Baró de Viver 1939-1944 Els consells de guerra / Los consejos de guerra

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Barcelona, 1960

És llicenciat en Història per la UAB. Des de 1994 ha dut a terme tasques de conservació, documentació i difusió del patrimoni en arts de l’objecte al Museu de les Arts Decoratives de Barcelona i, a partir de 2013, al Museu del Disseny de Barcelona. És autor dels llibres La carrossa del marquès d’Alfarràs (2001), La carrossa del marquès de Castellbell.

Entre la història i la llegenda (2007), El Museu de les Arts Decoratives de Barcelona, 1932-2007. 75 anys (2008), Can Sala: L’origen industrial del Bon Pastor (2011) i Bon Pastor 1939-1944. Els consells de guerra (2015).

Este libro está dedicado a los vecinos y vecinas

del barri de Baró de Viver que van viure les

del barrio de Baró de Viver que vivieron las

conseqüències d’una atroç guerra civil, així com

consecuencias de una atroz guerra civil, así como

a les noves generacions, perquè qui no coneix

a las nuevas generaciones porque, quien no conoce

la seva història està condemnat a repetir-la.

su historia, está condenado a repetirla.

BARÓ DE VIVER 1939-1944

Josep Capsir i Maíz

Aquest llibre està dedicat als veïns i veïnes

Josep Capsir i Maíz

Baró de Viver 1939-1944

En finalitzar la Guerra Civil (1936-1939), alguns veïns i veïnes del barri de Baró

Els consells de guerra Los consejos de guerra

més cruels al servei del nou règim dictatorial, que va servir per represaliar

de Viver de Barcelona van ser sotmesos a un consell de guerra, una de les eines

aquells qui durant la contesa bèl·lica havien lluitat al costat de la República i per la defensa dels valors que representava. Els consells de guerra eren procediments judicials de caràcter militar aplicats a la població civil, la qual es veia injustament sentenciada a penes que podien comportar llargs anys d’empresonament i, en alguns casos, fins i tot la mort davant un escamot d’afusellament al Camp de la Bota

Al finalizar la Guerra Civil (1936-1939), algunos vecinos y vecinas del barrio de Baró de Viver de Barcelona fueron sometidos a un consejo de guerra, una de las herramientas más crueles al servicio del nuevo régimen dictatorial, que sirvió

Es licenciado en Historia por la UAB. Des de 1994 ha desarrollado tareas de conservación, documentación y difusión del patrimonio en artes del objeto en el Museo de las Artes Decorativas de Barcelona y, a partir del 2013, en el Museo del Diseño de Barcelona. Es autor de los libros La carrossa del marquès d’Alfarràs (2001), La carrossa del marquès de Castellbell. Entre la història i la llegenda (2007), El Museu de les Arts Decoratives de Barcelona, 1932-2007. 75 anys (2008), Can Sala: L’origen industrial del Bon Pastor (2011) y Bon Pastor 1939-1944. Los consejos de guerra (2015).

para represaliar a aquellos que durante la contienda bélica habían luchado al lado de la República y por la defensa de los valores que esta representaba. Los consejos de guerra eran procedimientos judiciales de carácter militar aplicados a la población civil, que se veía injustamente sentenciada a penas que podían comportar largos años de cárcel y, en algunos casos, incluso la muerte ante un pelotón de fusilamiento en el Campo de la Bota.

FOTO CONTRAPORTADA Josep Gaspar Serra (AFB) Barri de Baró de Viver, principis dels anys trenta del segle xx.

Barrio de Baró de Viver, principios de los años treinta del siglo xx.

FOTO PORTADA (AFB) Grup Escolar Pi i Margall, principis dels anys trenta del segle XX.

Grupo Escolar Pi i Margall, principios de los años treinta del siglo XX.


BarĂł de Viver 1939-1944 Els consells de guerra Los consejos de guerra Josep Capsir i MaĂ­z



Agradecimientos

Agraïments

El autor quiere agradecer la colaboración de las siguientes personas, entidades e instituciones en la publicación de este libro:

L’autor vol agrair la col·laboració de les següents persones, entitats i institucions en la publicació d’aquest llibre:

Rosa Alabart, Carmen Andrés, Salvador Angosto, Montserrat Benedí, Maria Dolors Borràs, Teresa Carreras, Cisco Casas, Trini Castellví, Magda Clavell, Ada Colau, Cecília Cortés, Paquita Delgado, José María Fanlo, Pepita Ferré, Antònia Grau, Ana Guevara, Felipe LópezAranguren, Maria Mena, Laia Ortiz, Joan Pla, Carme Turégano, Genaro Villagrasa, Judit Vives, Emma Zafón.

Rosa Alabart, Carmen Andrés, Salvador Angosto, Montserrat Benedí, Maria Dolors Borràs, Teresa Carreras, Cisco Casas, Trini Castellví, Magda Clavell, Ada Colau, Cecília Cortés, Paquita Delgado, José María Fanlo, Pepita Ferré, Antònia Grau, Ana Guevara, Felipe LópezAranguren, Maria Mena, Laia Ortiz, Joan Pla, Carme Turégano, Genaro Villagrasa, Judit Vives, Emma Zafón.

