Barcelona Regional/Rondas Barcelona Pasado y presente 1993-2018/Presente y Futuro

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Barcelona Regional PA S A D O Y P R E S E N T E


Barcelona Regional PA SA D O Y P R E S E N T E


⬑ A lo largo de los textos se destacan en los laterales algunos enlaces a otras páginas del capítulo «Trabajos», con las que se da una relación de contenido. En el texto está marcado con una flecha negra (↗).


ÍNDICE

6 PRÓLOGO

La perspectiva de Barcelona Regional

JANET SANZ

8 INTRODUCCIÓN

Presentes

JOSEP BOHIGAS

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Conocer la oca

CARLES COLS

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AG ENCIA

42

La creación de Barcelona Regional

RAMON GARCÍA-BRAGADO

50

Ideas

MIQUEL SODUPE

54

Gracias

WILLY MÜLLER

58

EQU I P OS

60

Barcelona Regional es…

70

Los berremitas

80

Datos 2018

82

LÍNEA DEL TIEMPO

88

TRABAJOS

90

Frutos

102

I NTR A- RO N DA S

146

TE R R ITO R I O RO N DA S

216

E X TR A- RO N DA S

246

INTE RNACIONALE S

262

Futuros

CARLES COLS

JUAN CARLOS MONTIEL

JOSEP BOHIGAS


P R Ó LO G O

La perspectiva de Barcelona Regional JANET SANZ Cuarta Teniente de alcaldía de Barcelona y vicepresidenta de Barcelona Regional (2015–)

La colaboración inicial entre los equipos municipales y Barcelona Regional (BR) se ha ido ensanchando e intensificando progresivamente a lo largo de estos años, lo que ha enriquecido la elaboración de los planes y las políticas públicas que implementamos en la ciudad. Del mismo modo que las demandas ciudadanas han ido evolucionando y creciendo en complejidad a lo largo de los años, BR ha ido incorporando al equipo profesionales de diferentes especialidades, y el Ayuntamiento ha adaptado sus departamentos para dar respuesta a las dinámicas urbanas de cada momento. Incluso en sus denominaciones: desde el Área de Urbanismo de los años ochenta hasta la actual Área de Ecología, Urbanismo y Movilidad. Y también en sus competencias: al planeamiento y las infraestructuras se han añadido las relacionadas con el cambio climático, la calidad del aire, el ruido o el urbanismo inclusivo. Al Ayuntamiento, cuyos equipos se dedican fundamentalmente a resolver la gestión del día a día de los barrios de la ciudad, disponer de un equipo técnico como el de BR le permite confrontar reflexiones más allá de las urgencias del presente y de los límites administrativos. Poder contrastar problemáticas, retos, ideas o visiones de la ciudad con una perspectiva a largo plazo nos permite elaborar políticas y proyectos más eficientes y más adecuados a los problemas de hoy de los ciudadanos, y anticiparnos dando respuestas a cuestiones importantes antes de que se transformen en problemas o degraden el hábitat urbano. Son documentos que nos han obligado a elevar la mirada hacia un horizonte en el que tendremos que hacer frente a desafíos inaplazables, como el cambio climático, los nuevos paradigmas de movilidad, el derecho a la vivienda o los retos que plantea el turismo, entre otros. Poder contar con expertos en todos los temas a los que nos enfrentamos ha sido de gran ayuda para poder elaborar los diferentes planes y las políticas que de ellos se derivan. 6


BR se creó precisamente para abordar retos que exceden los límites estrictos de los temas y los territorios. A menudo, su forma de trabajar va más allá de lo que se le pide, en parte porque muchos de los proyectos que se le encargan tienen un enunciado abierto, que no niega los grados de incertidumbre que supone pensar a largo plazo. Esta forma de trabajar, más libre y liberada del día a día, hace que a menudo BR te devuelva una «liebre» cuando le has pedido un «gato», y pise muchos terrenos (y algún callo) que no le son propios. Uno de los frentes en los que también el Ayuntamiento ha encontrado un apoyo clave en BR es el trabajo en territorios fronterizos con los municipios vecinos, muchos de los cuales concentran los barrios más vulnerables, socioeconómicamente hablando, del área metropolitana. Su situación periférica en el pasado hizo que las administraciones locales no llegaran a resolver gran parte de los problemas que había, situación que ha cambiado radicalmente con la consolidación de la Barcelona metropolitana en las últimas décadas. Hoy, muchos de estos barrios conforman nuevas centralidades y presentan oportunidades de mejora de la cohesión social y la calidad urbana, retos que solo pueden confrontarse desde la cooperación y la solidaridad entre municipios. En estos casos, la contribución de BR ha sido clave, como por ejemplo en el entorno del Besòs, donde cinco municipios han colaborado para definir una agenda de futuro para los 98 barrios de este territorio: la Agenda Besòs. En estos 25 años de existencia, BR acumula información que en muchos casos ha sido plenamente implementada, pero que en muchos otros está a la espera de ser aplicada a nuevos planes. Y no solo se trata de propuestas, sino también de un trabajo de fondo de recopilación de datos y aplicación de técnicas de análisis que le ha llevado a ser uno de los grandes proveedores de información para los proyectos de la ciudad. La calidad del aire, las dinámicas litorales, el índice normalizado de la vegetación, etc., son algunas de las bases que BR actualiza e interpreta periódicamente. En este sentido, BR es una herramienta imprescindible en la elaboración de planes y programas tan innovadores y trascendentales para la ciudad como el Observatorio Metropolitano de la Vivienda, el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) o la Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM), que establece el 30 % de vivienda protegida en suelo urbano consolidado para incrementar el parque asequible de viviendas. Estas políticas se basan en una sólida evidencia, fundamentada en datos georreferenciados, que BR facilita y procesa según las necesidades cambiantes de los departamentos del Ayuntamiento. Se trata de modificaciones estructurales que indudablemente tendrán un impacto en las dinámicas urbanas del futuro más inmediato. Pero por encima de todo, BR son las personas. Todas las que a lo largo de estos 25 años han formado parte de este gran equipo. Personas que son profesionales excepcionales y sin las que Barcelona y su área metropolitana no sería lo que es. 7


INTRODUCCIÓN

Presentes 25 años en alerta permanente

JOSEP BOHIGAS

••

Director general de Barcelona Regional (2016– )

«BR ha estado presente en las grandes transformaciones de Barcelona de los últimos 25 años, incorporando cambios metodológicos y de contenido a la manera de afrontar el desarrollo urbano»

Que las parejas, las asociaciones, las empresas o las agencias lleguen a los 25 años de existencia es un hecho memorable que hay que celebrar. Las urgencias y las transformaciones aceleradas de la sociedad y de la propia vida nos exigen reconsiderar día a día los sentimientos y la pertinencia de las alianzas del pasado. Si lo que necesitábamos hace 25 años pedía construcciones específicas para afrontar los retos de entonces, hoy, estos retos han cambiado, y muy probablemente las personas que los detectaron y los asumieron ahora quizá no tienen ni la preparación ni la predisposición emocional para autoexigirse nuevos compromisos. Por ello, tanto los noviazgos familiares como los empresariales que apuestan por la permanencia tienen que edificarse sobre la convicción de su propia mutación, certificando día a día una constante capacidad de adaptación. Celebrar 25 años de cualquier sociedad es pues, celebrar su permanente y tenaz transformación.

