Bex 43 Jujuy

#43 Jujuy Abriendo espacios a la fotografĂ­a latinoamericana

AĂąo 8 | Septiembre 2018 | bexfotografia.com

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Ejemplar N°

Sumario

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Daniel Cabrera La cuarteada María Luz Habil Peregrinación a la virgen del abra de punta corral Matías Teruel Jetztzeit Marcelo Abud Perico Gianni Bulacio Tinku Fito García Sikuris del Abra María Ester David Alfaomega Leo Armella Nación Kolla Elisa Portela Paisaje es quien mira Lucio Boschi Celebraciones en los Andes Mariana Condori Paqari

Bex es una publicación editada por Jorge Piccini en San Carlos de Bariloche, Patagonia Argentina.

El contenido de los artículos y ensayos e imágenes publicadas es responsabilidad de sus autores así como de los anunciantes y Bex no asume como propia. Queda prohibida la reproducción total o parcial de su contenido. Los derechos de los textos e imágenes publicadas quedan reservados a sus autores.

Envío de trabajos: bexbariloche@gmail.com / www.bexfotografia.com Abriendo espacios a la fotografía latinoamericana.

Jorge Piccini Dirección, Diseño, Edición,Contenidos. www.jorgepiccini.com

Fotografía de Tapa: María Ester David

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DANIEL CABRERA La cuarteada

El compartir está en la esencia de los pueblos originarios. Compartir momentos de alegrías y tristezas, compartir el trabajo cotidiano y sus frutos, una comida, las festividades, el orgullo de conservar su identidad cultural.

En el aislamiento que impone la vastedad de la Puna jujeña, sus estoicos habitantes constantemente buscan motivos para encontrarse; la celebración del patrono San José congrega a algunas familias y vecinos del paraje Rodeo cercano a la Laguna de Pozuelos. Allí, donde el culto se debate entre la devoción a la Pachamama y la veneración a deidades impuestas por la conquista, la ancestral ceremonia de la cuarteada representa una ofrenda de agradecimiento y una reafirmación de los vínculos fraternales, relaciones armoniosas sin las cuales sería imposible la vida comunitaria marcada por lazos de solidaridad y reciprocidad entre sus miembros.

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danieltang24@gmail.com

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MARÍA LUZ HABIL

Peregrinación a la virgen del abra de punta corral

La peregrinación a la Virgen de Copacabana, o Virgen del Abra de Punta Corral, es una manifestación religiosa y cultural, en la que se combinan lo andino y lo católico en un peculiar sincretismo repleto de colores, sonidos y paisajes de increíble belleza.

En el mundo andino, las fusiones y “mezclas” culturales y religiosas están presentes en todos los ámbitos de la fe. Los elementos prehispánicos, o de religiones anteriores a la llegada del cristianismo, fueron adoptados por las prácticas religiosas del catolicismo, en su afán de evangelizar al “nuevo mundo”. Este maridaje religioso fue desarrollándose a lo largo de los siglos para llegar a nuestros días con un importantísimo número de manifestaciones de devoción que varían según los lugares en los que nos encontremos.

En el pueblo de Tilcara, ubicado en el centro de la Quebrada de Humahuaca

a 2.464 m s.n.m. y con aproximadamente 6.000 habitantes, se lleva a cabo una peregrinación que es testigo fiel de la religiosidad quebradeña y andina. Este evento comienza el lunes previo a semana santa, en ese día el pueblo vive un clima de particular movimiento y expectativa. Por un lado decenas de personas se preparan para emprender una larga y ardua caminata. Por el otro, una multitud de músicos devotos hacen fila ante la puerta de la iglesia local, para obtener permiso de iniciar su recorrido de varios kilómetros hasta el santuario de la Virgen, ubicado en las alturas del Abra de Punta Corral a 3896 m s.n.m.

Ni bien iniciada la peregrinación se divisa el angosto sendero repleto de cuestas, a veces atenuadas con escalones rupestres, que se pierde entre las cumbres. Es preciso pedir permiso a los cerros y a la virgen para que el recorrido sea propicio, esto queda se18

cuartos de los corderos sacrificados, esperan en el altar para iniciar el baile en el que serán ofrendados.

