NUESTRO ONCE
LO MEJOR DE MARZO EN BP
DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN: Daniel Souto EDICIÓN: Daniel Souto REDACTORES: Albert Blaya Alberto Graña Alfredo León Andrés Sánchez Edgar Faroh Jordi Cardero Pau de Castro Ricardo Belenguer
DELANTERO ANTE TODO
FORMAS DE APLICAR EL 4-4-2
UN CAMBIO NECESARIO
SIN EL FUNDAMENTO BUSQUETS
VOLVER A DISFRUTAR
ALGUACIL PARA 9 PARTIDOS
DISEÑO: Alberto Graña Daniel Souto Jordi Cardero
PROYECTO WEB
SÍGUENOS EN NUESTRAS REDES
www.balonenprofundidad.com
- EL CONTENIDO -
ROCK ‘N’ ROLL AL ESTILO KLOPP | P.6
EL CAPITÁN AMÉRICA VUELA A MÉXICO | P. 10
EL RECONSTRUCTOR DE LA ACF FIORENTINA | P.14
A PARTIR DE FEKIR | P. 18
REFUGIADOS POR LA CHAMPIONS | P. 22
ENTREVISTA A TONI PADILLA | P. 26
LA (R)EVOLUCIÓN DEL 3-5-2 | P. 34
DE PARÍS AL SILENCIO | P. 38
LA FUERZA DEL MÚSCULO BLEU | P. 42
nº 1 Abril 2018
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Rock ‘n’ Roll al estilo Klopp Jordi Cardero | @Jordicardero
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Jürgen Klopp aterrizó en Anfield para revertir una situación insostenible. Y es que un histórico del fútbol europeo no puede permitirse el lujo de estar tantos años sin conseguir títulos. The Kop lo exige. A día de hoy -seguramente sin quererlo implícitamente- el Liverpool está más preparado para competir en la Copa de Europa que para disputar la Premier League. El sello del entrenador alemán está más que consolidado en el estilo de juego: eléctrico, con transiciones explosivas y uno de los mejores ataques del continente. Sin embargo, todo lo que suma arriba se contrarresta en defensa. Es la tarea pendiente del Liverpool.
Problema estructural más que individual Aunque la calidad individual, pieza por pieza, no supera a ninguno de sus competidores nacionales -ni los dos equipos de Manchester, Chelsea, Tottenham o Arsenal- el enfoque de la parcela defensiva de Klopp no propicia una mejora a corto plazo. El Liverpool es un equipo sumamente ofensivo y expone, sobretodo, a sus centrales. Generaliza unas carencias que son evidentes. En primer lugar, desde Pepe Reina ningún otro portero ha estado cerca del rendimiento del español. Loris Karius ha mejorado a Simon Mignolet
-las últimas titularidades lo demuestran- pero el alemán deja ver algunas debilidades, como la inseguridad en el juego aéreo o la colocación en ciertos casos. En segundo lugar, los centrales quedan expuestos a los mecanismos del ataque red. Los laterales se suman al ataque y Jordan Henderson o Emre Can, que se desarrollan como mediocentros reconvertidos, no son suficientemente conservadores. Sin embargo, Klopp ha optado por Joe Gomez, un central que ha sido utilizado como un comodín lateral en ambos costados. Sin Nathaniel Clyne, Trent Alexander-Arnold, una de las promesas de Anfield, ha quedado relegado a un segundo
plano. Gomez es mucho más conservador, juega cerca de los centrales y forma una línea de tres asimétrica con balón. Por contra, Arnold tiene mucho más recorrido y presencia ofensiva, lo que a Klopp no le ha interesado últimamente. El Liverpool rehúsa al ataque de un lateral para protegerse de las transiciones defensivas, algo que puede permitirse en algunos de sus partidos. No obstante, la penetración vertical desde el perfil diestro del terreno de juego la realiza -el también reconvertido- Oxlade Chamberlain. Virgil Van Dijk aporta un salto cualitativo al conjunto de su defensa y mejora la salida de balón. No obstante, la mejora de uno
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de los centrales no repercutirá a corto plazo a la mejora de toda la parcela defensiva. El entrenador alemán demanda un perfil característico: con capacidad de jugar el balón, pero con especial énfasis a la colocación sin él y la valentía y confianza que requiere jugar a campo abierto, a 40-50 metros de su propia portería.
El
vacío
de
Coutinho
Sin Philippe Coutinho, el Liverpool pierde una pieza fundamental, la más imprescindible, en la base de la jugada. La temporada 2016-17 fue la de su confirmación, partiendo desde el extremo pero bajando a recibir en muchas situaciones. Con el fichaje de Mohamed Salah, el brasileño abandonó parcialmente la mediapunta para ser, a la misma vez, creador y finalizador. Los de Anfield, más allá de tener uno de los mejores tridentes de Europa, destacan por sus interiores con llegada y su participación desde segunda línea. Son complementarios a Salah, Roberto Firmino y Sadio Mané. Emre Can tiene un poderoso disparo y una conducción capaz de romper líneas, pero también ha sido el recambio de Henderson como medio centro. Georginio
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Wijnaldum, sin obviar su aportación en ataque, ha modulado su rol a un centrocampista algo más conservador, pero sin perder su esencia. Uno de los centrocampistas más similares en cuanto a comparación individual con Coutinho es Adam Lallana. El inglés es el jugador con mayor capacidad para moverse entre líneas, pero corre el riesgo de influir en los movimientos de Firmino por el centro. La lesión a inicios de temporada le paró en seco y le está costando volver a entrar. El retoque más interesante de esta campaña es el de Oxlade. A priori, llegó a Liverpool como suplente del tridente, pero rápidamente Klopp le asentó en el centro del campo. Oxlade es un jugador vertical, directo y profundo, pero su desarrollo como interior no es contraproducente, más bien al contrario. Aún con tiempo para leer cuál es la velocidad con la que debe circular el balón por dentro, Oxlade está enfocado a ser un agitador de momentos. Es la versión desencadenada de Emre Can. Se asocia principalmente con Salah, con el que a veces una simple pared es suficiente como para romper una línea de defensores. El Liverpool es reconocible como un equipo de Klopp. Sin embargo, además de la defensa como aspecto global, le cuesta atacar posicionalmente. Sin Coutinho, el equipo no tiene ningún jugador capaz de desatascar los encuen-
tros. El técnico alemán no ha buscado un recambio directo que cumpla con su función, muchas veces es por la propia calidad de los jugadores de ataque por la que las ocasiones terminan cayendo del bando red. Por este motivo, la directiva cerró el acuerdo de fichaje de Naby Keïta para el próximo mercado veraniego. El centrocampista del RB Leipzig es, sobre el papel, uno de los fichajes más acertados.
Si se puede correr, los goles están asegurados Es plenamente lógico, pero el Liverpool, para ganar sus encuentros, necesita marcar más goles de los que encaja. O, dicho de otra forma, de los errores que paga en defensa. Los atacantes deben estar más inspirados que la parcela ofensiva rival. Desde la llegada de Klopp, el Liverpool ha anotado un mínimo 4 goles en un mismo encuentro en 25 ocasiones. Simbólicamente, este verano Firmino cambió el dorsal 11 por el 9. Lejos de ser un delantero centro clásico, el brasileño es tan importante en el desarrollo del juego y la generación de ocasiones como en la finalización de las mismas. ‘Bobby’ trabaja para Mané y Salah. El egipcio, sorprendentemente, está rompiendo todos los registros goleadores. Aunque ubicarle en la mediapunta para acercarlo a la creación para mejorar el ataque posicional podría ser ideal, a día de hoy, apartarle del área sería un error. Es un delantero completísimo: se asocia -muy importante su conexión con The Ox-, es capaz de deshacerse de la defensa pocos metros, tiene un buen golpeo... Y tiene gol. Pocos podían imaginar este rendimiento cuando se le fichó. Desde sus primeros partidos, Salah está siendo la pieza fundamental del engranaje de Klopp. Por otro lado, Mané es uno
de los mejores atacantes al espacio, pero también se está adaptando al ataque estático y a la generación de ocasiones a partir de éste. Aunque sin Firmino nada tendría sentido. Atrae a los centrales, les saca de su zona y los extremos atacan esos preciados espacios. Cada movimiento tiene un porqué, analiza la situación en apenas segundos y desemboca en una oportunidad. Y a todo esto, además de tener un ojo en Mané y otro en Salah, tiene la capacidad de ser uno de los goleadores de la Premier League. Con espacios para contragolpear, el Liverpool tiene el encuentro prácticamente ganado. El tridente gestiona a la perfección la ocupación de carriles, el momento preciso de dar el pase, la toma de decisión, para la posterior finalización. Capaz de lo mejor y de lo peor. Capaz de establecer una ventaja de tres goles en el Sánchez Pizjuán para acabar siendo irreconocible y empatar. Klopp está madurando al equipo y, sin quererlo, ha construido un bloque que puede dar más de una sorpresa en la Copa de Europa. En una competición en la que prima la velocidad, nadie mejor que los de Anfield para explotarla. A medio plazo, si el club consigue retener a los jugadores insignia y Klopp es capaz de mejorar el apartado defensivo -con nuevas incorporaciones o no- el Liverpool será más regular. Y si lo es, la Premier League puede ser un objetivo algo más cercano.
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En enero de 2017, Donald Trump se convertía de manera oficial en el nuevo presidente de los Estados Unidos de América. Unos meses antes era elegido por sus votantes para que convirtiera en realidad sus promesas, entre las que destacaba una curiosa y controvertida: la construcción de un muro en la frontera de México. Su objetivo es eliminar la inmigración ilegal desde el país tricolor hasta la tierra de los sueños y de las oportunidades, apoyándose en la alta criminalización que esta genera. Cerca de 44 millones de inmigrantes se establecen en el país norteamericano, de los cuales alrededor de un 25 por ciento son mexicanos. Un camino por tanto muy repetido y elegido en busca de una nueva vida. Pero… ¿el camino siempre es el mismo o hay ejemplos inversos?
fueron muchas ni muy notorias sus apariciones en el conjunto de la Bundesliga pero desde EE.UU se empezaron a fijar en él. Tanto que un año más tarde llegó en calidad de cedido a los San Jose Earthquakes. A lo largo de 3 años de préstamo, Donovan consiguió anotar 32 goles en más de 80 partidos. Estas cifras goleadoras le sirvieron para fichar en el 2005 por Los Ángeles Galaxy. Y ahí su historia empezó a consolidarse. En el conjunto californiano anotó más de 100 tantos que le permitieron hacerle un sitio fijo en el once de la selección nacional y convertirse en el máximo referente del fútbol estadounidense. Se le considera una de las grandes figuras impulsoras del “Soccer”. Una selección que juntó a figuras como Beasley, Dempsey, Bocanegra, Altidore… y que entre otras cosas, consiguió eliminar a la selección española en la Copa Confederaciones disputada en Sudáfrica 2009.