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→ 104, Sagrera.

→ 150, Recuperación ambiental del río Besòs.

→ 193, Fórum.

→ 178, Plan Delta.

Los 25 años de Barcelona Regional (BR) no son una excepción. El nacimiento de la agencia se remonta a diciembre de 1993, fruto de una serie de realidades vinculadas al final de los Juegos Olímpicos. BR se creó con la voluntad de mantener el enorme talento de un equipo técnico que logró el milagro de llegar con calidad y a tiempo a la transformación urbana más importante de la historia reciente de la ciudad. La flamante agencia nació con dos misiones consecutivas: por un lado, avanzar en los múltiples proyectos pendientes, y por el otro, reprogramar nuevos retos urbanos, a caballo del modelo de éxito de los Juegos Olímpicos. Pensando en grande, incorporando proyectos metropolitanos que pretendían mantener las expectativas de la ciudadanía allí donde las habían dejado los Juegos. La planificación de la llegada del tren de alta velocidad a La Sagrera ↗, la recuperación ambiental del río Besòs ↗, la transformación del litoral de levante, el Fórum ↗, la ampliación del aeropuerto, del puerto, el desvío del Llobregat ↗, etc., son algunos de los proyectos estratégicos que BR asume en sus inicios, a los que se han añadido muchos otros con acentos variados, que dan respuesta a las nuevas sensibilidades y a los diferentes enfoques políticos. La trayectoria de BR en este cuarto de siglo discurre en paralelo a la historia de Barcelona, incorporando cambios metodológicos y de contenido a la manera de afrontar el desarrollo urbano. Si en sus inicios la agencia pivotaba principalmente sobre la implementación de las infraestructuras, con el tiempo este interés ha basculado hacia una emergente capacitación medioambiental y la atención a las crecientes urgencias sociales.

T R A N S G R E S I Ó N , E Q U I L I B R I O S Y C A P A C I D A D D E A D A P TA C I Ó N

En este sentido, BR ha transgredido límites (técnicos y políticos) y se ha adaptado a los cambios, evolucionando hacia una organización más compleja y rica en disciplinas. Una evolución que ya estaba prevista en su osado nombre original: Barcelona Regional. La agencia la crean el alcalde Pasqual Maragall y el arquitecto Josep Anton Acebillo con la idea de ir más allá de la ciudad de Barcelona, condicionando las políticas en complicidad con el resto de los municipios metropolitanos. Una voluntad que es consecuencia directa de la desgraciada disolución de la Corporación Metropolitana de Barcelona por parte del gobierno de la Generalitat en 1987. Esta pésima decisión política descabezó

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INTRODUCCIÓN

la gobernanza metropolitana y provocó una reacción positiva por parte del Ayuntamiento de Barcelona de mantener un cuerpo técnico de alta calidad para poder seguir coordinando los proyectos estratégicos de la emergente y vigorosa metrópoli.

→ 148, Besòs.

→ 150, Proyecto de recuperación ambiental del río Besòs.

→ 159, Agenda Besòs.

•• «BR ha transgredido límites (técnicos y políticos) y se ha adaptado a los cambios, evolucionando hacia una organización más compleja y rica en disciplinas»

BR es, por lo tanto, un instrumento de la Administración local (Ayuntamiento y Área Metropolitana de Barcelona) para trabajar aspectos donde las ciudades superan sus límites territoriales, pero también organizativos (entre departamentos estancos), administrativos (entre administraciones locales, regionales o estatales), entre disciplinas (ingeniería, urbanismo, medio ambiente, movilidad, vivienda...), temporales (corto, medio y largo plazo), de escala o incluso algunas limitaciones conceptuales y comunicativas (modelo de ciudad, relato, etc.). Podría sostenerse que BR opera en todos estos territorios fronterizos complejos. Esta situación, frágil y fértil al mismo tiempo, le ha permitido desarrollar una alta capacidad de adaptación en espacios en los que probablemente las administraciones tienen más dificultades para integrar miradas estratégicas debido a la ineludible atención a las urgencias del día a día.

Llevándolo al símil biológico, BR es como una ameba, ya que tiene la capacidad de digitar en función de las necesidades. En determinados momentos puede ser más un think tank, o ingeniería, o despacho de arquitectura, o consultoría. Incluso, en algunos casos, puede serlo todo, como ha ocurrido en el río Besòs, por ejemplo, donde se ha trabajado en todas las fases y en distintos momentos. Proyectos en el Territorio Besòs ↗ que van desde la recuperación ambiental del cauce y del parque fluvial ↗ en 1997, en que se encargó de la parte ejecutiva y de la dirección de obras, hasta la actual Agenda Besòs ↗, que articula 130 proyectos de todo tipo y escala que mejoran los barrios que se asoman al río. Y si lo llevamos al símil militar, BR también podría definirse como un cuerpo de élite preparado para abordar proyectos de alta complejidad y transversalidad disciplinar. Recuerdo que Josep Anton Acebillo la definía como la «guardia pretoriana» de los alcaldes metropolitanos, al que acompañaban cuando tenían que enfrentarse con argumentos técnicos a los equipos homólogos del Ministerio o de la Generalitat.

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JOSEP BOHIGAS

No hace mucho el propio Acebillo nos recordaba orgulloso: «Maragall no negociaba nunca con el Ministerio sin ir armado de una buena propuesta de BR bajo el brazo».

•• «La gran amplitud de aspectos que se tratan y la curiosidad de los equipos mantienen la agencia en estado de alerta permanente ante los nuevos retos, las nuevas metodologías de trabajo, los últimos avances tecnológicos o las principales discusiones teóricas de los temas que se abordan»

Sin embargo, esta gran capacidad de reflexión, adaptación y reacción que tiene la agencia ha provocado a menudo ciertos malentendidos en el seno de los equipos técnicos de otras administraciones. Aunque en los últimos años esta circunstancia se ha suavizado mucho con altísimos grados de complementariedad y cooperación, BR no deja ni dejará de pisar algunos callos allí donde mete la nariz. La gran amplitud de aspectos que se tratan y la curiosidad de los equipos mantienen la agencia en estado de alerta permanente ante los nuevos retos, las nuevas metodologías de trabajo, los últimos avances tecnológicos o las principales discusiones teóricas de los temas que se abordan. Este hecho puede conllevar, en algunos casos, la apasionada confrontación de métodos, que se interpretan como actos de una cierta competitividad, o incluso arrogancia, pero que en la mayoría de las ocasiones son el complemento necesario para abrir la perspectiva de los proyectos a otras escalas, territorios y disciplinas.