El último día, miércoles previo al jueves santo, inicia muy temprano a la madrugada. Antes de que el sol salga y entibiezca las heladas cúspides la congregación se dispone a descender. El camino ahora es más liviano, los peregrinos llevan las imágenes a cuestas y las bandas acompañan todo el recorrido cambiando una a una, en los relevos dispuestos a lo largo del trayecto. La llegada al pueblo es una fiesta de colores y regocijos. Durante toda la jornada los altares y calvarios fueron adornados con flores y frutas, lo mismo ocurrió con las calles por donde pasara la procesión. Personas de toda la quebrada vienen a esperar la llegada de la virgen, precedida por cientos de incansables bandas que anuncian su pronta venida. El arribo de la Virgen, escoltada por los últimos sikuris y una ferviente multitud, es proclamada por fuegos artificiales e incontables oraciones. Ahora sí, Tilcara recibió a la imagen de María, al día siguiente pueden empezar los oficios de Semana Santa.

llado en las piedras que los devotos van depositando en los numerosos montículos llamados apachetas.

Mientras los peregrinos van subiendo, el majestuoso paisaje se va tornando más imponente ante los ojos, las grandes montañas parecen cada vez más cercanas, casi palpables. Por la tarde el sol acompaña el recorrido, iluminando las laderas orientales de la quebrada. Por la noche la luna aparece radiante entre la oscuridad cerrada, bañando de plata el sendero, mientras las linternas de los caminantes iluminan los tramos ocultos.

¡Aleluya! La llegada al santuario es liberadora. El sonido noctambulo de las bandas de sikuris se vuelve abrumador, en la soledad de las altas cumbres andinas. El frio es intenso y el oxigeno escaso.

Sin embargo, esto no es impedimento para esta impactante demostración de fe. Las bandas hacen fila ante las puertas de la pequeña capilla que guarece la imagen de la virgen, es imprescindible que una a una reciban la bendición antes de poder descansar.

Al día siguiente, el sol ilumina las numerosas carpas que se fueron desplegando durante la noche, la actividad es intensa, pronto iniciaran los oficios religiosos. Los sacerdotes confiesan a los penitentes, los

Pedro Mariano Robles.

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MATIAS TERUEL

Jetztzeit (tiempo-ahora) Sólo hay conocimiento a modo de relámpago.

Walter Benjamin

El mirar toma nota de una exterioridad. Puede permanecer en la superficie dotando de un sentido usual a lo observado o traspasar ese límite y captar componentes residuales, velados, cifrados que desestabilizan a las configuraciones.

Son estas complejidades las que se intentan mostrar en Jetztzeit (tiempo-ahora). Detrás de cada fragmento representado subyace la presencia del pasado en el ahora; la conjunción de lo detenido con el movimiento que le permite ser; el abrazo de la luz con las opacidades y las sombras; la reunión de una mirada ocasional con la pluralidad de voces dialogando. La irrupción en cada cuadro de elementos -tangibles o intangibles- delimita una espacialidad que esos mismos elementos hacen estallar. A la vez, cada fotografía posibilita desenrollar una narrativa, una extensión de la temporalidad desde un instante paralizado. Cada imagen es una pero se reúne; es en sí, pero por las otras; es autosuficiente y dependiente. De esa manera invita a conjugar la inmediatez de la sensación con la actividad creadora de cada quien para completar su lectura.

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MARCELO ABUD Perico

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Perico es un pueblo de frontera. Es multicultural y diverso. A pesar de ser el lugar donde nací, donde aun hoy vivo, lo recorro con fascinación, con perplejidad. Tengo en él la sensación de transitar entre decorados.

Camino sus calles como inmerso en el cosmos -¿o el caos?- de un estudio de filmación. Acaso todo se desgajará en un instante dejándome inerme? Es fantasía? Es realidad? Todo límite es difuso.

Fotografío, retrato. Lo que me gusta y lo que no. Me involucro, pongo mis sentimientos en juego. Juego con el humor. Y con respeto pretendo hablar de sus identidades diversas. Me sumerjo en ellas, buscándome.

