Rafael Alberti Merello. (El Puerto de Santa María, Cádiz, 16 de diciembre de 1902 - El Puerto de Santa María, Cádiz, 28 de octubre de 1999). Poeta español de la Generación del 27. Empieza el bachillerato en el Colegio de los Jesuitas del Puerto de Santa María. En 1917 se traslada a Madrid, donde abandona el bachillerato por la pintura, que ejerce una gran influencia en su obra; en 1922 realiza una exposición en el Ateneo. Por motivos de salud se traslada, poco después, a vivir en las sierras de Guadarrama y Rute, donde empieza a escribir sus primeras poesías, recogidas bajo el título de Marinero en tierra. Con este libro obtiene el Premio Nacional de Literatura (1924-25), otorgado por un jurado que integraban Antonio Machado, Menéndez Pidal y Gabriel Miró. A esta obra siguieron La Amante (1925) y El alba de alhelí (1925-26). En sus primeros libros se aprecia claramente la influencia de Gil Vicente, del Cancionero y Romancero españoles y de otros autores como Garcilaso, Góngora, Lope, Bécquer, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado. Su poesía es "popular" -según Juan Ramón Jiménez-, "pero sin acarreo fácil, personalísima, de tradición española, pero sin retorno innecesario, nueva, fresca y acabada a la vez, rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima". Fuente: http://www.cervantes.es/default.htm
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FERIA DEL LIBRO 2015 IES IPAGRO 90 Aniversario “Marinero en tierra” de Rafael Alberti
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Este año dedicamos la Feria del libro a la obra “Marinero en tierra” de Rafael Alberti, en su nonagesimo aniversario del Premio Nacional de Literatura. Es uno de los poemarios más conocidos de Rafael Alberti, miembro de la ‘Generación del 27’ y uno de los literatos más reconocidos del panorama nacional del siglo XX. La obra fue iniciada durante su retiro a la localidad segoviana de San Rafael, donde se recuperó de su afección pulmonar. Por ello, esta creación se centra en la nostalgia del autor al no poder disfrutar del mar de su Cádiz natal. Supone también un retorno a su niñez, perpetuando la memoria de aquel momento, idealizándolo hasta alcanzar una dimensión casi mítica. Unión de tradición y modernidad, el poemario mezcla versos endecasílabos con los del arte menor, el lenguaje popular con el experimental y las estrofas clásicas con las nuevas canciones.
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera; siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera!
Madre, vísteme a la usanza de las tierras marineras: el pantalón de campana, la blusa azul ultramar y la cinta milagrera. ¿A donde vas, marinero, por las calles de la tierra? ¡Voy por las calles del mar!
¡Qué blanca lleva la falda la niña que se va al mar! ¡Ay niña, no te la manche la tinta del calamar! ¡Qué blancas tus manos, niña, que te vas sin suspirar!
Alberti expresa su nostalgia por no poder disfrutar de su tierra natal.
¡Ay niña, no te las manche la tinta del calamar! ¡Qué blanco tu corazón y qué blanco tu mirar! ¡Ay niña, no te los manche la tinta del calamar!