A C E N T O S Y C O N T I N U I D A D E S . D E L A U R B S A L A C I V I TA S

Cada liderazgo ha aportado nuevos acentos a la agencia, que no son más que reflejos de los profundos cambios de la sociedad y los cambios políticos que de ellos se derivan. Al principio, los proyectos de desarrollo urbano pivotaban en torno a la transformación física de la ciudad, lo que los clásicos llamaban la urbs, donde el espacio público, las fachadas y las grandes infraestructuras eran los protagonistas visibles y el mejor de los escenarios para el desarrollo de la vida. Un origen y una estrategia que ha dado muy buenos réditos a la proyección de Barcelona en múltiples indicadores que la sitúan a la cabeza de las listas de las mejores ciudades europeas. Con el tiempo y el paso de sucesivas crisis, este éxito internacional ha terminado enmascarando otros indicadores devastadores sobre las desigualdades, la precariedad, la salud, la vivienda o el turismo depredador, que han

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→ 132, Medidas urbanísticas para la vivienda. → 136, PEUAT.

→ 131, Plan Clima. → 232, O-HB.

→ 159, Agenda Besòs. → 228, Plan director del ciclo integral del agua del AMB.

INTRODUCCIÓN

hecho que esta lectura positiva sobre la realidad física de la ciudad no sea tan absoluta. La ciudad la hacen las piedras, pero sobre todo la hacen las personas, lo que los clásicos también llamaban la civitas. Las acuciantes realidades sociales que conviven (o malviven) en un escenario tan espectacular como el de nuestra ciudad han sido prácticamente desatendidas, e incluso invisibilizadas, detrás de fachadas que se han puesto (demasiado) guapas para deslumbrar a visitantes e inversores inmobiliarios. Afrontar estas realidades exige un cambio profundo de estrategias urbanísticas, en las que se sitúen las personas en el centro de todas las políticas de transformación, y que obligue a refundar, o al menos a hacer evolucionar, las herramientas clásicas del desarrollo urbano. Algunos de los trabajos que hemos hecho en BR en estos últimos años lo certifican: el PEUAT ↗, que regula los alojamientos turísticos; la MPGM del 30 % de vivienda protegida en suelo urbano consolidado ↗; la creación del Observatorio de la Vivienda (O-HB) ↗; los manuales de urbanismo inclusivo, las estrategias para el cambio climático dentro del Plan clima ↗ del Ayuntamiento de Barcelona; el Plan director del ciclo del agua del Área Metropolitana ↗, o la Agenda Besòs ↗, son trabajos muy ambiciosos y de gran transformación, pero que no abordan (solo) la reconstrucción física de un ámbito o un proyecto de uso, sino la transformación profunda y estructural para cambiar las reglas y las dinámicas dirigidas a mejorar la calidad de vida de la gente, garantizando el derecho a la ciudad y a la metrópoli.

UNA CELEBR ACIÓN EN DOS VOLÚMENE S: PA SA DO Y FU T U RO

Esta publicación quiere ser mucho más que una memoria institucional de los trabajos que BR ha desarrollado en los últimos 25 años. Se trata de una doble publicación con un diseño singular, que quiere destacar el papel de la agencia como instrumento de reflexión e innovación para el Ayuntamiento y el Área Metropolitana de Barcelona. Se divide en dos volúmenes que van integrados en una única caja con la intención de, desde el presente, revisar el pasado y proyectarnos hacia el futuro. El primer volumen (que tenéis en vuestras manos) se centra en las personas que han dirigido la agencia y han trabajado en ella, y en

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JOSEP BOHIGAS

los proyectos más emblemáticos que han desarrollado durante estos 25 años. Alcaldes y alcaldesa de Barcelona, directores, trabajadoras y trabajadores relatan la estrecha vinculación de BR con las transformaciones de la metrópoli, y cómo la agencia ha sido capaz de adaptarse a ella, incorporando múltiples innovaciones metodológicas en la forma de pensar y hacer la ciudad. Los más de 2.000 trabajos que BR ha desarrollado en estos 25 años así lo confirman, y de estos, se han seleccionado 100 proyectos que se presentan sintéticamente en forma de fichas y contextualizados en una línea del tiempo.

•• «Algunos de los trabajos que hemos hecho en BR en estos últimos años son muy ambiciosos y de gran transformación, pero no abordan (solo) la reconstrucción física de un ámbito o un proyecto de uso, sino la transformación profunda y estructural para cambiar las reglas y las dinámicas dirigidas a mejorar la calidad de vida de la gente, garantizando el derecho a la ciudad y a la metrópoli»

El segundo volumen quiere ser una reflexión abierta sobre el futuro de las ciudades metropolitanas, utilizando el caso de estudio de las rondas para repensar sus (d)efectos como frontera territorial. Un enunciado de múltiples miradas que estructuran un caleidoscopio de retos que se abren a la reflexión compartida de BR con otros agentes, como son las universidades, los profesionales externos, e incluso con las miradas subjetivas de ciudadanos y ciudadanas que nos explican su «íntima» relación con una autopista urbana que, como tal, tiene los días (o más bien los años) contados. Os invitamos a celebrarlo con nosotros repasando estos 25 años, y que nos acompañéis en los 25 años que tenemos por delante. Felicidades y gracias a todas las personas que habéis hecho posible la existencia y la evolución de una agencia singular y única que seguro que seguirá metiendo la nariz, las manos, la cabeza y la experiencia al servicio de nuestra metrópoli y de sus ciudadanos.

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1993 14


Este plano llega a Barcelona Regional desde el Instituto Municipal de Promoción Urbanística (IMPU), junto con los muebles y el material de oficina. Con una técnica mixta —medios digitales y manuales—, el plano muestra la transformación de la ciudad con motivo de los Juegos Olímpicos en el marco territorial metropolitano.

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2018 16


Recién creada Barcelona Regional, el plano de 1993 se rehace con medios exclusivamente digitales. Desde entonces, ha sido un plano vivo que ha recogido todos los cambios y transformaciones del territorio metropolitano. También ha sido el apoyo y el contexto de las reflexiones y las propuestas planteadas a lo largo del tiempo. Conocido con el nombre «De río a río», se conservan seis versiones que corresponden a seis momentos relevantes de los últimos 25 años. Esta es la última versión.