”De héroe en
Estados Unidos a conquistar
”
México.
EL CAPITAN AMÉRICA VUELA HACIA MÉXICO Alberto Graña | @BertoGranha
Pues la respuesta se corresponde con la segunda opción y sino que se lo digan a Landon Donovan. El mejor jugador de la historia de los EE.UU ha iniciado en este 2018 un reto que sería muy complicado imaginarse en algún momento. Donovan ha sido, desde su irrupción, una de las estrellas en los tensos partidos que enfrentaban a ambas selecciones. Los Estados Unidos - México siempre están cargados de polémica futbolística y política. Y Landon ha sido una de las piedras en el camino que siempre se han encontrado los tricolores. Sin embargo el delantero estadounidense, pese a que su leyenda se ha forjado en la MLS, no siempre ha jugado en esta liga. Sus partidos en la cantera del Bayer Leverkusen le permitieron convertirse en miembro del primer equipo de los alemanes en el año 2000. No
Después de sucesivas cesiones en el Bayern Múnich y en el Everton, Landon terminó, en un principio, su carrera deportiva de vuelta en LA Galaxy, pero no sería su retirada definitiva. Y es que esta historia cuenta con diferentes puntos alternativos. El primero de ellos el renacimiento de la estrella norteamericana, puesto que tras una primera retirada llegó una segunda y tras este segundo aviso, publicó su fichaje en este 2018 por el Club León de México. Es poco común, pero es uno de los pocos futbolistas que han anunciado en diferen-
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tes ocasiones su abandono del deporte profesional y que han vuelto a las andadas. Se une a nombres como Verón, Ronaldinho o Cassano, jugadores que en algún momento han anunciado su retirada profesional o han mostrado intención de hacerlo y que finalmente han vuelto al verde. Y en segundo lugar, el punto caliente y más raro de esta vuelta: su fichaje por un club mexicano. El “Capitán América” ha sido uno de los futbolistas menos querido por la afición azteca y es que algunos de sus goles han provocado desgracias a los latinoamericanos como ocurrió en el Mundial de Corea y Japón en 2002. Un tanto suyo eliminó a la tricolor y alimentó el odio de la afición hacia el futbolista nacido en California. Detalles como esos, unido a diferentes comentarios fuera de las canchas certificaron una relación de, en teoría, eterno odio. Pero todo giró durante el 2018 haciendo caso omiso a ‘Varry Brava’ y la vuelta fue de 180º. El delantero de Ontario se ha caracterizado siempre por ser un ratón de área, un delantero con un gran carácter ganador. Su rapidez en la toma de decisiones ha ido unida a una correcta elección en el último segundo, siempre escogiendo el mejor camino. Los espacios se han convertido a lo largo de su carrera en su mayor virtud y es que cuando están presentes, sus carreras hacia la meta rival son letales.
y acabar llegando al área desde posiciones sorpresivas y oportunistas desde segunda línea. Él busca el gol, pero si no lo hace también lo encuentra. Podríamos decir que es un idilio amoroso el del californiano con el gol. Cuenta con un gran disparo tanto desde larga como desde corta distancia, lo que le hace tener una gran ventaja si se le dejan unos centímetros para cargar su pierna. Además es un experto desde el punto de penalti, algo siempre destacable.
Su presencia indica peligro y eso, ya de por sí, es un gran arma contra los rivales pues deben estar pendientes de sus apariciones. Algo que es complicado ya que no se trata de un delantero de gran físico al que poder mantener en el contacto visual. Su rapidez unida a su pequeña envergadura (1,73 m.) le permiten ser más difícilmente localizable. Seguramente el Donovan que llega a la liga mexicana ya no sea el mismo o ya no aporte todas las cualidades de antaño, pero a ellas hay que sumarle la experiencia. Ésta siempre aporta
saber ser más ágil pensando, tener mucha más claridad de actuación. Algo que se ha podido ver en su debut. Desde una posición algo más atrasada, como mediapunta o segundo delantero, Landon aportó energía, ganas y pausa. Y es que seguramente, sus 35 años no le permitirán ser el más rápido pero sí el más listo. Y de ahí que su posición se vea algo más atrasada. Sin muros y sin fronteras, ese ha sido el mensaje que Donovan quiere transmitirle a los mexicanos y a los aficionados de su nuevo equipo, al que intentará aportar el máximo de sus posibilidades. El camino no siempre es el mismo y la MLS no siempre es el destino. El ‘Capitán América’ llega a México para intentar aportar sus superpoderes y derribar con un potente disparo cualquier tipo de muro que se interponga entre naciones demostrándole a Donald que las barreras no siempre son positivas, que la separación no es siempre la mejor solución.
Además es el perfecto finalizador. No tiene una dinámica fija en su modo de actuación: de cabeza, de izquierda, de derecha, de primeras, tras más de un toque, tumbando al portero en el regate, haciéndolo con sutiles vaselinas… su objetivo es el gol y no le importa cómo. Su posición favorita no se encuentra en ser un delantero fijo sino en apoyar la jugada
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EL RECONSTRUCTOR DE LA ACF FIORENTINA Ricardo Belenguer | @Ricardoblngr32
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La relación entre Stefano Pioli y la Fiorentina fue hace algún tiempo algo similar a la de aquellos amantes que se ven obligados a separarse durante un largo periodo de tiempo pero que pese a encontrarse sumamente distanciados, no pueden parar de pensar el uno en el otro. El Chievo Verona, el Bologna e incluso equipos punteros de la Serie A como la Lazio o el Inter de Milán, no fueron suficientes para que el entrenador natural de Parma olvidara el color violeta, el color de la elástica principal de la ACF Fiorentina. Tras su destitución del conjunto nerazzurri y aprovechando la marcha del portugués Paulo Sousa de la bella ciudad de Florencia, los caminos del gran club toscano y del entrenador parmesano volvieron a cruzarse. Stefano podría por fin cumplir uno de sus grandes sueños, entrenar al club en el que lo dio todo como jugador, el club en el que se convirtió en leyenda. A sus espaldas, más de seis años vinculado a la entidad florentina como jugador y como hecho más destacable, el mítico ascenso del año 94. El año previo al auge del club, el año previo a la temible Fiorentina de los míticos Batistuta, Toldo y Rui Costa entre otros muchos grandes jugadores que pasaron por la escuadra italiana durante la década de los noventa. Firmando por dos temporadas, el reto al que tenía que enfrentarse Pioli no era en absoluto fácil. La anterior temporada fue, al igual que la suya con el Inter de Milán, un completo fracaso que provocó que pesos pesados del club decidieran abandonarlo buscando un club que mejorara el proyecto deportivo y también, sus pretensiones económicas. Es el caso de jugadores como Federico Bernardeschi o Matías Vecino, aunque sin duda alguna, la pérdida más dolorosa fue la del capitán Borja Valero que abandonó el club entre lágrimas y a diferencia de sus compañeros; entre vítores, aplausos y gritos de admiración hacia un jugador de una calidad excepcional que dejó todo lo
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que pudo y más sobre el césped del Artemio Franchi. Reconvertir un equipo que ha perdido a sus piezas más importantes es una tarea extremadamente difícil, ya que pese a tener amplias cantidades de dinero, no dar con el sustituto adecuado puede lastrar al equipo durante toda la temporada. El staff deportivo del club trabajó codo con codo y desembolsó más de setenta millones de euros en nuevas altas con el objetivo de tener un equipo competitivo de inmediato, pero también asegurar el futuro medio. Es por ello que al club de la capital de la Toscana llegaron los prometedores Giovanni Simeone, Jordan Veretout, Marco Benassi y Bruno Gaspar, además de los experimentados jugadores curtidos en mil batallas Carlos Sánchez, Cyril Théréau, Vitor Hugo y Germán Pezzella. Por si fuera poco haber incorporado a tal cantidad de jugadores de calidad, lograron retener al croata Milan Badelj que sonó fuertemente para el nuevo proyecto del AC Milan.
