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Cielo de Invierno

El cielo de Invierno

Fases lunares

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Octubre

5 Luna llena 12 Cuarto menguante 19 Luna nueva 27 Cuarto creciente

Noviembre

3 Luna llena 10 Cuarto menguante 18 Luna nueva 26 Cuarto creciente

Diciembre

3 Luna llena 10 Cuarto menguante 18 Luna nueva 26 Cuarto creciente

Planetas

Mercurio en Escorpión Venus en Libra Marte en Virgo Júpiter en Ophiuchus Saturno en Virgo Urano en Piscis Neptuno en Acuario

Lluvias de estrellas

Oriónidas 21 de octubre Táuridas del sur 5 de noviembre Leónidas 17 de noviembre Gemínidas 14 de diciembre

Tiempos modernos de Charles Chaplin

Podemos entonces afirmar, de forma más cruda, que arribar al año 2000 es un acuerdo social, en principio, indistinguible, a considerar cierto, que el universo se construyó en seis días y que hubo un séptimo para descansar, lo cual, dicho sea de paso, mejor no discutirlo, no sea que alguien considere eliminar el asueto que tenemos cada séptimo día. En fin, se acababa el milenio y las profecías, de todos los colores y sabores, sobre las inminentes catástrofes estaban a la orden del día. Como bien señala Fausto, en el número 8 de nuestra gaceta, entre muchas de ellas se encuentra el llamado efecto 2000, que, a diferencia de las otras, esta tiene un olor a ciencia. Para ser más precisos, se trataba de un hecho real, indiscutible, pero terriblemente exagerado y del cual no se desprendía el caos vaticinado.

Adentrémonos en la época: en los diversos medios de comunicación desde los de masas, hasta los modestos de taza de café y sobremesa, comenzamos a escuchar sobre una inminente catástrofe electrónica. Con sólo cambiar de año, las computadoras, por lo menos las grandes computadoras, dejarían de funcionar. El gran día, predicho por diversos escritores de ciencia ficción, se acercaba: íbamos a ser víctimas de nuestro excesivo uso de la tecnología: todo se colapsaría, quedaríamos sin luz, sin agua, sin transporte, todo lo controlado por computadora corría el riesgo de descomponerse.

Bueno, ¿qué era eso del efecto 2000, ¿por qué las computadoras podrían fallar sólo por un cambio de año? El asunto era simple: en la programación de gran parte del software mundial, por ahorro de memoria, las fechas se almacenan registrando los dos últimos dígitos del año. Como en los cheques y muchos recibos, las computadoras ya tenían escrito 19 y sólo agregaban los dos últimos dígitos, así 1999 se almacenaba simplemente como 99 y por tanto el 2000 sería 00 y como las máquinas no corrigen lo que no está programado,

esta fecha se registraría como 1900 o quizá con 19100 ¿Y eso por qué nos afectaba? ¿Por qué el registro de la fecha es tan importante?

La pregunta que nos hacíamos los escépticos era: ¿por qué un simple error de programación puede convertirse en un problema para la vida humana y ponernos ante la necesidad de construir una nueva arca?

La respuesta inmediata es que cualquier actividad que utilizara la fecha de la computadora se vería afectada y la pregunta obligada entonces es: ¿quién usa la fecha de la computadora y para qué?

Si usted, amable lector, pensó en el ícono que escribe la fecha automáticamente en un procesador de palabras, no ha entendido el problema, basta con que evite la flojera y la escriba manualmente para que el problema se solucione, no hay ninguna catástrofe en puerta.

Si se le ocurrió la fecha que aparece cada vez que uno envía un correo electrónico despreocúpese si estos no tienen un valor legal. Todos sus amigos entenderán que 00 es 2000, y cuando se trate de un documento legal redáctelo en un procesador de palabras, ponga la fecha manualmente y envíelo como añadido, listo habrá evitado la catástrofe.