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U N R E L AT O D E B R

Conocer a la oca La paternidad de la Barcelona reciente se podrá discutir, pero la madre sin duda es BR y acaba de cumplir 25 años

CARLES COLS

••

Periodista

«BR es una excepcional acumulación de talento bajo un mismo techo, algo así como una suerte de Academia aristotélica, pero de la ingeniería y la arquitectura»

Este texto ha sido escrito por Carles Cols a partir de las conversaciones mantenidas con los alcaldes de Barcelona de los últimos 25 años, Joan Clos, Jordi Hereu, Xavier Trias, la alcaldesa Ada Colau, y el arquitecto Josep A. Acebillo, que recibió del alcalde Pasqual Maragall el encargo de poner en marcha Barcelona Regional y que fue su consejero delegado a lo largo de dieciocho años. Su formato, extensión y tono responden a los criterios del autor. 18


¡Hola! Es cierto, es un saludo con muy poca etiqueta si no nos han presentado antes; pero es lo que Barcelona le dijo al mundo en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos (JJ. OO.), organizada bajo la batuta de Carles Santos, el Joan Brossa de la música, y con varios centenares de bailarines en escena. Fue el 25 de julio de 1992. Por aquel entonces, Barcelona Regional ni siquiera había sido concebida. Este sería un buen punto de partida para rendir homenaje al primer cuarto de siglo de Barcelona Regional, BR a partir de ahora, aunque parezca la onomatopeya de aquello que decía Don Pésimo de Escobar cuando tenía frío: «¡Brrrr!». Aquel 25 de julio BR no existía todavía, salvo, tal vez, en la mente de Pasqual Maragall. Podría ponerse en aquella fecha el punto de partida de este viaje vital, porque, se hable con quien se hable, todo el mundo sitúa cronológicamente el momento germinal en Montjuïc, en las rondas, en la flecha de Rebollo, en el carrerón de Fermín Cacho y en la conquista, por fin, de la fachada litoral de la ciudad. Pero antes de seguir con esta historia, no está de más retroceder veinte siglos, más que nada para tener un poco de perspectiva. Vámonos. En tiempos de Suetonio, Barcelona no era gran cosa. Era solo una colonia de segunda clase. Bastante bien fortificada, eso sí. Esa fue su ventaja evolutiva en comparación con otras urbes de mayor renombre en Hispania. Es un tema para analizar en otro foro y en otro libro, por si alguien gusta. Lo que ahora viene al

caso de hace 2000 años, no obstante, no es la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino, sino Suetonio, autor de una docena de excelentes biografías de los césares, a cuál más interesante y profunda. De Julio César cuenta Suetonio hasta las chanzas que cantaba la tropa cuando marchaba con su general, por ejemplo, «Ciudadanos, esconded a vuestras esposas, que traemos a un adúltero calvo». En latín vulgar, hasta rimaba. También es Suetonio una buena fuente para identificar las licencias que se tomó Shakespeare siglos más tarde. Una de las invenciones más destacables del dramaturgo fue el largo discurso de Marco Antonio ante el cadáver acuchillado de Julio César, cuando al parecer, lo que pronunció realmente fueron solo unas breves e insustanciales palabras, tan poca cosa que a Suetonio no le mereció la pena ni siquiera reseñar. Las biografías no son nada sin unas buenas fuentes documentales. Esa es la cuestión. Son mejores aún si se basan en el relato sincero de sus protagonistas. Esos son, en parte, los cimientos sobre los que levantamos este merecido homenaje a BR, una enriquecedora sucesión de charlas con los alcaldes de Barcelona que esta empresa ha conocido en sus primeros 25 años de vida, a saber, Joan Clos, Jordi Hereu, Xavier Trias y Ada Colau. Salta a la vista que falta Pasqual Maragall, el punto de partida imprescindible para esculpir el relato. Su estado de salud, como se sabe, es lo que nos ha impedido entrevistarle. Su voz la pone quien fuera, durante una larga etapa, progenitor, comadrona, padre 19


U N R E L AT O D E B R

putativo y responsable del éxito adulto de BR, Josep Acebillo, sin duda un hombre inolvidable, calificativo este polisémico que cada cual leerá a su manera. Tanto a él como a los alcaldes, antes de proseguir, hay que darles las gracias por su ayuda. De Acebillo, quedan advertidos quienes decidan continuar con la lectura, se reproducirán fragmentos completos y sin cortes de sus recuerdos, porque el valor biográfico de cuanto cuenta es indudable. Puede que Suetonio tuviera su Acebillo, su fuente histórica indispensable, pero si así fue, no lo dejó claro y por escrito. Este no será el caso. Gracias, pues, a todos.

tadas. Era como una ley no escrita. Perdón de antemano por la comparación, pero el Comité Olímpico Internacional era, antes de que Barcelona entrara en escena, como una hembra de mantis religiosa y la ciudad supuestamente agraciada con la cópula, ¡ay!, un macho. A nadie hay que recordarle como suele terminar esa relación, aunque, a veces, poquísimas veces, el macho sobrevive. Decir que otras ciudades no tenían un Pasqual Maragall al frente quedaría bonito, pero, en realidad, el entonces alcalde de Barcelona, tras los JJ. OO., era un mar de dudas. «Pasqual estaba preocupado. No sabía qué hacer. Sopesaba no presentarse de nuevo a las elecciones. El éxito de los JJ. OO. era incuestionable, pero el mundo había entrado en una recesión económica que, aunque en Barcelona fue menos perceptible, pesaba como una losa». Era alcalde desde 1982 y, en cierto modo, en el horizonte veía que tenía que enfrentarse a su más duro rival electoral, él mismo, o dicho de forma más precisa, tenía que competir contra la imagen idealizada que de él se habían hecho los barceloneses. Gabriel García Márquez a lo mejor sintió esa misma tentación tras escribir Cien años de soledad. ¿Cómo superas ese Everest literario? ¿Le quedaban a Maragall ochomiles que hollar en la política municipal? Pudo haberse apeado entonces del cargo. Sin él, BR tal vez ni habría emergido siquiera como propuesta. Cuentan que cuando concedieron el Nobel de Literatura a Camilo José Cela (cosas que pasan, qué se le va a hacer), García Márquez le mandó un mensaje al

•• «Pasqual Maragall era, tras los JJOO, un mar de dudas, dudaba si enfrentarse a su más duro rival electoral, la imagen idealizada que de él tenían los barceloneses. BR pudo no existir» Lo fácil, lo más natural y predecible cuando se revisa el diario de a bordo de todo cuanto sucedió tras los JJ. OO. es que BR en realidad no hubiera existido. BR era un suceso con muy remotas probabilidades de germinar política y administrativamente. El contexto lo recuerda muy bien Joan Clos. Tras unos buenos JJ. OO., dice, solía venir siempre una dura resaca. La de Montreal fue sonada. También la de Ciudad de México. La de Múnich fue, por otras razones, dolorosa. «Otras ciudades se habían quedado sin relato». Tras apagar el pebetero, avanzaban desnor20


CARLES COLS

Joan Clos y Pasqual Maragall, 2004.