Associació de Veïns i Veïnes del Bon Pastor, Nova Associació de Veïns i Veïnes Pi i Margall de Baró de Viver.

Associació de Veïns i Veïnes del Bon Pastor, Nova Associació de Veïns i Veïnes Pi i Margall de Baró de Viver.

Ajuntament de Barcelona, Archivo del Tribunal Militar Territorial Tercero, Archivo General de la Administración, Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Arxiu Històric de Santa Coloma de Gramenet - Museu Torre Balldovina, Arxiu Nacional de Catalunya, Escola Baró de Viver, Escola L’Esperança.

Ajuntament de Barcelona, Archivo del Tribunal Militar Territorial Tercero, Archivo General de la Administración, Arxiu Fotogràfic de Barcelona, Arxiu Històric de Santa Coloma de Gramenet - Museu Torre Balldovina, Arxiu Nacional de Catalunya, Escola Baró de Viver, Escola L’Esperança.

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Índice / Índex

Presentación 10

Martínez Fernández, Jesús

72-73

Presentació 12

Martínez García, Diego

74-75

Introducción 15

Núñez García, José

76-77

Introducció 27

Pelegrín Lallana, Juana

80-81

Los consejos de guerra Els consells de guerra

Pla Aulet, Joan

82-83

Riquelme Almarcha, Alberto

86-87

Rodríguez López, Francisco

90-91

Roig Guillen, Juan

92-93

Romero González, Alfonso

94-95

Rovira de Prades, Vicente

98-99

Sánchez Alarcón, Antonio

100-101

39

Alves Expósito, Luis

40-41

Balat Gesa, Manuel

42-43

Ballesteros Román, Juan

44-45

Bella Sanromá, Bartolomé

46-47

Cabrera Sánchez, Antonio

48-49

Calvet Llorenç, Acisclo

50-51

Cano Gutiérrez, Gabriel

52-53

Carrasco Alconada, Gregorio

54-55

Carrasco Alconada, María

56-57

Carrasco Sánchez, León

58-59

Carrillo Morales, Manuel

60-61

García Sabater, Ángeles

62-63

Gómez Segado, Pedro

64-65

González Segura, Eusebio

68-69

Llorens Castellblanch, José

70-71

Un maestro de la República. El caso de Lluís Alabart Ballesteros

103

Un mestre de la República. El cas de Lluís Alabart Ballesteros

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Bibliografía Bibliografia

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Fuentes documentales Fonts documentals

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Filmografía Filmografia

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El Baró de Viver va néixer el 1929, en temps de la dictadura de Primo de Rivera, als peus de l’antic pont de Santa Coloma de Gramenet, a la riba dreta del Besòs, on va pertànyer administrativament fins al 1945, en què passà a formar part de Barcelona. La imatge ens situa a mitjan anys trenta durant la República, quan el barri passà a denominar-se Pi i Margall. (Fons Josep Capsir)

El Baró de Viver nació en 1929, en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, a los pies del antiguo puente de Santa Coloma de Gramenet, en la orilla derecha del Besòs, donde perteneció administrativamente hasta 1945, en que pasó a formar parte de Barcelona. La imagen nos sitúa a mediados de los años treinta durante la República, cuando el barrio pasó a llamarse Pi i Margall. (Fondo Josep Capsir)


El Grup Escolar Pi i Margall, obra de l’arquitecte Xavier Turull, es va inaugurar el 29 de març de 1931. Durant la Guerra Civil l’edifici acollí la seu del Comitè Revolucionari de les Cases Barates. (AFB)

El Grupo Escolar Pi i Margall, obra del arquitecto Xavier Turull, se inauguró el 29 de marzo de 1931. Durante la Guerra Civil acogió la sede del Comité Revolucionario de las Casas Baratas. (AFB)


Presentación

C

uando Josep Capsir me manifestó, hace unos meses, el deseo de que fuese yo la persona encargada de escribir la presentación de su libro sobre la represión franquista en el barrio de Baró de Viver, me sentí sorprendida y halagada al mismo tiempo por diversos motivos. En primer lugar, Josep fue uno de los alumnos de la primera promoción que tuve al incorporarme al equipo de profesorado de la Escuela L’Esperança, recién acabada la carrera en 1974. Hace pues muchos años que nos conocemos, y lo recuerdo como uno de los alumnos, entonces adolescente, más inquietos de un curso inolvidable de bachillerato, del que yo era la profesora de historia. Desde entonces hemos conservado siempre nuestra relación, que más tarde se transformó en amistad. He seguido su trayectoria y he leído buena parte de sus publicaciones con gran interés por lo que aportan al conocimiento de diversos aspectos de nuestra historia como país. Siempre he admirado su capacidad de investigar y su deseo de poner luz a episodios del pasado no muy conocidos. En segundo lugar, el tema del libro, ya que Josep Capsir ha tenido la delicadeza y el buen atino de fijarse en una parte de la historia de Baró de Viver, el barrio de nuestra escuela, en la que he estado cuarenta y dos años ejerciendo como maestra.