La mezcla entre juventud y desparpajo con veteranía y experiencia de la mano de un consagrado técnico como Stefano Pioli auguraba un buen año en la ciudad del Calcio Fiorentino. Desde el primer partido de Serie A y con el equipo ya conformado, Pioli dejó muy claro cómo iba a jugar su equipo, con un estilo indefinido. Es de todos bien sabido que Stefano es un gran amante del fútbol de posesión del ex entrenador de la Fiorentina, Cesare Prandelli, sin embargo; jamás ha sido un entrenador que se haya casado con un estilo de juego en particular. Como ya comentamos líneas atrás, es partidario de tener la el balón, pero como a cualquier
amante de la competición tiene como objetivo ganar, por ello, no le tiembla el pulso si tiene que ceder el control del esférico a sus rivales para poder presionar arriba y contragolpear cuando sea posible. Con el ahora clásico 4-2-3-1 en ataque posicional como esquema de juego habitual, esta repetida formación se transforma en un 4-4-1-1 cuándo el esférico es controlado por sus adversarios. De esta manera, consiguen acumular jugadores que ahoguen el mediocampo rival y se aseguran que las bandas están cerradas. Además, en caso de robo de balón, cuentan con un enganche y el delantero centro, algo más retrasados, listos para contragolpear. Actualmente, la Fiorentina se establece en la mitad superior de la tabla, optando por asaltar los puestos que dan acceso a Europa League. Han tenido destacadas victorias y grandes partidos en los que fueron completamente superiores a sus rivales sobre el verde, sin embargo; el partido que mejor definiría cómo es o por lo menos como quiere ser esta renovada Fiorentina, es el partido disputado frente a la Juventus de Turín en el Artemio Franchi de Florencia. Pese a que el resultado fue adverso para los locales pues cayeron por 0-2 ‘gracias’ a los goles del recién marchado Federico Bernadeschi y del killer argentino Gonzalo Higuaín, los viola dominaron el choque de cabo a rabo poniendo en serios apuros a la zaga turinesa. Solamente la falta de puntería por su parte y la evidente diferencia de calidad y capacidad de resolución entre un equipo y otro, declinaron la balanza hacia el lado visitante. El partido, a nivel futbolístico, solo tuvo un color y ese fue el violeta. Pioli jugó a la perfección sus cartas y únicamente un poco de suerte hubiera hecho que ganaran aquel duro partido. El balón, tal y como intentan siempre sus equipos, fue dominado por ellos e intentaron elaborar el juego por el centro buscando también numerosas accio-
nes por banda con el fin de descongestionar el centro del campo. Su principal referencia ofensiva, el prometedor Federico Chiesa, abandonó su posición en el costado izquierdo para recibir en una posición más centrada y alejada del área para hacer jugar a sus compañeros. Gil Dias, mantenía su posición en banda para crear desequilibrio en esta e intentar buscar rematador a sus centros al área. A su vez, el trivote en el mediocampo ofrecía en todo momento línea de pase pues de no ser así, el balón no duraría más de diez segundos en botas florentinas. Pero sin duda alguna, aquello que destaca de todos los equipos de Pioli, es la presión. Los once jugadores que hay sobre el terreno de juego están cien por cien comprometidos en ella, y fue así como han conseguido hacer daño a sus rivales, especialmente al vigente campeón del título liguero. Dejar recibir en corto es el primer paso y ahí es cuando los rivales caen en la trampa. El jugador propietario del balón solamente encuentra al guardameta como principal aliado pues el resto de sus compañeros están siendo cubiertos por un jugador de la Fiorentina. Es entonces, cuando no queda otra opción y tienen que rifar el balón, donde mayoritariamente, el balón vuelve a estar en manos de la defensa. ¿Cuál es el objetivo de este equipo? Ni en el propio club lo saben dado que a principio de temporada todo era sumamente incierto. Ahora mismo, con las plazas europeas al alcance, éste será el principal objetivo para mantener y desarrollar el gran bloque creado por Pioli de cara a la temporada que viene. Respecto a la gran pregunta de si los Simeone, Chiesa o Gil Dias serán los nuevos Batistuta, (Enrico) Chiesa o Rui Costa; nosotros, preferimos no especular y disfrutar de ambas escuadras, aunque el listón en la historia de la Fiorentina está muy alto.
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Queda muy lejos aquel Olympique Lyonnais que, hace ya una década, conquistó siete Ligue 1 consecutivas. Un OL al que solo le faltó dejar huella en la Copa de Europa, en la que llegó a semifinales en 2010. A pesar de que ya nada queda de aquel poderoso equipo, -del cual llegaron a formar parte un joven Karim Benzema, un talentoso Jérémy Toulalan o el jugador recordado por todos, Juninho Pernambucano- Jean-Michel Aulas, presidente y propietario del club, aceptó el fin de la era del OL y apostó por una base de futbolistas jóvenes y con un gran potencial. Aunque contrarrestar y plantar cara a la hegemonía del Paris Saint-Germain es prácticamente imposible, Aulas considera la opción de madurar el proyecto y ser un claro aspirante a medio o largo plazo. Sin embargo, corren el riesgo de perder mimbres si el equipo no consigue tangibles y no se convierte en una oferta apetecible para los jóvenes talentos que hoy crecen en Lyon. Alexandre Lacazette, Samuel Umtiti o Corentin Tolisso son una buena muestra del rumbo que pretende la dirección deportiva, pero a la vez, del ojo que tienen puesto los grandes de Europa en el club del este de Francia.
A PARTIR DE FEKIR Jordi Cardero | @Jordicardero
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Partiendo desde la portería, Anthony Lopes es uno de los porteros más infravalorados -o con menos visibilidad- del panorama futbolístico europeo. Pese a que no es excesivamente alto para ser guardameta, pues mide 184 centímetros, destaca por su colocación y reflejos. El único punto negativo es el juego con los pies, casi una obligación para los porteros de las nuevas generaciones. Una característica que tendría un impacto positivo en el equipo de Bruno Génésio si fuese capaz de dominarlo, ya que es potencialmente un primer lanzador de contragolpes. Los centrales, algo más
experimentados que el resto de la plantilla, son uno de los puntos más débiles del equipo.
Brújulas que apuntan a polos diferentes En el centro del campo se han erigido dos nombres propios esta temporada: Lucas Tousart y Tanguy Ndombèlé. Formando un doble pivote, se complementan para dar fluidez a la salida de balón y, a la misma vez, imprimir velocidad a las jugadas de ataque. Tousart tiene un papel más conservador, se sitúa cerca de los centrales y es el encargado de dar equilibrio al equipo con y sin balón. Cuando el esférico lo mantienen los atacantes, el joven centrocampista es el punto de gravedad, pendiente del repliegue posicional en caso de pérdida. Por otro lado, Ndombèlé es -aunque complementario- una antítesis de Lucas. El ex del Amiens es un jugador especial, que destaca por un enorme despliegue físico. Sin embargo, tiene detalles de calidad sorprendentes para un jugador de su posición, además de una gran conducción. Tiende a ser el nexo entre la base de la jugada o la salida de balón y la parcela ofensiva, encabezada por la estrella del equipo, Nabil Fekir. Ndombèlé es un boxto-box con una técnica sorprendente, un centrocampista especial que ha hecho suya una gran parte del terreno de juego y que encaja a la perfección en el estilo de juego del OL. A la hora de confeccionar el proyecto, para Aulas no vale cualquier jugador joven. El equipo de Génésio tiene todas las piezas necesarias para convertirse en un gran reloj, jugadores con perfiles distintos, con diferentes roles, pero plenamente homogéneos. De tres cuartos de campo en adelante, el Olympique Lyionnais se convierte en uno de los equipos más vistosos del continente. Houssem Aouar, Memphis Depay, Maxwel Cornet, Bertrand Traoré, Fekir y Mariano Díaz
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son los nombres propios. Y con el mismo denominador común: juventud, calidad y potencial. Uno de los interrogantes que se ha planteado Génésio durante esta temporada ha repercutido en el extremo izquierdo. El rendimiento intermitente y la actitud de Depay ha menguado sus minutos como titular. El fichaje de Memphis por el Manchester United fue precipitado en cuanto a expectativas a corto plazo por parte del conjunto inglés. El atacante aún está madurando futbolísticamente, conociendo sus límites y algunas veces peca de ello. Quiere destacar, pero a costa de una repercusión global. Por contra, Aouar ofrece al equipo una vertiente distinta. A medio camino entre el interior y el extremo, es un vínculo entre el centro del campo y la zona de ataque, partiendo desde la banda, pero de forma mucho más asociativa, permitiendo constantemente aportar profundidad de forma indirecta, con las subidas de Mendy. Asimismo, influye en la libertad de movimientos de Fekir. El mediapunta francés es la pieza que completa el puzzle. Sin ella, el resultado final no sería satisfactorio. La grave lesión que sufrió ya es historia y la autoestima y confianza le han catapultado a un nivel insospechado, llegando a ser uno de los jugadores con mejor rendimiento de Europa. Todo tiene sentido a partir de él.
Si en el costado izquierdo las variantes son prácticamente opuestas, en la derecha, Cornet y Traoré poseen un perfil parecido. Incisivos, desequilibrantes y encarados a la finalización. El OL sufrió una dolorosa derrota en Ámsterdam, ante el Ajax, en semifinales de la Europa League la temporada pasada. Kenny Tete y Traoré fueron los estímulos más impactantes de los de Bosz y Aulas no dudó en incorporar la banda derecha de los holandeses a la disciplina francesa.
Fekir y Mariano; lanzador y finalizador Si Fekir es el nombre propio del equipo, Mariano Díaz propicia su mejor rendimiento, a la vez que el mediapunta se ve potenciado por el exjugador del Real Madrid. El delantero no ha sentido vértigo al abandonar el Santiago Bernabéu y recalar en las filas de uno de los equipos más singulares de Francia. El de Premià de Mar genera un contex-
apartados, pero no repercute de la misma forma en otros. El siguiente escalón -necesario para mejorar ante equipos de la zona media y media-baja de la clasificación- es controlar los partidos mediante la posesión de balón. A largo plazo, tendrá aún más importancia la capacidad de retención por parte del club de los jugadores con más talento. La base del proAulas ha ofrecido a Génésio las piezas nece- yecto está asentada, el primer paso ha sido sarias para construir un OL extremadamen- firme, pero el éxito dependerá de la continuite competitivo. Por naturalidad y caracte- dad que tenga el camino. rísticas de los futbolistas, en fase ofensiva explotan todos los recursos posibles. Se sienten cómodos con espacios por delante, dominan la transición defensa-ataque, puesto que tienen lanzadores y finalizadores capaces para ello. Contrariamente, la plantilla aún no es lo suficientemente madura como para gestionar los micropartidos que se disputan dentro de un mismo encuentro. Con ventaja en el marcador, los de Génésio en muchas ocasiones no han sido capaces de terminar consiguiendo los tres puntos. La juventud beneficia algunos to por si mismo. Por características, es una adición de la parcela ofensiva. Destaca por su velocidad y su capacidad de desmarcarse mediante diagonales a la espalda de los centrales. Tiene una potencia en carrera descomunal y, además, está destacando en el apartado goleador.
