaco el cristal, dejará de tener sentido permitir al iris brillar, por imaginar paraísos, fuera del tacto de mis labios. Dejaré de protegerme de la lluvia, de conformarme con medias historias, tintas o poesías, si no te puedo vivir, si no lo puedo sentir, si no te entregas a mí como yo lo hago ahora contigo… 3


Uxía Rodríguez Negreira

Nunca has sido mío, nunca han sido míos. Ni los excesos en ti esculpidos, ni ese despertar en «nosotros» distraído, ni ese Futuro que nos prometimos. Pero antes, querido, … Saldré a jugar el partido, a enseñarte el resultado público, de mojarme, de ensuciarme, de dar sentido, a todo lo que no he vivido. Antes, gritaré al mundo hasta aturdirlo: «esto, joder, esto es lo que quería desde el principio». Y si escuchas mi grito y tu imaginación irrumpe en mi casa… Romperé las ventanas, ahora opacas, para que puedas sumergirte en mis entrañas, hasta que veas, la belleza de lo que habríamos sido, sin cristales traslúcidos.

4


Semillas

Por fin alguien pudo traerme los postres realfooder que tanto tiempo llevo pidiendo. No me convenció demasiado el sabor, es cierto, pero el hecho de ser sanos les hizo ganar puntos. En el último bocado, restos de hojaldre cayeron de mi boca, para decorar la mesa del escritorio formando un camino, como si fuera una profecía. Pensareis que estoy loca, y os lo confirmo: me gusta jugar a ser bruja. Dentro de ese juego, la gente suele preguntarme mucho sobre el futuro. He leído la fortuna en manos y en cartas, pero al acabar, siempre les digo lo mismo. La línea de nuestro destino empieza en el presente. Ahí está fuerte y bien definida. Sin embargo, según avanzo para dilucidar el futuro de esta, solo puedo ver como esa misma línea se diversifica en miles de ramitas. Algunas más finas, otras más gruesas. Algunas llenas de frutos, otras… no tanto. Exactamente igual que un árbol. Solo una de esas «ramitas» será el futuro. El resto son prototipos escritos que nunca llegarán a ser vividos. Ahora mismo podría decirte cuál es la rama más marcada, la más poderosa. Pero si te lo dijese, estaría tomando una decisión que afectaría a las tuyas, que podría desencadenar marcando otra rama diferente. Ninguna rama es definitiva en el ahora. Siempre va a depender de tus decisiones. Por supuesto, como buena bruja, leo mi línea de futuro casi todos los días y… ¡menudo desastre de porvenir! Retiro el hojaldre, cojo varios rotuladores y dibujo un árbol en una hoja en blanco, con ramas de varios colores. Una azul ya rota, una verde poderosa, una rosa un poco retorcida, otras cuantas bastante grandes sin color, y una amarilla pequeñita. Muy finita. 5


Uxía Rodríguez Negreira

Me echo hacia atrás en la silla, saco el anillo que tengo colgado del cuello y lo pongo encima de la mesa del escritorio. Lo miro unos segundos antes de perder la vista entre las letras de la historia que había escrito, en un ordenador cutre, durante los últimos meses. Introduzco el dedo índice en el anillo y juego a darle vueltas. Tengo que tomar una decisión y, por desgracia, soy un maldito caos si la elección depende de un componente emocional que se pone en medio de la razón, y mueve la colita, insistiendo en que le preste atención. Bueno, ¿a quién quiero engañar? Soy desorden en estado puro, solo hay que echar una ojeada a mi habitación para comprobarlo: cuento tres tazas de café en la habitación, cuatro libretas con apuntes encima de la mesa del escritorio, dos pares de zapas de correr por el suelo... Vamos, que cumplo a la perfección con los estereotipos de los escritores y mi madre me odia por ello. Menos mal que en el terreno laboral asiento algo la cabeza y, hablando de ello, ¡qué pereza me da tener que madrugar mañana! Cierro los ojos, cruzo los brazos encima de la mesa y apoyo la cabeza en los mismos. Buscando inspiración, leo una frase del Word que tengo delante: «No te enamoras de un quién, sino de la historia que escribes con él». Está claro. Es evidente. Mi decisión no puede ser otra diferente: Escribiendo…

6


0 Pausa - Izal

VIERNES - 22:30 Saber cómo transformar la sangre en tinta: el poder del escritor. Seguir las pistas que deja esa tinta, hasta descubrir la realidad oculta en ficción: el del lector.