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Esto ha hecho que me emocionase al leer su obra, que ha resultado una pequeña joya de la historia. Por último, el episodio escogido, uno de los más oscuros de la pasada dictadura: la represión ejercida sobre la ciudadanía mediante los juicios de los primeros años, que fueron duros y llenos de injusticias y abusos. Para aquellos que son de mi generación, el tema de la Guerra Civil y la posguerra en el ámbito familiar fue un tabú difícil de romper. Nosotros nos criamos con el miedo. La generación de nuestros padres, que vivieron este periodo y que, como mi padre, tuvieron que ir a la guerra cuando eran casi unos niños, se negaron a hablar de aquellos hechos. Fue una generación que no explicó a sus hijos aquello que más tarde y con pesar acabaría explicando a sus nietos. La célebre sentencia de que «el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla» encaja totalmente con la mirada que Josep Capsir hace de unos hechos que transcurren en un pequeño barrio de Santa Coloma de Gramenet, que más tarde, en el año 1945, pasará a formar parte de Barcelona. Es un homenaje a todos los que vivieron y sufrieron aquella represión. Y a la vez es la memoria histórica para los actuales vecinos y vecinas, que con la lectura de este libro tienen


la oportunidad de conocer aquellos hechos y una pequeña parte de la historia de su barrio. Es la historia de unos hombres y mujeres sencillos, trabajadores del campo o de la industria que se convierten, por una vez, con sus nombres y apellidos, en protagonistas del relato que se explica. Josep Capsir ha hecho un trabajo a fondo, impecable, detallado, que nos hace revivir unos momentos odiosos, pero necesarios de recordar para no perder la memoria histórica. A la luz de este trabajo de investigación podemos conocer la historia de veintiséis vecinos y vecinas de Baró de Viver que sufrieron juicios sumarísimos y fueron mayoritariamente represaliados. Las sentencias fueron tan duras e injustas como era previsible, con condenas a largos años de cárcel e incluso a muerte en el Campo de la Bota. Impresiona especialmente la historia del maestro Lluís Alabart, autor de muchas obras pedagógicas y escolares de gran éxito, que fue apartado de la enseñanza durante diez años y enviado posteriormente fuera de Catalunya como castigo, solamente por haber sido director desde 1931 de la primera escuela que existió en el barrio de Baró de Viver, de nombre Grupo Escolar Pi i Margall, y después, en 1936, director del Grupo Escolar Collaso i Gil.

A pesar de la dureza que comporta una guerra civil, la posguerra se mostró todavía más dura y cruel bajo la dictadura franquista. La lectura intensa y detallada de este trabajo nos hará saber y revivir cómo fueron aquellos años llenos de miseria moral y física. Trini Castellví i Mata Maestra e historiadora

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Presentació

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uan Josep Capsir em va manifestar, fa uns quants mesos, el desig que fos jo la persona encarregada d’escriure la presentació del seu llibre sobre la repressió franquista al barri de Baró de Viver, em vaig sentir alhora sorpresa i afalagada per diversos motius. En primer lloc, Josep va ser un dels alumnes de la primera promoció que vaig tenir en incorporar-me a l’equip del professorat de l’Escola L’Esperança, just acabada la carrera el 1974. Fa, doncs, molts anys que ens coneixem, i el recordo com un dels alumnes, llavors adolescent, més inquiets d’un curs inoblidable de batxillerat, del qual jo era la professora d’història. Des de llavors hem conservat sempre la nostra relació, que més tard va esdevenir d’amistat. He seguit la seva trajectòria i he llegit bona part de les seves publicacions amb gran interès pel que aporten al coneixement de diversos aspectes de la nostra història com a país. Sempre he admirat la seva capacitat d’investigar i el seu desig de posar llum a episodis del passat no gaire coneguts. En segon lloc, el tema del llibre, ja que Josep Capsir ha tingut la delicadesa i la bona pensada de fixar-se en una part de la història de Baró de Viver, el barri de la nostra escola, en la qual he estat

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quaranta-dos anys exercint com a mestra. Això ha fet que m’emocionés en llegir la seva obra, que ha resultat una petita joia de la història. Per acabar, l’episodi escollit, un dels més foscos de la passada dictadura: la repressió exercida sobre la ciutadania mitjançant els judicis dels primers anys, que van ser durs i plens d’injustícies i abusos. Per a aquells que són de la meva generació, el tema de la Guerra Civil i la postguerra en l’àmbit familiar va ser un tabú difícil de trencar. Nosaltres ens vam criar amb la por. La generació dels nostres pares, que van viure aquest període i que, com el meu pare, van haver d’anar a la guerra quan eren gairebé uns nens, es van negar a parlar d’aquells fets. Va ser una generació que no va explicar als fills allò que més tard i amb recança acabaria explicant als nets. La cèlebre sentència que diu que «el poble que no coneix la seva història està condemnat a repetir-la» s’escau totalment en la mirada que Josep Capsir fa d’uns fets que transcorren en un petit barri de Santa Coloma de Gramenet, que més tard, l’any 1945, passarà a formar part de Barcelona. És un homenatge per a tots els que van viure i patir aquella repressió. I alhora és la memòria històri-