Sus transiciones defensa-ataque le hacen uno de los equipos más peligrosos de Europa al espacio. 20 | BP
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Posiblemente este sea el último año –hasta que se dé una nueva reforma- que podamos ver una edición de la Champions League tan variopinta de campeones y nacionalidades. Y es que la Copa de Campeones que coronará al vencedor a las puertas del verano de 2019 será la que cuente con menos campeones en la historia de la competición. Los cupos han variado, y con ellos las rondas previas de clasificación. Ahora la Copa de Europa tendrá equipos con mejor cartel, asegurando la presencia de numerosos equipos de las grandes ligas. Concretamente, la mitad del campeonato estará compuesto por equipos de las cuatro grandes ligas. Aunque para el caso que nos ocupa, más que poner el foco en los grandes clubes debemos mirar hacia esas eternas rondas de playoff que empiezan meses antes que la propia Champions. 17 nacionalidades diferentes se plantaron en la fase de grupos de este año. Una de ellas supuso un debut histórico, y es el protagonista de la historia que nos ocupa: el Qarabag azerí. A pesar de que el nombre indique claramente
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la referencia a la región de la cual es originario este club, los partidos que hemos podido presenciar del Qarabag en esta Champions los ha disputado en Bakú, la capital de Azerbaiyán, a unos 250 km de la que era su ciudad de origen; Agdam. El fútbol y la magnitud de una competición como la Champions han puesto bajo el foco de grandes medios la situación que atraviesa el país caucásico. Y es que para muchos, el tema de conflictos armados en Europa ya suena a algo lejano. Pocos resquicios quedan ya de las últimas divisiones territoriales tras la desaparición de la URSS allá por 1991 –no hace tampoco tanto-. Kosovo y poco más por los Balcanes. Pero lo cierto es que además de la Guerra en el Este de Ucrania, aún activa, y aquel episodio de la anexión rusa de Crimea, poco más se tiene en conciencia de los numerosos conflictos armados activos que nos rodean. Y el conflicto en Nagorno-Karabaj sigue aún presente, aunque la intensidad sea menor que en épocas pasadas.
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Las luchas por la frontera
Agdam, la ciudad que citábamos anteriormente y que servía de origen del club de fútbol azerí, es hoy en día un desierto lleno de ruinas. Una ciudad que ya no existe. Agdam se encuentra en el centro de la zona de conflicto, Nagorno-Karabaj. Un territorio en disputa desde la desintegración de la URSS pero cuya lucha tenía precedentes nacionalistas antes de la época de Stalin. La zona siempre fue de mayoría armenia y ya antes de la citada desintegración en 1991, la población local realizó una votación para crear la República de Nagorno Karabaj con la intención de unirse posteriormente a Armenia cuando la URSS desapareciera y no quedar integrados dentro del territorio azerí, algo que no tuvo efecto puesto que las fronteras ya estaban pactadas de antemano. Todo este sentimiento de pertenencia armenia lógicamente contó con el rechazo de los propios azeríes que vivían en la zona, aunque fuesen una minoría allí. Esto desencadenó una guerra que duró 6 años; desde 1988 hasta 1994, con un aliciente además del sentimiento de pertenencia, y es que el choque de culturas es muy relevante por el enfrentamiento entre cristianos y musulmanes. Un componente religioso que aviva aún más la llama de un encarnizado enfrentamiento. Una guerra que sobre el papel venció el bando armenio, con una gran cantidad de población local azerí exiliada a otras zonas del país y la ciudad de Agdam, base del ejército de Azerbaiyán, arrasada. Es por ello que al Qarabag FK se le conoce como el ‘equipo de los exiliados’. Un lema que lleva por bandera un club convertido en mártir de la guerra, que ha tenido que huir de su tierra para terminar disputando sus partidos europeos en la capital, Bakú. Casi un cuarto de siglo después del alto el fuego, la República de Nagorno-Karabaj es una república independiente de facto reconocida como parte de territorio de Azerbaiyán. Una situación
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compleja, aunque a fin de cuentas continúa siendo territorio azerí. Pero a pesar del alto el fuego los episodios de tensión y violencia siguen estando presentes a día de hoy. En 2017 una abuela y su nieta, de apenas dos años de edad, fueron asesinadas en un bombardeo del ejército armenio que la clase política y la prensa azerí castigaron severamente. Aún hoy el problema sigue sin resolverse.
Un club icono en Azerbaiyán
La figura que la guerra le otorgó de mártir, de equipo exiliado de su territorio y que acogió a los refugiados azeríes de la cruel guerra, le sirve para ser hoy uno de los clubes más queridos en Azerbaiyán. Un símbolo de la lucha y una representación del sentimiento nacional. Algo que además acompañado de los resultados deportivos, hacen que el seguimiento al club de Agdam sea mayúsculo entre sus fronteras. Hoy Bakú es una ciudad próspera, con el petróleo como principal fuente de ingresos y que en los últimos años ha tenido un crecimiento exponencial. Muchos de los emblemas de la ciudad se pueden observar
en un moderno trazado urbano de Fórmula 1, donde se mezcla la antigüedad de su gran castillo con los tres grandes edificios en forma de llama ultra modernistas que representan el lema del país: Azerbaiyán, tierra de fuego. Una arquitectura a la que se le suma un precioso Estadio Olímpico en el que el FK Qarabag disputó sus partidos como local en esta fase de grupos de la Champions League.
El Qarabag es el segundo equipo del país con más ligas conquistadas (suma 5 campeonatos), teniendo en cuenta los datos desde que Azerbaiyán es una república independiente, ya que cuando formaba parte de la URSS su liga era regional y no tenía un nivel profesional. Cuatro de las ligas las ha conseguido en los años recientes de forma consecutiva, siendo el líder destacado también en esta temporada. Pero son dos los grandes hitos en competiciones continentales lo que le hace destacar como uno de los conjuntos históricos de su país: fue el primer club azerí en lograr una victoria en cualquier torneo europeo; un histórico triunfo por 1-2 en su visita al campo del
Maccabi Haifa israelí en la Copa Intertoto de 1999. Por otro lado, algo mucho más reciente y en mente de todos, es el primer conjunto del país del fuego en debutar en la fase de grupos de la Champions League tras superar al Copenhague en la última ronda de play-off y dejar por el camino al Sheriff Tiraspol moldavo y al Samtredia georgiano en las rondas previas. El sorteo fue muy caprichoso y juntó al conjunto azerí con auténticas potencias de la competición en uno de los grupos más disputados, donde le acompañaron Atlético de Madrid, Chelsea y Roma. Casi nada. Y aun con ello el club azerí consiguió sumar dos históricos empates en sendos partidos frente al club colchonero. Sin duda un hito para las expectativas que tenía el club. Dos son los españoles que actualmente defienden su camiseta sobre el césped, ellos son Míchel Madera, asturiano y canterano del Sporting, club con el que llegó a debutar en Primera División, llegó al club tras un breve paso por –precisamenteel Maccabi Haifa para disfrutar de la emoción de disputar competiciones europeas comandando el centro del campo azerí. Junto a él se encuentra Dani Quintana, un jugador canario con una carrera algo más humilde que la de su compatriota, canterano del Valencia, pero que puede presumir de haber sido el máximo artillero de la Primera División de Azerbaiyán en la temporada 2015/2016 con 15 goles, a pesar de su condición de centrocampista, pero de corte mucho más ofensivo que Míchel. Sin duda la historia del Qarabag es la de un club que ha pasado los peores tragos que puede pasar cualquier sociedad, ver cómo su hogar queda salpicado por una guerra. Lejos de todo ello, el club ha sabido reinventarse a kilómetros de su casa, alcanzando cotas que antes eran inimaginables y, más allá de todo posicionamiento en un conflicto armado, hoy puede decirse que es un equipo emblema en todo Azerbaiyán y, por qué no, parte de nuestro corazón futbolero por su gran gesta en Europa. Un club que se ha refugiado bajo los sueños de la Champions League.
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En tu pieza para Revista Panenka, “Hooligans en blanco y negro”, utilizas el fútbol como herramienta para explicar un momento político y social tan enardecido como el de aquella Barcelona de los años 20. ¿Puede el fútbol explicar la historia?
¿Este debate siempre ha existido?
Técnicamente no. El fútbol sí puede ser el punto de partida, el escenario en el que ubicar un determinado momento histórico. Pero no puede ser el hilo conductor, la misma historia te va alejando del fútbol. Al fin y al cabo, el fútbol, como generador de pasiones, acaba actuando como canalizador, como una cloaca, y allí termina llegando todo lo bueno y lo malo de la sociedad. Siempre ha sido el lugar idóneo para manifestar actitudes políticas o sociales. Es un tremendo escaparate. No existe un fenómeno global cómo el futbol, debe ser explicado, pero no es el actor principal.
Pero la politización sí es ahora más visible…
En la era de la postverdad, se señala que ha nacido la del postfútbol. Después del “Dios ha muerto”, nos ha caído el “fútbol ha muerto”. Y cada vez son más los renegados del actual fútbol.
“El fútbol cada vez pertenece menos a la gente” TONI PADILLA
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El fútbol siempre ha cambiado. El discurso de “el fútbol ha dejado de ser lo que era” siempre ha existido, aparece a la mínima para quedarse. Con la aparición del fuera de juego, de la retransmisión del fútbol de forma televisada o con las primeras equipaciones con publicidad. Delante de cada cambio hay mucha gente que considera que “su” fútbol ha muerto, el fútbol que él conocía. Pero lo seguirá viendo. Aquí en Barcelona se oye mucho la frase de “este fin de semana no hay fútbol”. ¿Cómo que no? Hay Segunda B, selecciones… pero como el Barça no juega, ya no hay fútbol. Se crean su verdad, pero el fútbol son muchas cosas. Hay gente que sigue el fútbol negocio y otros que lo rechazan, manteniéndose fieles a clubs amateurs o a su club de barrio.
Sí, por supuesto. Ahora tenemos la fortuna o la desgracia de poder hacer llegar nuestra voz a la otra punta del mundo, pero siempre han existido.
Siempre ha habido reivindicaciones políticas en el fútbol. Pero como he dicho, todo cambia y muta. Lo que sí que está sucediendo actualmente es un proceso de “elitización”, en el sentido de que se está creando una élite en el mundo del fútbol que está amenazando con crear una Super Liga cerrada que menosprecie a los otros equipos. Este debate es el que nos está tocando vivir ahora. Muy ligado al ya mencionado pos fútbol. Sí. Es un tema muy interesante. Porque si nos preguntamos qué es el fútbol veremos como una pregunta tan sencilla genera tal cantidad de respuestas. Cuando hablemos de fútbol tenemos que tener muy claro que detrás de cada persona hay una forma de verlo que puede que sea la opuesta a la nuestra. Pero este debate nos remite a los primeros que asaltaron a la historia de este deporte. A principios del siglo XX la prensa y los clubes se cuestionan sobre si el fútbol debe ser profesional o no. Es uno de los primeros grandes debates.