Afuera llueve y sigue haciendo frío.

Me pongo el pijama más calentito y feo que tengo. Mi planificador mensual parece estar haciéndome ojitos para que le haga caso, pero ya no me importa. Me meto entre las sábanas de felpa, apago la luz y cierro los ojos. Ahí viene, empieza lo difícil. Bienvenida de nuevo, ansiedad. Léeme, por favor, léeme. —Genial, ya empezamos. 7


Uxía Rodríguez Negreira

¿Sabes cómo me siento? —Ilumíname. Como un libro que nadie llegó a entender, como si solamente se preocupasen por pasar las páginas rápidamente, echando ojeadas a frases al azar; sin realmente llegar a leerlo, sin llegar a profundizar entre sus líneas, en sus metáforas, en sus laberintos... Como si se quedasen simplemente con las palabras y los hechos, sin mirar más allá de ellos. —¿Y? No eres especial y nadie quiere profundizar en lo cotidiano. Acéptalo, deja de vivir de fantasías, la gente prioriza y tú también deberías—. Las prioridades acabaron por aprisionar lo poco de mí que quedaba dentro de mi cuerpo. —Eres una mujer blanca europea, no eres quién para quejarte—. Estoy cansada, harta, hastiada. —¿Cómo osas quejarte tú, sabiendo la vida que tuvieron que vivir tus antepasados?—. ¡Tú qué sabrás! —Oh, sí, lúcete con ese comportamiento adolescente. ¿Nunca vas a madurar?—. No quiero madurar así… —Perfecto, sigue con tu vida como está entonces—. Me encuentro mal. Me pesa el cuerpo, me pesa el alma. No quiero más. No puedo más. Que se acabe ya, déjame volver a tomar el control de nuestra vida. —No puedo, ¡la destrozarás!—. ¡Ya está destrozada, joder!, ¿no lo ves? —Deja de decir tonterías, levántate y pasa a luchar, nadie lo va a hacer por ti—. ¿Nadie? —No lo hagas, no caigas en el típico cuento de chica conoce a chico…Todo es una ilusión, es falso. Sin embargo, hace tiempo que empezaste a sentir que alguien ha llegado para clavar sus uñas en los límites que delimitaban tu historia; llegando a romperlos, y por ello, te rendiste... … me rindo a la calma que me transmite esa luz amarilla intermitente, en la esquina superior izquierda de mi móvil. Tenía mensajes suyos sin leer. Sin encender la luz de la habitación, abro la aplicación.

8


Semillas

Xabier:

¿Dónde estás? Yo:

En cama, ¿dónde si no? Mañana tengo que

estudiar y trabajar.

Xabier:

Oh, vaya, supongo que estarás muy ocupada... Mejor hablamos otro día.

Yo:

A ver, oh, no, ahora dime.

Xabier:

Te iba a decir que acabo de descubrir algo.

Yo:

Ajá.

Xabier:

Resulta que la ventana de tu habitación es

mágica, ¿sabes? Si te levantas, coges mucho aire, y lo expulsas formando un vaho que

cubra bastante superficie, podrás escribir un deseo y ese deseo se hará realidad.

9


Uxía Rodríguez Negreira

Yo:

Jaja, se te va.

Xabier:

Pruébalo, ya verás.

Enciendo la luz y me levanto. Menuda cara, menudo outfit para dormir... menos mal que no tengo que ser sexy para nadie. Okey, ya estoy delante de la ventana, ¿voy a hacerlo? —No—. Bueno, no pasa nada por probar. —Idiota—. ¿Cuánto tiempo tengo que retener el aire dentro de mí? —Flipo con el mero hecho de que estemos haciendo esto—. Ya, suficiente. Vale, ahora solo tengo que escribir el deseo. —Al menos pon algo que tenga que ver con aprobar la opo... ¿no lo vas a poner, verdad? ¡Oh, Dios!, es peor de lo que pensaba, borra eso, ¡por favor! ¡ Qué vergüenza compartir cuerpo!