ca per als actuals veïns i veïnes, que amb la lectura d’aquest llibre tenen l’oportunitat de conèixer aquells fets i una petita part de la història del seu barri. És la història d’uns homes i dones senzills, treballadors del camp, o de la indústria, que esdevenen per una vegada, amb els seus noms i cognoms, protagonistes del relat que s’explica. Josep Capsir ha fet un treball a fons, impecable, detallat, que ens fa reviure uns moments odiosos però necessaris de recordar, per no perdre la memòria històrica. A la llum de la recerca podem conèixer la història de vint-i-sis veïns i veïnes de Baró de Viver que van patir judicis sumaríssims i van ser majoritàriament represaliats. Les sentències van ser tan dures i injustes com era previsible, amb condemnes de llargs anys a la presó i fins i tot a mort mitjançant l’afusellament al Camp de la Bota. És especialment colpidora la història del mestre Lluís Alabart, autor de moltes obres pedagògiques i escolars de gran èxit, que va ser apartat de l’ensenyament durant deu anys i enviat posteriorment fora de Catalunya com a càstig, només per haver estat director des de 1931 de la primera escola que va existir al barri de Baró de Viver, de nom Grup Escolar Pi i Margall, i després, el 1936, director del Grup Escolar Collaso i Gil.

Tot i la duresa que comporta una guerra civil, la postguerra es va mostrar encara més dura i cruel sota la dictadura franquista. La lectura intensa i detallada d’aquest treball, fet amb tanta cura i del qual es desprèn un tros de la vida del barri, ens farà saber i reviure com van ser aquells anys plens de misèria moral i física. Trini Castellví i Mata Mestra i historiadora

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Les aules del parvulari del Grup Escolar Pi i Margall tenien edifici propi, així com amplis espais d’esbarjo, a tocar del riu Besòs. (AFB)

Las aulas del parvulario del Grupo Escolar Pi i Margall tenían edificio propio, así como amplios espacios de recreo, muy cerca del río Besòs. (AFB)


Introducción

A principios de 1929, bajo el régimen de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, existía en Barcelona una creciente inquietud, reflejada en los periódicos de la época, por la existencia de diferentes núcleos de barracas, sobre todo en las inmediaciones de la montaña de Montjuïc. Estas podían dañar la imagen de la ciudad ante un acontecimiento de gran proyección como sería la Exposición Internacional. Joaquín Milans del Bosch, gobernador civil de Barcelona, daba respuesta a través de la prensa a esta inquietud cuando afirmaba que «el Patronato de la Habitación trabaja desde hace tiempo para que desaparezcan las barracas, facilitando, en cambio, a sus moradores viviendas económicas e higiénicas, porque no sería humanitario dejarles sin albergue».1 Con tal de mitigar la problemática, a lo largo de 1929 se levantaron y ocuparon cuatro grupos de Casas Baratas en la periferia de Barcelona, dos de ellos en la orilla derecha del Besòs y, en este caso, en terrenos pertenecientes a Santa Coloma de Gramenet. Se trataba del tercer grupo de Casas Baratas, bautizado con el nombre de Baró de Viver, título nobiliario que ostentaba el entonces alcalde de Barcelona, Darío Rumeu Freixa. Estaba situa1  «Las barracas», La Vanguardia, 10-1-1929, p. 8.

do en un lugar estratégico dado que se encontraba al pie de la carretera que da acceso al puente que comunica la capital catalana con Santa Coloma de Gramenet. Más cerca de la desembocadura del río se situaría el segundo grupo de Casas Baratas, conocido entonces como Milans del Bosch. Para conocer la imagen que presentaban los cuatro grupos de Casas Baratas en aquellos años, disponemos, entre otros, del testimonio del periodista José D. Benavides, que la primavera de 1934, instaurada ya la República, afirmaba que «son cuatro pueblos, cuatro grupos de casas baratas para obreros, rodeando como un cinturón Barcelona, a una distancia de pocos kilómetros». Más adelante añadía que «sus vecinos, unas ocho mil personas, habitaban antes unas barracas construidas en cualquier terreno baldío, zahúrdas, sucias y vergonzosas para la capital catalana». El cronista señalaba también que se trataba de «barriadas de cuatrocientas y seiscientas viviendas, situadas en montículos, alzando en su ladera y en su cima casitas semejantes a las que dibujan los niños, con una chimenea, el tejado, la puerta baja, pintadas de cal las paredes y de verde las ventanas, protegidas por rejas. Todas de idéntico aspecto». En el caso de Baró de Viver y Milans del Bosch se ha de significar que las construcciones,

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contrariamente a las apreciaciones del periodista, se hicieron en terreno totalmente llano, muy cerca del río Besòs. Se trataría, respectivamente, de 344 i 781 casas baratas. La visita a Baró de Viver, que en tiempos de la República fue rebautizado como Pi i Margall en homenaje al político federalista, tuvo en este caso como guía a Lluís Alabart Ballesteros, buen conocedor de las necesidades y carencias del barrio, sobre todo de sus jóvenes. «El director del Grupo Escolar Pi y Margall, don Luis Alabart, que amablemente nos acompañó por el pueblo y nos facilitó noticias sobre él, asegura que el peor enemigo, al que más teme, es el vino. »Las mejores intenciones de trabajar y regenerarse —me dice— las disuelven en el fondo de un vaso. Vea usted. Aquel sujeto recostado en la pared, joven aún, con tres hijos y otro al nacer, cincuenta veces prometió, jurándolo, dejar la bebida. Las borracheras, luego del juramento, las prolonga dos y tres días. »¡Careces de vergüenza! Tu mujer, en su estado, se desloma todo el día lavando ropa para ganar diez reales. Lo que debía era echarte de casa... »Busco faena, señor Luis, pero no la encuentro. »Hasta cuando mientes dices verdad.» Prosigue la crónica el periodista destacando que «lo mejor de las casas baratas son las escuelas, que han influido extraordinariamente en la moralización de las gentes. La que dirige don Alabart consta de veinte profesores para ochocientos alumnos. »Escuela limpia, alegre, con la bandera tricolor al tope.