autor de La colmena «A partir de ahora, Camilo, experimentarás el mayor gozo del Nobel, ya no estar pendiente de que te lo den». Eso le dijo. Pues puede que eso fuera lo que sucedió en los despachos de la plaza de Sant Jaume, un instante lúcido de desinhibición que trajo de la mano la confianza para encarar el futuro como no lo habían hecho otras ciudades olímpicas. «Nuestro primer objetivo era no quebrar económicamente», recuerda Clos, una meta sensata, desde luego, pero la forma de hacerlo, prosigue, fue dar un paso audaz. «La reflexión que hicimos en plena recesión económica fue que necesitábamos un instrumento que fuera más allá de Barcelona, que fuera del grano pequeño al grano grande, a la concepción

estratégica…». En definitiva, proseguir, no parar, dar paso a las olimpiadas de las infraestructuras. Citius, altius, fortius, pero de la ingeniería y la arquitectura. Los JJ. OO. ya habían hecho algo que no se veía en estas latitudes desde los tiempos de la Mancomunitat: las rondas, un mayúsculo pespunte urbanístico que unió en un mismo vestido una decena de municipios metropolitanos. La cita del 92 hizo más que eso, por supuesto. A veces la memoria es corta, por lo que, de vez en cuando, está bien refrescarla. Clos recuerda, y es verdad, que antes de los JJ. OO., algo tan cotidiano como llamar por teléfono a Madrid era una vía dolorosa con calvario al fondo. O no se conseguía establecer la comuni21


U N R E L AT O D E B R

•• «El nombre, Barcelona Regional, puede que fuera uno de los grandes aciertos. Suena a Juan Nadie. No despertaba los atávicos recelos al otro lado de la plaza de Sant Jaume»

cación o, en caso de lograrlo, había que apretar la oreja al auricular. Lo de que era doloroso es, pues, literal. Ese obstáculo técnico se solucionó también antes de BR, gracias a los JJ. OO., pero lo eléctrico, lo aeroportuario y lo ferroviario proseguían en la carpeta de las tareas pendientes. El empacho postolímpico que habían sufrido otras ciudades era un mal antecedente —recuerda Clos—; por ello, a pesar de ello, lo atrevido es lo que se puso sobre la mesa: crear una sociedad nueva, participada por distintas administraciones y organismos públicos, al margen totalmente de los ya existentes, con el riesgo de que ello despertara aquellos atávicos recelos que apenas cuatro años antes, tras un rifirrafe parlamentario de aúpa, habían decapitado la Corporación Metropolitana de Barcelona. Que al nuevo actor en escena se le bautizara con un nombre con tan poca sustancia, Barcelona Regional, algo así como el Juan Nadie de las empresas públicas, algo tendrá que ver con todos aquellos equilibrios políticos. Parece que no encendía las alarmas al otro lado de la plaza de Sant Jaume. Fue una epifanía, vistos los resultados. Hubiera sido más coherente, por otro lado, que la criatura naciera en el seno de las estructuras metropolitanas preexistentes, pero, como subraya Clos, eran demasiado complejas, «muy barrocas para lo que se pretendía». BR, por seguir con las comparaciones excéntricas, fue Mowgli. Una criatura libre.

A veces se afirma (y ya cansa) que Barcelona no sabe crecer ni cambiar si no es a golpe de grandes acontecimientos (1888, 1929, 1992, 2004…) o de episodios violentos (1714, 1835, 1909…). En realidad, la verdadera trayectoria vital de Barcelona, no la de la Barcelona delimitada por los 102 km 2 de su término municipal, sino la mental, mucho más extensa, está en las encrucijadas, en aquellos instantes en que lo lógico es que todo hubiera sido diferente y en que, sin embargo, el camino elegido fue el inesperado. A esta ciudad le pasó esto y a lo grande, desde luego, cuando se descartó el afrancesado proyecto de El Eixample de Antoni Rovira i Trias y se impuso la geometría de Ildefons Cerdà. Eso es una encrucijada determinante, ¡sí, señor!, y no la que proponía Frank Capra en ¡Qué bello es vivir! Ese instante germinal de BR, también del tipo encrucijada de caminos, lo recuerda Acebillo desde una perspectiva distinta pero complementaria de la de Clos. «Cuando terminaron los Juegos Olímpicos, muchos de sus actores técnicos, aunque no todos, buscaron y encontraron excelentes puestos de trabajo, pero Maragall advirtió que sería grave que 22


CARLES COLS

el know how del 92 no revirtiera directamente en beneficio de la Administración pública». Si la cita olímpica había sido el proyecto Manhattan de Barcelona, era una pena que los oppenheimer de cada disciplina académica regresaran a su cátedra sin más, como hiciera en su día el padre de la bomba atómica. Se barajó, recuerda Acebillo, la alternativa de crear una sociedad mixta, pública y privada, pero incluso el hecho de descartar esta solución por su dudosa viabilidad legal no despejó las incógnitas. ¿Qué, cómo y para qué? Esas eran las preguntas a las que había que buscar respuesta. Cuenta Acebillo que la inspiración hubo que ir a buscarla al otro lado del Atlántico. Se fijaron en los organismos de desarrollo (development authorities) de que disponían algunas grandes ciudades de Estados Unidos; entre ellas, él destaca los de Boston, de gran eficiencia y con una apabullante influencia a la hora de tomar decisiones estratégicas. Había que renunciar a la tradición europea en este campo, que en opinión de Acebillo era un motor viejo e ineficiente. La balanza a favor de esta decisión la inclinó, claro está, Maragall. Basta recordar su currículo académico para comprender cómo fue que en ese parto inicial de BR los planetas se pusieron en línea. Maragall se licenció en 1973 en Economía Urbana en la New School for Social Research de Nueva York. No le pareció extraño mirar al oeste en busca de inspiración. Si alguien desea leer los estatutos fundacionales de Barcelona Regional, por ahí estarán. Allá ustedes. Lo intere-

sante de ellos está entre líneas y lo explica, también, Acebillo. «Tácticamente, BR tenía que ser como una guardia pretoriana que permitiese al alcalde de Barcelona y al Gobierno municipal disponer de los argumentos sistémicos e infraestructurales más rigurosos a la hora de discutir institucionalmente nuevas opciones territoriales». A su manera, la construcción de las rondas con motivo de los JJ. OO. había propiciado que Barcelona superara su mirada narcisista e introspectiva, que comprendiera que su futuro se decidiría cada vez más a menudo al otro lado de las fronteras del término municipal y que, llegado el momento, si un concejal iba a sentarse, pongamos el caso, con un alto cargo del Ministerio de Fomento, tenía que hablarle de tú a tú, no en términos de protocolo, sino que tenía que ser capaz de dialogar técnicamente en el mismo idioma. En realidad, así podría resumirse qué es BR, una excepcional acumulación de talento bajo un mismo techo y al servicio de un conjunto de administraciones que, por separado, no podrían tener esa potencia de disparo, algo así como una suerte de academia aristotélica, pero de la ingeniería y la arquitectura, consagrada simplemente a pensar. Pero ¿a pensar qué? Todas las barcelonas posibles, que se dice pronto. Luego habrá que volver a ello, poner el foco y la lupa en algunos de esos futuros anticipados por BR, pero por constatar lo inteligente de aquella decisión que entonces se tomó, merece la pena dar un notable salto en el tiempo, a esos cinco años en que Jordi Hereu fue alcalde de 23


