Tuya es, oh SEÑOR, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh SEÑOR, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
1 Crónicas 29:11 LBLA
Tuya es, oh SEÑOR, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh SEÑOR, y tú te exaltas como soberano sobre todo.
1 Crónicas 29:11 LBLA
Mar
Belén Durán Alvarado
Instituto de Artes Pontificia Universidad Católica de Valparaíso 2022
Mi obra reflexiona en torno al color, mediante la composición de paisajes que remiten al mar, a través de una paleta azulada en constante transición entre tonos fríos y cálidos. Y una mirada pictórica que conlleva a la experiencia de ver a través de una ventana empañada por la lluvia, característica del Sur de Chile.
Por otra parte, la línea del horizonte, la cual me lleva a profundizar la mirada en lo infinito. También da cuenta de una separación espacial y sublime entre el cielo y el mar. Es una invitación a estar quieto y contemplar cómo la inmensidad del paisaje te envuelve. Estar inmerso en el color, que es el medio para dar cuenta de una experiencia de lo Divino a través de la protección.
“…Yo pinto cuadros muy grandes. Me doy cuenta de que históricamente la función de pintar cuadros grandes es pintar algo muy grandioso y pomposo. Sin embargo, la razón por la que los pinto, creo que se aplica a otros pintores que conozco, es precisamente porque fui a ser muy íntimo y humano. Pintar un cuadro pequeño es colocarse fuera de su experiencia, considerar una experiencia como una visión estereóptica de un cristal reductor. Sin embargo, pintas un cuadro más grande, estás en él. No es algo que ordenes.”
Declaración sobre la actitud del artista en la pintura Mark Rotho 1949
Investigación material con acrílico, cloro, povidona, tinta china.
Investigación material papel crepé y diferentes soportes (visillo, tela, papel couché, tela algodón).
Investigación de paisajes bíblicos y el desierto como imaginario.
“El hombre anda en el amarillo abrazador de la arena, y este amarillo no tiene límites para él. Anda en el amarillo, y comprende que el mismo horizonte, por más nítido que parezca en la lejanía, no le servirá nunca de límite o de marco: sabe bien, ahora, que, más allá del límite visible, sólo hay un mismo lugar tórrido, que continúa siempre idéntico y amarillo hasta la desesperación.”
Didi Hubberman- “El hombre que andaba en el color”, P.16
Investigación de color: Colores complementarios como base de paleta.
Investigación de color: Observación del entorno y los diferentes tipos de suelos para conformar el paisaje desértico.
Si tengo que definir mi baúl de tesoros lo describiría como un espacio seguro e inagotable. Es una fuente eterna en la que puedo beber por siempre. Es una mesa con un banquete preparado solo para mí. Es una caja roja especial que solo tiene escrito por fuera mi nombre. Es solo mía, pero no para mí. Está hecha para construir hacía los demás.
No creo que todo lo que haya en ella sea para ser guardado en el polvo, sino para ser visto.
Creo que toda acción parte de una pregunta, o al menos la mayoría, pues muchas son innatas. Yo partí con una; ¿Cómo puedo representar a Dios? Pero no es cualquier Dios. Hoy pueden ser muchos. Para mí, el Verdadero es Cristo. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6 RVR1960)
La Biblia dice que el amor es el vínculo de la perfección (1 corintios 13 RVR1960), todo queda envuelto en él y nada por consiguiente es hecho sin él. Así es Dios; Un creador de todo lo que podemos ver a nuestro alrededor; La naturaleza, el hombre, las emociones, las palabras fueron conformadas por su sabiduría y conocimiento.
Dios es mi inspiración. Tengo la convicción que nací para crear, aún cuando no ha sido fácil vivirla a diario. Pero creo que mi Padre siempre la vuelve avivar en momentos que comienzo a apartarme de ella.