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»Muchachos de catorce y quince años que nunca habían ido a la escuela aprendieron a leer “las letras gordas” y a escribir —me dice el director—. Hubo que suspender los ejercicios de gimnasia. Los chicos, depauperados, se desmayaban a cada instante. »El día que no hay clase es para ellos un disgusto. Y su mayor preocupación es caer enfermos, porque se quedarían sin escuela, que los días de sol es al aire libre. »Han creado los mayores una asociación benéfica y cultural, en la que no falta la Junta Directiva, elegida por sufragio, el reglamento impreso y la biblioteca infantil bilingüe. Pagan una cuota semanal de veinticinco céntimos para socorrer a las familias necesitadas. La Junta se reúne mensualmente, y los profesores y el director asisten, en calidad de asesores, a sus discusiones. »Ahora que tienen reunido un capital —¡trescientas cincuenta pesetas!— van a hacer un periódico.»2 Gracias a la prensa de la época tenemos más noticias respecto a las tareas que la asociación benéfico cultural a que hace referencia José D. Benavides en su crónica venía llevando a cabo en el barrio y al conjunto de la población colomense. Sabemos que, «por el cuadro dramático de la Asociación Instructivo-Cultural de la Colonia Pi y Margall, tercera agrupación, que dirige don Ama2  Véase: José D. Benavides, «Pueblos sin alcalde, sin guardias y sin médico... en los que no se paga la luz, el alquiler ni la contribución», Estampa, 31-3-1934, p. 15-17.


deo Gotell, secundado por la primera actriz señorita Saturnina Soré, el domingo 28, a las 4.30 de la tarde, en el salón del teatro Blanca Coloma, se pondrá en escena el drama, en tres actos, La muerte civil y el juguete Els mals esperits».3 «Esta Asociación, que tanto viene luchando por fomentar la cultura y el respeto mutuo en la citada Colonia y en vista de los éxitos que su cuadro dramático está obteniendo con las obras que viene poniendo en escena, invita a todas las entidades y público en general a que amen la cultura y deseen ayudarles en su obra bienhechora.»4 Vemos, pues, a través de diversas fuentes documentales, la relevancia del Grupo Escolar Pi i Margall y su profesorado, con Lluís Alabart Ballesteros al frente, en el momento de animar a los jóvenes a crear un incipiente tejido asociativo que, entre otros, potenciaba los valores de la cultura y la solidaridad entre los vecinos y vecinas del Baró de Viver, un barrio modesto, que en aquellos momentos tenía una población cercana a los 2.300 habitantes. Además, gracias al conocimiento de nuestro trabajo de investigación por parte de Teresa Carreras Domènech, hija de Jaume Carreras Brunés, concejal de Abastecimientos durante la Guerra Civil en Santa Coloma de Gramenet, hemos podido

posición musical o bien a una obra teatral breve.

disponer de dos testimonios que vivieron de primera mano aquellos hechos. Se debe significar que el padre de Teresa, finalizado el conflicto, fue sometido a un consejo de guerra a raíz del cual se le condenó a diversos años de cárcel. Estos testimonios son, por una parte, Cecília Cortés Gonzálvez, nacida en Barcelona en 1925 pero vecina desde muy pequeña de Santa Coloma de Gramenet. Ella guarda un excelente recuerdo del curso 1935-1936 cuando, procedente de la escuela de las monjas dominicas, de quienes asegura que imponían respeto por la indumentaria que llevaban, fue a estudiar el cuarto grado al Grupo Escolar Pi i Margall de las Casas Baratas, en la misma población colomense. Cecília Cortés Gonzálvez, en cuanto al director, nos lo describe como un hombre elegante y una gran persona. De los maestros y maestras destaca el gran afán de enseñar que estos exhibían, así como la buena relación con las compañeras de clase, muchas de ellas procedentes del núcleo antiguo de Santa Coloma de Gramenet y otras de las Casas Baratas.5 Maria Dolors Borràs Vilagran, el otro testimonio, nacida en 1923, colomense de nacimiento, guarda también muy buen recuerdo del curso 1935-1936 en el que, procedente de las dominicas, fue a estudiar el quinto grado al Grupo Escolar Pi i Margall. De allí destaca que, a diferencia de la escuela de monjas, los maestros no hacían diferencias en función del origen o situación económica

4  «Santa Coloma de Gramanet», La Vanguardia, 27-5-1933,

5 Entrevista mantenida con Cecília Cortés Gonzálvez el

p. 29.

27-2-2017.

