Película de culto: Lucía y el sexo / Sweeney Todd: Juntacadáveres

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Tenerife Capital

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de Canarias

M¡én!0le5,27 febrero 2008

Cine Película de culto W

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Lucia y el sexo (Julio Medem, 2001) ^B.R.

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Lucía se refugia en la isla de Formentera al conocer la desaparición de su novio, un escritor con el que lleva conviviendo seis años. Allí, descubre los rincones más recónditos de su pasado en pareja. Con "Lucía y el sexo", Julio Medem parió su película más compleja, que no. sólo gravita en tomo al sexo, sino también gira sobre el amor, la muerte, la paternidad, la fidelidad, el deseo, la búsqueda de sí mismo, la pareja o la soledad. El sexo sólo es un elemento más, es el gancho para atraer al público ávido de carnaza. Al igual que en "Tierra" (1995). Medem filma las escenas de sexo con un estilo natural, alejado de los excesos de, por ejemplo, Bigas Luna ("Bámbola", 1996) o la burda mitificación de "9 semanas y media" (1986). Medem emplea el sexo, a veces explícito (onanismo), otras metafórico (el faro y el hueco representan el pene y la vagina), como generador de imágenes que permanecen en la retina: Lucía desnuda caminando con paso firme por la playa, el masaje de barro, las diversas masturbaciones... Salvando las distancias, estas secuencias juegan el mismo papel que el cruce de piernas de Sharon Stone en "Instinto básico" (1992). Además, el sexo está vinculado a la muerte y a la comida. Al igual que Buñuel relaciona sexo y muerte, mostrando el acto sexual como una forma de morir y una vez llegado al orgasmo, volver a nacer. También, emparenta los apetitos camales con los gastronómicos. Los personajes, antes o después de practicar el sexo, sacian su apetito culinario con paella, pollo y demás viandas. Para las escenas de sexo (concentradas en la primera hora de metraje) se empleó un doble de vaina para Tristán Ulloa y se trucó el megafalo que luce Daniel Freiré. Aparte de estar impregnada de metáforas y nutrida de sutilezas, en la película se producen saltos temporales y espaciales que provocan la confusión entre presente y pasado. También se disocian realidad y ficción. Medem utiliza la figura del escritor para mostrar la necesidad de experimentar para poder escribir, así como para reflejar que el proceso de introspección al que se somete el escritor tiene algo de destructivo; y, en última instancia, reflejar que las historias se pueden controlar en la ficción, pero no

Fotograma de "Sweeny Todd", dirigida por Tim Burtoni IMAGEN CEDIDA

Juntacadáveres ^Benjamín Reyes El ingenio de Tim Burton parece no tener límites, esta vez va y sorprende con la adaptación del musical de Broadway "Sweeny Todd. El diabólico barbero de la calle Fleet", estrenado en 1979 con George Heam y Angela Lansbuiy (que algunos sólo recuerdan en la serie "Se ha escrito un crimen") como protagonistas. Aunque el personaje que regresa del ostracismo quince años después para vengar la desaparición de su mujer y el secuestro de su hija surgió de la imaginación de un periodista de sucesos y ya conoce otras versiones filmicas anteriores como la dirigida por Stephen Sondheim en 1936. El estilo Burton es apreciable desde los iniciales títulos de crédito, que ya son marca de la casa. Burton vuelve a recrear ese mundo gótico, fantasmagórico y mágico al mismo tiempo que ya ha mostrado en "Eduardo Manostijeras" (1990), "Sleepy Hollow" (1999) o "La novia cadáver" (2005). La novedad estriba, en esta ocasión, en los borbotones de sangre que salpican la pantalla en algunas secuencias. Nuevamente los tonos negros y grises ocupan un papel estelar ,confiriéndole una apariencia monocromática al filme. Se produce un contraste entre un pasado límpido y un presente tétrico, a lo que hay que sumar un futuro kistch.

