La retórica frente a la realidad: Terminando con el VIH y SIDA Jane Shepherd, 8 Agosto 2016
Dieciséis años han pasado desde que la conferencia Internacional de SIDA fue celebrada en Durban- ese momento de lágrimas cuando un menor de once años, Nkosi Johnson, se paró delante del auditorio y pidió aceptación hacia las personas viviendo con VIH. Era un tiempo cuando la negación hacia el VIH del gobierno de Sudáfrica impedía al país el acceso a antirretrovirales (ARV´s). Yo estaba viviendo en Zimbabwe donde tampoco había un despliegue nacional del tratamiento ARV- el periódico del estado sugería comer ajo y raíz de remolacha. Mis ex-novios murieron, mis amigos murieron, las familias de mis estudiantes murieron. Los cementerios marchaban sobre los cerros, punteados con flores plásticas. Ahora 17 millones de nosotr@s estamos tomando el tratamiento antirretroviral (ART), pero la conferencia de este año no fue para celebrar. Las infecciones VIH (y TB) continúan incrementando, hay grandes barreras para el acceso a tratamiento para las 20 millones de personas sin tratamientos, y hay un déficit de financiación flagrante. La retórica de acabar con el SIDA en 2030 y los objetivos 90 90 90 para 2020 no tiene sentido sin inversiones en la participación de comunidad. Reconocer la criminalización y los derechos humanos de poblaciones claves son requisitos previos para poner un fin al SIDA. Ben Plumley (CEO de Pangea) lo resumió: Las estimaciones revisadas de la baja inversión de la ONU no llegaron ni de cerca a reconocer la enormidad de las necesidades de la prevención a largo plazo, las pruebas, el estigma, tratamiento e investigación que nos enfrentamos con urgencia.