Cuando miro el cielo, el mar, la tierra, las personas, encuentro partes de Dios que me van envolviendo y sugieren el placer de observarlas. Me detengo a experimentar en esos momentos. Asimismo, en mi habitación. Cuando nadie ve, puedo sentir que soy tan pequeña ante su inmensidad, así como cuando papá me llevaba al mar a nadar. Solo estaba yo, sujeta en sus brazos dentro de la grandeza azulada que danzaba alrededor mío.
Para muchos, el Arte es Dios. Para mí, Dios es el Arte.
En su origen la contemplación viene de su etimología en latín “templum”; templo o lugar sagrado para ver el cielo.
Trae consigo la carga de lo sagrado. Y asimismo, conmoverse en ese acto tan humano de observar, pero no solo como detención de la mirada, sino para ser envuelto por todo aquello que está delante de ella.
En la obra “Caminante sobre el mar de nubes” (1818) de Caspar David Friedrich, podemos ver a un hombre parado frente a un paraje desconocido, sublime. No hay límites que coarten su mirada. Las nubes en el paisaje son una bruma que envuelve el segundo plano de la pintura. La posición y la búsqueda de ese punto visual del hombre en la obra dan cuenta de su necesidad de estar inmerso ante lo que tiene enfrente, es él y lo que observa, nada más.
Por tanto, contemplar lo podemos definir como estar inmerso por lo que está delante de ti. Es una sensación, pero también una realidad viviente. Es necesario experimentarla con todos los sentidos, y así generar un efecto en quién está verticalmente siendo consumido por el horizonte.
Por tanto, la contemplación habla de un espacio infinito, que no puede ser dimensionado. Y si se considera pensar en Dios, es describir de alguna manera cómo es él; Eterno e inabarcable. Tener una experiencia con él y su presencia es tener esa sensación. Estar de una mínima manera inmersos en esa grandeza.
La inmensidad es experimentar algo incontenible, fracasando en el intento de contenerlo. Por medio de las siguientes citas de algunas obras y autores voy a desarrollar esta herramienta.
La obra performática “Los contempladores” por Diana Szeinblum, es un tour realizado a un grupo de personas por diferentes puntos de la ciudad tomando como motivación el concepto de sentimiento oceánico. Asimismo, conlleva a describir “... la pérdida del cuerpo íntimo que ante la experiencia de lo inmenso borra sus límites para transformarse en un todo.” (Szeinblum, Diana) Siendo para ella la inmensidad como activadora de la contemplación y de una cualidad imaginativa. Igualmente ocurre con la obra de Friedrich. La infinidad de la bruma en el paisaje y el horizonte son la motivación para tener una experiencia con la inmensidad, y por consiguiente contemplar.
La inmensidad o un espacio profundamente infinito son los puentes que concatenan nuestros pasos a una experiencia inmersiva. Que como es mencionada anteriormente, es una impresión del cuerpo y la mente. Y justamente en este punto quiero manifestar la obra de uno de mis referentes: Mark Rothko. Él considera el Arte como “espiritual”. Para él, el Arte es Dios y el artista es como el sacrificio de Abraham. Menciona lo que es “una experiencia religiosa como pintor”.
Asimismo, el autor menciona una búsqueda intermitente en generar obras de gran formato y a ras de suelo, para así poder dar una experiencia al espectador y generar lo que él denomina un estado de intimidad, pues los cuadros grandes te meten dentro de sí.
“…Yo pinto cuadros muy grandes. Me doy cuenta de que históricamente la función de pintar cuadros grandes es pintar algo muy grandioso y pomposo. Sin embargo, la razón por la que los pinto, creo que se aplica a otros pintores que conozco, es precisamente porque fui a ser muy íntimo y humano. Pintar un cuadro pequeño es colocarse fuera de su experiencia, considerar una experiencia como una visión estereoscópica de un cristal reductor. Sin embargo, pintas un cuadro más grande, estás en él. No es algo que ordenes.” (Traducción, Statement on the artist’s attitude in painting, 1949.)