Xabier: ¿Ya?

Yo:

Sí, espero que se cumplan tus profecías.

Xabier:

¿Acaso lo dudas? Pero falta algo más...

10


Semillas

Yo:

Dime.

Xabier:

Abre la ventana.

Yo:

¿Qué dices? Si está lloviendo…

Xabier:

Solo un poco, venga. Ábrela y mira hacia abajo.

¿Qué hay de malo en que llueva? —Es muy pronto para que lo entiendas—. Lo que tú digas… Mira, la abro, echo un vistazo y vuelta a la cama. No va a pasar nada. Además, todavía es muy temprano. —Ojalá tengas razón—. Bien, ahora subo las persianas, abro la ventana y… —¡Eeeey! —grita Xabier desde la calle. —¿¡Qué cojones!? —¿¡Bajas a jugar!? —¡Es de noche! —¡Baja! Me pongo una bata y bajo a la calle. —¿Cómo?—. Hombre, no le voy a dejar ahí solo. Tiene el pelo empapado, pobre. Todo por hacer la tontería esta. Es tan payaso… y tan mono, y tiene una sonrisa tan boni11


Uxía Rodríguez Negreira

ta. —Lo estás idealizando un poco.— Y, ¡jo!, es que me miraba con una ilusión desbordante. —Eso sí—. Con una energía envidiable. —Correcto—. A pesar de estar todo el día trabajando. Es demasiado bueno. —Que no idealices, ¡pesada! Bajo al portal en zapatillas y ahí me lo encuentro. Resguardado de la lluvia y sonriendo. Como si la vida no le pesase ni lo más mínimo. Le abro la puerta del portal, entra de un salto y me dedica una mirada traviesa antes de decirme: —Deseo cumplido, el sex symbol que pediste está entrando por tu portal, ¿qué será? ¿Un striptease quizá? —No te flipes. —Entonces… ¿Mejor unas birras y una conversación interesante? Asiento de lado, como dudando qué responderle. —Pues venga, sube, cámbiate, y date prisa. Hoy toca un grupo muy bueno, y vas a descubrirlo conmigo. —Pero… —Sin peros. Tengo que aprovechar a tope mis últimas horas como persona joven. —Levanto las cejas, incrédula—. Veeeenga. Sonrío. —Me voy a poner guapísima. ¡Vas a flipar! —¡Esa es la actitud! Corre. Aquí te espero. Vuelvo sobre mis pasos y me cambio. Me pongo lencería sexy por debajo de un pantalón de cuero, y de la última camisa floja que tenía planchada en el armario. Pintalabios rojo, y lista. Me miro al espejo y me doy cuenta del cambio radical de mi estado de ánimo. La ansiedad ya no está. Me siento joven, viva y entendida. Me encanta. Estudio mis movimientos para, tras bajar las escaleras, sonreírle de la manera más irresistible posible. ¡Me en-can-ta! —Maravilloso, mañana toca resaca. 12


Semillas

Xabi me está mirando. No hace falta que diga nada. Lo sé. Me está viendo guapa, ¿me atrevería decir que muy guapa? —Guapa estás, de ahí a que te vea atractiva hay un paso. —Vaya, ¡menudo cambio! —dice finalmente—. Estás… increíble, pero siento decirte que hoy no te voy a dejar que me abandones por un ligue, eh. Le guiño un ojo y él me tiende la mano, antes de proponerme: —Por un viaje sin retorno, ¿quieres ver el cielo arder sobre mis pies? Me río. —No sé si me gusta más tu parte poética o tu parte payasa. Anda, llévame donde podamos disfrutarnos esta noche.