“A los clubes que apostaron por la esencia amateur la historia les pasó por encima” BP | 27
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En España el debate también llegó. Hay poca hemeroteca de principios de los 20, por lo que es complicado que la gente sepa de la existencia de este debate. Joan Gamper dijo que el fútbol tenía que ser Amateur, se peleaba con los jugadores por ese motivo. Muchos clubes no quisieron seguir la senda del fútbol como negocio, y apostaron por clubes amateurs, como el caso del Corinthians británico. La historia les pasó por encima. Por lo tanto, cuando trasladamos el debate de los clubes ricos y los modestos, las reacciones son muy similares a las de hace 100 años. ¿Cómo valoras que existan clubes como el St.Pauli o el Athletic Club que se mantienen tan arraigados a unos valores y a sus aficionados? Me parece muy bien, pero son excepciones. Siempre se han producido excepciones. El Athletic ha logrado mantener su excepcionalidad a lo largo del tiempo, mientras que el caso del St Pauli es diferente. Creó un camino diferente de reacción a partir de los años 80, antes estaba dentro de esta “normalidad”. Son clubes a los que respeto mucho porque sus decisiones no están ligadas al ganar, ganar y solo ganar, sino que detrás hay algo más. También respeto a los que no quieren ir a ver al equipo de su barrio o de su ciudad, a un Valladolid, un Ávila o un Sabadell. ¿Por qué la gente no quiere ser partícipe del equipo de su barrio o de su pueblo y se lanza a los brazos de los grandes poderosos de este deporte? Porque vivimos en una época en que todo el mundo quiere lo mejor, la calidad del aquí y ahora. ¿Para que ir a ver al equipo de tu barrio cuando te dan la Champions en tu casa? Lo mismo sucede con las series. Todo tiene
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una parte buena y una mala. Se busca exigencia pero eso conlleva un proceso en el que cuesta mantenerse fiel a tus raíces. ¿Se cae en el riesgo de perder la pasión en el fútbol? Evoluciona. La gente lo vive de formas muy diferentes. En un deporte tan mediatizado y con jugadores que se asemejan a estrellas del Rock más que a futbolistas, ¿corre peligro el fútbol? ¿Hasta qué punto es de la gente? En muchos casos nunca ha sido de la gente. Nos lo han hecho creer. Podemos ver la misma actitud de Neymar en un jugador de hace 100 o 110 años que ya cambiaban de equipos de una forma polémica por el dinero. El caso de Zamora que dejó el Espanyol para fichar por el Barça porque le ofrecían más dinero y luego volver a su querido equipo, también por dinero. Las cifras son desorbitadas, pero las actitudes siempre han existido. Son los Neymar de hace 100 años. La diferencia es que ahora el mercado es global, varía la economía, pero se mantiene la misma actitud. ¿Por qué el Europa o el Real Unión de Irún jugaban delante de 10.000 personas en los años 20? Porque estaban en primera. Ahora no. La gente desierta, siempre ha pasado. ¿El fútbol ya no es de la gente? Cada vez menos. Es una evolución muy rápida. Cuando la gente se queja, el poder ya hace 3 años que ha actuado, así que es bueno conocer la historia para ver que siempre ha existido ese debate y se ha mostrado de diferentes formas. No es algo nuevo. En un mercado tan global como este, es difícil ser propietario, porque se necesita dinero, y para conseguirlo tendrás que ir a buscar a gente que te lo ceda, aceptando que entren
a formar parte del club. Se crea esta sensación ilusoria de que el fútbol nos pertenece, pero encontraremos pocos casos de gente que sea propietaria de un club por pasión o amor hacia este deporte. Es una cruda realidad. Difícil de aceptar. Esta guerra entre propietarios y aficionados, por ejemplo el caso del Málaga -el propietario no aparece por la ciudad y la gente está muy enfadada- difícilmente tiene una solución. Lo que está claro es que puede que el fútbol no sea de los aficionados, pero sí que es para los aficionados. Los horarios están hechos para que la gente consuma, sin afición, un estadio vacío no vende. No estoy de acuerdo. Yo creo que hoy en día ya no funciona así. Tú puedes ser un empresario y decidir comprar un club que no tenga aficionados o crearlo de cero, que si lo haces bien, ya vendrán. Por ejemplo, Red Bull creó un club desde cero. “Es que en Leipzig la gente tiene al Lokomotiv”, decían. Da igual, la gente ha ido. Han creado un imperio de la nada, no tenían aficionados. El señor Roig quería comprar el Valencia y no le dejaron. Compró el Villarreal, un club que no era nada. Yo estuve en el viejo Madrigal en un Villarreal-Sabadell, en un partido por no bajar a 2ªB, fuimos 500 personas de Sabadell y en el estadio había unas 400 del pueblo. Detrás de la portería había dos filas -en lugar de las enormes graderías que hay ahora- con cuatro personas de pie. Roig pensó: “Si lo hago bien, ya vendrá la gente”. Y la gente acabó yendo… El hecho de que nosotros tengamos una idea y la defendamos, no nos tiene que llevar a pensar que esa es la verdad. Quienes nos van por delante, no lo ven así. Ven la capacidad de poder hacer dinero, lo ven como una inversión. Ellos son los que tienen el control
del fútbol porque, precisamente, como saben que nosotros lo vemos así -de forma romántica- saben que estamos dispuestos a consumir. Como hay un público potencial, hay mercado, es una buena inversión. Si lo haces bien, conseguirás que incluso gente de Finlandia te siga y se haga del Villarreal -En referencia a la pancarta detrás de una de las porterías-. El caso de Red Bull es uno de los más claros. Sus aficionados son gente que estaba harta de vivir en una ciudad inmensa, una gran capital, y tener los equipos en Tercera o Cuarta. Vino un señor, metió dinero y creó un proyecto desde cero para atraer a la gente. Se quedaron dos mil o tres mil fieles viendo al Lokomotiv o al Sachsen, de Quinta o Sexta. Leipzig es una ciudad muy importante en Alemania, con equipos en Quinta división. Si uno de ellos llega a Primera, la gente prefiere animar al “equipo del toro” que tener un estadio mundialista y ver partidos de Quinta División. Al fin y al cabo, nos equivocamos si consideramos que es un fenómeno creado. Aunque existen muchos otros casos. Muchas cosas que ahora vemos y damos por hechas, en su momento ya parecían engendros. El Copenhagen es un engendro, el PSG es un engendro. Yo soy más viejo que el PSG, cuando nací no existía. En el caso de los daneses, entre la federación, el ayuntamiento y el gobierno crearon un equipo desde cero y la gente fue. Ahora parece que siempre ha estado. Copenhague no tenía ningún equipo en Primera y el Brondby -que está al ladoestaba ganando ligas. Crearon un equipo entre empresarios y políticos y la gente ha ido. Los que lo crearon no lo hicieron pensando en la gente, pensaron en el dinero.
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Por ejemplo, en la NBA las franquicias cambian de ciudad y no existe un sentimiento de arraigo. En fútbol puede que costase un poco más de imaginar, pero podría acabar pasando.
tres años una final de la Copa de Europa. El aficionado tiene que decidir qué busca y hacer todo lo posible, organizarse. La actitud de las aficiones en España deja mucho que desear si lo comparamos con Alemania.
Ya ha pasado. El Wimbledon es esto. Lo compraron y se lo llevaron a Milton Keynes. En casos puntuales puede llegar a pasar. Todo esto es un camino lineal, tiene lógica. Han habido fusiones de clubes, refundaciones, clubes creados… Pero llega un momento en el que ya forman parte del día a día y los consideras normales. Se repiten patrones de comportamiento.
Alemania va un paso por delante, en este aspecto.
Tendemos hacia un futuro que podría desembocar en una Liga Europea. La creación de una hipotética liga europea, que para mí atenta contra todo aquello por lo que se creó el fútbol, aunque la veo muy lógica observando el interés de las personas. Quien tiene dinero, cada vez quiere tener más. Nunca dicen basta, quieren más. En el fútbol igual. Llegará un momento en el que el Barça o el Madrid no les importará si crear una liga europea y que el Depor se quede fuera. Hubo una época en la que Barça y Madrid fueron matando a clubes de la ciudad -el Júpiter, el Sants, el Europa… estaban muy cerca del Barça, existieron clubes históricos como el Català o el Espanya -que llegó a una final de Copa del Rey-. El Barça creció más, el Espanyol aguantó el ritmo y los demás han terminado en Tercera, en categorías inferiores o desapareciendo. Y esto también sucede en el ámbito global. Cada vez el mercado es más agresivo, ahora los equipos se hacen sombra a nivel mundial. Encuentras casos de países que tú vas y una persona te dice que su hijo es del Barça. ¿Y por qué no es del Partizan de Belgrado o
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del Flamengo -que son equipos importantes-? Tengo un amigo chileno que su hijo es del Barça y no quiere ir con él a ver a Colo-Colo, se queda en casa viendo al Barça. En Barcelona, grupos de inversión rusos o norteamericanos van comprando edificios y cada vez el alquiler es más elevado. Parte de nuestro destino en esta ciudad está relacionado con empresas que tienen su sede en Washington, Moscú o Abu Dhabi. En el fútbol pasa lo mismo, los grandes clubes puede que estén evitando la creación de clubes en otros países.
“La actitud de las aficiones en España deja mucho que desear si lo comparamos con Alemania.”