Un ejemplo es una de sus obras denominada “La capilla Rothko” en que considera una atmósfera. Este es un centro abierto a todas las creencias y religiones en Houston, Texas, al sur de Estados Unidos, fue fundada por John y Dominique de Menil en 1971.
En ella hay catorce pinturas oscuras a gran escala que rodean el espacio, envolviendo todo el lugar. Además, de una atmósfera musical con la pieza Rothko Chapel (1971), de Morton Feldman, inspirada y escrita para ser ejecutada en la capilla.
Por otro lado, tenemos a James Turrel con sus obras motivadas por el trabajo de la luz y el espacio. Georges Didi-Huberman en su libro “El hombre que andaba en el color” entabla un análisis y comentarios vinculados a la obra espacial de Turrel, tomando como escenario el desierto. Pues es un paisaje que da cuenta del “Ausente” y la experiencia que produce en ese eterno caminar. “...un hombre que camina. Camina sin fin; parece que esto durará cuarenta años, pero como su capacidad para contar los días se ha agotado con bastante rapidez, el tiempo real de su andadura no tiene ya nada que ver con el tiempo verdaderamente transcurrido: se encuentra, por tanto, andando sin fin, andando sin fin en ausencia de cualquier trazado, de cualquier ruta. El objetivo de su andadura no es una meta, sino un destino.” P.15-16
El desierto es un espacio en que puede ocurrir una experiencia religiosa. El hombre anda en medio de esa inmensidad que parece nunca acabar por más que avance en medio de él. La misma biblia,puede dar cuenta de esto, ya que fue el espacio en que transitó el pueblo de Israel por cuarenta años y que dió lugar a que conozcan el corazón de Dios. (Éxodo 15/ Oseas 2:14)
El color ha sido una investigación que llevo realizando hace tiempo. La curiosidad de qué ocurre en la “relatividad del color” y contrastes entre ellos guiados por los ejercicios de Josef Albers me motivaron a estudiar el color. El collage y la pintura son las técnicas que han sido de ayuda para desarrollar este proceso de hallazgos y preguntas.
Mi geografía natal es la base de mi imaginario de color. El Sur de Chile con sus colores azulados, grisáceos y verdes mueven el paisaje y clima. Yo me centré en el nexo entre el mar y el cielo para desarrollar diferentes combinaciones. No obstante, en mi bagaje bíblico y la importancia simbólica del paisaje del desierto desarrollé colores cálidos como anaranjados y amarillentos. Lo que posteriormente me llevó a trabajar la interacción de colores complementarios, como el azul y el naranjo.
Mi lenguaje pictórico es dado a través de la tierra de color como material principal y esmalte al agua. Las herramientas que utilizo son barre aguas, brochas grandes y gomas de diferentes tamaños para dar cuenta de variados gestos en la tela. El desafío más grande fue pasar de un pincel a herramientas industriales, desconocidas, teniendo que ser construidas en base a telas en gran formato (2 x 1,20 m o 3 x 1,60 m) y lo que cada una requiere para lograr un trazo que cubra su dimensión.
Algo que me he podido desarrollar es el efecto de transición de color. Que comienza desde la línea del horizonte como punto central hasta la superioridad del cielo y la inferioridad del mar. Todo se une en el horizonte, pero también se divide.
En lo que respecta a desarrollar un gesto difuminado y de transición fue de ayuda conocer la obra de Turner con sus paisajes brumosos, envolventes y traspasos de color. Y asimismo, la “Serie de la Catedral de Rouen” realizada por Monet. La luz es el elemento que dota de un color particular a cada pintura de la fachada. Creo que eso potencia el trabajo en serie, porque realizó treinta obras del mismo lugar. Y de la misma manera dialoga con el trabajo del horizonte que he realizado procesualmente.
Si busco la inmensidad solo debo abro mis ojos y lo primero que veo es el mar. El inmenso, vasto y gigante mar.