3  El «juguete» hace referencia, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, a una com-

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La crescuda d’aigües del Besòs el 16 de desembre de 1932 afectà el parvulari del Grup Escolar Pi i Margall, no així les Cases Barates. Fotografia: Carlos Pérez de Rozas (AFB)

La crecida de aguas del Besòs el 16 de diciembre de 1932 afectó al parvulario del Grupo Escolar Pi i Margall, no así a las Casas Baratas. Fotografía: Carlos Pérez de Rozas (AFB)

El 16 de desembre de 1932 les aigües del riu Besòs es van endur el parvulari del Grup Escolar Pi Margall. En primer terme, les oficines del Patronat de l’Habitació de Barcelona. Fotografia: Carlos Pérez de Rozas (AFB)

El 16 de diciembre de 1932 las aguas del río Besòs se llevaron el parvulario del Grupo Escolar Pi Margall. En primer término, las oficinas del Patronato de la Habitación de Barcelona. Fotografía: Carlos Pérez de Rozas (AFB)

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de los niños y niñas. Recuerda al director como un hombre preocupado por la evolución escolar de los alumnos. Maria Dolors Borràs Vilagran, dado que cursaba quinto, iba a una clase donde había niños y niñas, circunstancia que también se daba entre los alumnos de sexto. Una vez a la semana, nos explica, después de la clase de gimnasia había sesión de ducha, una actividad fundamental para la higiene y la prevención de enfermedades que en aquella época casi nadie podía hacer en su propio domicilio, como sería el caso de los habitantes de las Casas Baratas. En el Grupo Escolar Pi i Margall, y para complementar la actividad educativa, se hacían salidas de carácter cultural, así como excursiones al campo.6 Tanto Cecília Cortés Gonzálvez como Maria Dolors Borràs Vilagran coinciden en señalar que las clases que impartían los maestros y maestras eran en catalán y también en castellano. Semanas después de finalizar el curso, el verano de 1936, empezaba la Guerra Civil. Las dos niñas nunca más volverían al Grupo Escolar Pi i Margall, ni a ningún otro centro educativo. La posguerra fue dura para ellas, quienes, siendo muy jóvenes, tuvieron que ponerse a trabajar para ayudar al sustento de la economía familiar. Vale la pena recordar en estas páginas la noticia aparecida el 20 de septiembre de 1936 en la prensa de la época. A partir de un informe redactado por el médico jefe de la Cruz Roja de Santa Co6  Entrevista mantenida con Maria Dolors Borràs Vilagran el 20-3-2017.

loma de Gramenet, Manuel Badía Brandía, en relación con el estado sanitario de la Colonia Pi i Margall. Se da la circunstancia de que este profesional de la medicina, al finalizar la Guerra Civil, se convertiría en el primer alcalde del nuevo régimen dictatorial en la población colomense. Se afirmaba que: «Requerido el jefe de Sanidad de esta localidad por este Subcomité para que proceda a la investigación y, tras ella, poder dictaminar las causas que motivan tantas enfermedades en esta colonia, ha llegado a la conclusión siguiente: »Dicho doctor ha podido comprobar que se efectúan diariamente sesenta y cinco visitas de enfermos, dota servicios médicos además de treinta domiciliarias o de más gravedad, llevada a cabo por el doctor Juan Soteras con el auxilio de un practicante y una enfermera, resultando dicho número en extremo excesivo si se tiene en cuenta que dicha colonia solo tiene unos 2.300 habitantes. »Causas: solo pueden reducirse a dos: hipoalimentación y falta de higiene. Todo ello es debido a que los habitantes de esta colonia han sido víctimas del paro forzoso durante un largo período de tiempo, motivando miseria, la cual obligaba a los mismos a nutrirse escasamente y mal, por cuyo motivo se nota la presencia frecuente de raquitismo, linfatismo y pretuberculosis anémicos, y, por otro lado, debido a la falta de higiene, la presencia del tracoma en número bastante elevado. »El que suscribe cree que es de imprescindible necesidad proceder a la selección de todos los niños atacados de tuberculosis, a los predispuestos a la misma debido a su estado anémico y raquí-

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tico, localizar la enfermedad y proceder a su cura, emplear todos los medios de que se disponga y procurar que estos niños, que serán los hombres de mañana, no sean los eternos incurables que, tras de ocasionar un gasto enorme, solo se consigue sostener vivo no al hombre, sino al terrible mal. »Por lo tanto, este Subcomité se cree en el deber de hacerse eco de esta necesidad y pide a todos los hombres de buena voluntad, al Comité Central de Sanidad, a todas las entidades que luchan contra la tuberculosis, el raquitismo, el linfatismo, la anemia, nos ayude en esta labor.»7 A partir del 26 de enero de 1939, cuando las tropas del general Franco entraron en Barcelona y al día siguiente en Santa Coloma de Gramenet, empezó una dura represión contra la población, sobre todo en aquellos barrios como el Pi i Margall, donde el componente social republicano y libertario había sido mayoritario. Entre los instrumentos más duros que utilizó el nuevo régimen dictatorial para someter a los ciudadanos se encontraba la detención, el interrogatorio y el encarcelamiento que, a menudo, precedían a todo un procedimiento sumarísimo, un proceso judicial de carácter militar, de rápida tramitación y sin la menor garantía jurídica para los procesados. En esta circunstancia se encontraron diversos vecinos y vecinas del barrio de Pi i Margall, que pronto recobraría su nombre original de Baró de 7  «Santa Coloma de Gramanet», Solidaridad Obrera, 20-91936, p. 6.

