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Caritas Bizkaia

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Fotonoticia

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Una espiritualidad para la ternura

Propuesta de Caritas Bizkaia

Desde hace algunos años, Caritas Diocesana Bilbao, está ofreciendo un itinerario para la espiritualidad de la ternura dirigido a personas que buscan encontrarse con sus orígenes en el servicio y el voluntariado.

Es una herramienta para leer de forma creyente la realidad de exclusión, que está acompañando la institución. Se realiza a través de la escucha y de compartir en grupo. El proceso supone ir navegando y pasando por diversas etapas como la invitación, la amistad, el enamoramiento, la ternura, el dolor, la incertidumbre, la esperanza, la gratuidad... El hilo conductor de este curso, es `Tu compromiso mejora el mundo´ e invita a consolidar la acción preferente por las personas más empobrecidas.

Bibiane Ngoyi, del centro Hargindegi; Luis Mari Vega, del área de juventud; Mar Ortiz, responsable de acogida integral; Mavi Laiseca, coordinadora general y el presbítero consiliario de Caritas de la Unidad Pastoral de Sestao, Salva García, junto a la responsable e Pastoral de Migraciones de la Diócesis de Bilbao, Marije Calvo, ofrecen algunos detalles en torno a este recorrido tan especial •

¿Cómo surgió la idea?

El itinerario para una espiritualidad de la ternura surge como un apoyo, un alimento que facilita la lectura creyente de lo que vivimos en nuestra tarea en Caritas con personas en situación de vulnerabilidad y/o exclusión. Es una herramienta que facilita un espacio de reflexión y oración personal y grupal desde el Evangelio para descubrir la vivencia de la Buena Noticia de Jesús en contextos de dificultad.

Intervenir en situaciones de fragilidad aporta a la experiencia matices y tonalidades que no se encuentran en otros contextos. Casi sin quererlo se impone una densidad, una humanidad, una luminosidad... sumamente interpelantes que son fruto del tocar los grandes temas de nuestra existencia: la vida, la muerte, la enfermedad, la miseria, el amor, la soledad, la solidaridad...

Esta vivencia, este descubrimiento, que puede ser un enorme regalo que marca nuestra vida no siempre resulta fácil de vivir por la dispersión en la que a menudo vivimos, por los ritmos de trabajo y ocupaciones, por una sociedad que valora la “eficacia” visible. Esta propuesta busca profundizar en el sentido que damos a lo que vivimos. Nos ayuda a entender el Evangelio desde claves existenciales nuevas, a reflexionar sobre él y a plantearnos cuestiones.

Itinerario parece que tiene algo que ver con camino y encuentro, ¿es así?

Así es, la experiencia de trabajo en contextos de vulnerabilidad o exclusión social recorre un itinerario que responde a las palabras del Evangelio de Juan: “Fueron, pues, vieron donde vivía y se quedaron con Él aquel día”. Podríamos hablar de tres momentos. El primero es el del “fueron”, momento de ver la realidad y decidirse a acercarse a ella, es el momento del compromiso. El segundo se centra en el “vieron”, es la etapa del asombro, de la mirada contemplativa, de dejarse envolver por lo que se vive y descubre: alegrías, tristezas, encuentros y desencuentros. El tercer momento “se quedaron”, es el momento de la reciprocidad. Además de contemplar la realidad y convivir con ella dejo que ella me aporte. “Nos quedamos”, porque la realidad nos atrae con tal fuerza que no podemos hacer otra cosa más que permanecer con la única garantía de la presencia fiel de Dios.

Las diferentes etapas que se trabajan en el Itinerario para una espiritualidad de la ternura están vinculadas a alguno de estos tres momentos. Se trata de que cada persona realice una mirada a su propio recorrido de fe y de compromiso, que haga consciente esta experiencia de encuentro con la vulnerabilidad propia y ajena, con los próximos, y de esta manera renueve y alimente su espiritualidad y su acción. Este camino no lo recorremos en solitario, es un proceso compartido en grupo.

No es frecuente oír hablar de la espiritualidad de la ternura...

Hablar de ternura es hablar de compasión, amor, misericordia… Distintas palabras para reflejar el modo en el que queremos estar con las personas en situación de exclusión. La compasión no simplemente entendida como un sentimiento de aflicción sino como un “dejarse tocar” el corazón, compartir alegrías, tristezas, miedos, dolores, esperanzas... y consiguientemente una escucha interna que lleva a una reacción. Cuando nos dejamos tocar hasta las entrañas por el encuentro con las personas acompañadas ya no hay vuelta atrás en la decisión, es entonces cuando comienza el camino común.

Habláis de vulnerabilidad como condición necesaria para alcanzar la verdadera ternura…

La ternura es ese sentimiento puro y gratuito que desarrollamos hacia las personas por su dulzura, debilidad o delicadeza. El encuentro con personas en situación de fragilidad y exclusión, por la razón que sea, nunca nos puede dejar indiferentes. Hacernos conscientes de sus heridas y “tocar” su sufrimiento nos revuelve, nos moviliza, ya no podemos seguir igual. Cuando su dolor nos duele en las entrañas surge la empatía, la compasión, la ternura… pero también la indignación que nos empuja al compromiso por mejorar sus condiciones de vida. Cambia nuestra vida, nuestro modo de relacionarnos, de ver el mundo, …

En el equipo del Itinerario para una Espiritualidad de la Ternura solemos utilizar una imagen, un cuadro cuyo título es “Ternura” del ecuatoriano Oswaldo Guayasamin pintado en el año 1989 que pertenece a una colección de 100 cuadros titulada “Mientras viva siempre te recuerdo”