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marcelodeperico@yahoo.com.ar

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GIANNI BULACIO

Tinku

A una altura extrema en medio los andes Bolivianos cada 3 de mayo al rededor de ochenta comunidades indigenas llegan al pueblo de Macha ubicado al norte del departamento de Potosí, para celebrar la fiesta del Tinku, que en lengua quechua significa `encuentro´. Un encuentro que dicen, entre las comunidades, liberará tensiones por algun animal robado de la granja o alguna disputa por tierras. Un encuentro para demostrar su valentia y de cortejo para conseguir pareja. Un encuentro que a golpes de puños con su sangre derramada será ofrenda para la Pachamama (madre tierra) para fertilizar la tierra y así obtener buenas cosechas el año venidero.

Aunque la fiesta tiene profundas raíces en el pasado indígena, se ha fusionado con la fe católica trasformandose como tantas otras en una fiesta sincrética donde las comunidades llegan al la plaza central del pueblo cargando la Wila Cruz, que a menudo tiene mascaras semejantes a la cara de Jesus, y por quien deben bailar y beber en su honor.

En un primer momento las peleas son de uno a uno hasta que se intensifica la energía y las comunidades empiezan a luchar en grandes grupos. Látigos y puños se levantan, algunas personas caen al suelo debajo de las multitudes que luchan y caóticas batallas a gran escala estallan. La multitud se dispersa corriendo por las calles hasta que la energía se acumula de nuevo y una y otra pelea vuelve a suceder. Este tipo de enfrentamientos o encuentros rituales eran más comunes en los Andes en el pasado, pero han sido prohibidas por la iglesia y la policía. En la actualidad sólo existen en algunos pueblos aislados donde la tradición está tan arraigada en la cultura que continúa hasta 57 hoy.

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FITO GARCĂ?A

Sikuris del Abra

Sikuris y peregrinos atraviesan los cerros de la localidad de Tilcara, Jujuy, Argentina. Alrededor de 10 hs caminan hacia el Abra de Punta Corral ubicada a 3.860 mts de Altura. En honor a la Virgen de Copacabana de Punta Corral realizan su encuentro entre las montaĂąas junto a decenas de bandas de sikuris para rendirle homenaje y recibir su bendicion. Estremece y emociona el sonido de los vientos, durante todo el camino resuenan las caĂąas y tamboriles marcando el paso de los peregrinos.

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fitogarcia.photographer@gmail.com

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MARÍA ESTER DAVID Alfaomega

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En su proceso creativo pareciera estar presente la ausencia misma, vuelve al presente los instantes lejanos, le otorga luces a las sombras que ayer fueron vida. Rescata galgos y los endiosa, los acuna en sus brazos. María Ester David, tiene la cruza perfecta, descendiente de persas y sirios: suficiente para poner el ojo en la excelsa creatividad, tiene la paciencia carmense de los que se quedan, a salvo del olvido.

Poner el foco en la estética de las improbabilidades, quitar el ojo de la certeza.

Acunar perros, revivir Fridas.

Nos llena de sorpresas, nos convida a mirar por su lente. Imposible no querer más.

Maria Ester David es profeta en su tierra, y nos hace testigos.

Virginia Monassa.

Espacios y arquitecturas sin arquitectos, esa “otra” arquitectura que le da sabor peculiar a sus calles y sus campos y que según su mirada, constituyen la identidad de su pueblo. Ese “patrimonio alternativo”, simple, sencillo, popular y poco erudito, pero que conforma, justamente por su falta de erudición, un paisaje rico, audaz y para nada tímido, y que sin embargo muchas veces pasa desapercibido o se lo considera carente de valor e incluso se lo denosta.

Autorretratos y retratos, son los temas principales por los que transita en su quehacer fotográfico, como posibilidad de explorar temas propios, si bien autorreferenciales, pero que se pueden universalizar, como el origen, la familia, las ausencias, la muerte, los hijos, la maternidad, la mujer, la descendencia, como así también el pueblo y sus artífices, la despedida de una generación, esa segunda generación, la de los hijos de los inmigrantes que forjaron el pueblo, que es la primera generación de carmenses, la de sus padres, fundamentalmente las mujeres que le dieron ese corte matriarcal particular a su lugar como rasgo distintivo, mujeres a las que admira y a las que reconoce como los “personajes” sobresalientes, las protagonistas principales del pueblo y en las que, quizá, se reconoce.

Nada de lo que fotografía le es ajeno ni mucho menos indiferente, sus personajes pertenecen al mundo de sus afectos más próximos, entre los que se encuentran también sus perros, que a veces pueden leerse como hijos, otras como su alter ego.

