Goya en estado puro

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Tenerife áf^^ Capital 1 ^ ^

Arte

Goya en estado ^Benjamín Reyes Sangre, fusilamientos, ahorcamientos, rapiña, monstruos que acechan, brujería, sátira social, escenas taurinas... configuran el universo goyesco plasmado en los doscientos aguafuertes que reúne la exposición "Goya. Esplendor del grabado", que se exhibe en el Espacio Cultural de CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife hasta el 20 de diciembre, aglutinando estampas pertenecientes a las series "Desastres de la guerra", "Caprichos" y "Tauromaquia", ejecutadas por Francisco de Goya y Lucientes. Es una oportunidad única para disfhítar de tres de las cuatro series que acometió el genio aragonés a lo largo de su excepcional trayectoria artística, ya que la colección reside originalmente en Barcelona y no está siempre expuesta por razones de conservación (las planchas originales se custodian en la Calcografía Nacional de Madrid). Aunque ahora están consideradas verdaderas obras maestras, en su época pasaron inadvertidas. Sólo dos de las cuatro series fueron publicadas por Goya en vida. Es más, a lo largo de cuatro años el artífice de "La carga de los rñamelucos" sólo fue capaz de vender 27 de las 300 estampas que conformaban la primera tirada de los "Desastres". "Goya plasma el arranque de un siglo convulso (el XIX) e indaga en el infierno del ser humano que es la guerra. Nos habla de gritos silenciosos. Vehículo de su fértil imaginación se concentra en el dolor y en el drama", comentó Alvaro Marcos Alvelo, responsable de cultura de la entidad de ahorro tinerfefia, durante la presentación de la muestra. Desde 1973 Goya abandona el mundo alegre y luminoso de los cartones para tapices y se adentra en sus temores, en ima lúguíire visión de cuerpos humanos sin razón humana. El desencadenante de esta nueva visión es una enfermedad que lo lleva al borde de la muerte y que le deja como secuela ima sordera hasta el final de sus días.

"Desastres de la guerra" La primera serie goyesca que se va a encontrar el espectador es la de los "Desastres de la guerra" (1810-1815), ochenta aguafuertes estampados en el taller madrileño de Laurenciano Potenciano para la Real Academia de Bellas Artes de San Femando en los que Goya se erige en testigo de la Guerra de la Independencia entre España y Francia (1808-1814), ejempUficada en la estampa número 44, "Yo lo vi", en la que refleja la huida despavorida del pueblo ante la presencia del enemigo. Esta colección, de la que se expone la primera edición de 1863, es una obra de gran compromiso social que arremete contra los desmanes de su tiempo, que no son muy diferentes a los de ahora. Exhibida con escasa luz para captar toda la esencia dramática de las escenas de la sinrazón que produce un conflicto bélico. En algunos paisajes Goya sólo aboceta el paisaje para centrar todos sus esfuerzos en la expresión humana. Se libera de todo lo innecesario. En "Con razón o sin ella" (número 2) representa al ejército francés sin rostro cuando está fusilando al igual que en ima de sus pinturas más celebres: "Los fusilamientos del 3 de mayo". Él entendió que la violencia es intrínseca al ser humano ,por eso no hay vencedores ni vencidos en sus aguafuertes. Se pueden diferenciar tres grandes ciclos en esta colección: hasta el desastre 47, escenas de la guerra; desde el 48 al 64, escenas referidas a la hambruna en Madrid; y del 65 al 80, los "Caprichos enfáticos", grabados al finalizar la contienda de la Guerra de la Independencia; obedecen a la represión y vuelta al absolutismo, al regreso de Fernando Vn a España. Con títulos como "Grotesca pantomima" (n° 73), "Farándula de

Varias de las obras que configuran la exposición de grabados de Goya, que se podrá contemplar hasta el 20 de diciembre en el Espacio Cultural de CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife./ MANUEL EXPÓSITO

charlatanes" (n" 75), "El buitre carnívoro" (n° 76) están repletos de simbohsmos en los que arremete contra los poderes fácticos. Goya nunca fue tan veraz como en sus grabados y sus pinturas negras.

"Caprichos" y "Tauromaquia" Subiendo la escalera se puede admirar la segunda gran serie goyesca en una sala iluminada y blanquecina en contraste con la anterior. Los "Caprichos" (1797-1799), conformados por otras ochenta estampas, es ima colección excepcional sin precedentes en el arte español por la interpretación cruda y descamada de las realidades sociales. Representa las extravagancias y locuras de la sociedad, el mundo de las brujas, las meretrices, los monstmos, la ignorancia, las pasiones... Esta serie, de la que se expone la tercera edición de 1868, es xma crítica satírica y mordaz de personas e instituciones

El Día (Santa Cruz de Tenerife) 08/10/2008. Página 92

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de finales del siglo XVIII y principios del XIX, así como de acontecimientos que el propio Goya vivió, lo cual le acarreó problemas con la Inquisición. Incluyen una leyenda, a veces precisa, a veces ambigua, que ilustra las d u ^ y desilusiones de Goya. En "A caza de dientes" (n" 12), una mujer le roba los dientes a un ahorcado. En "Tú que no puedes" (n° 42), Goya emplea asnos para ridiculizar y satirizar a la nobleza y al clero, que encontrándose en la cúspide social son incapaces de preguntar por qué están ahí. En "El sueño de la razón produce monstruos" (n° 43) anticipa la mecánica surrealista al representar la razón contenida en los límites del sueño, liberando así los monstmos del subconsciente. La tercera serie que se puede contemplar es "Tauromaquia" (1815-1816, exhibida la cuarta edición de 1905), en la que el pintor aragonés retrata escenas alusivas a la historia del toreo a los lances taurinos de su época reflejando el encuÉ^<o<ibiiital entre

Biblioteca de la Universidad de La Laguna.

el hombre y el animal. Al parecer su precaria situación económica lo llevó a ejecutar esta serie, que no tuvo mucha aceptación entre el púbüco español, poco acostumbrado a una visión tan dramática del mundo del toro, en la que Goya resalta, mediante claroscuros, las tensiones y la tragedia en la plaza. Francisco de Goya es el artista más contemporáneo de su época. Por ende, es inevitable su influencia en el arte contemporáneo. "La primera devoción por el genio aragonés aconteció en Francia, donde Delacróix copió obra suya y, posteriormente, Degas conservó algunas de sus creaciones al aguafuerte. También Van Gogh tuvo varios grabados de Goya. Picasso se inspiró en su discurso para elaborar sus propias pinturas. El reguero de Goya es interminable. Es un ejemplo de ima conciencia libre", apostilló Hans Menkel, presidente del Círculo de Arte de Barcelona, durante la presentación de la exposición.


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