Barcelona, entre septiembre del 2006 y julio del 2011, cronológicamente el periodo en que se rompió el espejo de la bonanza económica y los fragmentos del cristal solo reflejaban un crisis imprevista y profunda. Esa, en cualquier caso, no es la cuestión. Lo interesante de aquellos cinco años para este relato no fue la crisis, sino la cadena de desdichas a las que tuvo que hacer frente Hereu. Ya le conocen. Es un político muy vital, risueño, y más pasados los años, así que acepta con deportividad la comparación. De repente, se vio a sí mismo como Yul Brynner ante Charlton Heston, desbordado por las diez plagas bíblicas. «Me tocó vivir el gran apagón de julio del 2007; la durísima sequía de aquel mismo año, que se prolongó hasta el 2008, cuando ya habían comenzado a atracar en el puerto los primeros buques cisterna; el desmoronamiento de la red de Rodalies, la crisis de la entrada del AVE en Barcelona…». La diferencia, salvo por el arrepentimiento posterior que después pagaría caro en el mar Rojo, es que el faraón egipcio se rindió, pues no tenía en palacio una BR particular que le propusiera cómo combatir la crisis medioambiental del Nilo teñido de rojo. Hereu, al menos sobre el papel, sí.

tables. Las mejoras en esta materia, con el tiempo, fueron perceptibles. Ya no se producían apagones de varios minutos o, en el peor de los casos, horas, pero el problema seguía, ahí, latente. Durante un tiempo fueron noticia los llamados microcortes, interrupciones en el suministro sin apenas consecuencias en la vida doméstica, pero muy preocupantes para el sector industrial. El caso es que BR tenía perfectamente diagnosticado que la malla eléctrica metropolitana era un castillo de naipes. La radiografió y redactó un proyecto para ponerla al día ↗, hacerla inmune a la catástrofe, pero a BR le tocó ser la Casandra moderna, que por no corresponder al amor de Apolo como había prometido, fue condenada a que sus profecías fueran oídas, pero no tenidas en cuenta.

•• «Demasiadas veces ha sido BR una Casandra moderna, que anticipaba las necesidades infraestructurales y no se le hacía caso»

El caballo de Troya entró en la ciudad aquel caluroso julio del 2007, cuando Hereu era alcalde, y el pandemónium que se armó fue colosal. Una urbe como Barcelona, paradigma de la vida mediterránea moderna y ciudad ejemplar que enamoraba al mundo porque tras los JJ. OO. no se había dormido en los laureles, de repente renqueaba y requería la distribución de autogeneradores de gasoil por las calles de la ciudad. Las hemerotecas andan llenas de historias

Que la malla eléctrica de la ciudad era incompleta, que estaba expuesta al infortunio era bien sabido en BR, desde tiempos de Clos, como mínimo. Antes de los JJ. OO., los cortes en el suministro eléctrico eran frecuentes. Hasta quienes los sufrían los asumían ya como inevi24

→ 128, Plan de mejora energética de Barcelona

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Jordi Hereu en un acto con Paco Candel (sentado a la derecha), 2006.

sobre lo que aquello supuso para los vecinos de la ciudad. Lo que entonces tal vez pasó más inadvertido es que Hereu, nuestro Yul Brynner, no tardó ni un minuto en tener una solución para poner sobre la mesa de las compañías eléctricas. La guardia pretoriana que había prometido Acebillo a Maragall estaba, como siempre, a punto. Episodios así los ha habido en otras ocasiones. Recuerda Acebillo, por ejemplo, que «Barcelona Regional colaboró eficientemente en la espinosa cuestión de la distancia entre las pistas del aeropuerto cuando se analizaba su ampliación y realizó un estudio completo sobre lo que podría ser la futura ciudad aeroportuaria como núcleo de nuevas activi-

dades neoterciarias, complementarias de las aeronáuticas». Hay que subrayar que Barcelona ni tiene ni ha tenido jamás un concejal de aeropuertos. Es una materia que supera su ámbito territorial e incluso sus capacidades. El cuerpo funcionarial de la ciudad no está concebido para estas metas. BR, según se mire, ha sido el concejal en la sombra. Merece la pena hacer aquí un alto en el camino y reponer fuerzas para la lectura. Queda prometido ahora que, más adelante, este viaje en la historia de BR se trasladará incluso hasta el mar de los Sargazos, el lugar por donde vagan los buques fantasmas, y también a Trieste, donde un jovencísimo Sigmund Freud 25


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pasó la etapa, literalmente, más castrante de su vida. Serán dos viajes relacionados con otra historia con final feliz de BR, pero antes hay que pagar con gusto el peaje de escuchar al Acebillo más provocador, que nunca habla con corsé político. Abre fuego así. «La perenne indefinición sobre la interacción entre Barcelona, el área metropolitana-regional y Cataluña es inquietante». Prosigue. «No entendía ni entiendo aún cómo fue posible que en el siglo xix hubiera capacidad política para que Sants, Les Corts, Gràcia o Sant Martí de Provençals pasasen a conformar la Barcelona que hoy conocemos y que hoy, en plena globalización y con tantos recursos y tecnologías interactivas, no seamos capaces de rediseñar un mapa de Barcelona más acorde con su realidad socioterritorial en un contexto global, opción que no pasa necesariamente por la absorción de los municipios colindantes». Recuerda Acebillo lo que muchos han olvidado, que hubo un día en que la entonces alcaldesa Manuela de Madre propuso que su ciudad, Santa Coloma de Gramenet, sin perder su identidad, funcionara como una suerte de undécimo distrito de Barcelona. Aquella propuesta tuvo unas patas muy cortas. No consiguió ni siquiera echar a andar. Por el contrario, lamenta Acebillo, como un Guadiana, reaparece de vez en cuando la queja de L’Hospitalet porque en los años 20 perdió su salida al mar en favor de Barcelona, con una contraprestación simbólica, con una baratija, que Alfonso XIII le concedió el título de ciudad.

Todo esto no viene al caso para echar sal en la herida, es decir, para evidenciar que la vecindad metropolitana ha sido durante décadas inapropiada, con ciudades que literalmente han vivido de espaldas unas a otras, sino para evidenciar que BR ha sido un excelente taller de proyectos, además de una nursery de estrategias con las que recoser territorialmente el área metropolitana, regar la semilla que plantaron las rondas olímpicas y avanzar, en definitiva.

