Una historia cotidiana

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T I E M P OLIBRE Lunes, 8 de octubre de 2018

Una historia cotidiana Una exposición fotográfica en el Centro Ciudadano de La Cuesta rememora cómo era el populoso barrio lagunero de La Candelaria entre los años 1899 y 1980 BENJAMÍN REYES Santa Cruz de Tenerife

El 18 de julio de 1948 se inauguró oficialmente el barrio de Nuestra Señora de La Candelaria en La Cuesta de Arguijón, aunque antes se conoció a esta zona como El Becerril. Una exposición fotográfica, titulada, La Cuesta. Vidas, que se puede ver en el Centro Ciudadano de La Cuesta, recuerda cómo era la vida en este populoso enclave de La Laguna en el periodo comprendido entre 1899 y 1980. Todavía quedan en el barrio algunos habitantes de cuando el barrio se conocía como El Becerril y las calles no tenían nombres. Soledad Ramos García, de 92 años (abuela del que suscribe estas líneas), llegó a este lugar en 1936, antes de que se inaugurara el barrio de La Candelaria. “Cuando tenía 14 años recuerdo que mi padre nos decía que no podíamos hablar de política porque venían los de la Falange, que se ponían a oír por fuera de las ventanas de las casas. A mi tío Manuel lo encerraron en Fyffes porque un hermano lo acusó de republicano. Un día que lo llevaron a buscar leña se cayó de un camión del Ejército y falleció”, apunta Soledad. “En la década de los 30 esto era todo de tierra. Las calles no se empezaron a asfaltar hasta principios de los 60. Por aquí había unas 200 cabras que eran de Esteban Pérez, el padre de mi vecina Nena. Yo llegué a tener una cabra en el patio de mi casa, ya que me la regaló una vecina. Mis padres, Dominga García Núñez (19011985) y Manuel Ramos Rivero (1900-1944), tenían un chiquero en casa donde criaban los cerdos para vender morcillas o chorizos”, rememora. “Lo habitual era que los primeros vecinos compraran un solar y construyeran, poco a poco, sus casas. Mis padres edificaron en la finca de Román [lo que hoy es la calle Franco de Castilla]. En los 30 y 40 aquí vivía poca gente. Al final de la calle Francisco Ramos había un campo de tiro, donde los soldados hacían sus prácticas. La vida antes era comunitaria. La gente estaba

PORTADA DEL LIBRO. DA

Presentación hoy del libro ‘Miradores y Miraderos de Tenerife’ DIARIO DE AVISOS Santa Cruz de Tenerife

PARADÓN DE LA CUESTA EN 1900. Jordao da Luz (Fedac)

unida. Todavía queda gente de entonces: Fefe, Nena, Antonia, Lala, la de la venta, o Quilina, la del estanco. Ya no conozco a mucha gente que veo en la calle”, comenta. “Al fallecer mi padre en 1944 (que fue guardia municipal y estibador en el muelle), mi madre tuvo que ir a recoger leña al monte, vender petróleo de estraperlo [comercio con artículos racionados] o lavar la ropa de los militares en el cuartel de Almeida de Santa Cruz de Tenerife. Tenía que sacar adelante a ocho hijos. Se jubiló en 1966”, recuerda. “El agua corriente llegó a las casas antes que la luz. Fue a principios de los 50. En los 40 usábamos velas o quinqués de petróleo. En esa época solo había dos coches. Uno era de Lorenzo el Gordo, que la gente lo llamaba la diligencia, ya que llegaban a subirse hasta 12 personas, y el de Pepito el Lucero”, relata. “Para divertirse la gente iba al monte de Las Mercedes a celebrar comidas o a la playa de Las Teresitas, que en aquella época estaba llena de piedras. También se celebran fiestas en el barrio con ventorrillos. Se hacían concursos de folías y voladores (fuegos artificiales). Mi hermano Manuel bailaba una danza con cintas. Uno de los

SOLEDAD, HACIA 1949 EN LA CUESTA. Archivo de la familia Báez

vecinos del barrio fue la trapecista Pinito del Oro, que vivió en la calle 26 de diciembre. Cuando vino era una niña y se fue cuando era una mujer”, revela. Una de las imágenes más llamativas de la muestra es la de la construcción de la chimenea del primer tranvía que hubo en Tenerife (que funcionó entre 1901 y 1956). “Cogía el tranvía para llevarle la comida a mi esposo Julián Manuel Báez Arbelo (1922-2012), que estaba trabajando como albañil. Costaba 50 céntimos. La guagua era más cara. Hasta los 80 hubo lecheras que venían de Jardina y pasaba, de vez en cuando, por la

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carretera, un rebaño de cabras, que ralentizaba el tráfico de coches”, concluye. El testimonio de mi abuela materna es el de una época que nos recuerda el esfuerzo que ha costado construir un barrio que cuenta con unos servicios modernos, que debemos saber apreciar en su justa medida. Para saber a dónde vamos tenemos que saber de dónde venimos. Integrada por cerca de un centenar de instantáneas, la exposición, que está secundada por un catálogo, se podrá ver hasta el 17 de octubre. Se puede contemplar, de lunes a viernes, en horario de 9.30 a 21.30 horas.

La sala de prensa de Presidencia del Gobierno de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife, acoge hoy, a las 19.00 horas, la presentación del libro Miradores y Miraderos de Tenerife, obra a todo color con más de 300 fotografías, que recoge una selección de parajes desconocidos y singulares de los 31 municipios de la Isla. Una publicación en varios idiomas que cuenta, además, con numerosas aportaciones del patrimonio natural e históricoartístico y con la colaboración del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y más de 20 ayuntamientos de la Isla. Desde el día 1 de octubre ya se encuentra a la venta en todas las librerías. Aparte de los seis autores principales de la obra que aparecen en la portada (Sergio Pou, David Afonso, Abel López, Sara Cabrera, Pedro Miguel Carmona y Juan Francisco Delgado, este último, además, editor), también han colaborado más de 40 investigadores, técnicos y concejalías de los distintos ayuntamientos involucrados en la publicación. Una de las principales novedades de este libro de la editorial Herques es que aporta numerosos datos estadísticos y mapas a todo color, con señalizaciones de los más de 300 miradores y miraderos , al igual que una selección de los lugares de interés natural e histórico-artístico que podemos visitar en la geografía insular.

Biblioteca de la Universidad de La Laguna.


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