R: Ellos hacen presión para que el precio de las entradas no suba. La afición del Sankt Pauli llevó a la asamblea que se defienda la norma 50+1 y se ha aprobado, a pesar de que el Bayern la quería romper. También existe un gran movimiento contra los partidos de liga los lunes. Los han inaugurado esta temporada, han habido boicots en Colonia, Dortmund… Los aficionados tienen un poder ¿Qué parte de culpa tiene el aficionado? y lo ejercen como tal. Aquí la gente está dor¿Llega tarde? ¿Hay posibilidad de cambio? mida. El aficionado llega tarde, tiene un poder y tiene una parte de culpa, pero no la principal. Es muy difícil combatir contra todo esto. Hay un elemento sociológico, si tú educas a las personas con una falsa ilusión de que tienes que ser del mejor, creando una cultura en la que en las redes sociales somos muy guapos y nos creamos una imagen estupenda, pues ‘viste’ más ser del Barça y poder ir a Stamford Bridge o ser del Madrid e ir al Parque de los Príncipes que estar siguiendo a tu equipo e ir a ver un Llagostera-Sabadell de 1500 espectadores. Tiene un punto cultural, va un poco relacionado con los valores que queremos transmitir. Entonces, puede que no estemos transmitiendo los valores reales del deporte. ¿Qué buscamos en el deporte: crear una comunidad para que un grupo de gente sea fiel más allá del resultado, o bien, una entidad que nos da lo mejor? Los mejores futbolistas, los mejores partidos, la opción de ver cada
O, sin ir más lejos, el precio de las entradas. Es significativo que haya estadios en Alemania en los que la media de precio de una entrada sea de 35€. Aquí no he visto grupos que hagan huelgas o boicots en los estadios. Hay un mínimo poder para intentar cambiar las cosas. Culturalmente, aquí mucha gente prioriza tanto los clubes grandes que les da igual de donde sacan el dinero o cómo los gestionan siempre y cuando puedan tener a Cristiano Ronaldo, Messi o Griezmann, se trata de ganar. Para mí no se trata de ser el mejor. Creo que es mucho más digna la actitud de los aficionados del Bayern, que siendo un club tan grande, estaban en contra de la normativa 50+1. O, por ejemplo, los seguidores del Rosenborg, que no querían que el club fuese a hacer un stage a Dubai y no fueron, porque allí no respetan los derechos humanos. Aquí, ese poder no existe. El principal problema es el modelo de negocio, el fútbol es una víctima de la economía global, de la política global.
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El fútbol se encuentra dentro de un contexto que podemos reflejar en nuestra vida cotidiana. El fútbol es un producto de éxito. Cada vez que nos gusta algo, hay alguien que piensa que puede sacar provecho de ello e invierte. Roman Abramovich ha estado muchos años perdiendo millones en el Chelsea. No fue una casualidad que comprase el club, Londres es la capital de los magnates rusos, allí tienen sus casas o empresas. Se compra todo lo que puede tener éxito. Se ha creado un escenario donde existe una lucha de poder salvaje. Centrándonos estrictamente en lo que concierne al periodismo, el género de la crónica ya no tiene el peso en el contenido que tenía antaño y, paralelamente, ha nacido el que sí tiene una relevancia en este aspecto: el análisis táctico. ¿Crees que la emergencia de la táctica en el periodismo puede sustituir a la crónica o igualar su transcendencia? Es cierto que tiene mucho peso por su abanico de recursos. Ahora la gente demanda las claves que descifran y definan el partido. Entender la táctica para entender lo que has visto. Una de las cosas que decidimos cuando se creó el diario Ara -medio generalista catalán donde Toni Padilla es jefe de deportes- fue añadir este tipo de contenido y, en este sentido, conocer a Natalia Arroyo fue espléndido. La crónica evoluciona y, si antes tenías que relatarlo todo al pie de la letra porque la mayoría de lectores no habían visto el partido, ahora tienes que adaptarlo más a un texto de opinión y complementarlo con otros elementos. Por otra parte, para mí aún tiene un valor significativo. A diferencia del espectador, el periodista sigue la cotidianidad del equipo y sus interioridades. Por tanto, se le supone un bagaje que queda implícito en la crónica y un punto de vista más conocedor del contexto que el que lo lee no puede tener. Si bien es verdad que el consumidor está sujeto a esta perspectiva en concreto, siempre debe leer aquella pluma sabedora para complementar lo que ha visto. A todo eso, no cabe olvidar que el análisis táctico vive una de sus mejores épocas dentro del periodismo partiendo de la necesidad lógica de entender el juego. Creo que es importante y necesario, pero nunca debe desempeñar el papel protagonista de la crónica. Mucha gente dice que ésta es la peor época del periodismo deportivo por el excesivo entretenimiento y la falta de rigor, pero también se están creando productos de calidad. Entiendo que si a alguien no le gusta el periodismo deportivo es porque no le gusta el deporte, pero todo el mundo tiende a generalizar una perspectiva concreta. El periodismo deportivo no es solo el programa de Pedrerol y, como el fútbol, esta rama de la comunicación también es un sinfín de cosas. Por cada idea mala también hay una buena y, en este punto, me gusta ser optimista. Cuando oigo a gente decir que es el peor momento de la historia del periodismo deportivo, yo, que soy un fan de mirar hacia atrás, niego rotundamente la cabeza. De periodismo basura se ha hecho siempre. Recuerdo que, durante mi infancia, Jesús Gil aparecía en un jacuzzi en prime time rodeado de tías en bikini insultando a los presidentes de los otros equipos. O el programa Goles son amores que presentaba Manolo Escobar donde se mostraba la clasificación con mujeres marcando teta. La única verdad que hay en todo esto es que siempre ha habido periodismo de calidad y de basura. Desde los inicios del mismo periodismo. Y para radicar los buenos proyectos, el consumidor tiene una responsabilidad muy importante. No solo desde la propia consumición del buen hacer periodístico,
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sino ignorando a los que generan productos basura. Yo cada vez que veo una idea que me entusiasma la recomiendo y cuando no, callo. Sin criticarla. Es cierto que son tiempos complicados porque se junta la crisis en la forma de consumir y la económica. Con la segunda tenemos que adaptarnos, pero con la primera sí que se tiene que reconducir la cultura del no pagar. Una revista Panenka cuesta cinco euros, como un gin-tonic o tres cervezas. En resumen, no compro este discurso apocalíptico que generaliza el mal periodismo porque se están creando cosas muy buenas que merecen ser compensadas económicamente. Precisamente, uno de los debates más diversos de los últimos años ha sido el de pagar por consumir un producto innovador. Y el periodismo deportivo no se ha quedado atrás. En la cultura de pagar cada vez soy más optimista porque las nuevas generaciones prefieren cada vez más ahorrar un poco y consumir productos de calidad. Hace diez años la gente pagaba mucho menos, en cambio, ahora, prefieren pagar Spotify para evitar escuchar los anuncios y Netflix para no recurrir a páginas pirata. En el periodismo deportivo pasa exactamente lo mismo. Si aquella revista ofrece un contenido de calidad, pagas. Sí que es cierto que es una faena que exige constancia, picar piedra, por ir a buscar a la gente. Como una cita romántica. Hay que buscar esa fidelidad, esa complicidad con el lector. Antes no era común tener que ir a buscar a tu público porque había muchas subvenciones políticas. Asimismo, estas creaban una inflación de medios que no era sana para la cultura periodística porque sobrevivían con dinero público y el lector venía a ti en vez de tú buscarle a él. Esa relación no era tan fértil. Panenka es una iniciativa privada y debemos ir a buscar a nuestra audiencia. Buscar, encontrar y buscar. Una de las cosas que nos gusta mirar con optimismo es que el 80% de los españoles aún no conocen Panenka. Y como no formamos parte de ningún grupo mediático, nuestra fortaleza reside en la perseverancia. Tengo la sensación que las nuevas generaciones no quieren perder el tiempo y este nivel de exigencia es muy positivo. Como siempre, algunos medios cambiarán, otros morirán y otros nuevos surgirán, pero el periodista debe ir a dormir pensando que ha hecho bien su faceta. Y, por último, seguramente habrás contestado esta pregunta un millar de veces, pero ¿cómo consigue Toni Padilla llegar las historias más recónditas? Me las invento todas (ríe). Siempre doy la misma respuesta a esta pregunta y esta es mi grado de inmadurez. Una de las cosas que valoro más en la vida es ser un niño. Tengo curiosidad por todo y, como los niños, pregunto por todo. Esta manera de ver me permite vivir mi trabajo con pasión: hay la parte infantil, que me genera esa inquietud de descubrir y descubrir, y la periodística, que es que me gusta transmitir. Todo se concentra en una actitud vital: tengo ganas de vivir, aprender y enseñar al mundo historias jamás contadas. En su último libro, Atlas de una pasión esférica, Toni nos relata las historias más increíbles traídas desde los puntos más recónditos de la geografía mundial. Un imperdible para todo amante de la geografía y, sobre todo, del fútbol. Disponible en Amazon, La Casa del Libro y librerías.
Agradecimientos: Toni Padilla & Café Ocaña, Barcelona.
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La (R)evolución del 3-5-2 Pau de Castro | @decastrojep
Pablo Machín aterrizó hace poco menos de cuatro años en Montilivi, el día después de que el Girona cayera por 4-0 contra el Sabadell en la Nova Creu Alta. El equipo estaba instalado en el pozo de la clasificación con treinta puntos, a cinco de la permanencia. Hacían falta cambios y Machín lo tenía claro. En su estreno, en el feudo gerundense ante el Murcia, no dejó indiferente a nadie: apostó por un sistema de tres centrales (Richy, Ramalho, Migue), dos carrileros (Juanlu Hens y Juncá), doble pivote (Matamala y Timor), un mediapunta (Eloi Amagat) y dos delanteros (Gerard Bordás y Ortuño). El invento, casi inédito en España, hizo recuperar sensaciones, pero, en un momento de necesidades, no ganar ningún punto fue el único transcendente. Aunque el siguiente partido tampoco consiguió llenar el casillero, el Girona acabaría sumando 21 puntos de 33 posibles -después de conseguir solo 30 de 93- y salvaría la categoría frente al ya ascendido Deportivo de la Coruña. El hito de Machín ya era toda una proeza de la historia reciente del fútbol español, al conseguir la permanencia estando ocho puntos por debajo, pero lo más peculiar se encontraba en el cómo: empleando un sistema tan poco habitual como su eficacia en un momento de extrema delicadez. De retruco, la valentía del soriano había revitalizado a una entidad gerundense que había estado al borde de la desaparición. El Girona que ha acabado sorprendiéndonos, acababa de nacer.
