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CARTA DEL COORDINADOR

Amigos belenistas,

Lo que empezó como una locura que buscaba reinventarse a un grupo de belenismo, nos lleva ya a editar esta tercera edición de “El Portal”. No es otro nuestro objetivo que continuar expandiendo esta bonita y antigua tradición tan arraigada y que parecía obsoleta, pero año a año vemos que no es así.

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Vivimos nuevos tiempos en el belenismo y lo estamos notando en este grupo diocesano. Desde los últimos años la edad media ha bajado y contamos, cada vez más, con participantes de entre 20 y 35 años. Esto no hace otra cosa más que dar vida a una tradición que ha pasado de generación en generación desde que hace siglos al bueno de San Francisco de Asís se le ocurrió la gran idea de representar la Natividad para contemplar mejor el nacimiento del Hijo de Dios.

Por esta demanda y este rejuvenecimiento, en gran parte por las redes sociales, proliferan los artesanos que realizan figuras, los canales y youtubers que enseñan cómo realizar mil y un objetos para nuestros belenes, mercadillos, ferias, encuentros, talleres, utilización de impresoras 3D, nuevos materiales…

Gracias a este empuje, el belenismo late con fuerza en la sociedad y el Ministerio de Cultura y Deporte declaró a principio de año esta actividad como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Con esta denominación se destaca su contribución a la transmisión de la cultura popular mostrando oficios tradicionales y modos de vida a veces ya desaparecidos.

El tiempo pasado en casa ha unido a familias y grupos bajo la tradición navideña de poner belenes y ha provocado que se desempolven las viejas figuras o se creen originales nacimientos. Con esto evocamos un cachito de cielo en la tierra por cada uno de los pesebres. Un cielo que cada vez nos parece más lejano en un mundo donde las guerras, los desastres naturales y enfermedades inundan los informativos y llenan nuestras oraciones.

Pese a todo, debemos continuar evangelizando con nuestras obras y actos, con nuestros belenes y todo lo que representan. Nacimiento, pasión, muerte y resurrección; la obra de la salvación que se muestra a todos los hombres. Los belenistas se abren paso también en la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua. Prueba de ello es que cada vez hay más dioramas y Calvarios realizados por grupos o particulares de nuestra diócesis.

Porque, ¿qué hace un belenista el resto del año? Aprender nuevas técnicas, pensar en el próximo Belén y, sobre todo, evangelizar. Esa, evangelizar, debe ser nuestra misión, igual que en Navidad con nuestras obras. Pero ahora es tiempo de Belén, se aproxima la Navidad.

Unidos en la oración.

Cristian Cano, coordinador del Grupo de belenismo de la Diócesis de Getafe

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