SÁBADO - 06:30 Nos miramos en el espejo del portal. Estoy horrible: el rímel ya no está en su sitio, el pintalabios ha perdido su color y el maquillaje se ha «evaporado», dejando al descubierto los granitos de mi cara, pero eso no impide que Xabi me pida… —¿Nos sacamos otra foto? Que quiero un recuerdo de esta noche, y así también podemos estrenar el filtro que tu hermana ha lanzado en Instagram. Le contesto posando. Sacamos la foto agarrados, haciendo el tonto y yo intentando, claramente, aprovechar al máximo su contacto. —Salimos graciosos, la voy a subir —dice. —Pero si tú nunca subes fotos. —Esta ocasión es especial —me guiña un ojo. Voy a forzar un poco la maquinaria, voy a mencionar a su novia. —No lo haaagas—. Hemos venido a jugar. —¿Y Sofía no se va a poner celosa? Es decir, desde que nos conocemos nunca has subido una vuestra. Igual… luego tienes bronca jaja… —Risa nerviosa. 13


Uxía Rodríguez Negreira

—Meh, no voy a condicionar mis acciones en función de qué cosas le ponen celosa o no. Además, a mí me apetece enseñarle al mundo la suerte que es tenerte en mi vida. ¿Ves? —Solo está siendo amable—. Discrepo, yo creo que hoy sí que sí, hoy nos liamos. —Que nooo, que él no te ve de esa manera—. Pues le entro yo. —No sé qué es exactamente lo que no entiendes de la afirmación anterior. ¡Que a él no le gustas!—. Sí le gusto, ¿no ves que estamos subiendo juntos a casa?, ¿Para qué va a ser si no? —Vale, digamos que le atraes, ¿de verdad quieres hacerlo de esta manera? ¿No se supone que no querías ser un error?—. Eso es cierto, pero... lo deseo, lo quiero. Subimos juntos las escaleras, yo delante de él, intentado marcar mi culo lo máximo posible mientras las subo. ... ojalá lo esté mirando, me agarre por detrás, me ponga contra la pared y empiece a besarme en el cuello. —Por favor, Noa, deja de pensar cosas que están fuera de tu alcance. Estás siendo patética. Abro la puerta y me giro para mirarle. —Bueno, pues esto… —comienzo a decir, sin saber muy bien si invitarle a pasar o despedirle. Me abraza sin previo aviso. Siento el abrazo. No es un abrazo de despedida, ni de compromiso. Es un abrazo que mata los problemas, que cura el alma. Las almas, las de ambos. El olor de su pelo se mezcla con el del tabaco. Su respirar en mi oreja me hace cosquillas, a un ritmo pausado, controlado. Aunque no pueda verle, sé que tiene los ojos cerrados y la mente en otra dimensión; sé que está disfrutando de estos segundos como si fuesen los últimos juntos. Lo sé, porque yo estoy igual, deseando estirar ese momento un poco más. Sé, también, que alargar ese abrazo solo hará que estemos más incómodos después. Me parece un precio justo a pagar. Meh, total, nunca se me dio bien controlar el timing. 14


Semillas

A él, por la contra, sí. Se separa levemente, y me mira. Me agarra con cuidado por la nuca, acariciándome la mejilla con el dedo gordo de su mano izquierda. —Noa… —¿Qué? —Gústasme —sentencia, en gallego, dándome un beso en la frente. Oh. Dios. Mío. —No lo flipes aún. —Quiero decir, me gusta pasar tiempo contigo —rectifica, y se separa, poniéndose a una distancia prudencial—. Perdona, no me expresé bien. No puede estar pasando esto. —¿Ves? Ahí lo tienes. No le gustas, ya te lo había dicho. —Vaya, no puedes pasarte al gallego eh, que te confundes. Nadie diría que fue tu lengua habitual. —Bajo la mirada—. Gracias por esta noche, y gracias por tus palabras. A mí… A mí también me gusta… —suspiro— pasar tiempo contigo. —Estuvo bien lo de las «batallas de historias», deberíamos repetirlo, ¡quiero la revancha! —Sí, fue un buen comienzo lo de la ventana, pero… —Hablando de eso, ¿me permitirías entrar a verla? —insiste—. Quiero comprobar si me hiciste caso. ¿Después de dejar claro que solo me quieres como amiga? No. —Gracias. —Ehhh, no, es que si lo ves se perdería la magia. Me mira apenado y asiente levemente. —Respeto tus decisiones —dice metiendo una de sus manos en el bolsillo izquierdo de mi pantalón, para dejar algo dentro. —¿Qué es esto? —Ya lo sabes: simbolismo. Este, en concreto, es una forma de decir que tú y yo siempre estaremos unidos. Joder, joder, joder, ¿Por qué todo es tan difícil? No entiendo nada. —Relaja, no es algo tan importante—. Es un mago de las palabras, del 15