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LA TEMPORADA DE LOS 82 PUNTOS (2014-15) Después de conseguir una permanencia histórica, el Girona se haría con los servicios de una persona ligada a los éxitos de Machín en Montilivi: Quique Cárcel. La figura del exsecretario técnico del Hospitalet, con un gran dominio del mercado de 2ªB, fue clave para que la entidad gerundense contratara a jugadores imprescindibles en la mejor temporada del Girona en la división de plata. El retorno de Pere Pons y Granell, la continuidad de Ramalho, y los fichajes de Sandaza, Lejeune, Aday, Cifu o Mata rejuvenecieron la única plantilla que había tocado Primera con la yema de los dedos, con Rubi al frente, y establecieron los pilares de la que volvería a quedarse a las puertas de la élite. Si en el curso anterior Machín había recorrido al sistema de tres centrales para “mover cosas que promovieran el cambio”, en la 2014-15, el soriano asentó las bases de su juego. Este consistía en dos carrileros muy participativos (Juncá y Cifu), que a menudo daban altura al equipo y ensanchaban el campo, un trivote con un mediocentro (Pere Pons) y dos interiores, con clara vocación ofensiva, que daban salida por dentro y acompañaban a los carrileros (Granell y Eloi Amagat) y dos puntas luchadores que sabían responder en el remate tanto por bajo como por alto (Jaime Mata y Sandaza). Aquel equipo ya se arriesgaba. Su labor en la presión era notoria en campo rival y el
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gobierno del ritmo del partido pasaba por su intensidad en el juego y su capacidad de intimidación en el inicio de la jugada del contrario. Aunque era esencialmente vertical, sabía manejarse en ataque posicional gracias a la gran movilidad de los jugadores en el carril central -el triángulo del medio-, la participación de los dos delanteros para descargar o trazar desmarques de ruptura y los dos carrileros como puntos de apoyo.
DE MENOS A MÁS (2015-16) Aquel 3-5-2, ya entendido como discurso, era la versión más primitiva y anárquica del Girona de Machín. Por un lado, los carrileros o bien era profundos o bien tendían hacia el carril central. Por el otro, el posicionamiento variable de los mediocampistas daba riqueza en el juego, pero sus excesivas diferencias en alturas suponían unos riesgos evitables. El equipo de Machín había llegado a lo más alto porque había conseguido romper la monotonía de la siempre rocosa división de plata, habiendo de chocar con las particularidades de la categoría. El Girona había obtenido un mismo resultado, el juego vertical, pero cambiando las formas habituales. En la segunda temporada completa de Machín, el Girona fue claramente de menos a más debido al peso trágico del empate ante el Lugo. El técnico soriano mantuvo la confianza en el sistema que le había dado todo, pero con diferentes protagonistas. Las adquisiciones de Borja García, Carlos Clerc, Pedro Alcalá, Kiko Olivas o Pablo Maffeo matizaron un once definido pero dete-
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riorado por el mayor batacazo de la historia reciente del Girona. La determinación entre líneas de Borja, la profundidad de Clerc y la fiabilidad de Kiko Olivas dieron un plus de calidad que, sumado a la consolidación del bloque del curso anterior, permitieron volver a soñar con Primera después de luchar por la permanencia en la primera vuelta.
LA TEMPORADA (2016-17)
DORADA
En la temporada dorada del ascenso, la llegada de Portu otorgó variabilidad táctica a Machín. Si hasta el momento el 3-5-2 era in-
tocable, con el murciano, el de Gómara pasó al 3-4-1-2 en el enlace. Cristian Portugués, que venía de un Albacete que había caído a la división de bronce, cogió continuidad desde el inicio y su influencia por detrás de la pareja atacante fue vital para que los gerundenses cosecharan el preciado premio. Aquel Girona irrumpió de la misma manera que aquella 2014-15 en la que la confianza del bloque intimidaba a cualquier rival y este buen inicio acabó consolidando unos puestos de privilegio que ya no perderían. El buen hacer de Quique Cárcel llevó, además de Portu, a Juanpe y a Samuele Longo, el retorno de Sandaza y Maffeo.
acabó siendo el conjunto más goleador de la competición con 65 tantos. La versatilidad y efectividad de Longo se complementaron con la pluralidad de recursos de Sandaza tanto en el juego de espaldas como en el remate y la solidaridad en la presión. La diferencia hecha virtud. En el medio campo, la situación de Portu en la mediapunta dejaba un jugador menos en la medular. El doble pivote se asentó más que el trivote pasado y el medio del campo pasó a tener un carácter más posicional con clara tendencia en tareas defensivas, afianzando un equilibrio estructural importante para el devenir del equipo. La efectividad del 3-4-1-2 le permitió a Machín apostar por otras formaciones que enriquecieran la variabilidad táctica antes mencionada. El técnico soriano quiso potenciar la relación entre Borja García y Portu, colocándoles en el enlace. El experimento no surtió el efecto previsto y se volvió al sistema original. Quién sabe si Machín era consciente de que aquel último invento se acabaría convirtiendo en el sistema que más rédito ha dado en la primera temporada del Girona en primera división. El 3-4-2-1, la última evolución del 3-5-2 de Machín.
La participación Portu, Longo y Sandaza fue la principal fuente de producción goleadora del que
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DE PARÍS AL SILENCIO Albert Blaya | @Blayasensat
“No me gusta la fama. Un día se apagará la luz y espero que sea difícil encontrarme.”
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La historia de Víctor podría ser la de cualquier otro. La de un chico que soñaba con jugar al fútbol, marcar goles y pasar sus desnudas rodillas por el barro para alzarse hacia el Olimpo. Podía ser la mía, o la tuya. Pero la de Víctor cuenta con un hecho que le marcó para siempre. Uno que lo eligió a él. El joven protagonista no tuvo respuesta ante el imperativo de los tres palos, que como un imán le atrapó y le amansó. Fue su guarida y su cumbre. La historia de una derrota bañada en oro. La de Víctor Valdés. Emergió en la temporada 2002/2003, con apenas 22 años y en un club que deambulaba herido, con los vestigios cryuffistas aún presentes, aún en la retina culé, y con Ronaldinho oteando en el horizonte, pero aún invisible. El técnico holandés, Louis Van Gaal, apostó por el joven canterano en el primer partido liguero en el Camp Nou. Desde aquel primer partido bajo la atenta mirada del Camp Nou, Víctor Valdés ya no podría escapar de su futuro. De su vida. De la portería. Aunque Van Gaal le relegara al ‘B’ de nuevo, su relación con el arco del Camp Nou estaba ya escrita y no tardaría en florecer.
“Si volviera a nacer no sería portero de fútbol, me hicieron creer que tenía talento, pero no es un camino fácil y no me ha compensado todos los años de sufrimiento”. La vida de Víctor Valdés, como la de muchos, se podría resumir en un momento. Condensarlo todo a ese instante que te marca y te señala, ya para siempre. Y es que de momentos antológicos en la carrera del meta catalán ha habido muchos, pero quizás ninguno como el de Saint Dennis. Como
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Frodo Bolsón, quien tuvo que lidiar con el peso del anillo, Víctor lo haría con los tres palos de ambos fondos del Camp Nou. Y como el joven hobbit de la comarca, nunca quiso formar parte de una historia que, pese a terminar con final feliz, nunca lo fue del todo. Pero siempre nos quedará París. En aquel estadio se midieron dos equipos que llevaban mucho tiempo alejados de la gran élite europea. Y comandados por Thierry Henry y Ronaldinho se plantaron en París con la Liga de Campeones entre ceja y ceja. Y el que fuese el choque entre dos genios, lo terminaría resolviendo aquel muchacho condenado al éxito. El que paraba porque se lo habían dicho, el que dio una Champions al FC Barcelona pasando por allí. Asistimos a la eclosión de Víctor, la noche fue suya, y lo sería para siempre. Pero en el año 2007 se volvió a reabrir un debate que, de hecho, nunca ha dejado de retumbar en las orejas de los aficionados al balompié. ¿Era Víctor Valdés un portero a la altura del FC Barcelona? No era como su homólogo, apodado El Santo, el que obraba milagros. Víctor, chulesco y siempre cortante, se alejaba de lo que la gente quería que fuese. Y así lo corroboraba la Selección Española. En el europeo de 2008, el que vio nacer a una idea, la presencia de Víctor Valdés brillaba por su ausencia. Pero Víctor se encargaría de volver a hacernos confiar, de hacernos creer a pesar de que él no lo hacía. Y, apenas un año más tarde no sería París sino Roma la ciudad que vería, de nuevo, como VV nos enseñaba el camino.
noche de 2006 se convirtió en rutina y empezó a parar y a parar. Sus reflejos felinos bajo palos y su determinación llevaban su dimensión cada vez más lejos. Y puede que, a día de hoy, le debamos ese precioso legado que fue aquel Barça, sus ideas revolucionarias y su preciosismo al irreverente portero. Puede que, tras el paso de los años, la idea que engendró Guardiola y que llevaron al límite Messi, Iniesta, Busquets y Xavi, fuese fruto de Víctor Valdés. Porque lo que le llevó a ser diferencial no fueron tanto sus paradas sino ese nuevo sentido que cogió su figura. La de un primer pasador, un jugador más. El portero ya no era un objeto a nivel ofensivo, un espectador, sino que se convirtió en un elemento activo y participativo en la creación de una jugada de ataque. Dejó, por un momento, de ser portero para ser futbolista. Quizás por eso el sueño fue más feliz. Ya con el paso de los años, su figura se agrandó, y empezaron a nacer una nueva estirpe de porteros que de serie ya traían el saber jugar la pelota. Sentó cátedra sin ne-
cesidad de discurso, premios ni ovaciones. Desde el silencio inició un nuevo camino. Uno que, a día de hoy, parece imprescindible para cualquier equipo aspirante a todo. Tras aquella lesión en marzo de 2014 frente al Celta, nada volvería a ser igual. Su rodilla dijo basta y el FC Barcelona terminaría la temporada sin levantar ni un título por primera vez desde 2008. Y se fue. A partir de este punto, el declive en su carrera futbolística no se entiende sin saber el porqué de VV. Su paso por el Manchester United le llevó al filial del equipo inglés, provocado por una mala relación con Louis Van Gaal, el mismo que le hizo debutar. Puede que Valdés le recriminara aquel día. Ser portero fue, desde entonces, una imposición. El Standard de Lieja y el Middlesbrough fueron sus últimas paradas antes de retirarse, con silencio, del foco mediático que tanto repudiaba. Ya lo dijo en una entrevista. “No me gusta la fama, un día se apagará la luz y espero que sea difícil encontrarme.” Y así fue.