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Viver, de connotaciones más conservadoras. Algunos fueron acusados de haber colaborado en el asalto de los cuarteles de artillería de Sant Andreu el 19 de julio de 1936, cuando las tropas militares allí concentradas se levantaron en contra de la República. Tal sería el caso de José Núñez García o de José Llorens Castellblanch. La revuelta militar fracasó precisamente gracias a la decidida voluntad de los ciudadanos, entre los cuales se encontraban varios vecinos del Pi i Margall, que, dada la proximidad del barrio con los cuarteles militares y la buena comunicación a través de la carretera de Santa Coloma de Gramenet, pudieron llegar con celeridad para detener la sedición protagonizada por los golpistas. Otros vecinos, como Acisclo Calvet Llorens, León Carrasco Sánchez y Francisco Rodríguez López, fueron acusados de formar parte de la delegación que el Comité de Guerra, o Comité Revolucionario, de Santa Coloma de Gramenet —población que durante la Guerra Civil seria rebautizada como Gramenet del Besòs—, tendría en el Pi Margall. El Comité Revolucionario se creó el 19 de julio de 1936 para organizar la prestación de los servicios básicos a la población civil en aquellos momentos de excepcionalidad y en el ámbito competencial de actuación del antiguo consistorio, al cual sustituyó. Su vigencia se prolongó hasta octubre del mismo año, momento en que se constituiría de nuevo el Consejo Municipal, presidido por el concejal y líder republicano Celestí Boada Salvador. La delegación del Comité Revolucionario en las Casas Baratas se instaló en el edificio del Grupo Escolar Pi i


Edelmira Valls Puig, al centre de la imatge, amb les seves alumnes de quart grau al recinte del Grup Escolar Pi i Margall el 1934. Des de 1930 era casada amb l’activista Marcel·lí Perelló Domingo. Finalitzada la Guerra Civil, la mestra va haver de marxar exiliada a França i després, el 1942, a Mèxic, on va viatjar amb el seu espòs i els seus fills, Carles, Edelmira i Frederic. (AHSCG)

Edelmira Valls Puig, en el centro de la imagen, con sus alumnas de cuarto grado en el recinto del Grupo Escolar Pi i Margall en 1934. Desde 1930 estaba casada con el activista Marcel·lí Perelló Domingo. Finalizada la Guerra Civil, la maestra tuvo que marcharse exiliada a Francia y después, en 1942, a México, donde viajó con su esposo y sus hijos Carles, Edelmira y Frederic. (AHSCG)

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L’abril de 1935 els nens i nenes del Grup Escolar de les Cases Barates s’adreçaren amb el seu director, Lluís Alabart Ballesteros, així com amb el professorat —entre el qual identifiquem Edelmira Valls Puig a la cruïlla del passeig de Gràcia amb Diagonal, de Barcelona—, per dipositar flors davant del monument a Frances Pi i Margall. Fotografia: Carlos Pérez de Rozas (AFB)

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En abril de 1935 los niños y niñas del Grupo Escolar de las Casas Baratas se dirigieron con su director, Lluís Alabart Ballesteros, así como con el profesorado —entre el cual identificamos a Edelmira Valls Puig en el cruce del paseo de Gràcia con Diagonal, de Barcelona—, para depositar ramos de flores ante el monumento a Francesc Pi i Margall. Fotografía: Carlos Pérez de Rozas (AFB)


Margall, que acogió también la sede del Comité de Abastecimientos, que en realidad era una sección del anterior, así como los comedores populares. Una de las acusaciones más extendidas entre los vecinos de la población fue la de haber formado parte de las Patrullas de Control. Estas se constituyeron el mismo 19 de julio como instrumento del Comité Revolucionario, con la función de garantizar el orden público. Entre los vecinos afectados por esta acusación encontramos a Manuel Balat Gesa, Antonio Cabrera Sánchez, Eusebio González Segura, Diego Martínez García, Antonio Sánchez Alarcón, Joan Pla Aulet y Alberto Riquelme Almarcha, los dos últimos condenados a muerte y fusilados en el Campo de la Bota. En este caso, la desafortunada muerte de Juan Verdú Rico cuando era escoltado por la Patrulla de Control que lo conducía desde el Pi Margall al Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet, la noche del 10 de marzo de 1937, tuvo graves consecuencias. Teresa Estadella Saladrigas, vecina de las Casas Baratas y con quien compartía vida conyugal el difunto, movida por la desesperación o la venganza, puso en conocimiento de las nuevas autoridades franquistas las circunstancias de la pérdida de su compañero sentimental, unos hechos que nunca fueron del todo clarificados y que ahora contribuían a agravar los cargos contra aquellos vecinos que durante el conflicto habían ejercido tareas de patrulleros en Baró de Viver. Un hecho que favorecía las sospechas de ser persona contraria al régimen franquista era el de haber pertenecido al sindicato CNT, como pone

