Crítica de Un Dios salvaje

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viernes 25/11/2011

IMAGINARIO

hiperbreves S.A.

Loba Venenosa

de cómics

Licantropía Escocesa vertirse, por completo, en Loba, pudiendo hacerlo cada vez que le apetezca, con los que todos sus sentidos y fuerza se triplican, además de tener la capacidad de regenerar su

Cambiar

Hoy vamos a hablar de la mutante que posee el récord de pertenencia a grupos relacionados con el mundo de los X-Men, y ésta no es otra que Rahne Sinclair, más conocida como Loba Venenosa o Wolfsbane. Fue creada por Chris Claremont y Bob McLeod, dentro de la serie los Nuevos Mutantes (1982), apareciendo por primera vez en el número 4 de dicho título, pasando posteriormente por; X-Factor, Excalibur, X-Factor Investigations, New X-Men y X-Force. Su historia es la típica. En este mundillo si no tienes una infancia o adolescencia traumática no llegas a ninguna parte y Loba Venenosa no podía ser menos. Nació en las Highlands Escocesas, fruto de una tormentosa relación entre su madre, señora de vida alegre, y el representante de la iglesia presbiteriana de la zona, el Reverendo Craig. Al morir su madre la custodia de la niña cayó en el “bueno” de Craig, quien se desentendió de ella, ingresándola en un orfanato. De hecho, cuando Rahne llega a la adolescencia y empieza a manifestar sus poderes –al creerla poseída– intentó que el pueblo la linchara. Por fortuna, la niña en su huida dio con la doctora Moira, quien la acogió bajo su protección en la Isla Muir. De aquí cruzó el charco para ingresar en la Mansión del Profesor Xavier, quien por esa época se encontraba formando un nuevo equipo, los New Mutants, con los que estaría hasta la desaparición del grupo y con los que aprendió a controlar su poder, el cual es la posibilidad de transformarse en Loba. Aunque esto lo puede hacer de dos maneras; una transformación parcial, mitad mujer, mitad loba o bien con-

c uerp o ante cualquier daño físico. Aunque siempre ha estado en un segundo plano, de ella podemos destacar que acabó con su querido padre, estuvo en el ataque de Mística a la isla Muir, le cortó las alas a Angel y fue una de las pocas mutantes que no perdió sus poderes tras el Día-M, lo que le valió para entrar a formar parte de X-Factor. Lo último que sabemos de ella es que estando a las ordenes de Lobezno en el equipo X-Force tuvo un romance con Hrimhari –Dios Lobo de Asgard– del cual nacería un ser monstruoso –mitad mutante, mitad Dios– que huyó con su padre, dejando a Rahne muy tocada y perdida. Jarra

inhopet@yahoo.es

No te gusta tu mujer, no te gusta tu trabajo, no te gusta tu familia, no te gusta tu jefe, no te gustan tus amigos, no te gusta tu casa, no te gusta tu barrio, no te gusta tu coche, no te gusta tu alcalde, no te gusta tu presidente, no te gusta tu país, no te gusta tu tele, no te gusta tu banco, no te gusta tu saldo, no te gusta noviembre, no te gusta tu ropa, no te gusta tu almohada, no te gusta tu cama, no te gusta tu cara, no te gusta tu vida. Te gustaría cambiar de vida, pero más fácil sería cambiar de gustos. RSQ ww.hiperbreve.blogspot.com

noticias del séptimo arte Keyra Knightley .

La modelo y actriz londinense asegura que su presencia en la última película de David Cronenberg era demasiado emocionante para dejar el rodaje: Knightkey compartió la experiencia con Viggo Mortensen en “Un método peligroso”.

Daniel Radcliffe .

El actor que dio vida al mago Harry Potter acaba de confesar que “a punto estuvo de no interpretar ese papel” debido a que sus padres temían mudarse a la ciudad de Los Ángeles y que la fama le perjudicara.

Meryl Streep A pesar de que todavía no se ha estrenado el “biopic” sobre Margaret Thatcher, la oscarizada actriz norteamericana ya ha recibido críticas por dar vida a la “dama de hierro” en el filme de Phyllida Lloyd.

Crueldad y esplendor

“Un dios salvaje” El Día (Santa Cruz de Tenerife) 25/11/2011. Página 52

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La decimonovena película de Roman Polanski confirma que el cineasta polaco es uno de los nombres fundamentales de la historia del cine. La riña infantil del prólogo de “Un dios salvaje” (en el que se escucha una música que sugiere tambores de guerra, compuesta por Alexandre Desplat) sirve como excusa argumental para urdir una brillante sátira sobre la condición humana. Las claustrofóbicas condiciones en las que Polanski escribió el guión (en el que ha colaborado Yasmina Reza, autora de la obra teatral en la que se basa el filme) se plasman en una única localización que se va a transformar en un campo de batalla. Un libro titulado “Crueldad y esplendor”, con pinturas de Francis Bacon es un presagio de la deformidad en la que se va a convertir una reunión falsamente agradable, entre dos matrimonios antagónicos, para limar asperezas por la pelea de sus hijos. Pronto, las convenciones sociales se disipan para sacar a relucir el auténtico ser que todos llevamos dentro. En un pispás se pasa del civismo al cinismo. Tras la hipócrita cháchara inicial (el vómito de uno de los personajes supone el punto de inflexión), se suceden las recriminaciones, los gritos e insultos y los ataques a la yugular que el abogado sin escrúpulos resume en: “Todos somos unos hijos de puta con mala leche”. “Un dios salvaje” es una lúcida radiografía del ser humano, que disecciona nuestra verdadera esencia: somos seres violentos, intolerantes y contradictorios, para los que la cultura solo es un tamiz. Polanski aprovecha la tesitura para llevar a cabo toda una exposición de temas como la falsa moral, el fracaso del matrimonio como institución o la fragilidad de las relaciones

Biblioteca de la Universidad de La Laguna.

humanas. Sin olvidar, dos de las adicciones modernas: el alcohol y la excesiva dependencia del móvil. Todo salpicado de una afilada ironía que provoca que el espectador se ría de sí mismo sin percatarse de ello. El milimétrico guión, en el que cada elemento se dispone de forma precisa para provocar el conflicto, se sustenta en cuatro interpretaciones impecables. Un

escéptico Christoph Waltz y una frívola Kate Winslet encarnan un matrimonio “republicano”, mientras que un hipócrita John C. Reilly y una moralista Jodie Foster se meten en la piel de una pareja “demócrata”. Su recital interpretativo se aleja de la crítica a la burguesía de Chabrol o Buñuel y se acerca al clásico “¿Quién teme a Virginia Woolf?” (1966), de Mike Nichols. Cine en estado puro. Benjamín Reyes


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