Isla Calavera: Sitges en Tenerife

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dTRULENQUE Sábado, 25 de noviembre de 2017

BENJAMÍN REYES

La primera edición de Isla Calavera Festival de Cine Fantástico de Canarias, que se celebró del 15 al 19 de noviembre en los Multicines Tenerife, arrojó una notable cosecha de películas del género. Muchos lo habían intentado, pero han sido finalmente Ramón González Trujillo y Daniel Fumero los que han puesto en pie un festival de este tipo por estos lares. La inauguración, que estuvo precedida por un divertido preámbulo protagonizado por seres de ultratumba, estuvo marcada por el estreno en Canarias de El ataúd de cristal, un juego de espejos cinematográficos del que Paola Bontempi, prácticamente el único personaje del filme, sale airosa, llegando a interpretar incluso a su némesis. Un diseño atractivo, una música atmosférica y una trama asfixiante hacen que la ópera prima de Haritz Zubillaga sea un feliz alumbramiento. En total se exhibieron 15 largometrajes (muchos de ellos habían pasado previamente por el Festival de Sitges) y 15 cortometrajes, que conformaron una heterogénea propuesta. La mejor película del festival fue Extraordinary Tales, de Raúl García, que se había proyectado previamente en Annecy y Gijón. Largometraje segmentado en cinco historias que gravitan en torno a relatos nigérrimos de Edgard Allan Poe en el que García da rienda suelta a un carrusel de diferentes técnicas de animación. Posee el atractivo de contar con las voces originales de Bela Lugosi, Christopher Lee, Roger Corman o Guillermo del Toro. Una de las propuestas más sorprendentes fue Black Hollow Cage, una cinta de terror conceptual de viajes en el tiempo y de estética apabullante que propició uno de los debates más pintorescos del festival gracias a que su director, el simpar Sadrac González-Perellón, ofreció una variopinta charla en la que reveló jugosas anécdotas no solo del rodaje, sino de su vida personal.

Sitges en Tenerife Isla Calavera ofreció el mejor cine fantástico en Canarias

También fue muy interesante la charla ofrecida tras Wax. El actor Jack Taylor (icono del cine de terror de serie B), Colin Arthur (hacedor de los efectos especiales de El resplandor o La historia interminable) y el realizador Víctor Matellano departieron con el público sobre cómo hacer cine con poco presupuesto y de los mitos del género. Wax es una versión gore del clásico Los crímenes del museo de cera, que refleja la cinefilia de su hacedor. Destaca la actuación de Jack Tay-

lor como doctor caníbal. Asimismo, la irlandesa Pilgrimage resultó ser un curioso filme de ambientación histórica con reminiscencias sagradas, en el que descuellan dos batallas cuerpo a cuerpo. Por su parte, la australiana The Osiris Child ofreció una mezcolanza entre space opera y road movie apocalíptica. Dividida en irregulares episodios, en cada uno se visitan diferentes espacios fílmicos. El hallazgo visual es el de las cárceles-lavadoras, en las que los presos son tratados

(c) Del documento, los autores. Digitalización realizada por la ULPGC. Biblioteca Universitaria.

como hámsteres. La clausura vino marcada por la entrega de los premios honoríficos a Jack Taylor y Colin Arthur, así como la proyección de The Maus, un filme que juega con los odios soterrados de la guerra de Yugoslavia y cuyo final se rodó en el santacrucero parque García Sanabria. Previamente, se pudo ver el estreno en Canarias de Mom and Dad, un divertimento fílmico, protagonizado por Nicolas Cage, que incide, en clave de terror paródico, en la división generacional entre padres e hijos. Con-

cluyó la jornada cinéfila con la proyección especial de Depredador, coincidiendo con su 30 aniversario, que contó con una posterior charla noctámbula que se prolongó pasadas las dos de la mañana. Lo cual también ocurrió en el ciclo dedicado a John Carpenter, uno de los maestros del cine de terror contemporáneo. CORTOMETRAJES Y PROPUESTAS Si bien la sección oficial de largometrajes no era competitiva, sí lo era la de cortometrajes. Aquí, Hay algo en la oscuridad se alzó con el premio concedido por el jurado. Este ejercicio de terror clásico viene de la mano del tinerfeño Fran Casanova, que ya ha ganado cuatro galardones y ha sido seleccionado en una quincena de festivales internacionales. Por su parte, el favor del público se decantó hacia RIP, sin lugar a dudas, el trabajo más brillante. El cortometraje de Caye Casas y Albert Pintó, que venía con el marchamo del premio al mejor cortometraje del reciente Festival de Sitges, es un hilarante y descacharrante corto que hizo reír al respetable porque se ríe de la muerte de forma inteligente. No solo es gracioso, sino que presenta una cuidada factura y ambientación. Impagable la escena gore del final. Sano humor negro. Otras obras destacadas fueron La dama de sal y Cambio. La primera es una historia fantástica de corte histórico que goza de una estilizada puesta en escena. La segunda es una interesante revisión del tema de la pareja. Como seguidor del género lanzo aquí, para la segunda edición, unas cuantas propuestas: proyectar La noche de los muertos vivientes, coincidiendo con el 50 aniversario de su estreno y como homenaje al malogrado George A. Romero; exhibir La Matanza de Texas, como homenaje postmorten a Tobe Hooper, y programar un ciclo sobre David Cronenberg o David Lynch.


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