en evidencia la circunstancia de que en las causas abiertas contra los vecinos de Baró de Viver, en la mayoría de los casos se constata la pertenencia de los procesados a este sindicato libertario. No es tampoco desestimable la filiación a la UGT entre los encausados. Se da el caso de que, de los dos vecinos de Baró de Viver fusilados por el régimen franquista en aquellos años, Alberto Riquelme Almarcha estaba afiliado a la CNT y Joan Pla Aulet a la UGT. El hecho de haber conspirado contra el régimen franquista una vez finalizada la Guerra Civil, tal y como hicieron con gran atrevimiento un grupo de jóvenes colomenses al crear la Unión de Juventudes Antifascistas —de la que formaban parte Juan Ballesteros Román y Pedro Gómez Segado, vecinos de Baró de Viver— tuvo graves consecuencias para los procesados. Para llevar a cabo con más eficacia su actuación represora, el nuevo régimen buscó el testimonio de personas que por alguna circunstancia hubiesen sido más o menos represaliados durante la Guerra Civil, generalmente por elementos incontrolados de carácter revolucionario. El caso más significativo sería el de Mariano Villaescusa Sáez, vecino de Santa Coloma, con establecimiento comercial en las Casas Baratas. Se da la circunstancia de que este, desde el primer momento del inicio de la contienda bélica, abandonó preventivamente la población colomense «por miedo a la barbarie roja», donde volvería semanas más tarde. Encontramos la declaración de Mariano Villaescusa Sáez en diversos procedimientos

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sumarísimos contra vecinos y vecinas de Baró de Viver, sin que su testimonio tuviese en la mayoría de las ocasiones un carácter inculpatorio. Al ser preguntado sobre otros posibles declarantes, afirmaba que, «debido a la clase de personal que vive en la barriada, es difícil que haya quien quiera decir lo que sabe, cosa que podría hacer la mayoría». El nuevo régimen intentó encontrar la complicidad del alcalde de barrio con tal de llevar a cabo su actividad coactiva, una figura política que ya encontramos en tiempos de la República. Finalizada la contienda bélica, llegó a las Casas Baratas para ocupar este cargo Juan Ródenas Giménez. Tenemos la certeza de que no efectuó informes sobre la actuación que los vecinos y vecinas de Baró de Viver habían tenido durante la Guerra Civil con el argumento de que en aquella época no vivía en el barrio. Su tarea se debería limitar a informar en relación con las actividades de la vecindad una vez terminada la confrontación armada. Un caso similar al anterior lo encontramos con la figura del vigilante de las Casas Baratas, un cargo que asumió en Baró de Viver, finalizada la Guerra Civil, Ignacio Rey Moreno. En las acusaciones contenidas en las sentencias judiciales, emitidas por el nuevo régimen dictatorial, podemos observar que a los inculpados se les acusaba mayoritariamente de auxilio a la rebelión militar, adhesión a la rebelión militar o bien, en el caso de los condenados a muerte, de rebelión militar, cuando en realidad fue un grupo de militares golpistas los que se rebelaron en contra de la República, y a la vez los máximos responsables de

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que su acción desencadenase una cruel guerra civil de graves consecuencias. Veintiséis es el número de procedimientos sumarísimos que hemos podido localizar en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Tercero, con sede en Barcelona, vinculados directamente con ciudadanos residentes en el barrio de Baró de Viver. En cuanto al origen de estos, podemos afirmar que solamente un 37% habían nacido en Cataluña. Seguidamente estarían los ciudadanos nacidos en Andalucía, con un 23%, y los procedentes de Murcia, con un 19%, un porcentaje, este último, suficientemente elevado teniendo en cuenta la dimensión territorial de aquella comunidad. De forma excepcional, hemos querido incorporar en nuestro trabajo de investigación el caso de un represaliado por el régimen franquista, cuyo expediente también se encuentra en el Archivo del Tribunal Militar Territorial Tercero. Nunca vivió en el Baró de Viver pero, por razones profesionales, tuvo estrechos vínculos durante la República, tal y como hemos ido viendo a través de estas páginas. Se trata de Lluís Alabart Ballesteros, el maestro y director del Grupo Escolar Pi i Margall, quien, finalizada la Guerra Civil, pese a superar el Consejo de Guerra, fue inhabilitado para ejercer la profesión a la que tantos esfuerzos había dedicado a lo largo de su vida, una inhabilitación que se prolongó injustamente durante más de diez años. El expediente que recoge la documentación que se deriva se encuentra en el Archivo General de la Administración, con sede en Alcalá de Henares (Madrid).


L’exercici físic era una pràctica habitual en els nens i nenes del Grup Escolar Pi i Margall. (AFB)

El ejercicio físico era una práctica habitual en los niños y niñas del Grupo Escolar Pi i Margall. (AFB)

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Josep Albagés Ventura, director del Grup Escolar Pi i Margall durant els darrers mesos de la República, cercava solucions imaginatives als problemes quotidians amb la col·laboració dels seus alumnes. (AHSCG)

Josep Albagés Ventura, director del Grupo Escolar Pi i Margall durante los últimos meses de la República, buscaba soluciones imaginativas a los problemas cotidianos con la colaboración de sus alumnos. (AHSCG)


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