En síntesis, fotografía su universo personal, pero no por eso exclusivo ni excluyente.

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Instagram/tercyarq 88

LEO ARMELLA Nación Kolla

La Nación Kolla está conformada por pueblos que anteceden al actual Estado Provincial y Nacional, se caracteriza por la pervivencia de su cultura, espiritualidad, sus diferentes artes, que perduran y hoy con mayor vigencia.

Las imágenes corresponden geográficamente a poblaciones andinas y del altiplano (puna) de la actual Provincia de Jujuy – Argentina, fueron registradas durante los últimos 10 años.

En este registro fotográfico se puede observar la idiosincrasia de la Nación Kolla, ceremonias en las que está siempre presente la Pachamama y se realizan para las actividades de la pequeña agroganaderia, el arte textil andino, movilizaciones de las comunidades por los derechos vulnerados sobre su territorio como la megaminería contaminante y los títulos comunitarios de las tierras, en estas participan la totalidad del Ayllu, el trabajo en las Salinas Grandes acosadas por la explotación del Litio, las danzas ancestrales como los Suris, Sikuris, las comidas autóctonas que se realizan para las ceremonias, estas están relacionadas con la medicina, el Campo Santo en la luna del regreso de la Nuna (Fieles difuntos), ferias que se realizan para el intercambio de sus productos utilizando aun métodos antiguos de economía, la educación comunitaria, las festividades por la maduración de los frutos que coinciden con el carnaval, todo esto hace a la forma de vida que mantiene la Nacion Kolla.

Cada una de estas imágenes son el inicio de algo profundo, lleno de historia, la historia que proviene de tiempos ancestrales. Todas estas manifestaciones son el sentir, pensar y hacer de una cultura que va sobreviviendo a los embates de la globalización.

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ELISA PORTELA

Paisaje es quien mira 98

En mis imágenes construyo un espacio de tiempos ambiguos, pero ahí estoy.

La luz que siempre ilumina, se rebalsa y me ciega. Intuyo tras ella algunas formas, árboles blancos, agua de color. Sus distancias tienen otra lógica.

Me reconozco en los recovecos de alguna montaña y entre píxeles puntiagudos.

Territorio inexplorado y misterioso. Hacia allí voy. ...y me pregunto qué es un paisaje, qué distancia implica contemplarlo, cómo determino sus medidas, sus alturas, sus profundidades.

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LUCIO BOSCHI

Celebraciones en los Andes Paso mi vida en los Andes, entre sus comunidades, en sus sendas de altura. Trepo una y otra vez sus abras por que tengo mis pies hundidos en sus caminos, en sus ríos de verano que son piedras y aludes.

Me identifico con su gente. Los busco con los ojos y con las respiración. Necesito estar en contacto con su crudeza y con su música. Intento compartir algunos encuentros de los que he participado y a los que quisiera volver con una ofrenda de turquesas en las manos.

Siento que el universo se expande con la celebración de los pueblos cuando bailan y cantan.

Hay campesinos que trajinan por días para festejar con sus vecinos, a veces tres cerros mas allá y recorren esas distancias con sus animales enflorados.

En el silencio de la montaña se reciben saludos antiguos y peregrinos que se dan en la incesante ceremonia del tiempo.

Las luminarias anuncian la víspera de la costumbre y los hombres emplumados se arrodillan en el santuario elemental que es la Madre Tierra.

Me conmueve la idea de lo esencial, de la elegancia natural y de posibles seres alados. En este lugar, todos los templos están abiertos al costado del camino.

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MARIANA CONDORI Paqari

Aymara “ Eterna la que no envejece ” / Quechua “ Amanecer ” La producción de este trabajo me produjo cuestionamientos para dialogar con mi presente, un reencuentro de experiencias e intercambio. Conviviendo, estando y siendo en el espacio, disfrutando de poder practicar la cultura andina, que me constituye y me implica .

En mis fotografías atesoro el interés y la cercanía por los vínculos generacionales, los rastros, la familia como un concepto de comunidad, donde se parte de una unidad común que se expande.

Las transiciones y la intimidad son gestos que anhelo poder encontrar en las imágenes.

Eustaquia es Paqari, representa ese amanecer cultural que nunca envejece y que transmite su sabiduría sobre nuestro presente.

Mariana Condori

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