CAPÍTULO 19
El ataque de los arboles belicosos
La mañana siguiente Dorothy se despidió con un beso de la bonita doncella verde y después saludaron todos al soldado de la barba que los había acompañado hasta la puerta. Cuando el guardián volvió a verlos, se extrañó mucho de que quisieran salir de la hermosa ciudad para correr nuevas aventuras; pero en seguida les quitó los anteojos, que volvió a guardaren la caja verde, y les deseó muy buena suerte. —Ahora eres nuestro gobernante —dijo al Espantapájaros—. Así que debes volver lo antes posible. —Lo haré si puedo —fue la respuesta—. Pero primero debo ayudar a Dorothy a regresar a su hogar.
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