en la vida. Lo que verdaderamente subyace en "Lucía y el sexo"

es la idea de lafiíga,del escapismo. Todos necesitamos un agujero para escapar (en el filme ejemplificado por la vulva de la mujer). Los tres personajes que viven en Formentera huyen de un pasado que, sin saberlo, les une. El sexo, viajar, leer una novela, navegar en internet, bucear, no son otra cosa que formas de evasión. De hecho, esta cinta supone para su director un escape del trágico final de su largometraje anterior, "Los amantes del círculo polar" (1998). En "Lucía y el sexo" importa tanto la trama como la forma, la belleza de las imágenes. Es una película estéticamente diáfana, límpida, de una riqueza visual inusitada. Con tan sólo siete películas, Medem se ha convertido en un referente, en un autor con un estilo inconfundible. En esta ocasión nos sumerge en un universo acuático (con sirenas incluidas), en una isla hueca que oscila, en ima atmósfera resplandeciente y azulada (color ya escogido para "Los amantes del círculo polar"). No sólo en la parte técnica (fue la primera película española que se grabó enteramente con cámara digital), sino también en la trama (intemet/"chats", que nos permiten disfi-azar nuestra identidad). Además, cuenta con unas estupendas interpretaciones. Una sorprendente Paz Vega encama a la vitalista Lucía. La actriz sevillana dio el "do de pechó" con este papel, donde alcanza un registra inimaginable. Tristán Ulloa interpreta a Lorenzo, un escritor depresivo. La enigmática Najwa Nimri es la cocinera Elena (aunque en un principio iba a ser Lucía). Elena Anaya es una sensual Belén. Javier Cámara y Daniel Freiré completan el reducido reparto. "Lucía y el sexo" es una de esas películas que se van rumiando durante días. Quedan avisados.

El Día (Santa Cruz de Tenerife) 27/02/2008. Página 96

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C« El estilo Burton es apreciable desde los títulos de crédito iniciales. El cineasta estadounidense vuelve a recrear un mundo gótico, fantasmagórico, tétrico y mágico que esta vez sazona de borbotones de sangre para "cocinar " un plato exquisito sólo apto para "gourmets ".

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Biblioteca de la Universidad de La Laguna.

que recuerda a las escenas surrealistas de "Bitelchús" (1988). El binomio artístico Burton-Depp repite por sexta vez. Johnny Depp, actor fetiche del director califomiano, se estrena cantando por primera vez en una película (aunque esto de la música no le es del todo ajeno ya que tocaba la guitarra en una banda de rock en sus años mozos). Depp, dieciocho años después de ' "Eduardo Manostijeras", vuelve a pertrechar sus manos de cuchillas afiladas y borda su papel de asesino sanguinario que busca saciar su sed de venganza. El espectador saldrá del cine subyugado por su magnetismo lúgubre. Helena Bonham-Carter completa la tríada artística. Aunque esposa de Burton tuvo que pasar un cásting como toda hija de vecina para meterse en la piel de una pastelera pordiosera en una caracterización similar a la de su rol en "Big Fish" (2004). El británico Alan Rickman interpreta convincentemente al juez corrupto que cercenó la vida de Todd. Timothy Spall hace las veces de esbirro del poder. Siempre solícito para cometer todo tipo de atrocidades. Sacha Barón Cohén encama al barbero rival de Sweeny Todd, un charlatán ambulante que utiliza a un niño huérfano para estafar al populacho con un falso crecepelos. Caracterizado como una suerte de John Galiano vestido de torero y marcando paquete resulta ser la primera víctima de una larga lista del vengativo Todd. La truculenta historia de venganza se desarrolla en el Londres decimonónico, concretamente en Fleet Street, la calle donde se concentraba la Prensa británica del siglo XDC. Para la ocasión Burton ha concebido una fastuosa recreación que, por primera vez, ha sido recompensada con un Osear a la mejor dirección artística. Noticia: la Academia de Hollywood premia, sin que sirva de precedente, a un largometraje de Tim Burton. Están locos estos acadéinicos. No es este "Sweeny Todd" un musical convencional sino una fantasía oscura en la que Burton subvierte el género para filmar un musical sanguinolento en el que, por momentos, rebosan litros de sangre sazonados con gotas de humor negro que harán las delicias de la legión de seguidores del director de "Ed Wood" (1994). De los veinticuatro fas. tuosos números musicales descuella el que sigue a la escena en la que está a punto de rebanarle el pescuezo a su némesis, en el que Depp acaba de rodillas cuchillas en ristre, en un estético plano cenital. Y de remate, un glorioso anti "happy end" que la historia pedía a gritos. Tim Burton no sabe lo que es un mayordomo. Genio creador que va a contracorriente y que se encuentra en imo de los momentos más fecundos de su carrera en la que ha encadenado, en apenas cinco años, títulos de altura como "Big Fish", "Charlie y la fábrica de chocolate", "La novia cadáver" y este "Sweeny Todd". Poseedor de unafilmograflaintachable, en la que sólo hay un borrón: el remake de "El planeta de los simios" (2001), el último Festival de Venecia le recompensó con el Léon de Oro a toda su carrera.


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