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Palabras al mar

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Pasatiempos

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Balcei 201 mayo 2022

#alcorisasaleunida

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Reimaginar juntos el futuro

La educación es una tarea colectiva. Al amparo de esa convicción se ha elaborado lo que se dará en llamar el informe Sahlework, bajo el título ‘Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación’, sucesor del informe Delors.

El eje central merodea la necesidad de preguntarnos cómo nos relacionamos entre nosotros pero también cómo nos relacionamos con el planeta y con la tecnología. En palabras de Sobhi Tawil, coordinador del documento, vivimos una coyuntura marcada por “la degradación medioambiental, el incremento de las inequidades, la regresión de los derechos humanos y el auge de los populismos, la aceleración de la digitalización y la inteligencia/licencia artificial y la incertidumbre del futuro del trabajo”, por lo que es inevitable cuestionarnos “qué debe hacer la educación para dar forma al futuro”.

Próximamente se van a celebrar dos cumbres educativas en París y Nueva York, ambas acomodadas con el buen recibimiento del informe por parte de los docentes de todo el mundo. Y en ello se apoya Tawil, quien ratifica una idea que mis amigos y yo llevamos muchos años defendiendo: es un error presentar la innovación como un cambio radical y transmitir a los docentes el mensaje de que lo que han estado haciendo en los últimos veinte años no valía para nada. Y añado: la transformación no parte de cero, sino de la propia realidad y del análisis de lo que hacemos bien y de lo que necesita una mejora. Y todo ello como un proyecto común.

Concierto en acústico de Isabel Marco en el IES.

No vale no valer

Está decidido: la “superación personal”, el “éxito personal” y la acumulación de “méritos” son las joyas de la corona. La individualización es una verdad absoluta que impide que otros rayos de luz lleguen hasta nosotros y pretende alejarnos de valores relacionales y colectivos.

Algunas ideas próximas al triunfo del individuo por encima del avance como sociedad triunfan a costa de marcar diferencias entre una escuela para débiles y una escuela para poderosos. De este modo es más difícil que determinadas personas que provienen de entornos desfavorecidos alcancen el bienestar, pues enfoques como el aprendizaje cooperativo, la diversidad o el crecimiento en entornos críticos no consiguen abrirse paso en medio de una maraña meritocrática de imposible tránsito.

La inclusión, principio esencial vinculado a los derechos humanos, sufre el acoso de ideologías clasistas que pretenden convencer al común de la importancia de seleccionar a los individuos a partir de sus capacidades. Se crea así una irreversible brecha entre capaces e incapaces.

Se trata de un discurso segregador que apuesta con fuerza por señalar al diferente, indicándole itinerarios distintos y siempre distantes. Se fortalece la escuela excluyente que clasifica al alumnado en perjuicio del débil porque su origen, su identidad, su ritmo de aprendizaje y sus resultados académicos no son “normales”.

Estamos en un momento en que cabe preguntarse por el futuro, preocupados por la vigencia de modelos contrarios a la universilización de la educación. Esos planteamientos niegan la esencia de una educación emancipadora capaz de ofrecer al que más lo necesita, al que vive situaciones de abandono y fracaso estructural la posibilidad de encontrar caminos de oportunidad junto a sus iguales. Si asumimos nuestro compromiso social y colectivo lograremos responder a quien más necesita que se haga realidad la idea que defiende Albano De Alonso: “Tú sí vales, tú también”.

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