Consideramos que la obra a través de la imagen representada y los colores utilizados refleja muy bien sentimientos de protección, cariño, calidez, pureza y fuerza del vínculo, inocencia, delicadeza, ingenuidad, amor, ternura… Nos identificamos con ella por esa búsqueda para rescatar lo más auténtico de las relaciones humanas, aquello que permanece en la historia. de cada persona y que, de manera silenciosa, sin estridencias marca nuestro camino. Su obra es como un grito de angustia di-

“Pese a todo, no hemos perdido la fe en el hombre, en su capacidad de alzarse y construir porque el arte cubre la vida. Es una forma de amar” Guayasamín

ciendo “ya no más, esto debe cambiar”. Es decir que en cada una de sus obras había como un mensaje subliminal que incita a la búsqueda de un cambio. Pero no solamente en el campo de la política, sino que también buscaba un reconocimiento del mestizaje que era algo tan único de Latinoamérica.

Si los destinatarios primeros eran los voluntarios y trabajadores de Caritas, a ¿quienes estáis llegando actualmente con esta propuesta?

En un principio la propuesta del Itinerario se planteaba para las personas de Caritas sin embargo con el tiempo hemos ido descubriendo que es una buena “herramienta” para otros grupos que trabajan en contextos de vulnerabilidad. Pastoral Penitenciaria, por ejemplo, tiene ya un amplio recorrido y desde hace unos años dedican dos sesiones por curso a trabajar alguna de las etapas del Itinerario. Hemos acompañado también sesiones con grupos de jóvenes, movimientos, comunidades… poniendo al servicio las dinámicas, metodología y acompañamiento. En función del grupo al que se dirige y su momento buscamos el tema más adecuado.

Hemos tenido alguna experiencia con personas acompañadas desde los proyectos de Caritas y la valoración ha sido muy positiva por la posibilidad de reconocer y compartir una espiritualidad que alimenta y en muchas ocasiones, en situaciones de gran fragilidad, sostiene. ¿Cuáles son los temas que se desarrollan?

Más que temas, son diez etapas de un itinerario a modo de proceso de participación dentro del ser y hacer de Caritas Bizkaia. Cada etapa es una experiencia personal, una vivencia de equipo, un sentimiento, que traemos al corazón en un ejercicio de ahondar al mirar y contemplar la vida entregada… Las diez primeras, recogidas fueron: Gratuidad; Invitación, Fracaso, Debilidad, Ternura, Fiesta, Dolor, Riesgo, Enamoramiento y Ternura. ¿Hay alguien a quien no le resultan cercanos estos sentimientos?

Personas de Caritas y especialmente en tiempo de crisis nos decían que atendían a personas con muchas dificultades, muchos problemas y pocas posibilidades de salidas. Tenían sensación de que su trabajo no era suficiente. En ese contexto preparamos una nueva etapa: frustración.

La pandemia ha sido un duro golpe, nos ha descolocado, nos hemos tenido que reinventar en la intervención sin saber muy bien por dónde tirar. Así surge el tema de la incertidumbre. Y como si de una misma moneda se tratara nos surge la otra cara, otra etapa: la esperanza.

¿Cuál es la dinámica de trabajo?

Normalmente, cada curso, lanzamos varias propuestas de trabajo. Algunas se desarrollan durante una jornada matinal. Otras, se alargan y utilizamos un sábado entero o un fin de semana, donde se trabajan tres o cuatro etapas. Y otras convocatorias proceden desde los propios territorios que nos proponen las fechas y las etapas. Las seis personas del equipo nos organizamos para que cada una de las sesiones sea acompañada por dos personas. La dinámica del Itinerario de la ternura consta de varios momentos. El primero es para acercarnos a la “palabra” de la etapa a través de una narración, un fragmento de película, unas imágenes o frases que nos ayuden a situarnos y a conectar desde la experiencia personal y grupal. Un segundo, en el que escuchamos y acogemos el Evangelio para descubrir su luz, y cómo afrontó Jesús esa etapa. Y un tercero de compartir en grupo, de descubrir llamadas al compromiso, de agradecer el paso de Dios por la vida.

¿Consideráis que este itinerario debería formar parte de cualquier proyecto formativo dedicado al voluntariado?

No es una invitación exclusivamente para voluntariado, sino para todas las personas que quieren releer su experiencia desde el Evangelio y de esa forma reforzar el compromiso con las personas y situaciones de pobreza. En Caritas diocesana Bilbao, tanto el voluntariado como el personal contratado lo ha recibido como una propuesta que ayuda a vivir y crecer como personas cristianas comprometidas con la realidad. Muchas veces la acción no basta y la reflexión tampoco es suficiente. La entrega más generosa, el compromiso, la responsabilidad se van debilitando… se hace necesario parar, detenerse, coger aire, recuperar el sentido para seguir avanzando. Es como cuando queremos escribir algo, previamente hay que dedicar un tiempo para sacar punta al lapicero o si quieres conducir un coche hay que llenar de carburante el depósito. Se trata de dar un poco de descanso a nuestros pasos para reflexionar, evaluar, recuperar el objetivo, orientar la atención, saborear y agradecer a Dios lo descubierto •

José Ignacio Iturmendi (Imágenes: Oswaldo Guayasamin)

Ibilbide hau hainbaten ametsetik sortu zan: Caritaseko boluntarioei euren esperientzia Ebanjeliotik barriro irakurten lagundu, holan euren eguneroko konpromisoa emonkorrago eginez. Batzuetan, ekintza ez da nahiko, ezta hausnarketa bera be. Batzuetan, gorputz eta arima eskaintzea bera be ahuldu egiten da. Gure ahaleginak onuragarri dirala sentitzen dogunean be, apurka-apurka arima zartatu egiten jaku •

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