Había un niño de rizos amarillos y sonrisa singular, llamado
Gael. Una tarde, después de una mañana muy entretenida y llena de juegos, el niño se acostó en su sofá con su libro de dibujo y sus tenis medio puestos. Ese era su momento favorito, en el que dibujaba sus mascaradas llenas de mucho color.
Después de varios dibujos y un gran bostezo, sus lindos ojos se cerraron lentamente hasta caer en un profundo sueño.
Minutos después, Gael despertó en un pueblo mágico lleno de colores y formas bastante divertidas que nunca había visto.
Había un teclado gigante en el suelo de su entrada, y cada tecla que pisaba tenía un sonido distinto:
«DO, RE, MI, FA, SOL, LA, SIIII» .
Gael se quedó atascado en una de las teclas, pero rápidamente saltó fuera y siguió observando.
Muy emocionado por todo lo que observó a su alrededor, comenzó a explorar el pueblo con mucha emoción.
Gael vio que había una figura muy particular, y se acercó a ella muy despacio.
—¡Guau!, es una mascarada. Me voy a acercar a ella un poco más —dijo Gael, curioso por ver más de cerca.
Ya estando cerca, el niño la observó cuidadosamente y dijo:
—Un momento, esta es mi mascarada, la que siempre dibujo en mis libros. ¡Sabía que eras real!
Gael tocó la mascarada, emocionado y, a su vez, apresurado. De repente, los ojos de esa particular mascarada se abrieron, y Gael dio un salto, sorprendido.
—¡Estas Viva! —Extendió su mano con gran ilusión y añadió—: Hola, mi nombre es Gael, ¿tú cómo te llamas?
La mascarada contestó sonriendo: —Mi nombre es Farachín.
El equilibrio de morfeo
A partir de 4 años
Gael descubre un mundo mágico donde su dibujo, Farachín, cobra vida. Una aventura sobre imaginación, amistad y música que enciende el corazón y el alma.