Es el elemento que me mueve desde que nací. Mi papá toda su vida fue rodeado por él, pues trabaja en ese lugar. Es pescador. El olor a mar, lo salino, lo fresco me rodeaba a través de él. Sus historias tambaleaban en las olas siempre. Los cuentos que me contaba antes de dormir eran de peces. Todo era un flujo intermitente.
Mi ciudad natal está rodeada por este. Soy de Puerto Montt, puerto al fin del mundo, no tanto como otros, pero olvidado igual. Mi crianza también fue alimentada por la Isla de Chiloé, cruzar el mar al son de las olas. Una danza que en cada viaje era con distinto compás y ritmo.
El mar me lleva a experimentar que no estoy sola, es como si esa inmensidad me atrapara y abrazara. Creo que Dios es así conmigo. Uno de mis Salmos preferidos en la Biblia escrito por el Rey David expresa ese sentimiento: “Si tú no me hubieras ayudado, muy pronto habría perdido la vida; pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste. En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría.” (Salmos 94:17 - 19 TLAI)
Asimismo, leyendo un poema sobre el sentimiento oceánico escrito por Virgilio Rodriguez tomó un sentido más fuerte en mí;
“El mar se hincha y chapotea en las orillas todo él es un gran corazón que guarda los recuerdos late dando una vida a otro que no es él a una roca que vaga por el espacio con un permiso que limita su movimiento mar que se sabe contrario al patrón del jefe que explosivamente quema su carácter y exige ser el dios de todos los sumisos.” (El Mar)
El mar me abraza, me sostiene para no caer. Pues entonces, ¡Decido sumergirme en él!
La lluvia, una que golpeaba hasta agitar mi ventana. Muchas veces parecía que derribaría todo a su paso, otras era un dulce cosquilleo. Impredecible como ninguna. Así es el llanto de las nubes.
El agua estaba a mi costado, abajo, al lado, al otro lado, arriba. El flujo me persigue. Me hace ser lo que soy.
Me acostumbré a ver la vida con gotas de lluvia, con un vidrio empañado. Todo lo veía difuminado. No había nitidez, es por eso que la transición de colores como una bruma que recorre el lienzo de lado a lado es mi manera de experimentar lo que me rodea. Mi imaginario fue sellado por mi ciudad natal y su clima frío, azulado y grisáceo, poco nítido y brumoso.
Sin título II
Pintura y tierra de color sobre tela 1,60 x 2 m 2022
Sin título III
Pintura y tierra de color sobre tela 1,60 x 2 m 2022
Sin título I
Pintura y tierra de color sobre tela 2x1,60 m 2022
Horizonte
Pintura y tierra de color sobre tela 3x1,60 m 2022
Atmósfera I
Pintura y tierra de color sobre tela 2,20 x1,60 m 2022 Sin título IV
Pintura y tierra de color sobre tela 2,20 x1,60 m 2022
Sin título V
Pintura y tierra de color sobre tela 3 x1,60 m 2022
Sin título VI
Pintura y tierra de color sobre tela 3 x1,60 m 2022
Sin título VII Pintura y tierra de color sobre tela 3x1,60 m 2022
Sin título VIII Fragmento Pintura y tierra de color sobre tela 3 x1,60 m 2022
Sin título IX
Pintura y tierra de color sobre tela 2,20 x1,60 m 2022
Sin título X
Pintura y tierra de color sobre tela 2 x1,60 m 2022
Sin título XI
Pintura y tierra de color sobre tela 2,20 x1,60 m 2022
Sin título XII
Pintura y tierra de color sobre tela 2 x1,20 m 2022
Sin título XIII
Pintura y tierra de color sobre tela 2 x1,20 m 2022
Horizonte I
Pintura y tierra de color sobre tela 2 x1,20 m 2022
Horizonte II
Pintura y tierra de color sobre tela 2 x1,20 m 2022