Aunque la noche de Saint Dennis nos dejó paradas para el recuerdo, lo que sucedió a partir del verano de 2008, con la llegada de Pep Guardiola, puede que sea el punto verdaderamente diferencial en la carrera de Víctor Valdés. La noche en la que pasó de ser un enorme portero a un enorme futbolista. Y es que lo espectacular de aquella
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LA FUERZA DEL MÚSCULO BLEU Un repaso a la historia reciente de la selección francesa desde los éxitos de finales de los 90 protagonizados por futbolistas con una fuerza física dominante y a la vez un sentimiento nacional puesto a veces en entredicho. Andrés Sánchez | @Andres_QBF Dentro del mapa europeo, sería irrebatible afirmar que Francia es uno de los países con mayor personalidad y un sentimiento de orgullo más arraigado en cuanto a su cultura y costumbres, atendiendo tanto a su desarrollo a través de la historia como a su desempeño por ser una de las potencias a todos los niveles en el panorama continental. Todos estos atributos, por qué no, patrióticos, se han visto reflejados en la evolución de la selección nacional de fútbol del país, a lo largo de los últimos años y torneos europeos y mundiales. Los problemas y las soluciones de los diferentes proyectos deportivos del equipo nacional se han podido poner frente al reflejo de la situación social y han ido de la mano tanto en las derrotas como en las espléndidas victorias alcanzadas. Actualmente el fútbol francés aporta el prototipo más desarrollado del futbolista moderno. Ese jugador que aúna una potencia y fuerza física superior y una capacidad técnica depurada y dirigida para marcar la diferencia y ser decisiva en las cotas más altas de la élite de este deporte. El ejemplo más representativo puede ser el jugador del Manchester United Paul Pogba, pero solo recordando de forma superficial, podemos recitar una importante lista de ejemplos acordes a estas referencias en la Francia actual como Raphaël Varane, N´Golo Kanté o Kylian Mbappé. Y, por supuesto, los protagonistas de la primera parte de esta historia. Piezas ultradominantes desde lo físico como Mar-
cel Desailly o Patrick Vieira, que impusieron tal autoridad vestidos de azul como para ser la estructura necesaria para que Francia triunfara en su última época dorada a nivel internacional, siendo el primer equipo en encadenar Mundial (Francia 98) y Eurocopa (Bélgica y Países Bajos 2000) bajo la batuta de Zinedine Zidane en el centro del campo. Aquella Francia no tenía grietas, no ofrecía ventajas a sus oponentes como para verse superados en su objetivo de ganar. Y además lo hizo bajo la influencia de ser la primera Francia multirracial, reflejo de una sociedad que acogía al ciudadano de familia francesa más pura junto al francés de nacimiento pero de ascendencia y pasado árabe en su mayoría. Un miembro del sistema aceptado como fuente de riqueza y variedad por algunos pero también acusado de las mayores bajezas del país por muchos otros. En la selección, el primer grupo lo formaron líderes como el portero Fabien Barthez, el defensa Laurent Blanc o el mediocentro Didier Deschamps. La otra figura, comandada por Desailly, Vieira o Zidane, era la que ponía los matices y, en definitiva, daban la verdadera identidad futbolística a la selección. Sin ellos, probablemente (seguro) Francia no habría alcanzado tal excelencia competitiva. Pero como todo proyecto deportivo fue agotándose hasta entrar en una etapa entre 2002 y 2014, de profunda crisis y autodestrucción. Y de la mano de, una vez más, la convulsión
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social que provoca en Francia la línea que separa la convivencia multirracial de la xenofobia. El faro de los éxitos del equipo, el mejor jugador de los torneos conquistados, el crack de ascendencia argelina, Zinedine Zidane, dejó la selección. Como punto de partida y a la vez de inflexión, las sensaciones, la identidad y los resultados fueron decayendo, y el orgullo que había producido haber ganado con esa mezcla racial tan relacionada con el país, pasó a una actitud crítica y destructiva contra aquellos que lo dieron todo por él y que, sin comprenderlo, ahora se deben empezar a sentir culpables del declive. Los focos de xenofobia de la nación comenzaron a señalar a aquellos jugadores de ascendencia extranjera (fundamentalmente árabe) de ser los culpables de la falta de identidad de su selección, basándose en una falta de patriotismo que les hacía incapacitados para defender los colores de la nación hasta el final. Eric Cantona diagnosticó este giro argumental de la siguiente manera: “Cuando ganan, son los ídolos del black-blanc-beur (negro-blanco-árabe, lema de referencia multirracial del país); y cuando pierden, la gentuza de los barrios bajos” (refiriéndose a los franceses de ascendencia árabe que copaban los suburbios de las ciudades). Los mismos que llevaron al país a la gloria, ahora debían apartarse para que los “verdaderos” franceses representaran a la nación. El racismo y la intolerancia se introdujeron en la selección con una repercusión brutal y un efecto devastador. La transición futbolística necesaria tras una generación colmada de leyendas de este deporte se vio enormemente entorpecida por la xenofobia transferida por la sociedad. Para solventar estos problemas no ayudó el principal mandatario técnico al cargo de la selección en ese momento. Raymond Domenech tuvo muchos problemas para gestionar un vestuario tan salpicado por la influencia externa y los malos resultados, generándose un clima de disconfort agravado por problemas internos disciplinarios con
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de la escena futbolística a nivel de clubes, consiguieron entonces dominar la tensa situación y ser tan grandes como para unir un país que se deshacía en sus propios pedazos junto a la selección nacional.
varios jugadores a lo largo de esta amarga época bleue, algunos incluso llamados a representar la nueva generación ganadora (Patrice Evra, Nicolas Anelka, Hatem Ben Arfa, Samir Nasri o Karim Benzema). Cada vez se hablaba menos de fútbol, y esto desembocó en una irregularidad competitiva que les llevó a no pasar de grupo en varios campeonatos (Mundial de Corea 2002, Eurocopa de Austria y Suiza 2008) y a perder la posición autoritaria que alcanzó tras los éxitos logrados pocos años atrás. Solo un rayo de luz iluminó este caos. Fue en el Mundial de Alemania, en 2006. Zidane volvió a la selección, que volvió a encontrar el camino con su líder, que logró de nuevo el galardón de Balón de Oro del torneo. Perdió en aquella imborrable final contra Italia en los penaltis, con Zinedine expulsado tras su agresión a Materazzi. Pero, aun así, Francia entendió que necesitaba de un líder para recuperar su orgullo y volver a colocarse entre los mejores. Un líder que buscó, y que incluso creyó encontrar en varias ocasiones. Pero ni Thierry Henry, ni Franck Ribéry ni Karim Benzema, dominadores
realizar con aquella selección francesa que dominó el mundo. Antes destacamos la potencia física que esos franceses de raza negra y ascendencia árabe aportaban al equipo de una manera tan dominante que por sí mismos sujetaban el nivel competitivo hasta la cota más alta. Ahora, esta nueva generación bleue recupera ese sello elevándolo a la máxima potencia. Aquellos Thuram, Desailly o Vieira tienen su reflejo en los actuales Varane, Umtiti o Kanté. Los futbolistas de Real Madrid, FC Barcelona y Chelsea FC respectivamente provocan aquel impacto físico que conquistó el mundo, pero, a la vez, representan el futbolista moderno que domina muchos más conceptos y que se relaciona con el juego de manera más global. Ese tipo de jugador que hace cada vez más cosas. Pero esta generación bleue va incluso más allá. Esa exuberancia física la ha conseguido enfocar a marcar la diferencia ya no solo para destruir, sino también para proponer. Para dominar atacando. Paul Pogba, Thomas Lemar, Kinsley Coman, Kylian Mbappé, Anthony Martial. Auténticos fenómenos físicos con una capacidad técnica depuradísima y con habilidades como para no tener una respuesta defensiva en el rival que les pueda parar. Una auténtica revolución francesa en cuanto a modernidad y versatilidad, pero basada en aquellos ídolos que pusieron al país en lo más alto a pesar de la disparidad racial.
Y en esa búsqueda de referencias sobre el campo a las que agarrarse, apareció una de voz tranquila pero de personalidad firme que trató de sanar a la selección desde la calma, la coherencia y la identidad francesa. Didier Deschamps, uno de los héroes de los éxitos de 1998 y 2000, ocupó el asiento de seleccionador nacional. Su figura recordó a la afición todo lo que consiguieron alcanzar cuando se unieron en torno a sus principios, y el ambiente comenzó a cambiar. Creció el interés por la selección y se cambiaron críticas por ánimos. La reformulación que realizó Didier en el equipo junto a la aparición de una generación de potencial altísimo generó ilusión en la grada. El primer signo de mejoría se pudo apreciar en el Mundial de Brasil de 2014, donde Francia recuperó su competitividad y realizó un buen papel hasta su eliminación en cuartos de final contra la que sería a la postre campeona; la Alemania de Manuel Neuer, Matts Hummels, Toni Kroos o Thomas Müller. Después, en la Eurocopa celebrada en su país, con un punto más de experiencia, estuvieron a un paso de alzarse con el título tras perder en la final contra Portugal. Parece que Francia tiene los mimbres para ser campeona pronto. Sin embargo, falta esa Viendo las últimas actuaciones de Francia pieza clave, ese líder que le dé sentido a todo. podemos intuir que se aproxima otra eta- Esa figura con forma de leyenda que encarpa en la que van a tener la oportunidad de nó Zinedine Zidane y que encajó tan bien con ganar cosas importantes. Sobre todo obser- la cultura francesa que conoció a Napoleón. vando el desarrollo de sus jugadores. Pri- Los principales candidatos ocupan las orillas mero, claro, por su calidad y potencial, pu- opuestas de esa multiculturalidad tan francediendo apreciar como no cesan de aparecer sa que ha protagonizado, para bien y para mal, grandes figuras destinadas a ser protagonis- el pasado reciente del país. Antoine Griezman tas en los mejores equipos del continente. y Paul Pogba. Francia necesita más que nunca Pero también, por otro lado, por el recuerdo ser “black-blanc-beur”. La fuerza de la raza y que nos produce la asociación que podemos el orgullo nacional para volver a ganar.
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Recomendación cinéfila
LA GALERÍA BLEU
Les Bleus: Una historia de Francia (1996-2016)
Zidane abandona el Mundial de Alemania en la final tras la agresión al italiano Materazzi.
Beso emblemático de Laurent Blanc a Fabien Barthez en la época dorada de la selección francesa
Eder evitó con su gol que la nueva generación bleu conquistara la Eurocopa 2016 celebrada en su país. Disponible en:
Gol de Zidane en la final del Mundial 98 contra Brasil (resultado final 3-0).
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