•• «BR ha sido un excelente taller de proyectos, además de una nursery de estrategias con las que recoser territorialmente el área metropolitana, regar la semilla que plantaron las rondas olímpicas y avanzar» «Priorizamos los estudios e intervenciones en los puntos estratégicos más débiles de las fronteras intermunicipales», recuerda Acebillo. La desembocadura del Besòs y la frontera entre Barcelona y L’Hospitalet a través de la Gran Via habían sido, durante demasiado tiempo, una suerte de Alsacia y Lorena de estas latitudes más meridionales, no porque cambiaran de manos tras cada guerra, sino por la frase que acuñaron los franceses la segunda vez que perdieron esos territorios a manos de los alemanes. «Siempre pensar en ello, nunca hablar de ello». Que aquello era un disparate urbanístico era evidente desde los años 60, sobre todo en el caso del Besòs, pero 26


que no se encarara una solución, que no se hablara de ello, era incomprensible. BR contribuyó, entre otros actores, a concebir una estrategia. La nueva plaza de Cerdà ↗, la ampliación de La Fira en Pedrosa, la supresión de las líneas de alta tensión en el cauce del Besòs ↗, la salida del coma urbanístico del área del Fòrum… ↗ «Lo importante era construir puentes de forma que allí donde el carácter fronterizo era muy profundo, nosotros lo difuminábamos incorporando nuevos programas funcionales suficientemente contundentes como para crear interacción municipal». Es Acebillo quien habla. Hay (eso cuentan los urbanistas a menudo y a las pruebas se remiten) algo equivalente a una suerte de cromosomas de las ciudades, una información genética oculta que dicta cómo deben crecer, si deben ser altas o bajas, rubias o morenas o con tendencia al colesterol. Lo que dicen en concreto esos especialistas es que las ciudades, salvo que la geografía se lo impida, crecen hacia poniente. Será porque buscan el sol o por la rotación de la Tierra o por una confabulación internacional que se mantiene en secreto. Es igual. Pasa. Sucede. En Barcelona, desde hace siglos. El este era bueno para camposantos. El oeste, para levantar los nuevos edificios de la ciudad. Fue en BR donde, además de actuar sobre las cicatrices fronterizas, se tomó la decisión de equilibrar la carga urbanística, como si Barcelona fuera un

buque. «Nos pareció prioritario reequilibrar el desarrollo entre las áreas de Ponent y de Llevant, cuestión que inicialmente ya se había formulado en 1992 con la operación de Glòries, para que actuara como una suerte de charnela urbana. Se trataba de reconducir la tendencia de muchas ciudades occidentales de dirigir su crecimiento predominantemente al oeste y relanzar las áreas deprimidas al este». Así, en una sesentena de palabras condensa Acebillo lo que en esencia fue la etapa de Joan Clos como arquitecto de la Barcelona contemporánea. A la par que se redefinían, con participación ineludible de BR, los grandes proyectos de infraestructuras del delta del Llobregat ↗, o sea, se reconfiguraba el oeste, se concebía para el este un futuro que se asentaba sobre el Fòrum ↗, la estación de La Sagrera ↗, Glòries y la reconversión del antiguo Poblenou industrial en el actual 22@ ↗. A mediados de los 90, por situar a los más jóvenes que tengan este libro entre las manos, hubiera sido interesante y revelador salir a la calle para formular una pregunta. La Diagonal, la gran avenida de la ciudad, una de las puertas de entrada más espaciosas de Barcelona, una ruta comercial muy cotizada, sobre todo entre las plazas de Francesc Macià y la del Cinc d’Oros, ¿dónde tiene su número 1 postal? Apenas nadie hubiera acertado. La Diagonal nacía (con un margen de error de apenas cien metros) allí donde los tornillos de Arquímedes de la depuradora del Besòs, entonces al aire libre, realizaban una primera fase de drenaje de las aguas residuales. Un día,

→ 114, 22@. → 104, Sagrera. → 193, Fórum. → 178, Plan Delta.

→ 193, Fórum. → 150, Proyecto de recuperación ambiental del río Besòs. → 138, Plan Picasso.

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eso cuentan, se atascó en ellos una vaca. Así era el número 1 de la Diagonal por aquel entonces. Esta es solo una anécdota para situar la mayúscula tarea que BR llevó a cabo en el levante barcelonés. Mayúscula, pero hoy por hoy incompleta, avisa Clos. Incompleta y, peor aún, mal enfocada, porque la maldición de Casandra todavía pesa sobre esta empresa pública. Quienes conozcan a Clos ya intuirán a qué se refiere. A La Sagrera. Oigámosle de nuevo. Propone el exalcalde un ejercicio mental, que se vuelva la mirada hacia Nueva York. Ahí está, en la calle 42, la Grand Central Station, no solo un punto de partida ferroviario vital para la vida cotidiana de la ciudad, sino también un gozo para la vista, en parte gracias a Rafael Guastavino, puede que el valenciano más admirado en Nueva York. Cuando falleció, la prensa de Estados Unidos le despidió como se merecía. «Muere el arquitecto de Nueva York». Ese fue uno de los titulares. Lo que dice Clos es lo obvio, que la Grand Central Station es un referente. Es solo un nudo de comunicaciones ferroviario, pero con una altura icónica internacional a la altura del Empire State. Ahora, propone Clos, vuelvan la vista unas pocas avenidas más al este. Es la otra cara de la moneda, Penn Station, «un caso mal resuelto», que no es sinónimo de irresoluble, sino simplemente mal resuelto. «La Sagrera ↗ tenía que ser nuestra Grand Central Station y hoy por hoy es solo nuestra Penn Station», avisa Clos.

«Las ciudades —advierte— hay que construirlas con la ambición con la que se construyó El Eixample», que nunca deja de causar pasmo si se piensa bien en ello. En La Sagrera, BR planificó una playa de doce vías y un hub ('núcleo') de transporte suburbano de proporciones gigantes, el que tendría Barcelona si, por ejemplo, se llegara a Granollers en metro, en metro de verdad, que no es un decir por decir, explica Clos, sino que es lo que está sucediendo en estos momentos en el resto mundo. «Se construye más metro que nunca, no aquí, es evidente, sino en otras ciudades, y, o somos una metrópoli de seis o siete millones de habitantes o no seremos nada. Basta con mirar cómo se está transformando Alemania para comprenderlo». Queda aquí, en negro sobre blanco, la advertencia.