Uxía Rodríguez Negreira

sí-no, del mantenerme atada a una ilusión. —Sí, eso. Ilusión. Deja que se vaya. —No hables así, parece una despedida —le pido, triste. —Ah, ¿nos volveremos a ver? —pregunta, consciente de lo ocurriría mañana. —Será mejor —contesto. —¿Cómo? —Que será mejor que solo vernos. —¿Otra historia? Asiento con cariño. —Ahora vete, tienes que descansar —me pide. No te vayas, quédate. —Deja que se vaya. —Feliz cumple —le digo, antes de darle un beso en la mejilla y cerrar la puerta, rápida, tras él. Voy corriendo a mi habitación. Me desnudo sintiéndome imbécil por haberme puesto la lencería más sexy que tenía. No entiendo nada, no-lo-entiendo. Algo tuve que captar mal. —¡Lo has captado perfectamente! No quiere estar contigo. Si no, ya estaríais ambos encima de la cama—. No, no, tiene que haber otro motivo. —La realidad es la que es, acéptala—. ¡Que le den a la realidad! —Pues no me llames cuando descubras lo que está pasando—. Dios, qué borracha estoy, ¿dónde están mis llaves? Ah, sí, aquí. Desmaquillarse, pijama, cama, comer. —No, comer no, no será bueno para tu estómago—. Comer no entonces. Cama… ventana. Oh, es muy bonita… —No lo es, no lo vuelvas a ver—. La noche ha sido muy bonita, eso no me lo puedes negar —Bueno, eso sí—. Y estoy… —Borracha, sí—. Nada es tan importante. —No, quizá tengas razón—. Voy a apagar el móvil.

16


Semillas

Pero no lo apago, en su lugar, me pongo a repasar fotos de nuestras aventuras. Me encanta sacarle fotos sin que se dé cuenta, dejar constancia de la belleza de su pelo ondulado, de sus pecas, de los lunares de su cuello cayendo por su pecho hasta su cadera, de su mirada traviesa, de sus tatuajes de colores en el brazo izquierdo… pero, sobre todo, me gusta inmortalizar su sonrisa. No por ser una sonrisa objetivamente perfecta, sino por lo que transmite: ganas de vivirse feliz, con la persona a la que regala esa sonrisa. Y esa persona, en el momento de captar la instantánea, soy yo. ¿Acaso puede haber mayor halago? Mi favorita es la foto que le saqué en mi casa, cuando apareció disfrazado de Anakin Skywalker llevando en la mano, a su vez, un disfraz de Padmé Amidala. —Vamos, me han invitado a una fiesta de disfraces, y quiero que tú seas mi acompañante —dijo, antes de saludarme. —¿Quién ese ese que te invita? —Marcos, un colega de Jorge. Me había asustado un poco el hecho de que se hubiese referido a ellos por su nombre oficial, y no por un mote. Xabi suele ponerles motes a todos. —¿Quién es Jorge? —Un conocido. —¿Conocido? —A ver, vístete y vente. Hace nada me dijiste que estabas aburrida de la vida. Tal y como yo lo veo tienes dos opciones: aceptar mi propuesta y ver qué pasa, o quedarte en casa y seguir mandándome audios de cinco minutos quejándote de que la vida es una mierda. ¿Qué me dices? Yo te protegeré de los malos. Obviamente fui. Siempre voy cuando él me llama. No puedo resistirme a su sonrisa y a la luz que transmite. Es imposible evitar que dicha luz reflecte en mí, tentándome a que se la devuelva con más intensidad aún. Y yo accedo gustosa a sus tentaciones. Siempre. 17


Noa y Xabier han perdido sus respectivos caminos. Noa encuentra el de Xabier, y se lo deja escrito en una botella. Xabier encuentra el de Noa y, por eso, le deja frutas en la guantera. Así se inicia un juego de simbolismos, que acaba con este libro y su mensaje. Ahora solo queda una pregunta por hacer:

228147 788419 9

ISBN 978-84-19228-14-7

«Eh, tú, ¿juegas?».

mirahadas.com


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.