Imagínese ahora depositando, en una cuenta que genera intereses, lo poco que sobró del aguinaldo, justo el primero de enero del mencionado año 2000, el cajero registra su depósito en una computadora que por problemas de programación registra el depósito como realizado en 1900, ¿cuánto le debe el banco de los intereses generados en un siglo? Ante el reclamo, los banqueros, que nunca pierden, mostrarían que en los contratos existen cláusulas que permiten que el banco se quede con el dinero que no haya sufrido movimientos durante 3 años, en vez de pagar un siglo de intereses se habrán quedado con nuestro dinero. No pues, qué gachos, en la duda mejor lo gastamos todo en las fiestas decembrinas incluyendo el tan esperado cambio de año, siglo y milenio.

Máquina de Turing

Está claro que el banco además de modificar los talones que tienen 19____ para poner la fecha y toda la papelería semejante, también deben cambiar sus programas o, si la cosa está del carambas, sus máquinas. Dicho sea de paso, mencionemos que los changarros que no tienen el presupuesto del banco se contentarán con realizar un mal tachado de pluma atómica sobre el 19 y una substitución manual por un 20 no siempre bien trazado.

Alguien recuerda, preocupado, que muchos programas tienen una protección contra la piratería consistente en bloquearlo a partir de cierta fecha, ¿podrá pasar algo cuando aparezca una fecha absurda? Le contestamos de forma clara que no se preocupe, todos somos muy conscientes, honestos y compramos programas originales. Además, en aquellos casos raros, sólo de película, que cuentan con programas piratas el usuario modificó la fecha para volar la protección mencionada a él ¿Qué más le da el efecto 2000?, ¿y al revés?, ¿no se puede solucionar el problema del efecto 2000 simplemente cambiando la fecha? Por ejemplo, 1972 tiene un calendario idéntico al de 2000, si sólo nos interesa los días y su correspondiente número podemos darle este año a la computadora.

Dicho en otras palabras, el efecto 2000 era salvable en todos aquellos casos en que la fecha de la computadora se usara como consulta. El efecto 2000 sólo sería grave para aquellas máquinas que en su software, hardware, o en el uso específico de la misma, colapsar la fecha ante la eventualidad de una fecha absurda. Lo cual, de entrada, exime de peligro a todos los usuarios individuales y a gran cantidad de máquinas grandes que no presentan problema en su uso. Entonces, ¿por qué provocar una alarma tan grande y desinformadora? Actuar y corregir los defectos, donde se presenten, es fundamental, informar a las posibles víctimas también, pero, como siempre, crear psicosis, no.

En fin, el asunto se solucionó de forma bastante más sencilla de lo esperado y el final de la historia, como muchas predicciones catastróficas, es bastante aburrido y poco interesante. En algunos casos, expertos en cómputo corrigieron el problema agregando las instrucciones pertinentes, en otros, los equipos fueron sustituidos por nuevos, de la misma forma que la papelería y todo lo demás que de golpe se hizo obsoleto y lo único que pasó es que no pasó nada relevante (véase, por ejemplo, histinf.blogs.upv.es/2012/12/18/el-efecto-2000/ para un recuento de los daños y como ejemplo de la visión catastrofista).

Es difícil encontrar otro ejemplo que haya causado tanto pánico, parte real y parte exagerado, pero no estamos exentos. Hace poco, por ejemplo, se creó una verdadera psicosis por el cambio de la televisión analógica a la digital al anunciar que estas últimas desaparecerían, pero se omitió el que se podrían adquirir decodificadores, que son mucho más baratos que los nuevos aparatos. Incluso en casos donde no cabe duda de que existe una gran amenaza latente fuertemente sustentada, ¿qué tanto conocemos de lo qué será su impacto real?, ¿qué tan serias son las fuentes informativas que nos presentan los grandes retos que deberá enfrentar la humanidad por las catástrofes en puerta: el cambio climático, el agotamiento del petróleo y de las minas, el fin del agua potable, etcétera?

Así pues, querido lector, cuando oiga a un profeta, sea predicador, mago o conocedor de ciertos aspectos de la tecnología predecir un cataclismo, escuche con atención, sea crítico, averigüe y, si es necesario, actúe con determinación, pero con inteligencia.

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