→ 104, Sagrera

•• «La Sagrera tiene que ser la Gran Central Station de Barcelona y corre el riesgo de ser la Penn Station»

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Los planos de aquella estación del AVE con una playa de vías copacabanesca duermen, claro, en los cajones de BR. Es una de tantas barcelonas imaginadas y no ejecutadas. Aquel proyecto, por cierto, iba coronado, en la más ambiciosa de sus versiones, con un rascacielos de Frank Gehry que hasta ya tenía nombre, «la Novia». Había que ponerle un poco de imaginación para intuir en él la silueta femenina de una versión 10.0 del Coloso de Rodas, pero lo indiscutible es que


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Joan Clos, Frank Gehry y Josep A. Acebillo, 2006.

ambición no le faltaba, la misma con la que se construyó El Eixample. Más de un eixamplólogo, que los hay, levantará aquí el dedo y recordará que el proyecto de Cerdà era imperfecto, no solo porque dejó groseramente indefinida la bisagra urbanística de la plaza de Catalunya, sino porque allí donde él consideraba que estaba el verdadero nuevo centro de la ciudad (en levante, por cierto), en la plaza de las Glòries, hizo lo que el matemático Pierre de Fermat puso en práctica allá por 1621, dejó anotada la existencia de una solución a una ecuación endiablada, pero no explicó cuál era. La comparación no es gratuita. Glòries

es el teorema de Fermat de Barcelona. BR podría, cuando el sentido del humor lo permitiera, organizar una exposición con todos los proyectos que atesora en sus archivos dedicados a ese lugar. En uno de ellos hasta brilla con luz propia el diseño que Zaha Hadid concibió para Glòries. «Sigue siendo la asignatura urbanística pendiente de esta ciudad. Dudo de que alguna vez sea una buena plaza. También dudo de que pueda ser un verdadero parque urbano, porque creo que sus circunstancias contextuales, ya desde el Plan Macià, demandaban la concepción de otra categoría de espacio urbano, más compleja que la plaza o el parque». 29


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Palabras de Acebillo, lo habrán adivinado. «El área de Glòries continúa siendo el trastero donde se pueden almacenar las actividades más diversas. Los ferrocarriles, las autopistas, los encantes…, todos son sistemas ávidos por encontrar un terreno amorfo donde ubicarse». Dicho de otro modo, son equis e íes griegas por despejar en esta enigmática ecuación. Solo por terminar como se merece este párrafo, toca añadir un apunte histórico. Aquel teorema que Pierre de Fermat anotó en el margen de un libro de su biblioteca particular, en una página de un ejemplar de la Arithmetica de Diofanto de Alejandría, no pudo ser resuelto hasta 1995, hasta pasados 374 años. Glòries, ¡glups!, apunta maneras.

subterráneos de la ciudad (depósitos pluviales se les llama en un exceso de humildad) es una obra de ingeniería que merece un adjetivo adecuado, inteligente, por ejemplo. A Hereu, el de las diez plagas, es cierto que no le ayudaron a resolver ninguna de las crisis que encaró. Recuérdese que el mal entonces era que no llovía, pero, en veinte años, los episodios de tormenta torrencial en que los depósitos han evitado inundaciones se cuentan por decenas. Esos embalses están aquí, entre estos dos ejemplos seleccionados, porque, a su manera, simbolizan muy bien ese papel en la sombra de BR. Los depósitos entrañan literalmente enterrar dinero bajo tierra. El retorno político es, a la que se pierde la memoria colectiva sobre su existencia, entre escaso y nulo. Una vez al año, cierto, algunos, salvo que llueva, son visitables durante el festival arquitectónico Open House, ese gran invento de origen anglosajón. Entonces causan admiración. Es inevitable que de ellos se diga que son catedrales del inframundo. Lo parecen. Es un elogio. Lo extraño es que en una ciudad tan a menudo plató de cine, ningún guionista o director haya reparado aún en ellos, porque para revisitar El tercer hombre serían soberbios.

No es el propósito de este texto subrayar los tropiezos ni sería honesto que así pudiera parecer. La de BR es una historia de éxitos tan notables como innumerables. Toca elegir. Dos, por ejemplo. Son debilidades de quien aquí escribe. El primero es invisible la mayor parte del año, lo cual tiene mérito si se tienen presentes sus colosales dimensiones. Recuerda Clos, por aquello de ponerle la vela al santo que corresponde, que esta que viene a continuación fue una sugerencia del profesor Josep Maria Begara. Barcelona era una ciudad que se inundaba. Cosas del mal llover mediterráneo. No es que Barcelona innovara en la búsqueda de un remedio. París fue la inspiración, explica Clos. Pero en la capital de la luz solo llueve. Lo de aquí merecería otro nombre y, consecuentemente, una solución a escala. La red de embalses

Solo algo más antes de despedirlos. Clos avisa de que el cambio climático ya está aquí y habrá que calcular de nuevo los periodos de retorno de los depósitos. Son deberes para BR. El segundo ejemplo es el que permitirá cumplir con la promesa 30


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anunciada varios párrafos atrás. Toca ir al mar de los Sargazos. Es un lugar inquietante. Por lo pronto, es un mar sin costas. Es una porción de dimensiones indeterminadas del Atlántico Norte y un personaje geográfico de no pocas novelas. Es el lugar en el que grandes veleros, por hache o por be, a veces frenados por las algas, terminaron convertidos en barcos fantasmas. En uno de sus cuentos, el escritor uruguayo Horacio Quiroga los rebautizó como los buques suicidantes, poético nombre, ¡sí, señor!, pero lo interesante de aquel lugar, desde la perspectiva de BR, es lo que sucede en las profundidades del mar de los Sargazos, un lugar también literario. Nada menos que el capitán Nemo hizo una parada allí.

en su día a griegos y romanos, convencidos ambos pueblos de la Antigüedad de que esta era una bestia que misteriosamente nacía bajo tierra. Su error no fue nada comparado con lo que las anguilas hicieron con Sigmund Freud, que pasó meses de su etapa formativa como científico diseccionando cientos de ejemplares en busca de su aparato reproductor, inexistente hasta que no alcanzan la edad adulta. Allí, en aquel laboratorio de Trieste, pasó Freud los años más castrantes de su vida. Terminó por odiar a las anguilas con el mismo desprecio que Charles Darwin profesó por los percebes. Esa, en cualquier caso, es una historia paralela que aquí no tiene sitio. Las anguilas, sí, porque desde que el Besòs es un río, desde, como muy poco, decenas de miles de años, ha sido su hogar, un edén incluso en el corto periodo de tiempo geológico en que ha habido presencia humana, que ya es difícil. La última cosecha de fresas de los huertos que en Santa Coloma de Gramenet se cultivaban junto al cauce del Besòs se recolectó en 1981. Las cogió de la mata, una a una, Coloma Bayà. Le dedicaron una página en la prensa local. Muy merecida, por otra parte. Aquello era un obituario medioambiental realmente muy triste. El Besòs se moría. La industria se había ensañado con aquella cuenca. Incluso se podría afirmar que el crimen se perpetró ante la mirada cómplice de parte de la sociedad, como si el río se lo mereciera por la mortal riada que en septiembre de 1962 había tenido lugar cauce arriba.

•• «Los ecos de la resurrección del Besòs llegaron al mar de los Sargazos, a miles de kilómetros, donde nacen las anguilas» Aquello es el tálamo de las anguilas de medio mundo. Este es un pez con hábitos ancestrales. Desde el Cretácico, recorre miles de kilómetros para copular, desovar y morir. Eso sucede en los Sargazos, más cerca de la costa de Estados Unidos que de la europea. Después, las crías, mecidas por las corrientes oceánicas, se dejan llevar de regreso varios miles de kilómetros hasta los ríos en que vivieron sus progenitores. Que aquello suceda ahí, inaccesible a la vista de los humanos, desconcertó ya 31


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