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“Conocer a otras personas permite descubrir nuevas oportunidades”

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Los santos de mayo

Los santos de mayo

Margarita Saldaña, laica consagrada, licenciada en Periodismo y Teología Dogmática

Editora en el Grupo de Comunicación Loyola y extrabajadora en una clínica de cuidados paliativos, que valora como “una aventura humana y espiritual formidable”. Margarita Saldaña, madrileña de 50 años de edad, laica consagrada, vivió en París y actualmente reside en Madrid. ¿Jugar al baloncesto y encestar? “Lo que no me gusta es echar balones fuera”. ¿Tipo de música? “Soy ecléctica, del gregoriano al folclore, puedo vibrar con muchísimos registros”. ¿Rincón favorito tras escapar por la ‘escalera de incendios’ de la ciudad? “El mar, porque cada vez que descubro la línea azul del horizonte es como si llegara a casa. Y soy de Madrid…”.

Del 2 al 4 de mayo en Bilbao será invitada especial de la XXIX Semana de Vida Religiosa, en la que disertará sobre ‘Caminar juntos’.

En su conferencia en Arrupe Etxea, ¿qué pretende trasladar a los asistentes y al público en general?

Me han pedido un enfoque bíblico sobre la sinodalidad. A esta altura del proceso sinodal, puede dar la impresión de que casi todo está ya pensado y dicho. Esta conferencia me ha obligado a buscar un camino alternativo de reflexión y lo que propongo es adentrarnos en la sinodalidad a través de “caminos bíblicos que inspiran”: ver qué nos revelan, hacia dónde caminar y cómo hacerlo.

La programación de esta y de otras Semanas de Vida Religiosa, ¿es prioritariamente un tiempo y un espacio para la reflexión o tiene otras lecturas?

Las personas y las instituciones tenemos necesidad de pararnos de vez en cuando para ir al hondón de nuestra experiencia y para reflexionarla a la luz de la Palabra de Dios y de la realidad actual. En este sentido, la Semana de Vida Religiosa es una cita, ¡ya clásica! que invita a contemplar con ojos muy abiertos la vida consagrada, gracias a un análisis lúcido que tiene en cuenta el pasado, que se enraíza en el presente y que busca aperturas de futuro.

¿Ve oportuno que la Iglesia ofrezca un nuevo rostro, una nueva imagen, quizá de mayor compromiso social?

El compromiso social de la Iglesia es incuestionable, y ha de seguir siéndolo a la luz del Evangelio. Sin embargo, en un mundo tan marcado por la imagen y por cierto “postureo”, creo que el desafío de la Iglesia no consiste tanto en ofrecer una imagen nueva sino en dejarse transformar internamente por el Espíritu. Solo de ahí brotará la novedad que necesita nuestro mundo, y que tendrá una vertiente social fuerte trenzada con la interioridad y el silencio.

¿Lo religioso y lo social reman en la misma dirección o, más bien, deberían hacerlo?

Pienso que, en sociedades secularizadas como la nuestra, el diálogo debe entablarse desde el reconocimiento de “la legítima autonomía” de la realidad terrena (GS 36). Más que en “lo religioso”, los creyentes tendríamos que fijarnos en la dimensión “espiritual” que late en la búsqueda humana y social, y ser

Como fraternal ‘soldado’ de San Carlos de Foucauld ¿es posible en esta sociedad implantar un sentido de espiritualidad en la vida cotidiana?

Nuestra sociedad está tan sedienta de trascendencia como podían estarlo los tua- regs que se convirtieron en amigos de Carlos de Foucauld allá en el fondo del desierto argelino. La necesidad de encontrar un sentido a nuestra vida cotidiana, en medio de los afanes y los conflictos, está anclada en lo más profundo de nuestra naturaleza humana. Quizá los teólogos y los utópicos tengan el desafío de despertar la conciencia de otras personas.

Frente al consumismo exagerado en las zonas occidentales ricas, ¿podría recordar el papel sobrio de Carlos de Foucauld?

Para Carlos de Foucauld, la pobreza no era un fin en sí misma sino un medio que le ayudaba a vivir un doble deseo. En primer lugar, la rela- ción con Jesús, que compartió todo lo humano “desde abajo y desde dentro”. Y, en segundo lugar, la relación con las personas que están al margen, en cualquier periferia. Ojalá que estos dos deseos vayan calando cada vez más en nosotros, cristianos del siglo XXI.

El 25 de mayo celebramos el Día de África, Foucauld fue un luchador contra las prácticas esclavistas en ese continente...

Carlos de Foucauld denunció con voz alta y fuerte, no solo la esclavitud sino toda forma de abuso e injusticia que encontró a su paso, incluidas aquellas prácticas que procedían del régimen colonial militar establecido. Su figura nos anima a luchar sin tregua por la dignidad humana, aunque nos vaya en ello la reputación o, en caso extremo, la vida. En estos tiempos nuestros, el proyecto del Reino de Dios sigue esperando testigos que se comprometan hasta el final.

¿Cómo puede remitir la intolerancia respecto de la diversidad étnica y sus culturas?

Portada de uno de los libros de Margarita Saldaña

Una de las causas de la intolerancia radica en el miedo, y el miedo, a su vez, se basa en la ignorancia. Para combatir la intolerancia a la diversidad étnica, cultural, religiosa, sexual o de cualquier otra índole, el secreto se encuentra en el “contacto”, palabra muy querida por Carlos de Foucauld. Conocer al otro nos lleva a descubrir que su diferencia no constituye una amenaza sino una oportunidad •

Ernesto Díaz

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